La virtud de la templanza representa el término medio entre el
desenfreno y la insensibilidad. El desenfrenado es aquel que cae en
todos los excesos posibles; mientras que el insensible es aquel que es
incapaz de cualquier deseo (como una piedra).
La virtud de la templanza es un término medio respecto de los placeres.
Ahora bien, según Aristóteles, los placeres pueden referirse al cuerpo o al
alma.
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