El estoicismo medio
Posidonio

Posidonio, como casi todos los estoicos importantes, era asiático: nació en Apamea, en Siria, entre el 140 y el 130 a.C. Estudió en Atenas y fue discípulo de Panecio. En el 86 el gobierno de Rodas lo mandó a Romi como embajador.
Entre los filósofos griegos, Posidonio es ciertamente el que más viajes hizo: «Vio con sus ojos el ocaso de sol sobre el Atlántico, más allá de los límites del mundo conocido, y la costa africana donde los árboles están cargados de monos.» De hecho era un sabelotodo: enseñaba meteorología, etnología, astronomía, psicología física, historia y, obviamente, filosofía. Su escuela surgió en Rodas, y, en poco tiempo, se hizo tan famosa que muchos romanos iban allí para completar sus estudios Entre ellos, incluso personajes importantes como Pompeyo y Cicerón.
El día en que se presentó Pompeyo, Posidonio se encontraba fatal: tenía agudos dolores gástricos. Pero, como buen estoico, acogió a su huésped con una sonrisa en los labios. «Nunca permitiré a un dolor físico -dijo-, que me impida conocer a un hombre que ha hecho un viaje tan largo para verme.» El encuentro, según cuenta Cicerón, fue memorable: Posidonio discutió largo y tendido sobre el principio de la no existencia del bien fuera de la virtud. A cada ataque particularmente agudo exclamaba: «¡No te saldrás con la tuya, dolor! ¡Por molesto que seas, jamás te daré la satisfacción de considerarte un mal!»" Y el dolor, en efecto, no consiguió salirse con la suya: murió cuando contaba casi noventa años.
Tanto Panecio como Posidonio, flexibilizados por la gran cantidad de viajes, encuentros y experiencias, terminaron entibiando la intransigencia de los primeros estoicos y así revalorizaron la categoría de los indiferentes. Como ya había constatado en su momento Aristóteles en la Etica Nicomaquea, admitieron que la virtud, por sí sola, no conseguía garantizar una buena existencia, sino que eran necesarias también la salud y algo de dinero».

Presentación