Nuestro conocimiento racional a priori sólo se refiere a fenómenos y deja
la cosa en sí como no conocida por nosotros, a pesar de ser real por sí misma.Pues lo
que nos impulsa ineludiblemente a traspasar los límites de la experiencia y de todo
fenómeno es lo incondicionado que la razón, necesaria y justificadamente, exige....
reclamando la serie completa de las condiciones. Ahora bien, suponiendo que nuestro
conocimiento empírico se rige por los objetos en cuanto cosas en sí, se descubre que lo
incondicionado no puede pensarse sin contradicción; por el contrario, suponiendo que
nuestra representación de las cosas, tal como nos son dadas, no se rige por éstas en
cuanto cosas en sí, sino más bien esos objetos, en cuanto fenómenos, se rigen por
nuestra forma de representación, desaparece la contradicción.
(Kant. Prólogo 2ª edición Crítica de la razón pura)