Podemos reconocer los enunciados condicionales por su forma.Aunque se presentan con ciertas variantes, la forma más normal es:
Por ejemplo,
A la primera parte de estos enunciados, la que está comprendida entre la palabra "si" y la palabra "entonces", se le llama antecedente. La segunda parte, la que va después del "entonces", se denomina consecuente. Así en el ejemplo dado, damos golpes a un alambre es el antecedente, y éste se calienta es el consecuente. A veces, el enunciado condicionai se presenta con el consecuente delante, suprimiéndose el "entonces":
¿Qué es lo que nos dice un enunciado condicional? Sin duda en muchos casos su semántica es un tanto confusa y su manera de interpretarlo no coincide entonces en diversas personas. Expongamos aqui una interpretación y sirva ésta de base común para seguir y entender el desarrollo del método de razonamiento que se presenta en este libro.
Bien; diremos que lo que nos dice un enunciado condicional es que,en el caso de que el antecedente sea verdadero, el consecuente también es verdadero. Según el ejemplo, cuando cojo un alambre y lo fricciono puedo ver acto seguido que se calienta. Ahora bien, en el caso de que observando un alambre veamos que no se calienta, es decir, que el consecuente es falso, no puedo decir que sea verdad que estemos dándole golpes. Por tanto, en el enunciado condicional se nos dice tambien que cuando el consecuente el falso, el antecedente es a la vez falso.
Hay otra manera de caracterizar lo mismo que hemos dicho en el párrafo anterior: que el consecuente es una condición necesaria para la verdad del antecedente, mientras que el antecedente sólo aporta una condición suficiente para gue el consecuente sea verdadero.(Cuando empleamos aquí el término "necesario" éste no significa lo mismo que en la frase " en una argumentación deductivamente válida la conclusión se sigue necesariamente de las premisas". Sin embargo, alguna relación hay entre los dos usos de ese término). Veamos esto mediante otro ejemplo recogido en el siguiente enunciado condicional: Si llueve, entonces las calles están mojadas.
Hay
cuatro tipos sencillos de argumentos condicionales. Todos ellos tienen dos premisas y un conclusión.Una de las premisas -que por conveniencia didáctica y estética diremos que es primera premisa- es, claro está, un enunciado condicional. La segunda premisa puede ser varias cosas: el antecedente de la primera premisa, o su negación,o bien el consecuente,o su negación. La conclusión es el elemento-antecedente o consecuente-que no aparece en la segunda premisa,o bien su negación.De los cuatro tipos, dos lo son de inferencias válidas, y los otros dos son de inferencias inválidas. Fina Pizarro-Aprender a Razonar-Alhambra
El sábado por la noche, a espaldas de la Gran Via de Madrid,algunos árabes pregonaban la mandanga, y en cada esquina, junto a un cubo de basura, había un David de Donatello, en versión vallecana, a la espera de hacer una chapa por 2.000 pesetas, y un par de legionarios navajeaba a medias a un camello
que acababa de pedir una ración de morcilla en un colmado de Barbieri. Mozos de cuerda vestidos con batas de cola vendian sus cuartos traseros en los
portales a honorables jefes de negociado y en la barra de todos los bares atestados los adolescentes jugaban a los chinos con anfetamínas sobadas antes de rehogarlas en el matarratas. También habia una adorable juventud
que ni siquiera vomitaba en el capó de los coches aunque quería ser feliz
esa noche de sabado.Llevaba la gloria en los ojos y se había adornado la carne con plumas de papagayo.La Gran Vía y el paseo de Recoletos formaban una alta presa que había embalsado una ciénaga donde navegaban posmodernos,gallos de pelea, púberes iniciáticos,navajeros del septimo día y niñas extremadamente delicadas que abrazaban a otros peces oscuros, y bajo las suelas de sus zapatos crepitaban las jeringuillas.
De pronto,en la niebla,por la calle de la Libertad se vio galopar a un hermoso caballo virgen y blanco sin jinete.Huía de ese barrio y sus cascos redoblaban en la calzada. El caballo saltó la valla de Recoletos con una elegancia suprema y por el paseo del Prado llegó al hote Palace.Entró en el vestíbulo piafando en las gradas y se detuvo en el bar bajo la cúpula de esmerados vidrios.Había un público que trataba de ser inglés en las butacas
de la rotonda.Todos bebían suavemente al son del piano, mientras el caballo blanco y virgen, sobre la alfombra,esperaba a aquella muchacha de trenzas doradas.Ella llegó al fin y,con la mano rubia, le palmeó los ijares,luego le invitó a una copa y finalmente subió con él a la habitación,donde ambos hieron el amor hasta la madrugada.
Artículo de Manuel Vicent en el País
Existen tres tipos de esta clase de falacias:
Suelen distinguirse varios Tipos de agumentos Inductivos:
Su Esquema formal podría exponerse así:
La Falacia de la falsa causa presenta dos modalidades:
Es conveniente entender la diferencia entre este tipo de Falacia Non causa pro causa y la Falacia Post hoc,ergo propter hoc.
Nótese que en este tipo de falacia de correlación accidental, el punto de partida no es tanto algo que sucede sino la constatación de un hecho en donde observamos que existe una estrecha relación causal entre dos sucesos. Es decir, mientras que en la falacia post hoc...... primero sucede una cosa y a continuación ocurre otra; en la falacia non causa... observamos que ya dos cosas han sucedido. Aquí la relación temporal no es algo esencial como en la falacia post hoc.... Asi,por ejemplo, podemos observar un número determinado de personas que fuman y tienen cancer no que fumen y que, a continuación, les aparezca el cancer.
Pues bien,la falacia de correlación accidental surge cuando establecemos, sin más, que en dos sucesos relacionados entre sí, uno es la causa del otro.
Parece evidente que la corrección de un argumento depende,entre otras cosas,
del hecho de que los términos presentes en la premisas conserven el mismo significado. Si eso no sucede,entonces nos podemos encontrar con
"cualquier cosa" al llegar a la conclusión.
Pues bien, las Falacias por Equívoco surgen principalmente por este tipo de confusión entre tales términos.
Es conveniente hacer notar que en este tipo de Falacias por Equívoco la forma del argumento puede ser correcta y, sin embargo, al mismo tiempo, falaz dado que no se ha respetado el mismo significado de los términos en las diferentes premisas.
Supongamos estos dos tipos de argumentos:
Es evidente que la Forma es la misma en los dos argumentos.Sin embargo,mientras que el primero no es una falacia el segundo si es una falacia por equívoco. Y tal falacia surge porque en el 2º ejemplo el significado del hombre ("ser humano") de la 1ª premisa no es el mismo significado que el del hombre ("varón") que aparece en la segunda. Este equívoco es lo que provoca la falacia.
Analizemos este otro ejemplo:
Estaríamos ante un argumento no falaz aunque si falso como puede experimentarse analizando la 1ª premisa.
El verbo ser proporciona una fuente inagotable de equívocos ya que podemos usar tal verbo, o bien para definir o predicar algo, como por ejemplo, cuando decimos: Juan es alto; o bien para identificar algo o alguien en un mundo de diferencias. Así, por ejemplo, cuando decimos: Ese que viene por ahí es Juan.
Estos dos usos (Predicativo y de Identidad) del verbo ser son fáciles de confundir y, por ello, ser causa de equívocos.
Nos podemos encontrar tambien con casos en donde el verbo ser tenga, por ejemplo,un uso predicativo en todas sus premisas y, sin embargo, constituir una falacia por equivoco. Ello sucede, por ejemplo, cuando a través del verbo ser atribuimos propiedades de conjunto a lo que unicamente puede recibir propiedades de tipo particular.
Analiza en qué sentido estos argumentos podrían ser Falacias por equivoco:
La Falacia Ad Hominem presenta dos formas:
La diferencia existente entre estos dos tipos de Falacias Ad Hominem reside en que, mientras las circunstancias que rodean al sujeto/s en la Falacia Ad Hominem circunstancial, no se consideran negativas, en el caso de la Falacia ad Hominen Ofensiva si se les considera muy negativamente.
En tal contexto este tipo de Falacia se refiere a aquellos "argumentos" que apelan a la fuerza o poder de algo o de alguien como razón conclusiva que permita establecer la verdad de una conclusión.
Es frecuente el uso de este tipo de Falacia cuando faltan o fracasan los argumentos de caracter racional.
Suelen usar este tipo de "argumento" aquellas personas que detentan algún tipo de poder, ya sea económico, político, social, militar.....
En este tipo de Falacia se omiten las verdaderas razones que podrían llevar a la aceptación o rechazo de lo que se quiere demostrar,y se invocan en su lugar hechos o circunstancias con el unico fín de excitar los sentimientos y emociones del auditorio.
Suelen usar este tipo de argumento todas aquellas personas (casas comerciales, políticos.....etc) que intentan inclinar la opinión de la gente hacia un determinado "producto".Con el fín de decantar al público hacia una posición determinada,el "demagogo" no se preocupa tanto de presentar razones o pruebas de lo que quiere demostrar sino que acudirá prioritariamente a los sentimientos del auditorio.
Se puede apelar a los sentimientos raciales de la gente, a los sentimientos de inseguridad, a los sentimientos de placer, a los sentimientos de envidia y grandeza....
Tal tipo de falacia se comete cuando recurrimos al sentimiento de respeto que se tiene hacia alguien que se considera una autoridad, para conseguir así el asentimiento hacia una conclusión.
Ahora bien, no siempre que se recurre a una autoridad en una materia se está cayendo en la falacia ad verecundiam . Así, por ejemplo, cuando no tenemos una idea muy clara sobre alguna cuestión y nos basamos en alguna autoridad para intentar buscar cierto fundamento a tal idea, o cuando citamos a alguna autoridad en una determinada materia con el objeto de buscar cierto apoyo a lo que estamos diciendo,entonces no estamos actuando falazmente.
Unicamente incurrimos en tal tipo de falacia ad verecundiam:
Aunque la falacia ad verecundiam se ha usado a lo largo de toda la historia del pensamiento, fue, sin embargo, durante la época medieval y renacentista cuando más uso se hizo de ella. En aquella época, citar las opiniones de Aristóteles o Platón constituían, la mayoría de las veces, el punto final en una argumentación.
Un ejemplo claro de falacia ad verecundiam, típico de la tradición escolástico-medieval, puede observárse en un pasaje de la obra del filósofo aristotélico italiano Pietro Pomponazi, denominada
De Incantationibus
Lo que caracteriza a esta Falacia es el pretender que porque algo no se sepa o no se haya probado que es verdad, entonces es falso. Y viceversa.
El que a veces no se esté en posición para demostrar o refutar una afirmación, ello no implica que tal imposibilidad sea motivo suficiente para proclamar su falsedad o verdad.
Este tipo de Falacia puede considerarse como una caso particular de la Falacia ad hominem.
La Falacia tu quoque se aplica a todos aquellos "argumentos" en los que, en vez de replicar a un contrincante dialéctico exponiendo razones, se desvía la cuestión recordando lo que tal contricante ha dicho o hecho en el pasado con el objetivo de señalar la falsedad de lo que en esos momentos tal contrincante está defendiendo.