Dado que existen sujetos que gozan menos de lo debido
(morigerado) de los placeres corporales, el hombre continente ocupa el lugar
INTERMEDIO entre éste y el incontinente. El incontinente se aparta de la
regla por exceso; éste, por defecto; el continente se atiene a ella y no se
desvía en un sentido u otro. Tanto el continente como el morigerado no
hacen nada contrario a la razón. Lo que sucede es que el continente tiene
apetitos malos, mientras el morigerado no siente nada. Del mismo modo, se
parecen el incontinente y el desenfrenado ya que ambos persiguen los
placeres corporales. Lo que sucede es que uno ( desenfrenado ) cree que está
bien y debe hacerlo, mientras que el segundo ( incontinente ) piensa que no debe hacerlo
aunque, al desoír a su razón, acaba haciéndolo.