PERIODO PATRISTICO
(Nota: para llevar a cabo este resumen hemos seguido la Filosofía Medieval de Gilson)

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APOLOGISTAS:
SAN JUSTINO
Obras: Primera apología (150) dirigida al emperador Adriano. Segunda apología dirigida a Marco Aurelio. Diálogo con Trifón (160). En esta obra expresa las razones que le llevaron a convertirse al cristianismo hacia el 130 d. d. Cristo.: "las preocupaciones religiosas ocupaban entonces una gran parte de la especulación filosófica griega. Convertirse al cristianismo era, con frecuencia, pasar de una filosofía con preocupaciones religiosas, a una religión capaz de consideraciones filosóficas".
Justino relata su trayectoria vital hacia la búsqueda de la verdad pasando por los estoicos, los cuales, según él, ignoraban a Dios y pensaban que no era necesario conocerle; por los peripatéticos que le pedían dinero por sus enseñanzas y los pitagóricos que exigían que aprendiese música, astronomía y geometría y Justino no tenía tiempo para ello. Fue Platón, afirma, que le cautivó, en un primer momento, hasta que un anciano le preguntó acerca de Dios y del alma y, como él respondiese exponiendo los puntos de vista de Platón sobre Dios y la transmigración de las almas, el viejo le hizo ver su incoherencia. Si las almas –afirmó- que han visto a Dios han de olvidarle después su dicha no es más que una miseria, y si los que son indignos de verle permanecen ligados al cuerpo en castigo de su misma indignidad, este castigo es inútil, puesto que no saben que están castigadas. Además si el alma es inmortal- señala el anciano- no es por ser principio de vida , como Platón señala, sino porque la recibe, según enseñan los cristianos. El alma sirve porque Dios lo quiere y por todo el tiempo que él quiere. Justino le pregunta donde puede leer esta doctrina y el anciano le señala el antiguo y el nuevo testamento. Su suerte estaba echada. La verdad es que, en esos momentos, el hombre se encontraba ante un panorama nuevo. El cristianismo aparecía como una nueva solución (ecléctica pero novedosa) que hacía frente también a los problemas que los filósofos habían planteado. Una religión fundada en la fe no tenía reparos en presentarse como algo que también decía ser capaz de resolver problemas filosóficos.
Para Justino todos los hombres y no solamente los judíos podían alcanzar la verdad y la salvación. Su mensaje paulista también estaba llamado a calar hondamente. Afirma que si se admite que Dios ha revelado únicamente la verdad a través de Cristo, entonces no debería culparse a aquellos que han vivido antes que Él el haber sido culpables de haberle ignorado. El mensaje de Jesús tiene carácter universal y todos los hombres podían salvarse. Haciéndose eco del prólogo del evangelio de Juan, Justino afirma: "hemos aprendido que el Verbo ilumina a todo hombre que viene a este mundo y que, por consiguiente, todo el género humano participa del Verbo. La verdad del verbo es como una razón seminal, es decir, un germen del cual cada hombre ha recibido una partícula.... Todos los hombres que han vivido según el Verbo, sean judíos o paganos, han vivido según Cristo, mientras que aquellos que por sus vicios, han vivido contra el verbo, han vivido también contra Cristo". En definitiva, ha habido cristianos y anticristianos antes de Cristo y consiguientemente merito y demérito.
Es evidente que esta visión situaba al cristianismo situaba al cristianismo en situación de asumir la responsabilidad de la historia de la humanidad desde sus inicios. Por todo ello, no tiene reparos en afirmar: "cuanto de verdad se ha dicho anteriormente nos pertenece". Esta sentencia de la 2ª apología justificaba de antemano el uso que los pensadores cristianos de los siglos venideros harían de la filosofía griega. De ahí que concluya que Heráclito, los estoicos, no son extraños al pensamiento cristiano. Sócrates habría conocido parcialmente a Cristo mediante el esfuerzo de su razón, lo cual es una participación (aunque no plena) en el verbo, es decir, en Cristo.
Por su parte, Dios, es un ser único e innombrable ( anonimo ). Es el creador del mundo que se ha dado a conocer enviando a otro Dios distinto del que todo lo ha hecho, "digo distinto en cuanto que tomó la figura de un hombre, pero no en cuanto noción". Este otro Dios es el verbo que se ha aparecido a Moisés y a otros patriarcas. El verbo es el primogénito de Dios que ha sido constituido antes que toda criatura.
Cuando intenta hablar y establecer la relación entre Dios y el verbo, Justino, emplea comparaciones como la del fuego que enciente otro fuego sin disminuir él. Utiliza también la doctrina estoica del verbo interior ( verbum mentis o pensamiento ) que se expresa en palabras (verbo hablado) sin separarse por ello de sí mismo. La generación del verbo se ha realizado antes que la del mundo. En definitiva, el dios demiurgo ocupa el primer lugar; el verbo que él ha engendrado es también Dios pero ocupa un segundo lugar. En cuanto al espíritu santo es dios en tercer lugar, aunque nunca define con claridad ni el lugar ni el espacio de éste último.
En cuanto al alma su análisis es bastante oscuro. Tiene una concepción tripartita de la naturaleza humana (cuerpo, alma, espíritu) con influencias estoicas y paulinas. Por otra parte, no concibe como imposible la muerte del alma ya que esta no es principio de vida sino que es algo que hombre recibe de Dios, luego no es inmortal por naturaleza sino que dura el tiempo que Dios quiere. Señala, sin embargo, la recompensa y el castigo en la otra vida con arreglo a los meritos o deméritos, y defiende el libre albedrío y la responsabilidad que no estaría sometida al destino tal como pensaban los estoicos. Acerca del pecado original y la gracia divinas y su relación con la libertad habla muy vagamente.
TACIANO: Representa el tipo de cristiano replegado sobre sí mismo hallándose más dispuesto a excluir que a asimilar. Su obra "Discurso a los griegos", está fechada hacia los años 166-171 d. d. Cristo. Y es que cuando se subrayan sus rasgos heréticos se tiende a situarla en relación con el momento en que Taciano abandonará la iglesia y cuando se subrayan sus elementos cristianos se sitúa la obra en relación con la etapa en que se convirtió al cristianismo. Sea lo que sea, su obra es una declaración de los derechos de los cristianos y un ataque a los griegos, los cuales habrían tomado de la biblia un gran número de sus ideas filosóficas. La religión cristiana es más antigua que la griega y estos han extraido muchas ideas de la primera aunque sin comprenderlas totalmente; de ahí la multitud de contradicciones en la mayoría de los filósofos griegos. Por ejemplo, Aristóteles, niega la providencia divina. Platón defiende una moralidad aristocrática, etc. Este tema constituirá, a partir del siglo II, toda la materia de la obra atribuida a Hermias (Burla de los filósofos).
La teología de Taciano no defiere sensiblemente de la de Justino aunque sus expresiones son más claras y contundentes: antes de la creación, Dios, estaba solo pero ya estaban en él todas las virtudes de las cosas visibles e invisibles. Por un acto libre y voluntario, sale de él el Verbo, y el verbo que no fue parar al vacío, es la primera obra del padre. El verbo, por tanto, no se perdió en el vacío como las palabras que pronunciamos, sino que, una vez proferido, permaneció y subsistió como ser real., y se hizo hombre. ¿Cómo se ha producido tal generación del verbo? La producción del verbo es similar a una antorcha encendida con otra antorcha, o como la palabra percibida por los oyentes de un maestro. El verbo es quien produce la materia que no encuentra hecha como sucedía con el demiurgo de Platón. Tampoco la crea de la nada como el Dios de la biblia. Más bien parece que la proyecta fuera de sí por una especie de radiación. Su posición en este punto es muy confusa.
Su concepción del alma es también bastante oscura. Descompone el alma en dos elementos: el primero ( psiché ) penetra la materia de todo lo que existe (hombres, animales, plantas) y asume naturaleza diferente según las distintas especies. Es, por tanto, algo material. Esta posición debió tomarla del antiguo testamento que identifica el alma con la sangre animal. La segunda parte ( espiritu-pneuma ) es inmaterial y en ella reside la imagen y semejanza de Dios. Ahora bien, por su propia naturaleza, el alma es mortal y si no se muere ello se debe a la voluntad de Dios. Todo esto parece indicar que la doctrina de la inmaterialidad del alma, actualmente integrada en la doctrina cristiana, no se impuso como algo necesario en el pensamiento de los primeros cristianos. Lo que interesaba señalar no era tanto la inmortalidad e inmaterialidad del alma, sino , aún siendo mortal, el hecho de que había de resucitar por voluntad de Dios; y, en el caso de que se defendiera que eran inmortal ello no se debía a su propia naturaleza sino a la libre voluntad de Dios.
En su concepción moral parece estar la base de la posición herética en la que desembocó Taciano. Pensaba que el alma en sí misma no era más que tinieblas por haberse rebelado contra Dios. Por ello debería esforzarse para alcanzar la luz divina Por su parte, el verbo descendería hacia los hombres con el objeto de lograr una conversión ( metanoia ). Su radicalización del asceticismo le llevará a defender posiciones que fueron consideradas heréticas.
MELITON (Obispo de Sardes). Se sabe muy poco de su apología que dirigió al emperador Marco Aurelio. Solo tenemos 4 citas de las cuales tres se encuentran en la Historia eclesiástica de Eusebio. Su importancia es grande debido a que es el primer cristiano que habría comenzado a defender que la aparición del cristianismo en el seno del imperio era un designio provincial que los emperadores debían comprender. Además defendía sin complejos que la fe cristiana tenía que convertirse en la filosofía del imperio. Desde el punto de vista teológico parece que defendía la corporalidad de Dios con lo que la influencia estoica debió ser muy grande en su pensamiento.
ATENAGORAS pertenece a la segunda mitad del siglo II (177) y escribe una Suplica a favor de los cristianos dirigida a Marco Aurelio y a Cómodo.. Fue esta una época difícil para el cristianismo ya que Marco Aurelio (estoico) lo persiguió ferozmente. La apología de Atenagoras está situada en este contexto y motivada por la necesidad de tener que justificar el hecho de que los cristianos defienden que su reino no es de este mundo y que son súbditos de un Dios que no es el emperador.
Por otro lado, la Suplica no muestra, frente a la filosofía griega, ni simpatía ni hostilidad (casos de Justino y Taciano) sino que se limita a constatar que en determinados aspectos existe una clara concordancia entre filosofía y revelación. Afirma que el adorar a un solo dios no es sinónimo de ateismo ya que Aristóteles y los estoicos también defienden el monoteísmo frente al politeísmo.
En Atenagoras se presenta por primera vez de modo claro la concepción del cristianismo acerca de las relaciones entre razón y fe. La fuente de todo conocimiento verdadero se halla en el mismo dios, es decir, en la revelación. Ahora bien, al mismo Dios se puede llegar también a través de la filosofía.
En el terreno teológico ya no habla del verbo como de "otro dios", pero conserva la noción de una generación del verbo como persona distinta producida con vistas a la creación. En cuanto al espíritu santo, su pensamiento sigue siendo muy oscuro ya que se lo representa como "emanando del padre y revirtiendo a Él como como un rayo de sol". Estamos aún lejos de una definición correcta del dogma de la trinidad.
Atenagoras escribió también un tratado sobre la resurrección en donde intentaba demostrar que no es imposible suponer la resurrección de los cuerpos en el juicio final. Para su demostración se centra en el análisis denomina como los dos momentos: el primer momento que denomina como "en favor de la verdad" no sería algo imposible por el poder absoluto de Dios; el segundo momento "sobre la verdad" consiste en señalar que una vez que se ha demostrado que es posible, pasar a demostrar que efectivamente tendrá lugar. Su argumentación sobre el segundo momento se basa en tres argumentos principales. 1º) Dios ha creado al hombre para hacerle participar en una vida de sabiduría y en la obra de su creación. Esto garantiza la prueba de la perpetuidad pues Dios no puede permitir lo contrario (¿). Lo importante, además, no es la resurrección en el juicio final sino la sabiduría y obras divinas de las que el hombre participa como base argumental de la resurrección. 2º) El hombre está hecho de cuerpo y de alma en absoluto plano de igualdad. El hombre, por tanto, no es su alma, sino un compuesto de alma y cuerpo. Esta tesis aristotélica más que platónica, es fundamental a la hora de justificar la resurrección de los cuerpos. Y es que quien ha recibido el pensamiento y la razón no es el alma sino el hombre en su conjunto como compuesto de cuerpo y alma. Esto hace que es el hombre como conjunto el responsable de sus actos. Por consiguiente para poder ser juzgado necesita de estos dos elementos por lo que deben estar juntos en el momento del juicio final.
Los apologistas del siglo II aunque no construyen sistemas filosóficos si plantean toda una serie de cuestiones que más tarde centrarán la atención de otros filósofos cristianos que irán poco a poco puliendo y elaborando. No es cierta pues la tesis que defiende que la filosofía cristiana nació ya hecha y derechas desde sus inicios. Ni nació hecha ni se fue haciendo únicamente a partir de sí misma. Todo el contexto filosófico anterior interviene claramente en tal formación. Da la impresión de que estos primeros cristianos andan a la búsqueda no tanto de verdades por descubrir, sino más bien de formulas con las que explicar y justificar filosóficamente aquello que ya dan por supuesto pero en el ámbito de la fe. Lo que sucede es que únicamente dispone de la técnica filosófica presente en Grecia a la que, por otra parte, intenta reformar y adaptar a sus propios intereses. El problema reside en que si tal adaptación es posible. Se necesitarán siglos para estructurar de un modo más firme todo este deseo que ahora los primeros apologistas intentan llevar a cabo. Sin embargo, hoy sabemos también que la síntesis resultó precaria.

ACERCA DEL GNOSTICISMO

El gnosticismo fue una fusión de elementos cristianos, griegos y orientales que pretendían la fe por el conocimiento (gnosis) ofreciendo una doctrina de Dios, la creación, el mal, la salvación, etc. a aquellos que gustaban de verse como personas superiores en comparación con el tipo vulgar de cristiano dominado por la fe. No es muy correcto hablar de herejía cristiana cuando se habla del gnosticismo (a no ser por el hecho de que en sus teorías hubiese elementos cristianos) ya que los elementos helenísticos y orientales forman parte esencial del gnosticismo. Ello no quiere decir que el gnosticismo no significase un peligro para aquellos cristianos que únicamente defendían la importancia de la fe. Además existieron numerosos sistemas de gnosis ( Marción, Ofitas de origen alejandrino, Basilides y Valentino parece que nunca fueron cristianos ). Caracteriza el sistema gnóstico el dualismo entre Dios y la materia (muy cercana a la concepción maniquea). El abismo resultante entre Dios y la materia se llenaba con una serie de emanaciones o seres intermedios, entre los cuales los gnósticos hallaban un lugar para Cristo.
El siglo II d. d. Cristo es una época de activa fermentación de tipo religioso. Desde todos los puntos y bajo todas las formas se buscan y se creen encontrar los medios deseados del unión del alma con Dios. Saber si Dios existe y que se puede tener conocimiento filosófico del mismo, no se considera ya suficiente. Ahora se desea un gnosis, es decir, una experiencia unificante y divinizadora que permita llegar a tener un contacto directo y personal con Dios. Esta inquietud religiosa, que parece tener origen oriental y anterior al cristianismo no encontró seguidores dentro de los filósofos griegos más partidarios de un conocimiento puramente racional. Pues bien, el gnosticismo del siglo II está formado por un conjunto de sincretismos de este género que, al encontrarse con la nueva fe cristiana, intentarán asimilarla también. Para ello partiendo de verdades reveladas intentan transformarlas en conocimiento (gnosis) que pueda unir al hombre con Dios.
REPRESENTANTES DEL GNOSTICISMO
MARCIÓN: Fue excomulgado por el obispo de Sinope cuando fue a Roma a enseñar su doctrina en los medios cristianos. En el 144 fundó su propia comunidad y su doctrina nos es conocida por las refutaciones de sus adversarios los cuales lo definen como representante radical que repudia todo lo que suene a judío. El antiguo testamento y el nuevo le resultaban antitéticos. El Dios del antiguo testamento es imperfecto ya que para formar el mundo ha utilizado una materia que no había creado lo que explica que el mal esté presente en su obra. La rebelión de los ángeles y la caída del hombre vinieron a desbaratar sus planes y todo lo que se le ocurrió fue imponer leyes rigurosas y terribles sanciones. Aparte de este Dios existe también el denominado Dios extranjero, llamado así porque ha permanecido desconocido para los hombres hasta el momento en que Cristo vino a revelarlo. A diferencia del Dios justiciero y terrible del antiguo testamento éste ultimo es la personificación de la bondad y muy lejano de la moral legalista de Dios de los judíos.
Por su parte
BASILIDES expone en su gnosis una cosmogonía exuberante de imaginación. Empezó a enseñar en Alejandría en el año 130 d. d. Cristo. El origen de todo es un Dios inegendrado e innombrable que contiene en sí mismo, como un granero, las semillas de donde nacerán todos los seres. Al principio de la historia del mundo, Dios, saca de estas semillas tres filaciones. La primera brota de él mismo y vuelve a fijarse junto a él como un rayo reflejado hacia su fuente. La segunda, más pesada, permanecerá entre las semillas si un espíritu santo no le diese algo para separarse de ellas y volver a Dios. La tercera queda adherida a las semillas hasta que el tiempo de la purificación le permite elevarse a Dios. Todo esto acontece en un mundo superior en donde Dios reside y al que una esfera sólida separa del universo. Posteriormente, del seno de las semillas, Dios produce un nuevo ser, el gran arkhón, que llegará a ser el principio de todo el universo y que se sitúa entre la esfera sólida y la luna. Engendra un hijo ( Ogdoada ) y de el nace una multitud de seres: el pensamiento, la sabiduría y el poder que pueblan el cielo intermedio. Estos, a su vez, siguen engendrando seres que van poblando los restantes 365 cielos. El último de estos cielos es el de la luna y allí es donde reside el dios ( Arkhon ) de los judíos. Este dios deseando aumentar su poder acrecenta sus posesiones formando la tierra y el hombre; para ello utiliza la materia caótica que tenía a su disposición. En un universo así constituido era inevitable la caída y el mal. Para reparar estos errores aparece la figura de Cristo el arkhon que reconoció que solo era una criatura del Dios supremo. Ese es el Jesucristo que transmite la verdad y que permitirá a quienes lo conozcan a través de la gnósis el poder ser redimidos, y salvados para así volver al orden primigenio.
Entre los gnósticos con más talante filosófico se encuentra
VALENTIN que enseñó hasta el año 135 en Alejandría y, más tarde, en Roma hasta el 160. Afirma que en el origen de todo existía una "unidad no engendrada", inmortal, incomprensible, e inconcebible al que denomina como Abismo o Padre. Este principio es masculino y no gustaba de la soledad. Como era símbolo del Amor se unió con otro principio de tipo femenino denominado Figé (silencio) y de esta unión nacieron la inteligencia y la verdad, formando con ello la primera Tétrada, raiz de todo cuanto existe. Al mismo tiempo, la inteligencia y la verdad engendraron el Verbo (logos) y la Vida, las cuales, a su vez, engendraron al hombre. Al llegar a este punto se forma una serie de 30 seres divinos (pleroma) de los cuales la voluntad y la sabiduría sería los dos últimos de la serie.
A partir de ahora sucede algo decisivo. La sabiduría desea escrutar en el misterio del Abismo o Padre y como eso solamente pertenece al entendimiento se hubiera perdido en los confines del abismo sino fuera porque el pleroma estaba rodeado de un límite ( horos ). De todas formas dio a luz a una hija bastarda, la concupiscencia, la cual fue inmediatamente expulsada del Pleroma. Para evitar nuevas incidencias de este tipo, el entendimiento y la verdad engendraron a Cristo y al Espíritu Santo los cuales se encargarían de enseñar ( gnósis ) a todos los miembros de la pleroma a respetar y amar, sin pretensiones de igualarlo, al Padre o Abismo primigenio.
Restablecido en orden en la Pleroma, sólo quedaba disciplinar a la concupiscencia. De ahí la venida de la figura de Cristo para purificar la concupiscencia de sus pasiones.
ADVERSARIOS DEL GNOSTICISMO
En la segunda mitad del siglo II se impuso la necesidad de emprender una lucha directa en contra del Gnósticismo y definir de forma clara la doctrina del cristianismo. Esto explica la aparición de una nueva generación de escritores cristianos cuyo cometido consistió en intentar poner en claro la verdadera noción de cristianismo. Uno de esos grupos plantea abandonar el uso de la filosofía en aras exclusiva de la fe. Otro grupo (escuela de Alejandría) plantea utilizar la filosofía como un instrumento para justificar y ayudar a la fe.
SAN IRINEO
nació en Esmirna hacia el año 126 d. d. Cristo. Estuvo en contacto, desde su juventud, con Policarpo relacionado directamente con la generación que conoció a Cristo y que no tenía otra ambición que conservar fielmente la tradición. El pensamiento de SAN IRINEO lo conocemos por su tratado Adversus Haereses ,es decir, exposición y refutación del falso conocimiento ( gnósis ). La obra comprende 5 libros. El primero describe las doctrinas gnóstica. El segundo las refuta. Los tres últimos son una exposición de la doctrina cristiana. La pretensión principal de San Irineo es la de oponer el saber gnóstico al saber transmitido por los apóstoles y la tradición de la iglesia. El problema de los gnósticos, afirma, es que no tienen en cuenta los límites del conocimiento humano. ¿Cómo podemos saber todo lo que concierne a Dios? ¿Cómo podemos responder a la pregunta de que es lo que hacía Dios antes de la creación? Lo mejor que podemos hacer ante estas cuestiones es reservadas para Dios mismo. Y es que no se hace uno cristiano para saber sino para salvarse. Estos temas volverán a aparecer una y otra vez a largo de la época patrística y durante la Edad Media, sobre todo en la figura de Juan de Salisbury.
Frente a los gnósticos que sostenían que el creador del universo era el demiurgo como dependiente del auténtico Dios, con lo que de hecho se multiplicaba el número de dioses, San Irineo afirma categóricamente que únicamente existía un Dios o demiurgo. Justifica este monoteísmo en el hecho de que solamente existen un cielo armónico y bello. ¿Por qué agotarse en inútiles jerarquías para acabar señalando que todo procede de un único Dios?
Puede decirse que en San Irineo están las bases de lo que será la doctrina cristiana del medievo: la creación se debe a un único Dios que crea a partir de la nada mediante su Verbo. El mundo es fruto de la bondad divina, por lo que universo nace del bien y para el bien y no, como pensaban los gnósticos, como consecuencia de un error inicial. Dios es quien también crea al hombre el cual por ser creado es bueno aunque no perfecto, es decir, se encuentra expuesto a la caída. Está compuesto de cuerpo y de alma. El alma está hecha de un espíritu y un pneuma y sobrevive a la muerte del hombre conservando incluso su figura humana, lo que iría en contra de la transmigración. ¿Cómo se imaginaba la supervivencia del alma? Parece que defendía una incorporalidad relativa al modo como el agua que se hiela en un vaso de agua y conserva su forma. Las principales facultades del alma son el entendimiento y el libre albedrío. El entendimiento comienza por mirar las cosas, las examina, saca de ellas un saber que discute en su interior y lo expresa a través de palabras. Al mismo tiempo, el ser inteligente es libre y por ello responsable de sus actos. Identifica - como también hará Pelagio - la libertad con la gracia. Sobre la resurrección de los cuerpos al final de los tiempos manifiesta una teoría curiosísima: el anticristo vendrá en el año 666 debido a que Noé tendría 600 años y la estatua de Nabucadonosor 60 codos de alto y y de ancho. Devastará el mundo y reinará durante 33 años. Despues vendrá el juicio final y el fin del mundo que se producirá cuando se cumplan los 6000 años. Esto se debe a que cada día de la creación (6 dias) dura 1000 años. Después se abrirá un período de 1000 años en el cual reinará Cristo que conducirá a los justos a la felicidad eterna.
PARTIDARIOS DE FUNDAMENTAR UNA GNOSIS CRISTIANA:
ESCUELA DE ALEJANDRÍA (CLEMENTE Y ORÍGENES)
Durante el siglo III de nuestra era el centro más celebre del pensamiento cristiano fue Alejandría. Situada dentro del imperio romano había conservado multitud de ritos religiosos de tipo egipcio, judío, gnóstico ( Valentin y Basilides habían enseñado allí ). Hacia el año 190 existía una escuela cristiana cuyo maestro eran Pantemo (200) estoico converso, que ejerció una gran influencia en Clemente de Alejandría nacido el año 150 d. d. Cristo y muerto en el año 215. Sus obras más importantes son el Discurso de exhortación a los griegos (195), el Pedagogo y Stromata.
En el Discurso, Clemente, exhorta a los paganos a abandonar el culto de los ídolos para volver al verdadero Dios como único maestro de verdad. En el Pedagogo se parte de un converso al cristianismo al que hay que educar en la nueva doctrina cristiana. El verbo es quien asume las funciones de pedagogo que, por otro lado, se dirige a todos los hombres sin distinción. Clemente se rebela contra la tesis gnóstica acerca de la existencia de un conocimiento salvador reservado a una aristocracia salvífica. Todos somos iguales ante Dios, afirma Clemente, y tal igualdad viene dada por el bautismo. Clemente compone también un tratado de las costumbres para uso de los cristianos de Alejandría. Allí critica el lujo en el mobiliario y en el vestir ya que el cristianismo, por sí mismo, llegaría para embellecer la vida. El cristiano es rico porque posee los tesoros del alma que no pueden serle arrebatados. Eso no quiere decir que los ricos no puedan salvarse siempre que las riquezas no se hagan dueñas de sus almas. En la Stromata, Clemente de Alejandría, lleva a cabo una defensa de la filosofía. Frente a la santa simplícitas de muchos cristianos de la comunidad alejandrina para los cuales llegaba la fe sola y completamente desnuda, Clemente, defiende que esto no llega y que la filosofía puede ser un cosa buena querida por Dios. Toma como base de su posición al antiguo testamento ( Exodo XXVIII, 3 ) en donde Dios habla de los hombres cuyo pensamiento es sabio. Interpreta el concepto de sabio tanto desde un punto de vista práctico (alfarero que sabe su oficio,) como desde un punto de vista teórico para concluir que el uso y desarrollo de la inteligencia teórica es un don de Dios. El que exista la fe no impide la existencia de la filosofía. La razón de los filósofos griegos eran también un luz divina y Dios se sirvió de ellos igual que de los profetas. Negarlo sería tanto como negar la providencia divina. Todo esto implica que los adversarios de la filosofía griega deberían comenzar a entenderse con ella. La historia del conocimiento se parece al curso de dos ríos (ley judía + filosofía griega) de cuya confluencia brota el cristianismo. Existen dos antiguos testamentos y uno nuevo, afirma Clemente de Alejandría. La ley para los judíos, la filosofía para los griegos y la ley, la filosofía y la fe para los cristianos.
A pesar de su defensa de la filosofía, Clemente de Alejandría, no infravalora el papel de la fe sino todo lo contrario. En este contexto, defendía que la filosofía debía ser un instrumento para justificar la fe  y, por ello, se convierte en un abanderado de lo que más adelante se defienda la máxima: "philosofía ancilla theologiae" (la filosofía es criada de la teología).
Según Clemente de Alejandría cada hombre posee capacidad cognoscitiva ( fronesis ) por lo que distingue de los otros animales. Mediante esta fuerza tiene acceso al conocimiento de los primeros principios convirtiendo, con ello, su capacidad cognoscitiva en pensamiento ( noesis ). En cuanto es capaz de razonar, a partir de tales principios, para desarrollar su contenido es saber o ciencia ( gnosis, episteme ); si aplica tales principios a la práctica o la acción deviene en arte ( techné ). Puede también abrirse a la piedad y creer en el verbo divino, cumpliendo sus mandamientos, sin dejar, por ello, ser pensamiento o razón, ya que esto último sería sinónimo de la sabiduría por excelencia. Tal sabiduría sería la virtud que permite al hombre poner en orden la multitud de tendencias filosóficas existentes ya que éstas son la responsables de la ruptura en la creencia de una
UNICA verdad. La sabiduría cristiana debería obrar como un principio de selección que permita retener de cada filosofía únicamente lo que tenga de útil y verdadero. Afirma que Protágoras y Platón son los filósofos más significativos y desprecia a Epicuro y los Estoicos.
En definitiva, Clemente de Alejandría, defiende la existencia de una filosofía ecléctica pero que, a su vez, debía estar orientada por la fe que es señora de la filosofía. Es el intento de fundamentar una nueva gnosis cristiana. La doctrina de Jesucristo bastaría para salvarnos, pero la filosofía podría ser una ayuda para fundamentar esa fe. Defendía también el uso de la vía negativa como instrumento para el conocimiento de la naturaleza de Dios y sus atributos.
Por su parte
ORIGENES nació en 184 d. d. Cristo en Egipto probablemente en Alejandría. Fue discípulo de Clemente de Alejandría y estudio con Anmonio Saccas, maestro de Plotino. Se ordenó sacerdote y fundó una escuela en Cesarea. Detenido en el año 250, cuando la persecución de Decio, parece que murió en Tiro (253) a consecuencia de los sufrimientos padecidos. Sus obras más importantes son el Contra Celsum y De Principiis. Esta última obra se dirige a dos clases de lectores: los que tienen fe y desean profundizar en las sagradas escrituras y los simples filósofos, los herejes e, incluso, los enemigos de la fe. Su intención habría que situarla en el deseo de ampliar las bases de la comunidad cristiana en la sociedad con el intento de poner orden dentro de las tendencias existentes en la comunidad cristiana. Orígenes, en este sentido, señala que Pablo es quien realiza la interpretación más valiosa de la tradición lo que le lleva a diferenciar entre distintos grados de lo que significa ser cristiano: el más bajo pertenecería a aquellos que se limitan a tener fe ( fe del carbonero ), el mediano perteneciente a aquellos que añaden a la fe una interpretación correcta ( gnósis ) de los textos bíblicos, y, por último, el grado más alto perteneciente al éxtasis de tipo místico que experimenta el que se une a Dios.
Su concepción de Dios era la siguiente: es uno, inmutable, perfecto. Además es padre, hijo y espíritu santo sin dejar de ser uno. Para explicar las relaciones entre los tres, Orígenes, mantiene todavía una cierta subordinación del verbo y del espíritu santo hacia el padre. Así, el verbo juega el papel de intermediario que surge del padre y engendra otros verbos. Estos serán las naturalezas racionales que se encuentran respecto al verbo en la misma relación en que el verbo está respecto a Dios. La influencia de Anmonio Saccas es evidente.
Su concepción del mundo es la siguiente: Dios crea el mundo de la nada. Sin embargo, como es absurdo pensar en un dios ocioso que decidiese de repente crear, hay que concluir que el mundo ha sido creado desde toda eternidad. Eterno en su duración, este mundo es, sin embargo, limitado en el espacio. Es cierto, afirma, que en el génesis se atribuye un principio al mundo, de todos modos, Origines piensa que nuestro mundo ni es el primero ni será el último. Ha habido muchos mundos antes que éste y habrá muchos más después de este.
Su concepción del hombre es la siguiente: el verbo conoce todo lo que está en el padre y sobre este modelo produce criaturas que poseen características e espiritualidad y libertad. Sobre ella se fundamenta el bien y el mal.

DE LOS CAPADOCIOS A TEODORETO
(Gregorio Nacianceno. Basilio el grande. Gregorio de Nisa. Nemesio)

El CONCILIO DE NICEA (325 d. d. Cristo) marcará un freno a las aventuras doctrinales de carácter filosófico que venían defendiéndose hasta ahora. El concilio se reúne para tratar sobre la controversia arriana sobre la trinidad y definirá el marco dentro del cual tendrá que mantenerse desde ahora el pensamiento cristiano. (Ver Texto en Gilson). A partir de ahora solo eran posibles dos alternativas: comentar el significado que un texto atribuye al verbo, o bien oponerse a él de forma consciente lo que implicaba cometer herejía. Esto explica el que los teólogos posteriores adopten una postura de desconfianza hacia la filosofía o bien se lancen a intentar demostrar que la filosofía griega no es otra cosa que una antecesora de la sagradas escrituras.
Por ejemplo EUSEBIO DE CESAREA (265) afirmará que Platón admitía el mismo Dios que Moisés, que presintió el dogma de la trinidad y que defendió claramente la inmortalidad del alma. Por  su parte GREGORIO NACIANCENO (329-389) en sus Discursos Teológicos (380) publica 45 sermones que contienen una exposición del dogma de la trinidad que se ha hecho clásica en la historia de la teología cristiana. Gilson afirma que hay que tener presente, en el análisis de la pensamiento de los padres de la iglesia, nos solamente su dependencia y uso de la filosofía sino también las relaciones con sus adversarios dentro de la misma como sucede, por ejemplo, en este caso, con los arrianos, los cuales, a su vez, también utilizaban la filosofía para justificar sus posiciones. En este contesto, Gregorio de Nacianceno se enfrenta al arriano Eunomio (395) preocupado sinceramente por reducir el misterio de la trinidad a las normas de un conocimiento metafísico. Para Eunomio, Dios era un ser único, esencial, el cual lógicamente excluía por sí todo tipo de pluralidad de atributos. Lo único que podríamos decir de él es que "es". En este sentido, no-es engendrado, no deviene y goza del privilegio de la inmortalidad. De todo ello habría que inferir que su hijo, el Verbo, por haber sido engendrado, debería ser desemejante al padre y, por lo tanto, no-consustancial con el mismo. El verbo sería un hijo adoptivo, asociado a la divinidad del padre pero nunca algo consustancial al mismo. Es evidente que su razonamiento lógico parece coherente: si el hijo ha nacido, entonces antes de nacer no era o existía, contrariamente a lo que le sucedía al Dios-Padre. Por tanto, afirmar que el Padre y el Hijo eran consustanciales, es decir, lo mismo, no resultaba coherente.
La posición de Gregorio Nacianceno es muy diferente. Según él los cristianos deberían volver a la simplicidad de la fe, sobre todo, en una época en donde la filosofía lo quiere explicar e invadir todo. Hay que entregarse a la meditación de las sagradas escrituras pero no para juzgarlas y analizarlas críticamente sino para someterse a ellas. Ello no implica que haya que renunciar totalmente a filosofar. Pero ello debe hacerse con moderación y después de instruirse profundamente en las sagradas escrituras. Pues bien, se pregunta, Gregorio de Nacianceno, ¿qué nos dicen las sagradas escrituras sobre el debate de la trinidad? Nos dicen que Dios es innombrable e incomprensible. Ello implica que la única forma de poder saber algo acerca de él consistiría en escuchar atentamente en lo que nos dice a través de la su palabra revelada. Además, a través e la observación del orden en el mundo podríamos decir que tiene existir un logos responsable de tal orden lo que nos demostraría, sin embargo, que tal logos existe pero no lo que es. Por ello habla de la vía negativa como medio para poder saber algo sobre la esencia divina. Esta vía únicamente nos permitiría saber con cierta seguridad que Dios es inmaterial, infinito e inmortal. Intentar ir más allá sería penetrar en lo indescifrable y en lo misterioso. Consiguientemente, no tiene sentido, según Gregorio de Nacianceno, intentar saber como pudo haber engendrado el padre un hijo consustancial con él mismo. Todas estas cuestiones son algo imposible de descifrar ya que es ilusorio intentar reducir el misterio al ámbito de la lógica.
Por su parte BASILIO EL GRANDE (330-379) fue condiscípulo de Gregorio Nacianceno. Fundó un centro de vida monástica y sucedió como obispo a Eusebio de Cesarea. Escribió un tratado pedagógico para instruir a los jóvenes cristianos en como sacar provecho de la lectura de obras escritas en griego. Se opuso también al arrianismo a través de su obra Adversus Eunomium en donde rechaza que lo innascible sea lo que define realmente a la naturaleza divina ya que, según él, tal cualidad no denota de modo adecuado la plenitud positiva de la esencia divina. El nombre que mejor conviene a Dios es el de ousía ya que, a través de él, se nos estaría hablando no de un ser extraño e indefinible sino de algo concreto y determinado. En consecuencia para hablar del Padre-Dios no hay que partir de su innascibilidad ya que hacerlo haría imposible entender la consustancialidad del padre y del hijo. Ahora bien, si dios ha nacido, entonces en un momento determinado no-era. Este es el problema en que uno se mete si se niega como atributo divino la innascibilidad. Ahora bien, al negar la innacibilidad como característica esencial de la divinidad, el cual, por lo tanto, habría nacido, y al afirmar que su hijo (el verbo) también había nacido, es evidente que la consustancialidad (parecido) entre padre-hijo podría defenderse mejor. El problema está en que se intenta arreglar por un lado a base de estropear por otro.
Por otra parte, la naturaleza sería obra de Dios quien la habría creado en el tiempo, o mejor dicho, habría creado el tiempo al crear también la naturaleza. La creatio ex nihilo, implica defender que no existía materia eterna primigenia que Dios moldearía al modo del Demiurgo de Platón.
SAN GREGORIO DE NISA (355-324) es el hermano menor de Basilio. Tiene una concepción del universo claramente tomada de la filosofía griega. Así, por ejemplo, siguiendo a Aristóteles, habla del mundo lunar y sublunar, del alma como principio de vida pero también como principio racional al modo aristotélico. Rechaza la preexistencia del alma (al modo platónico) y afirma que la unicidad substancial del cuerpo y del alma que Dios habría creado juntos desde el principio. Incluso defendía que el alma no se separaba nunca de los elementos que compartía con el cuerpo ya que, aunque permanecieran dispersos, el alma podría estar en contacto con ellos. Es más aristotélico que platónico ya que según el la filosofía de Aristóteles permitía explicar mejor la resurrección de los cuerpos en el juicio final así como la concepción del ser humano como un todo substancial. Por todo ello, pensaba también que para saber acerca de Dios habría que partir de la observación de las criaturas. Observando al hombre nos encontramos con que se define esencialmente por poseer verbo (palabra) y pensamiento ( nous ). Esto nos lleva a pensar que Dios, que creó al hombre a su imagen y semejanza, debería ser también pensamiento puro que engendra al verbo, su hijo, como divinidad. El soplo (aire) que emite nuestro cuerpo animado es sinónimo de Espíritu Santo, y así como la respiración procede de la unidad del cuerpo y del alma, así también el espíritu santo debe proceder de la unión del padre y del hijo. Y es que si comprende que Pedro, Pablo y Bernabé son tres personas distintas aunque participan de la misma esencia humana, también se podría comprender que haya tres personas divinas y que, sin embargo, no haya más que un solo Dios. La diferencia es que el lenguaje nos autoriza a decir que Pedro, Pablo y Bernabé son tres nombres, mientras que cuando decimos padre, hijo y espíritu santo estamos ante un solo nombre (Dios). La razón, según Gregorio de Nisa, nos estaría dando testimonio de la verdad del dogma trinitario. Más tarde, Ricardo de San Victor y San Anselmo realizarán tentativas análogas para justificar racionalmente el misterio de la trinidad.
Por otro lado, el mal es el producto del libre albedrío y es un hecho puramente negativo reduciéndose al hecho de que el hombre no ha elegido como debía haberlo hecho. Nuestros primeros padres (Adan y Eva) al no haber elegido bien son los primeros responsables de la existencia del mal. San Agustín, más adelante, se debatirá con las contradicciones presentes en esta visión.
Algunos se preguntan, afirma Gregorio de Nisa, como es posible que la materia pueda venir de Dios que es inmaterial, invisible, sin dimensiones ni límites. Responde que todo ello se debe a una confusión sobre la naturaleza de la materia. Se la suele definir según nociones de ligereza, peso, cantidad, etc. pero tales nociones son objeto del conocimiento inteligible Lo que sucede es que la combinación o mezcla de estos elementos produce confusión lo que hace que a lo que es realmente noción inteligible la concibamos como algo sensible. Por eso cuando se dice que Dios crea el cielo y la tierra lo hace porque se dirige a los simples que solo se interesa por lo sensible. Pero lo que realmente cuenta es que Dios crea realmente las nociones inteligibles (lo ligero, la cantidad, lo pesado, etc) sobre los que sustentará la realidad sensible.
NEMESIO DE NEMESIS escribió una obra titulada Sobre la naturaleza del hombre, la cual, durante mucho tiempo, fue atribuida a Gregorio de Nisa. Su pensamiento es una mezcla de elementos platónicos y aristotélicos, según le vaya conviniendo para respaldar así el mundo de la fe. Por ejemplo, su concepción del alma es claramente platónica y sus tesis servirán de principio de autoridad para los agustinianos. De todos modos esta tendencia platónica se vio siempre cuestionada por muchos pensadores cristianos debido a su incompatibilidad con el dogma de la resurrección de los cuerpos. Y es que, según el platonismo, el alma, como sustancia completa por sí, no necesitaba realmente del cuerpo para realizar sus funciones. Incluso podría decir que el cuerpo era más un estorbo que una ayuda. Ahora bien, si ello era así, ¿cómo entender la resurrección de los cuerpos en el juicio final si realmente el alma no necesitaba de ellos?. Aristóteles era más compatible con esta creencia ya que la unicidad substancial del cuerpo y del alma se presentaba como un elemento básico en el aristotelismo. Pero también tenía un problema de enfrentamiento con la fe cristiana: en el aristotelismo era muy difícil defender la inmortalidad del alma ya que ésta dependía esencialmente del cuerpo para llevar a cabo sus funciones, lo lógico era suponer que cuando del cuerpo desaparecía, al alma le sucedía lo mismo. Pues bien, este hecho es lo que explica el que los primeros cristianos echaran mano de Platón o de Aristóteles según mejor conviniera. Si se trataba de justificar la inmortalidad del alma, entonces se utilizaba a Platón ya que su concepción de la misma justificaba mejor este hecho. Pero si lo que se quería justificar era la resurrección de los cuerpos, entonces era mejor utilizar la concepción de Aristóteles. Esto es lo que parece que hizo Nemesio.
En relación con esto se plantea también lo siguiente: si el alma (siguiendo a Platón) es una sustancia completa en sí misma, entonces ¿cómo es posible que pueda unirse a un cuerpo? Nemesio acude a Ammonio Saccas para resolver esta contradicción: los inteligibles son de tal naturaleza que pueden unirse a los cuerpos capaces de recibirlos y permanecer, sin embargo, como algo distinto a tales cuerpos.
En el análisis del acto voluntario la influencia de Aristóteles es evidente. (Ver Gilson pags. 73-74)
Por último, TEODORETO, (386-458) sigue la misma línea de justificación de la filosofía griega, aunque siempre señalando que la fe es la base del verdadero conocimiento. Se trata primeramente de creer y, después, de comprender.

DEL PSEUDO-DIONISIO A JUAN DE DAMASCENO

A finales del siglo IV o principios del siglo V se compuso una de las fuentes más importantes del pensamiento medieval ( el Corpus Aeropagitum ) por un sujeto que se dice discípulo de San Pablo. Es considerado como apócrifo y, por costumbre, a su autor se le dio el nombre de Pseudo - Dionisio. La intención del autor más que refutar a los griegos es intentar mostrar la verdad cristiana tal como se muestra en la sagradas escrituras. Afirma que éstas, para ayudarnos, describen a Dios de diferentes formas ( unidad, belleza, amor perfecto ) sin embargo tales apelativos deberían entenderse como meros nombres adaptados a nuestras condiciones psicológicas ya que ocultan lo inteligible ( más difícil de entender por nosotros ) bajo la capa de lo visible ( algo que entendemos mejor ). Los que van más allá de lo visible, de lo literal, etc son los iluminados por una luz superior que les permite elevarse sobre lo nominal y lo visible y alcanzar lo innombrable y lo inteligible. Los que se elevan así se aproximan a la naturaleza de los ángeles para unirse íntimamente a la luz divina misma.
Ahora bien, incluso los que se acercan a Dios solo pueden hablar de él siguiendo la vía negativa.. En este sentido, se pueden aplicar a Dios los nombres que lo describen en las sagradas escrituras (teología afirmativa) pero para negarlos a continuación (teología negativa). Por último estas dos vías han de conciliarse en una tercera, que consiste en decir que Dios merece cada uno de los nombres que se le dan pero en un sentido inconcebible para la razón humana, ya que Dios es un hiper-ser, una hiper-bondad, etc (teología superlativa). Estaríamos ante una concepción mística que tanto influirá en el mediévo.
El Dios del Pseudo-Dionisio desemboca místicamente en la ida de bien al modo platónico. Ante él únicamente cabe el silencio místico de la unión. Dios es como el sol que, sin razonar, sin querer, únicamente por el hecho de ser, penetra todas las cosas con su luz estableciendo una jerarquía de bienes dentro de la naturaleza. En este sentido, la creación es una revelación luminosa en sus obras, el mundo es una teofanía que nos permite conocer a su autor. Cada ser es un bien pues su causa es el bien, luego negaremos que esta causa pueda recibir el nombre de bien, pero esta negación vendrá ser, a su vez, una afirmación, ya que Dios no es el bien sino el hiper-bien.
El Pseudo-Dionisio afirma también que las criaturas son modelos ejemplares de las ideas divinas. Sin embargo, mientras que en el mediévo estas ideas suelen identificarse con el mismo Dios ,para el Pseudo-Dionisio no sucede lo mismo. Y es que cuando el dionisio afirma que Dios es el "ser" no olvida señalar que esto no deja de ser un nombre que hay que negar, ya que Dios no es el ser sino algo que está más allá de tal ser. En este sentido habría que imaginarlo como un no-ser primigenio en donde el ser sería una de las primeras participaciones de tal no-ser primigenio o Dios. Lo mismo habría que decir de las ideas. Todo lo real participa de ellas, pero ellas, a su vez, ellas participan del ser el cual no es otra cosa que una participación de Dios. De ahí que el Dionisio prefiera definir a Dios como el nombre de lo Uno: Dios lo contiene todo en una unidad pura y exenta de todo tipo de multiplicidad. Lo múltiple no puede existir sin lo uno pero lo uno si puede hacerlo. Todo lo que es participa de Dios pero Dios no participa de nada. Al mismo tiempo, lo uno forma una incompresible trinidad. Pero incluso el nombre de lo uno podría negarse. Dios no tiene nombre, ni unidad ni trinidad, no es uno más que ser. Dios no es nada de lo que es ni nada de lo que no-es. Solo sabemos que lo ignoramos y tal ignorancia sabia es la mística en la que debería cifrarse el grado supremo de conocimiento.
MAXIMO EL CONFESOR:(580-662) es un comentador del pseudo-dionisio. Su obra de comentarios teológicos ejercerá una gran influencia durante el mediévo. Se titula "Sobre algunos pasajes particularmente difíciles del Dionisio y Gregorio Nacianceno". Juan Scoto Eurigena lo traducirá con el nombre de "Ambigua". Según parece, un tal Tomas había enviado a Máximo una lista de pasajes oscuros extraídos de las homilías de Gregorio Nacianceno y de las obras de Dionisio, rogándole que los aclarase. La interpretación que hará de ellos es muy subjetiva.
Dios es la mónada pura, fuente indivisible e in-multiplicable de la cual deriva lo múltiple sin alterar por ello su pureza. El primer "movimiento" de la mónada da nacimiento a la díada por generación del verbo y, luego, surge la tríada por la procesión del espíritu santo. Este primer movimiento es principio de un segundo: manifestación de Dios en los seres que no son Dios. El verbo contiene en sí la esencia de todo lo que hay ya que todo está contenido de antemano en la voluntad y poder infinitos de Dios. Estos seres se llaman ideas. La creación no consiste en otra cosa que en esta revelación de la tríada divina. La realidad es jerarquía y la cima de la misma está constituida por el ser humano. El alma no tiene existencia preterrena, como afirmaba Orígenes siguiendo el platonismo, sino que coexiste con el cuerpo desde el mismo momento de su concepción. Por su propia naturaleza el hombre tiende hacia Dios pero su libre albedrío le ha llevado a lo contrario. Entonces Dios se pone en movimiento de nuevo para salvar la naturaleza humana caída y, por ello, envía a Cristo (Dios hecho hombre). Esta reunión de la naturaleza humana en la divina es la redención del hombre, lo que proporciona al mismo el medio para la salvación total. Este conocimiento de unión mística con Dios lleva al hombre a ser consciente de que no es el quien vive sino Cristo quien vive en él. Las bases últimas de la gnosis cristiana, de carácter platónico, comienza a tomar forma a partir de esta patrística griega.
Sin embargo, surgen también otras obras diferentes, nacidas en esta misma época, las cuales sentaron las bases sobre las que habían de apoyarse en su día las grandes síntesis escolásticas. Así, en la primera mitad del siglo VI, JUAN DE FILOPON, ofrecía la originalidad de ser cristiano y comentador de Aristóteles, aunque será un autor tardíamente conocido. En el año 1268, Gillermo de Moerbecke, traducirá al latín sus comentarios lo que permitirá a Tomás de Aquino encontrar aquí apoyo contra Averroes en relación con el problema de la unidad o pluralidad del entendimiento humano. Según Filopon todos los comentaristas de Aristóteles están de acuerdo en admitir que cada hombre posee un intelecto propio pero se dividen a la hora de analizar la naturaleza del entendimiento agente. Unos dicen que es universal ya que lo identifican con Dios; otros dicen que es un ser inferior a Dios pero superior al hombre y que tiene la función de iluminar el alma. Hay otros que piensan el alma y el entendimiento agente son lo mismo y que tal alma tendría dos funciones (uno agente y otro paciente), de los cuales el paciente estaría siempre presente en cada alma mientras que el agente se introduciría desde fuera cada vez que ilumina y ayuda al entendimiento paciente.
La verdadera interpretación, afirma Filopón, es que cada hombre posee su propio entendimiento y es el mismo entendimiento el que unas veces está en acto y otras veces en potencia. Esta interpretación es la única compatible con la defensa de que el alma es inmortal. Ahora bien, esta interpretación de Filopón, que también defenderá Tomas de Aquino es propia de ellos. Otra cosa es que ésta fuera la interpretación de Aristóteles.
Filopón refuta también la concepción aristotélica del movimiento de los proyectiles anticipando lo que será la teoría del impetus presente a finales del medievo.
El último padre griego conocido del Medievo es JUAN DE DAMASCENO (`+749). Escribe una obra titulada "Fuente de conocimiento" y que servirá de modelo a Pedro Lombardo en sus Sentencias.

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