San Agustín analiza el tiempo en el Libro IX de las Confesiones. En tal
análisis se revelan claramente dos cuestiones: 1ª) la experiencia del tiempo
tiene su base en la existencia de la memoria. 2ª) el hombre es un ser
eminentemente temporal que hay que poner en relación con la existencia de la
verdad eterna temporal. Con San Agustín, el tiempo deja de estar
relacionado con el cosmos (filosofía griega) y pasa a formar parte de la
conciencia subjetiva del sujeto. Por todo ello, San Agustín, cuando se pregunta
que es el tiempo busca la respuesta dentro de sí mismo y se encuentra - al
sentirlo - con un pasado que ya no es, con un futuro que todavía no es, y, con un
presente que se reduce al minúsculo instante en que el pasado se convierte en
futuro. A pesar de este devenir continuo del tiempo tenemos CONCIENCIA
de la duración lo que nos permite experimentar el tiempo. Y eso es posible
gracias a la existencia de la MEMORIA que tiene la
capacidad de conservar, como IMÁGENES, las huellas que
dejan las efímeras impresiones sensoriales otorgándoles así una duración.
Pues bien, partiendo de la experiencia del tiempo gracias a la memoria podemos
REMEMORAR la extensión de lo grabado en la conciencia lo que nos permite
ser conscientes de LAS TRES DIMENSIONES DEL
TIEMPO PRESENTES EN NUESTRA CONCIENCIA: la memoria (presente de
las cosas idas); la percepción o visión (el instante presente de las
cosas presentes); la espera (el presente de las cosas futuras). Según
esta visión sobre el tiempo agustiniano no sería correcto afirmar que el
pasado existe o el futuro existe. Lo único que existe es la experiencia del
presente que se extiende a través de la rememoración al pasado y al futuro.
En el alma es donde medimos el tiempo del cual podría decirse que es una
extensión del alma ( distentio animi ) y, en donde, existen
unos bordes de esa extensión que viajan hacia el pasado y vienen desde el
futuro, de tal modo que van desvaneciéndose en la oscuridad. (fijarse en el
gráfico que las imágenes del futuro van entrando en el ámbito de la espera
(conciencia) para ir pasando por la memoria y continuar su viaje hacia el pasado
y el olvido). Todas estos tiempos son realmente algo único que confluye en la
conciencia (rememoración).