LIBRO II DEL ENSAYO SOBRE EL ENTENDIMIENTO HUMANO
Capítulo XXII
ACERCA DE LOS MODOS MIXTOS
1. Qué son los modos mixtos
Habiendo tratado sobre los modos simples en los capítulos
anteriores, y habiendo dado diversos ejemplos de algunos de los más
importantes, para mostrar que son y de qué manera llegamos a obtenerlos, tenemos que
considerar ahora aquellos que llamamos modos mixtos, como son, por
ejemplo, las ideas complejas que designamos con los nombres de obligación,
ebriedad, mentira, etc., ideas que, al constar de diversas combinaciones de
ideas simples de distintas clases, he denominado modos mixtos para
diferenciarlas de los modos más simples, que constan solamente de ideas simples
de una sola clase. Y como estos modos mixtos son combinaciones de ideas simples,
que no se tienen como rasgos característicos de ningún ser real que tenga una
existencia estable, sino como ideas dispersas e independientes unidas por la
mente, por eso mismo se distinguen de las ideas complejas de las sustancias.
2. Son formados por la mente
Que la mente es puramente pasiva respecto a sus ideas
simples, y que las recibe todas de la existencia de las operaciones de las
cosas, según que la sensación o la reflexión se las ofrece, sin que sea capaz
de formar ella misma ni una sola idea es algo que nos muestra
la experiencia. Pero si consideramos atentamente estas ideas
que llamo modos mixtos, y de las cuales ahora estamos hablando, volveremos a
encontrar que su origen es muy diferente. Muchas veces la mente ejerce una
potencia activa en la formación de esas distintas combinaciones, pues al estar
provista de ideas simples puede unirlas mediante combinaciones distintas, de
manera tal que consigue una variedad de ideas complejas, sin examinar si
existen así reunidas en la naturaleza. Y desde allí, pienso que es de donde
surge el que esas ideas se llamen nociones, como si tuvieran su origen y su
existencia constante más bien en los pensamientos de los hombres que en la
realidad de las cosas; y para formar tales ideas, basta que la mente reúna sus
partes y que permanezcan así unidas en el entendimiento, sin considerar si
tienen un ser real; aunque no niego que algunas de ellas pueden proceder de la
observación y de la existencia de varias ideas simples, combinadas de la misma
manera en que se reúnen en el entendimiento. Porque el hombre que primero
llegó a la idea hipocresía, pudo haberla tomado perfectamente de la observación de otro que intentaba mostrar unas cualidades buenas que no
poseía; o bien pudo haber formado en su mente esa idea sin tener ese modelo que
se la inspirara. Porque resulta evidente que, en el principio de los idiomas y
de las sociedades de los hombres, algunas de estas ideas complejas, que fueron
una contribución a las normas establecidas entre ellos, debieron necesariamente haber estado en la mente de los hombres antes de existir en ninguna otra
parte; y que muchos nombres que significaban semejantes ideas complejas fueran forjados en respuesta a esas ideas, antes de que las combinaciones que las
forman existieran.
3. Algunas veces se adquieren por la explicación de sus nombres
En verdad, ahora que ya están formados los idiomas, que
abundan los términos para tales combinaciones, un modo habitual de concebir estas ideas
complejas es
por la explicación de esos términos que las significan. Porque como consisten
en una reunión de ideas simples combinadas, es posible, por medio de las
palabras que expresan esas ideas simples, representarlas a la mente a quien
entienda esos términos, aun cuando esa combinación compleja de ideas simples
nunca se hubiese ofrecido a la mente por la existencia real de las cosas. De
esta manera un hombre puede tener la idea de sacrilegio o asesinato, si se le
enumeran las ideas simples que estas palabras significan, sin que nunca haya
visto cometer ninguno de estos actos.
4. El hombre une en una idea las partes de los
modos mixtos
Como todo modo mixto consiste en muchas ideas simples
distintas, parece razonable investigar de dónde procede su unidad y cómo una
pluralidad tan particularizada llega a formar una sola idea, pues semejantes
combinaciones no siempre existen así en la naturaleza. A esta pregunta
contestaría que resulta evidente que su unidad proviene de un acto de la mente
que combina unitariamente esas distintas ideas simples, considerándolas como
una sola idea compleja, compuesta de todas esas partes; y lo que marca esa
unión, o lo que normalmente se estima que la completa, es el nombre dado a esa
combinación. Porque es por los nombres por lo que los hombres generalmente
dan razón de sus distintas especies de modos mixtos, admitiendo muy raramente o
considerando que un cierto número de ideas simples formen una idea compleja,
sin que exista una colección similar de nombres para ellas. De esta manera,
aunque el asesinato de un anciano sea en la naturaleza algo unido para formar
una idea compleja, como el asesinato del propio padre, sin embargo, como no
existe un nombre para significar específicamente lo primero, y sí el de
parricidio para significar lo otro, no se toma por una idea
compleja particular lo uno, ni como una clase distinta de acto, diferente del
asesinato de un joven o de cualquier hombre.
5. Causa de hacer los modos mixtos
Si investigamos un poco más adelante para ver lo que
ocasiona que los hombres hagan distintas combinaciones de ideas simples para
formar modos mixtos, por así decir, fijos, y por qué descuidan otras ideas
simples que tienen, en la naturaleza de las cosas mismas, igual aptitud para
ser combinadas y formar así ideas distintas, podremos encontrar que la razón
se encuentra en los fines del lenguaje; fines que, consistiendo en el designio
o comunicación de los pensamientos de los hombres los unos a los otros de una
manera tan clara como sea posible, hacen que los hombres generalmente
promuevan esa clase de combinaciones de ideas, convirtiéndolas en modos
complejos a los cuales les dan ciertos nombres, según el uso frecuente que
hagan de ellos, a causa de sus costumbres y de su manera de trato, dejando a las
otras combinaciones, que rara vez tienen necesidad de mencionar, sueltas y sin
nombre que pueda servir para unirlas; de esta manera prefieren, cuando las
necesitan, enunciar una por una las ideas que las componen, antes que tener
que ocupar su memoria con ideas complejas, con nombres, ideas que pocas veces o
nunca tendrían que utilizar.
6. Por qué algunas palabras en un idioma no tienen equivalente en otro
Esto nos muestra la razón de que en todos los idiomas
existan muchas palabras particulares que no tienen traducción en otro idioma. Y
es que las distintas modas, costumbres y maneras de una nación provocan que se formen diversas combinaciones de ideas que son
familiares y necesarias en esa nación, pero que otro pueblo nunca ha tenido
ocasión de utilizar o tal vez nunca haya advertido siquiera; de esta manera, el
pueblo que utiliza estas combinaciones termina por darles nombres a fin de
evitar unas paráfrasis que serían excesivamente largas para las necesidades
diarias de la conversación, y de este modo llegan a ser ideas complejas muy
distintas en las mentes de los hombres. De esta manera, la palabra ostracismo
entre los griegos, y la palabra proscripción entre los romanos, eran términos
para los que otros idiomas no tenían un equivalente exacto, porque significaban
ideas complejas que estaban en la mente de los hombres de aquellos pueblos.
Donde no existía tampoco una noción para tales acciones; no se veía la
utilidad de tales combinaciones de ideas reunidas de esta manera, y, como si
dijéramos, unidas por aquellos términos; y, por tanto, en otros países no
había nombres para las mismas.
7.
Los idiomas cambian
De aquí también podemos ver la razón por la que los
idiomas cambian continuamente, adoptando unas palabras y desechando otras.
Porque el cambio de las costumbres y opiniones conlleva nuevas combinaciones
de ideas, sobre las que es necesario pensar y referirse a menudo, y por eso se
necesitan nuevos nombres para evitar largas descripciones, de tal manera que
éstos llegan a ser nuevas especies de modos complejos. Qué número de ideas
diferentes, encerradas de este modo en un breve sonido, cuánto tiempo y esfuerzo nos evitamos al proceder así, es algo que se podrá comprobar con que
nos tomemos la molestia de enumerar todas las ideas que están significadas por
los términos cruciales suspender o apelar, y que, en lugar de usar esas
palabras, intentáramos utilizar perífrasis para explicarle a otro lo que
significan.
8. Dónde existen los modos mixtos
Aunque tendré ocasión de considerar esto más extensamente cuando trate de las palabras y de su uso, sin embargo, no puedo
evitar las reflexiones que he hecho acerca de los nombres de los modos mixtos;
porque como son combinaciones efímeras y transitorias de ideas simples, que
no tienen sino una breve existencia y nada más que en la mente de los hombres,
y aun allí su experiencia no se prolonga más allá del momento en que piensa
en ellas, no tiene, por tanto, la apariencia de una existencia constante y
duradera en ninguna otra parte como en los nombres que se les da; y, por ello
mismo, al tratarse de esta clase de ideas, los nombres son fácilmente tomados
como las ideas mismas que significan. Pues si investigamos en qué lugar existen
las ideas de triunfo o de apoteosis, podremos comprobar que ninguna de ellas
puede existir totalmente a la vez en ningún lugar de las cosas mismas, ya que
se trata de actos que han requerido un tiempo para su ejecución, por lo que no
pueden existir totalmente a la vez. Y por lo que se refiere a la mente de los
hombres, en la que se supone que se alojan las ideas de estos actos, tienen
también una existencia muy breve, por lo que tendemos, a anexarlas a los nombres
que nos las sugieren.
9. Cómo adquirimos las ideas de los modos mixtos
Existen, por tanto, tres vías por las que adquirimos las
ideas complejas de los modos mixtos: 1) por experiencia y observación de las
cosas mismas. Así viendo a los hombres que luchan entre sí, o que practican
la esgrima, adquirimos las ideas de lucha o de esgrima; 2) por intervención, o
sea, juntando en nuestra mente varias ideas simples; de tal manera que el que
primero inventó el arte de la imprenta o de grabar, tenía que tener una idea
de esas artes antes de que existieran; 3) el tercer camino, que es el
más normal, consiste en la explicación de los nombres de acciones que
nunca vimos o de nociones que nunca llegamos a ver enumerando, es decir,
poniendo delante de nuestra imaginación todas aquellas ideas que componen
aquellas acciones o nociones y que son sus partes constitutivas. Porque
habiendo acumulado en nuestra mente, por medio de la sensación y de la
reflexión, unas ideas simples, y habiendo adquirido sus nombres a consecuencia
del uso que hacemos de ellos, podemos representar con esos nombres ante otra
cualquier idea compleja que queremos transmitirle, siempre que no desconozca
alguna idea simple, y que éstas tengan para nosotros el mismo nombre que tienen
para él. Porque, en última instancia, todas nuestras ideas complejas se pueden
resolver a partir de las ideas simples de las que están formadas, aunque quizá
sus componentes inmediatos, si se me permite decirlo así, también sean ideas
complejas. Así, el modo mixto significado por la palabra mentira está formado
por las siguientes ideas simples: 1) sonidos articulados; 2) ciertas ideas en la
mente de quien habla; 3) aquellas palabras que son los signos de esas ideas; 4)
la unión de estos signos mediante la afirmación o la negación, de modo
distinto a las ideas que significan, tal y como se encuentran en la mente de
quien habla. Creo que es innecesario que me detenga más en el análisis de esa
idea compleja que denominamos la mentira. Baste lo dicho para mostrar que
está compuesta de ideas simples, que sería un abuso de la paciencia de mi
lector el molestarle con una enumeración más minuciosa de todas las ideas simples particulares que componen
aquélla idea compleja; lo cual puede hacer
lo mismo por su cuenta a partir de lo que hemos dicho. Lo mismo se puede hacer con
todas las ideas complejas, sean las que fueren; ideas complejas que, aunque
hayan sido compuestas una y otra vez, pueden siempre dividirse en ideas simples,
que son todo el material del conocimiento o del pensamiento que podemos tener,
o que tenemos. Y no por ello debemos temer que la mente se vea limitada a un
pequeño número de ideas, sobre todo si consideramos el amplio abanico de modos simples que por sí
mismos nos ofrecen el número y la forma. Fácil- mente podemos imaginar, por
tanto, que los modos simples están muy lejos de ser unos pocos, y que admiten
las variadas combinaciones de diversas ideas simples y de sus infinitos modos.
De manera tal que antes de que demos por finalizada esta obra, veremos que nadie
puede temer el que pueda carecer de espacio adecuado para sus pensamientos,
aunque, según es mi intención, se vean éstos confinados a ideas simples,
recibidas a partir de la sensación de la reflexión y de sus distintas
combinaciones.
10. El movimiento, el pensamiento y la potencia son las ideas más modificadas
Parece adecuado observar cuáles de nuestras ideas simples
han sido más modificadas, y han servido para formar a partir de ellas el mayor
número de modos mixtos, con los nombres que se les asignan. Y éstas han sido
tres: el pensamiento, el movimiento (que son las dos ideas que comprenden en sí
toda acción) y la potencia, a partir de la cual se concibe que proceden estas
acciones. Digo que estas ideas simples de pensamiento, movimiento y potencia
han sido aquellas que se han visto más modificadas, y de cuyas modificaciones
se ha formado el mayor número de modos complejos con sus nombres. Porque, como
en la acción consiste el gran negocio del género humano, y el objeto todo al
que las leyes hacen referencia, no es sorprendente que los diversos modos del
pensamiento y del movimiento hayan sido advertidos, que sus ideas hayan sido
observadas y guardadas en la memoria que se les hayan asignado nombres, sin lo
cual difícilmente podrían formarse leyes o reprimirse el vicio y el
desorden. Tampoco podría haber, faltando esas ideas complejas que carecieran
de sus nombres, ninguna clase de comunicación entre los hombres; por ello los
hombres han establecido nombres, y han pensado que existían en sus mentes ciertas ideas establecidas, cerca de los
modos
de distintas acciones, distinguiéndolas por sus causas, sus medios, sus
objetos, sus fines, sus instrumentos, sus tiempos y lugares y demás
circunstancias,. y así también de las ideas de sus distintas potencias que a
dichas acciones se refieren. Por ejemplo, la osadía que es la potencia de
hablar o de hacer lo que pretendemos, delante de los otros, sin ninguna clase
de miedo o perturbación, y a la que los griegos llamaban refiriéndose de
manera confidencial con el nombre particular de parresía, que es una potencia
o capacidad que tiene el hombre de hacer algo, una vez que la ha adquirido
mediante la realización frecuente de una misma cosa, y que es a la idea a la
que le damos el nombre de hábito; cuando está preparada para convertirse en
cualquier ocasión en acto, la denominamos disposición. Así, el tener mal
humor es una disposición o aptitud hacia el enfado. Para concluir, examinamos cualquier modo de
acción, por
ejemplo, la consideración y el asentimiento, que son acciones de la mente; el
correr o el hablar, que son acciones del cuerpo; la venganza y el asesinato,
que son acciones de la una y lo otro, y veremos que no son sino muchas
colecciones de ideas simples, que, reunidas, forman las ideas complejas y
significadas por aquellos nombres.
11. Algunas palabras que al parecer significan alguna acción no
significan sino
el efecto
Como la potencia es el origen de todas las acciones, damos el
nombre de causa a las sustancias en las que esas potencias residen, cuando
ejercen su potencia en acto; y las sustancias que de ese modo se producen, o las
ideas simples, que, por el ejercicio de esa potencia, entran en cualquier
sujeto, se llaman efectos. La eficacia por la que se produce la nueva sustancia
o idea se llama, en el sujeto que ejerce ese poder, acción; pero en el sujeto
en quien se cambia o se produce cualquier idea simple, se denomina pasión, Eficacia
que, por más variada que sea, y por más infinitos que sean sus efectos,
pienso que no podemos concebirla en agentes individuales como otra cosa que no
sean modos del pensamiento y de la volición, y en agentes corporales, como otra
cosa que no sean modificaciones de movimiento. Digo que me parece no podemos
concebir que sea otra cosa distinta de las dos que acabo de afirmar. Porque
confieso que no tengo noción alguna ni idea de otra clase de acción, aparte de
ésas, que produzca tales efectos; de tal manera que se trata de algo
totalmente alejado de mis pensamientos, aprehensiones y conocimientos; y que
están tan en la oscuridad como estarían para mí unos sentidos distintos a los
que poseo, o como lo están para un ciego las ideas de los colores. Y, por
tanto, muchas palabras que me parecen expresan alguna acción, no significan
la acción en absoluto, o el móvil operandi, sino que únicamente aluden a los
efectos, junto con algunas circunstancias del sujeto que la padece, o de la
causa que la provoca. por ejemplo, la creación o la aniquilación no contienen
en sí ninguna idea sobre la acción o la manera en que se producen, sino
simplemente sobre la causa y la cosa que se hace. Y cuando un campesino afirma
que el frío congela el agua, aunque la palabra congelar parezca significar una
acción, la verdad es que, sin embargo, no significa sino el efecto; es decir,
que el agua antes fluida se ha convertido en algo duro y consistente, sin que
aquélla palabra contenga ninguna idea de la acción, por la que se ha
producído
esto.
12. Los modos mixtos también se forman de otras ideas distintas a las de
potencia y acción
Creo que no será necesario señalar aquí que,
aunque la
potencia y la acción forman el mayor número de los modos mixtos que han
sido designados con nombres, y que son más familiares en la mente y en el habla de los hombres, sin embargo no podemos excluir otras
ideas simples, ni sus distintas combinaciones; ni mucho menos necesario me
parecerá enumerar todos los modos mixtos que se han fijado por medio de
nombres. Esto supondría escribir un diccionario de la mayor parte de las
palabras empleadas en la teología, en la épica, en derecho, en la ciencia
política y en las demás ciencias. Todo lo que ahora intento es
mostrar las clases de ideas a las que denomino modos mixtos; de qué manera la
mente las obtiene, y que esas ideas no son sino combinaciones formadas de otras
simples que proceden de la sensación y de la reflexión; lo cual imagino que
ya he hecho.