En los últimos apartados (6,7,8,) del Libro X de la Ética a Nicómaco,
Aristóteles, decide tratar sumariamente el tema de la FELICIDAD
ya que ésta parece ser el fin último del ser humano. Por ello resume todo lo
que anteriormente ha dicho sobre este tema: 1) La felicidad no es un hábito o
disposición, ya que si lo fuera, podría darse también en quien se pasara la
vida durmiendo, o en quien sufriera las mayores desgracias posibles. 2) La
felicidad consiste en una actividad deseable por sí misma y no por causa de
otra cosa. 3) La actividades que se eligen por sí mismas son las actividades
virtuosas ya que lo que es bueno y honesto pertenece al número de las cosas que
son deseables por sí mismas. 4) Todo lo dicho hasta ahora implica que el hombre
feliz es es hombre virtuoso. Por ello, la felicidad es definida por Aristóteles
como la actividad conforme a virtud. Por lo tanto, la felicidad no
está en la diversión sino que implica una vida de esfuerzo y no de juego. En
este contexto, según Aristóteles, el esclavo nunca podría ser un hombre, y no
tanto por su naturaleza de esclavo, sino por la actividad que realiza que nada
tendría que ver con la actividad específicamente humana. 5) La actividad específica
del ser humano reside en la posesión del entendimiento lo que hace que en él
predomine la actividad puramente contemplativa. Tal actividad es la más
excelente y, además, la más continua, pues podemos contemplar continuamente más
que hacer cualquier otra cosa. 6) El placer debe hallarse mezclado con la
felicidad ya que el hombre feliz siente placer al llevar a cabo su actividad
específica de carácter contemplativo. Por otro lado, tanto la felicidad como
la actividad contemplativa son realidades que se bastan por sí mismas ya que el
que lleva a cabo tal actividad nada saca de ella aparte de la contemplación,
mientras que de las actividades prácticas obtenemos siempre algo, más o menos
aparte de la acción misma. 7) La vida más excelente, por tanto, es la vida
conforme a la mente, ya que eso es primariamente el hombre. Esta vida será
también, por consiguiente, la más feliz. 8) Para ser completamente feliz, el
hombre contemplativo, tendrá necesidad del bienestar externo, ya que nuestra
naturaleza no se basta a sí misma para la contemplación, sino que necesita de
la salud del cuerpo, del alimento y de los demás cuidados. Ahora bien, todo
esto no quiere decir que el hombre necesite una superabundancia de tales bienes
materiales, ya que no es necesario dominar el mar y la tierra para ejercitar una
actividad noble. Con recursos moderados se puede practicar la virtud, por lo que
bastará con disponer de una medida sencilla de recursos materiales.