Algunas reflexiones sobre los estoicos y los epicúreos

¿Quiénes son hoy los estoicos y los epicúreos? ¿Cómo se puede reconocerlos? ¿Qué cara tienen? No es muy difícil. El estoico es un individuo que cree firmemente en su misión mora:- debe cumplirla. Tiene siempre necesidad de un Gran Proyecto que dé sentido a su vida. Con el temor, empero, de que dicho Proyecto pueda llegar a realizarse de verdad, por lo general el estoico se lo elige dificilísimo, muy probablemente irrealizable, y en cualquier caso nunca al alcance de un individuo normal. Lo importante es poder sufrir en nombre de algo que tenga un significado moral.
Son estoicos todos los que creen en el Gran Amor, único, eterno e indisoluble. Es obvio que no lo encuentran jamás, aunque esto no los exime de buscarlo asiduamente, sin rebajarse nunca a compromisos. Su lema es: O Todo o Nada.»
Son estoicos los cristianos, los verdaderos. Tienen como objetivo el Paraíso y desean ganárselo a través de la mortificación de la carne y la elevación del espíritu. Entre sus frases favoritas: «Hemos nacido para sufrir» y «Los últimos serán los primeros.»
Son estoicos los marxistas: la meta de su vida es obtener la Justicia para Todos, sin excluir a nadie. También aquí nos encontramos ante un fin no alcanzable a breve plazo: el Sol del Porvenir, lo dice la palabra misma, es algo que tiene relación con el Porvenir. Mientras se lo espera, hay previstas revoluciones, dictaduras del proletariado y otras fases intermedias bastante molestas.
Es estoico Marco Pannella: él querría resolver sobre todo el problema del Hambre en el Mundo, de todo el Mundo. Si le propusiesen un programa más limitado, por ejemplo el hambre en el barrio napolitano de San Carlo all'Arena, lo rechazaría de inmediato, aunque sólo fuera porque correría el riesgo de llevarlo a cabo. Entretanto, viviendo en un país donde la tortura escasea, se ve obligado a autotorturarse, por lo que ayuna, se amordaza solo y sufre.
El epicúreo es de muy otra índole: consciente de la precariedad de la vida, se fija pequeñas metas que puedan conseguirse en breve término.
Es epicúreo el empleado que solicita un aumento de sueldo para resolver un problema concreto durante el año en curso. Es epicúreo quien da su voto de preferencia a un partido que, en vez de prometerle Justicia, Libertad y Felicidad, le propone una mejora gradual de la vida, a través de una política hecha de pequeños pasos. Es epicúreo quien sigue viviendo con un compañero, del que no está verdaderamente enamorado, pero con el que ha acordado un modus vivendi de recíproca tolerancia.
Las ventajas y desventajas de estas formas de ser están equitativamente distribuidas entre ambas corrientes de pensamiento. Por lo general, los epicúreos son
individuos más serenos, más en paz con el mundo, casi siempre sonrientes. Los estoicos son, en cambio, óptimos trabajadores: aunque jueguen a los naipes, lo hacen con máxima dedicación. El epicúreo desdeña la política activa y difícilmente consigue tener éxito como jefe de industria: es más bien un campeón de lo privado que de la sociedad civil. Pirelli, para llegar a ser Pirelli, habrá sido con seguridad un estoico: un epícureo, en su lugar, se habría contentado con ser traficante de objetos de goma en general.
Antes de unirse en matrimonio, no estaría mal que ambos contrayentes, en vez de fijarse en su respectivo signo zodiacal, se informaran sobre el índice de estoicismo y epicureísmo del futuro cónyuge.

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