Cicloturismo por la Vía Verde Senda del Oso
Llegamos a Trubia (Oviedo) en una tarde del mes de Julio del 2008 [sabado 5 de Julio]. Viajamos 5 amigos (Ramón, José Antonio, Toni, Buján y yo (Paco). Llevamos 2 coches. En el Todoterreno metemos las bicis, y, en él, viajamos Ramón y yo. En el otro coche lo hacen José Antonio, Toni y Buján. Salimos de Galicia sobre las 12 de la mañana. Tenemos reservado hospedaje en Trubia, concretamente, en el Hostal-Restaurante Casa Santi, lugar muy aconsejable, tanto por el trato familiar que nos han dispensado, como por el hecho de que, el Hostal, se halla pegado a la misma ruta de la Vía Verde de la Senda del Oso. El viaje en coche lo hacemos, saliendo desde Ferrol y Pontedeume, pasando por As Pontes, Mondoñedo y Lourenzá, en donde paramos para comer en O Pipote. Desde Lourenzá seguimos en dirección a Ribadeo. Cruzamos a Ponte dos Santos y nos situamos en Asturias. Hasta Trubia iremos pasando por tramos de autovía finalizados y no-finalizados, algo que hace el recorrido lento y tedioso. Llegaremos a Trubia sobre la 6 de la tarde. Al llegar y, despues de colocar nuestras cosas en las respectivas habitaciones, decidimos aprovechar las pocas horas que quedan de día para hacer un pequeño recorrido en bicicleta pero que, al final, (ida y vuelta) nos representarará, desde Trubia a Oviedo, siguiendo la Vía Verde de Fuso de la Reina, unos 37 kilómetros de ruta cicloturista. La descripción de la misma, - llevada a cabo en la tarde del 5 de Julio del 2008 -, así como las bondades de la cena que degustamos esa noche, la hemos hecho en otro Post.
El Domingo, 6 de Julio del 2008, y, despues de tomarnos un copioso desayuno, salimos sobre las 9 de la mañana. Aunque la Senda del Oso comienza propiamente en Tuñón, situado a unos 3 kilómetros de San Andrés, nosotros comenzamos la ruta en esta localidad, ya que aquí se encontraba el Hostal en el que descansamos. A unos 100 metros del alojamiento, tomamos un desvío a la derecha que nos lleva directamente a la Senda del Oso, a través de a una pequeña, pero, pronunciada cuesta, que decidimos hacer caminando reposadamente. Al llegar al final de la subida, montamos en las bicicletas y comenzamos a pedadelar ascendiendo muy ligeramente. Al poco rato, pasamos por Tuñón. Seguimos hacia delante y hacemos una parada en Villanueva. Allí, un desvío nos señala la posibilidad de acercarse a visitar (aunque ya fuera de la Vía Verde) el Desfiladero de las Xanas. [Las Xanas eran mújeres de la mitología asturiana, rubias y de pequeña estatura, que habitaban en las aguas, las fuentes y las cuevas. Salían la noche de San Juán a romper su encantamiento, pagando sus ricos tesoros a aquellos que les ayudaban. Al decidir dejar, para otra ocasión, la visita al Desfiladero de las Xanas, perdemos también la posibilidad de encontrarnos con alguna de ellas. ¡Otra vez será!].
Continuámos hacia adelante por la Vía Verde, lo que nos permitirá, entre túneles, desembocar en el valle que nos lleva hasta Proaza. Allí en la antigua Casa Rectoral se acoge la Casa del Oso. Hacemos una breve parada, en el cercado Monte del Oso, para contemplar la no muy edificante visión de 3 osos en cautividad ( dos están juntos moviéndose nerviosamente de un lado a otro; mientras que el otro está mas alejado y reposando en una esquina del recinto ). Lo cierto es que no nos interesa mucho si los osos eran "Paca y Tola" o "Tola y Paca". Uno de los compañeros de ruta comenta, y, estoy de acuerdo con él, que los osos parecían seres mecánicos programados, ya que efectuában siempre los mismos y repetitivos gestos. A mí, concretamente, me recordaron los movimientos que realizan los personajes de un juego de ordenador antes de dar comienzo el juego. Dejamos el espectáculo y seguimos hacia delante pues preferiríamos (aunque esto parece algo imposible) ver a la lejanía algún oso en libertad. Desde Proaza, y, siempre en ligera ascensión, seguimos pedaleándo para encontrárnos, un poco más adelante, con otro lugar espectacular: el Desfiladero de Peñas Xuntas de Teberga. Hacemos otra parada obligatoria y disfrutamos del paisaje. Abandonamos el desfiladero y nos dirigimos hacia Caranga de Abajo. Al llegar aquí nos encontrarémos con una BIFURCACIÓN que nos permite elegir entre dos alternativas: una de ellas nos conduce ( por un sendero maravilloso ) hacia el Valle de Quirós; la otra nos permite llegar ( siguiendo un sendero espectacular ) a Entrago. [De repente me viene a la mente la paradoja del Asno de Buridán]. Nosotros decidirémos llevar a cabo las dos alternativas; y, con ello, no estoy seguro de haberlo hecho por ser más listos que el Asno de Buridán. Quizás por serlo menos, no nos dejamos comer el coco y, en vez de ponernos a darle vueltas a la cabeza y pensar, ansiosamente, en que las dos alternativas son maravillosas y, mientras tanto, no decidirse por ninguna de ellas; tomamos la determinación de llevar a cabo, primeramente, una (Valle de Quirós) y, despues, la otra (Entrago). No existe mejor medida, para andar en bicicleta, que ser un cicloturista más torpe que los mismos asnos.
En principio, por lo tanto, tomamos la bifurcación en dirección a Quirós. El sendero sigue siendo espectacular lo que nos permite ser conscientes de como vamos ascendiendo y, al mismo tiempo, contemplar, desde arriba, a Caranga de Abajo. Al poco rato nos encontramos con el Desfiladero de las Peñas Xuntas de Quirós (espectacular) en donde existe un tunel iluminado y un corto pero pronunciado descenso. A continuación, no podría ser de otro modo, nos encontramos con otro corto, pero, pronunciado ascenso. [A la vuelta, Carpente y Yo, ( no pregunté a Toni y Buján si hicieron lo mismo ) bajarémos a tope, por lo que el propio impulso de la bicicleta nos permitirá ascender algo más de la mitad del repecho]. Pasado el tunel, y, despues de pedalear durante un tiempo, nos encontrarémos con el Embalse de Valdemurio. Estamos ante un lugar precioso y tranquilo, en donde numerosos pescadores lanzan su caña a un embalse de aguas verdosas. Existe también un centro en donde se pueden alquilar bicicletas y, creo que, también, piragüas. Hacemos una parada y echamos un vistazo al mapa que nos señala ( para ello, hay que cruzar un puente de madera que atraviesa el embalse ) la dirección hacia Santa Marina ( a unos 9 kilómetros ) en el Concejo de Quirós. Decidimos retroceder aquí, ( aunque con la promesa de volver ), ya que tenemos que llegar a Entrago, y, volver, de nuevo, a Trubia. Desde el Embalse damos la vuelta y nos dirigimos, de nuevo, al cruce de Caranga de Abajo. El recorrido de vuelta se realiza siempre en bajada ( exceptuando la subida al tunel del que he hablado anteriormente ), y, si se quiere, se puede hacer, casi, sin necesidad de dar pedales. José Antonio Carpente y yo decidimos pedalear con cierto ritmo. La bajada, suave, pero espectacular, nos permite llegar, de nuevo, a la bifurcación en Caranga de Abajo.
Desde aquí tomamos, ahora, la dirección hacia Entrago. Al poco rato hacemos una parada obligatoria para poder contemplar el impresionante Desfiladero de Valdecerezales. Subimos de nuevo en las bicicletas, lo que nos permite llegar, por fín, y, siempre en ligera ascensión, a Entrago. Paramos en una explanada, ( con un buen espacio de aparcamiento para coches y autocaravanas ), y, en donde existen mesas y alguna fuente. Esperamos la llegada de Ramón, el cual, en su Todoterreno, transporta los víveres que nos permitirán reponer fuerzas. Nos sentamos en una de las mesas y comemos algo tranquilamente. Despues nos dirigimos hacia la localidad de Entrago. Allí, en un bar, nos tomamos unos helados y unos cafés, y contemplamos la salida de la Formula I. Subimos de nuevo en las bicicletas y hacemos, siguiendo la misma ruta de ida, [a excepción, claro está, del recorrido que nos conduciría a Quirós a partir de Caranga de Abajo], el camino de vuelta desde Entrago a Trubia. El recorrido, aún siendo el mismo que el de la ida, sigue siendo una maravilla. Además, en su mayoría, se realiza en un suave descenso, lo que nos permite pedalear sin mayores dificultades. Sin apenas hacer paradas llegamos al Hostal Santi en Trubia. No damos una refrescante ducha, montamos las bicicletas en el Todoterreno y nos volvemos, de nuevo, a casa, llevando en la retina y en la memoria escenas de un paisaje extradordinario de la Vía verde de la Senda del Oso, en esta entrañable Asturias.
El Domingo, 6 de Julio del 2008, y, despues de tomarnos un copioso desayuno, salimos sobre las 9 de la mañana. Aunque la Senda del Oso comienza propiamente en Tuñón, situado a unos 3 kilómetros de San Andrés, nosotros comenzamos la ruta en esta localidad, ya que aquí se encontraba el Hostal en el que descansamos. A unos 100 metros del alojamiento, tomamos un desvío a la derecha que nos lleva directamente a la Senda del Oso, a través de a una pequeña, pero, pronunciada cuesta, que decidimos hacer caminando reposadamente. Al llegar al final de la subida, montamos en las bicicletas y comenzamos a pedadelar ascendiendo muy ligeramente. Al poco rato, pasamos por Tuñón. Seguimos hacia delante y hacemos una parada en Villanueva. Allí, un desvío nos señala la posibilidad de acercarse a visitar (aunque ya fuera de la Vía Verde) el Desfiladero de las Xanas. [Las Xanas eran mújeres de la mitología asturiana, rubias y de pequeña estatura, que habitaban en las aguas, las fuentes y las cuevas. Salían la noche de San Juán a romper su encantamiento, pagando sus ricos tesoros a aquellos que les ayudaban. Al decidir dejar, para otra ocasión, la visita al Desfiladero de las Xanas, perdemos también la posibilidad de encontrarnos con alguna de ellas. ¡Otra vez será!].
Continuámos hacia adelante por la Vía Verde, lo que nos permitirá, entre túneles, desembocar en el valle que nos lleva hasta Proaza. Allí en la antigua Casa Rectoral se acoge la Casa del Oso. Hacemos una breve parada, en el cercado Monte del Oso, para contemplar la no muy edificante visión de 3 osos en cautividad ( dos están juntos moviéndose nerviosamente de un lado a otro; mientras que el otro está mas alejado y reposando en una esquina del recinto ). Lo cierto es que no nos interesa mucho si los osos eran "Paca y Tola" o "Tola y Paca". Uno de los compañeros de ruta comenta, y, estoy de acuerdo con él, que los osos parecían seres mecánicos programados, ya que efectuában siempre los mismos y repetitivos gestos. A mí, concretamente, me recordaron los movimientos que realizan los personajes de un juego de ordenador antes de dar comienzo el juego. Dejamos el espectáculo y seguimos hacia delante pues preferiríamos (aunque esto parece algo imposible) ver a la lejanía algún oso en libertad. Desde Proaza, y, siempre en ligera ascensión, seguimos pedaleándo para encontrárnos, un poco más adelante, con otro lugar espectacular: el Desfiladero de Peñas Xuntas de Teberga. Hacemos otra parada obligatoria y disfrutamos del paisaje. Abandonamos el desfiladero y nos dirigimos hacia Caranga de Abajo. Al llegar aquí nos encontrarémos con una BIFURCACIÓN que nos permite elegir entre dos alternativas: una de ellas nos conduce ( por un sendero maravilloso ) hacia el Valle de Quirós; la otra nos permite llegar ( siguiendo un sendero espectacular ) a Entrago. [De repente me viene a la mente la paradoja del Asno de Buridán]. Nosotros decidirémos llevar a cabo las dos alternativas; y, con ello, no estoy seguro de haberlo hecho por ser más listos que el Asno de Buridán. Quizás por serlo menos, no nos dejamos comer el coco y, en vez de ponernos a darle vueltas a la cabeza y pensar, ansiosamente, en que las dos alternativas son maravillosas y, mientras tanto, no decidirse por ninguna de ellas; tomamos la determinación de llevar a cabo, primeramente, una (Valle de Quirós) y, despues, la otra (Entrago). No existe mejor medida, para andar en bicicleta, que ser un cicloturista más torpe que los mismos asnos.
En principio, por lo tanto, tomamos la bifurcación en dirección a Quirós. El sendero sigue siendo espectacular lo que nos permite ser conscientes de como vamos ascendiendo y, al mismo tiempo, contemplar, desde arriba, a Caranga de Abajo. Al poco rato nos encontramos con el Desfiladero de las Peñas Xuntas de Quirós (espectacular) en donde existe un tunel iluminado y un corto pero pronunciado descenso. A continuación, no podría ser de otro modo, nos encontramos con otro corto, pero, pronunciado ascenso. [A la vuelta, Carpente y Yo, ( no pregunté a Toni y Buján si hicieron lo mismo ) bajarémos a tope, por lo que el propio impulso de la bicicleta nos permitirá ascender algo más de la mitad del repecho]. Pasado el tunel, y, despues de pedalear durante un tiempo, nos encontrarémos con el Embalse de Valdemurio. Estamos ante un lugar precioso y tranquilo, en donde numerosos pescadores lanzan su caña a un embalse de aguas verdosas. Existe también un centro en donde se pueden alquilar bicicletas y, creo que, también, piragüas. Hacemos una parada y echamos un vistazo al mapa que nos señala ( para ello, hay que cruzar un puente de madera que atraviesa el embalse ) la dirección hacia Santa Marina ( a unos 9 kilómetros ) en el Concejo de Quirós. Decidimos retroceder aquí, ( aunque con la promesa de volver ), ya que tenemos que llegar a Entrago, y, volver, de nuevo, a Trubia. Desde el Embalse damos la vuelta y nos dirigimos, de nuevo, al cruce de Caranga de Abajo. El recorrido de vuelta se realiza siempre en bajada ( exceptuando la subida al tunel del que he hablado anteriormente ), y, si se quiere, se puede hacer, casi, sin necesidad de dar pedales. José Antonio Carpente y yo decidimos pedalear con cierto ritmo. La bajada, suave, pero espectacular, nos permite llegar, de nuevo, a la bifurcación en Caranga de Abajo.
Desde aquí tomamos, ahora, la dirección hacia Entrago. Al poco rato hacemos una parada obligatoria para poder contemplar el impresionante Desfiladero de Valdecerezales. Subimos de nuevo en las bicicletas, lo que nos permite llegar, por fín, y, siempre en ligera ascensión, a Entrago. Paramos en una explanada, ( con un buen espacio de aparcamiento para coches y autocaravanas ), y, en donde existen mesas y alguna fuente. Esperamos la llegada de Ramón, el cual, en su Todoterreno, transporta los víveres que nos permitirán reponer fuerzas. Nos sentamos en una de las mesas y comemos algo tranquilamente. Despues nos dirigimos hacia la localidad de Entrago. Allí, en un bar, nos tomamos unos helados y unos cafés, y contemplamos la salida de la Formula I. Subimos de nuevo en las bicicletas y hacemos, siguiendo la misma ruta de ida, [a excepción, claro está, del recorrido que nos conduciría a Quirós a partir de Caranga de Abajo], el camino de vuelta desde Entrago a Trubia. El recorrido, aún siendo el mismo que el de la ida, sigue siendo una maravilla. Además, en su mayoría, se realiza en un suave descenso, lo que nos permite pedalear sin mayores dificultades. Sin apenas hacer paradas llegamos al Hostal Santi en Trubia. No damos una refrescante ducha, montamos las bicicletas en el Todoterreno y nos volvemos, de nuevo, a casa, llevando en la retina y en la memoria escenas de un paisaje extradordinario de la Vía verde de la Senda del Oso, en esta entrañable Asturias.
El recorrido total fue de 58 km repartidos de la siguiente forma:
13 km de San Andrés (Hostal Casa Santi) al cruce de Quirós.
5,5 x 2 = 11 km del cruce al Embalse de Valdemurio (ida y vuelta)
10,5 km desde el cruce hasta Entrago.
23,5 km desde Entrago hasta San Andrés (Hostal Casa Santi)
La vuelta a casa (ya en coche) la hacemos por caminos distintos. Ramón propone ir de Trubia hacia León, subiendo el puerto de la Ventana, y, desde ahí, acceder a la autovía para dirigirse a Galicia. Buján propone hacerlo por Somiedo y Villablino, para desembocar en Ponferrada. [Con lo fácil que sería - tal como señala Carpente - haber ido de San Andrés a Oviedo ( a menos de 20 kilómetros ), y, allí, coger la autopista hacia León.] No nos ponemos de acuerdo. Ellos hacen este último recorrido. Ramón y yo, nos vamos por León para desembocar en la autovía. Quedamos en reunirnos en Vega de Valcarce. En la subida al Puerto de la Ventana me mareo y tenemos que parar. Hacemos 70 kilómetros más y cuando llegamos a Vega de Valcarce ya nos estaban esperando, con cara de satisfacción, nuestros amigos. A pesar de todo, afirmaron que la carretera, desde Trubia a Ponferrada, estaba llena de curvas. Desde Vega de Valcarce vamos juntos hasta Pontedeume. Al llegar, bajamos la bicicletas de Toni, José Antonio y Bujan, que ya se quedan allí. A mí, Ramón, me acercara a Ferrol. Llegamos a las 11,45 de la noche. Mi nieto me está esperando inquieto. Me despido de Ramón el cual tendrá que volver aún a su casa. Estamos cansados pero contentos porque, además de cultivar la mente y el cuerpo, [Mens sana in corpore sano], hemos disfrutado de lo lindo. ¡Hasta la próxima! [VER VIDEO] [VER MAPA] [VER ANIMACIÓN]
13 km de San Andrés (Hostal Casa Santi) al cruce de Quirós.
5,5 x 2 = 11 km del cruce al Embalse de Valdemurio (ida y vuelta)
10,5 km desde el cruce hasta Entrago.
23,5 km desde Entrago hasta San Andrés (Hostal Casa Santi)
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