En relación con el tema de la Falacia naturalista , en G.E.Moore, habría que tener en cuenta lo siguiente:
Se comete la falacia naturalista cuando alguien pretende, a partir de un razonamiento que contiene
enunciados exclusivamente descriptivos, inferir, sacar conclusiones categóricas, imperativas:
Esta frase es formal y pretendidamente informativa.Se nos pretende informar que el citado centro posee la propiedad de ser feo,propiedad que Oriol Bohigas se cree evidentemente,capaz de detectar,como detectaría si se lo propusiera propiedades tales como la altura de n metros de la fábrica en cuestión,la coloración ocre ladrillo de enfoscado de la fachada etc.Pero este Hospital General no es feo, como tampoco es bello , porque no puede ser ni lo uno ni lo otro, como no puede serlo objeto alguno, sea natural,sea resultado de la creación del hombre,en razón de que fealdad o su inversa la belleza no son propiedades de los objetos a los que se les atribuye. Prueba de ello es lo siguiente: ¿qué información se obtiene respecto del edificio citado cuando se dice de él que es feo? Ninguna. Cada cual puede imaginárselo como pueda. O mejor dicho ha de figurarse que conceptos tiene de feo y como lo aplicaría a un determinado objeto concreto.
No ocurre así obviamente cuando se dice de ese objeto cual es su extensión,
su altura, su color, su estado de reposo o movimiento,et.Por tanto, el enunciado de Oriol no informa respecto del objeto en cuestión absolutamente nada. De otra forma: fealdad,belleza no son, ni lo han sido nunca, predicados de ningún objeto, y, en consecuencia, usarlos como tales compone algo así como una alucinación parcial, en que que se ve en el objeto algo que en tal objeto no existe.Más no sólo es imposible que que se nos pueda informar acerca de algo que no existe,como en este caso la fealdad.Es tambien naturalmente imposible que Oriol Bohigas,que posee muchas capacidades,posea además la de detectar en los objetos propiedades que no existen.De manera que se equivoca doblemente;primero,porque atribuy propiedades que no son tales,porque se atribuye una capacidad imposible.Si fealdad,belleza,bondad,etc fueran propiedades de algunos objetos,
todos aquellos de los cuales se predicara,por ejemplo,que son feos tendrían justamente ese rasgo común. "La naranja roja" y la "bandera roja",popr distintos que sean en tanto que objetos,tienen esta evidenciable propiedad común:la rojez. ¿Qué tienen de común ese hospital del que erroneamente se predica que es feo y algún médico o arquitecto de los que se pudiera decir que es feo?
Pero Oriol Bohigas informa,no obstante, aunque sin pretenderlo,con su dicho enunciado,si bien de otro objeto y no del hospital que construyera Sabatini.
Informa de sí mismo, en el sentido de "persona que,al enfrentarse con el antiguo hospital,hoy Centro Cultural Reina Sofía, emite juicios que no son de hecho,como si fueran de hecho",lo cual tiene su importancia a la hora de saber a qué atenerse respecto de los instrumentos lógicos del sujeto de la enunciación,en este caso,mi admirado arquitécto barcelonés.
Los juicios de valor se pueden emitir de buena y de mala forma.
Buena es, pongamos por caso, decir "este hospital me parece (o locución afín) feo,incluso más feo que el Escorial". Es mala cualquiera enunciación de la forma "X es feo", adecuada para los juicios de hecho, descriptivos, constatativos, inadecuada para los de valor, precisamente porque inadvierte entonces la categoría valorativa del juicio enunciado.Y al ofrecerlo como juicio de hecho,considera implícitamente cualquier valor como objetivo,es decir,como propiedad de objeto que sea.Y al no serlo,se alucina como en efecto parece que alucina Oriol cuando ve la fealdad al situarse antel el hospital.
La consecuencias de una defectuosa construcción de los juicios de valor,
mediante la cual se trata de hacer pasar éstos como juicios de hecho, son serias:quien no comulgue con el emisor de los mismo es considerado incapaz para detectar lo que tan nitidamente parece detectar él. Mucho de los alucinantes denuncian la incapacidad para percibir de aquellos que niegan percibir lo que ellos alucinan.Un incorrecto juicio de valor es,por tanto, una definición errónea de sí mismo (soy capaz de detectar la fealdad de X) y una definición errónea de los demás (son incapaces de detectar la fealdad de
X). O, lo que es el mismo, el establecimiento de las posiciones de ambos interlocutores en el acto de comunicación. "Poseo esa capacidad,luego soy superior;los demás no la poseen,luego son inferiores".
La exaltación recalificadora de sí mismo está en proporción exactamente inversa a la depreciación descalificadora de los demás.Los juicios de valor incorrectamente enunciados por su defectuoso planteamiento carecen de la propiedad de ser discutibles, y además exigen la paciencia sin límites del que los escucha o los lee.Y comportan para quienes los formulan el triple dogmatismo de creer a pies juntillas: a)que en el ámbito de los valores existe la verdad y que es posible alcanzarla;b)que ellos son poseedores de esa verdad,porque les es dable alcanzarla en todo momento;c)que los demás para su desgracia, no sólo están en el error, sino que carecen de la posibilidad de subsanarlo.
Pero al dogmático, imposibilitado de argumentar con lógica sin posiblidad de recurso al raciocinio cuando se le aprieta para la demostración de la objetividad de su aseveración valorativa,sólo le queda aludir al argumento de autoridad - un seudoargumento,como se sabe- que es una forma, como cualquier otra, de imposición dictatorial. Pero no del tipo de despotismo al uso al uso en la ilustración-ese despotismo que Oriol tambien ve en en la estructura de la fábrica de hospital que percibe feo-,sino de ese otro,usual el siglo que corre,que denomina terrorismo. Pues de la afirmación imposible, pero con caracter de fáctica, "el Hospital general -hoy Centro Cultural Reina Sofía- es feo",a la deseable, y hasta posible, demolición del mismo,si se le dejara, no hay más que un paso:el que separa el pensamiento demoledor de su conversión en acción demoledora....¡Dios nos coja confesados!.