LIBRO III DEL ENSAYO SOBRE EL ENTENDIMIENTO HUMANO
Capítulo IV
ACERCA DE LOS NOMBRES DE LAS IDEAS SIMPLES
1. Los nombres de las ideas simples, de los modos y de las
sustancias tienen cada uno algo de particular
Aunque, según he indicado, todos los nombres no significan
de manera inmediata más que las ideas que hay en la mente del hablante,
sin embargo después de un examen más detallado descubriremos Que los nombres
de las ideas simples, de los modos mixtos (entre los que también comprendo las
relaciones) y de las sustancias naturales, tienen cada uno algo de particular
y diferente respecto a los otros. Por ejemplo:
2.
En primer lugar, los nombres de las ideas simples y de las sustancias
implican existencias reales
Los nombres de las ideas simples y de las
sustancias, junto con las ideas
abstractas de la mente que significan de un modo inmediato, implican
también alguna existencia real, de la que deriv6 su modelo original. Pero los nombres de los modos mixtos
terminan en
la idea que está en la mente y no conducen a ningún pensamiento más allá,
según los veremos más detalladamente en el siguiente capítulo.
3. En segundo lugar, los nombres de las ideas
simples y de los
modos siempre significan tanto la esencia real como la nominal
Los nombres de las ideas simples significan siempre tanto la
esencia real como la nominal de sus especies. Pero los nombres de las sustancias
naturales raramente, por no decir nunca, significan otra cosa que las esencias
nominales de esas especies, según mostraremos en el capítulo que trata de
los nombres de las sustancias en particular.
4. En tercer lugar, los nombres de las ideas simples son indefinibles
Los nombres de las ideas simples no admiten ninguna
definición, pero sí las admiten los nombre de las ideas complejas.
Nadie, que yo sepa, ha observado hasta ahora qué palabras son susceptibles de
ser definidas y qué palabras no lo son; y esto me parece que ha sido el motivo
de no pocas discusiones y de oscuridad en los discursos de los hombres, al
exigir algunos definiciones de términos que no se pueden definir, y pensar
otros que debían contentarse con la explicación dada por otra palabra más
general, y con su restricción (o para hablar en términos del arte lógico,
por el género y la diferencia), incluso cuando después de que se ha dado
semejante definición de acuerdo con la regla establecida, los que la escuchan
no logran una concepción más clara del sentido de la palabra que la que
tenían antes. Esto es al menos lo que yo pienso de la definición, que el
mostrar cuáles palabras son susceptibles de definición y cuáles no, y en qué
consiste una buena definición, no estará totalmente alejado de nuestro
propósito actual, y tal vez nos proporcione una luz suficiente sobre la
naturaleza de esos signos y de nuestras ideas, como para merecer una atención
más detallada.
5. Si todos los nombres fueran definibles, sería un proceso
in infinitum
No voy a detenerme aquí a probar que todos los término no
son definibles, a partir de este proceso in infinitum al que visiblemente
nos veríamos avocados si admitiéramos que todos los nombres pueden ser
definidos. Pues si los términos de una definición tuvieran que ser definidos
por otra definición, ¿en qué punto tendríamos que detenernos? Pero sí mostraré, a partir de la naturaleza de nuestras ideas y de la significación de
nuestras palabras, por qué algunos nombres pueden ser definidos y otros no, y
cuáles son éstos.
6. Qué es una definición
Creo que estaremos de acuerdo en que una definición no es
otra cosa que mostrar el sentido de una palabra por otros varios términos que
no sean sinónimos. Y siendo tan sólo el significado de las palabras la idea
misma que quien emplea la palabra significa, el sentido de cualquier término se
muestra, o el significado de la palabra se define, cuando por medio de otras
palabras, la idea de la que la palabra es signo, y a la que va unida en la mente
del hablante, se representa, o se expone a la vista del otro, y de este modo
se determina su significado. Este es el único uso y finalidad de las
definiciones; y por ello la única medida de que es una buena definición, o
no lo es.
7. Por qué son indefinibles las ideas simples
Establecida la premisa anterior, puedo afirmar que los
nombres de las ideas simples, y solamente ésos, no son susceptibles de ser
definidos. La razón es ésta: los varios términos de una definición, al
significar distintas ideas, no pueden de ninguna manera juntos significar
una idea que no tiene en absoluto una composición; y, por ello, una definición,
que propiamente no es otra que el mostrar el significado de una palabra por
algunas otras, cada una de las cuales no significa la misma cosa, no puede tener
ningún lugar en los nombres de las ideas simples.
8. Ejemplos: definiciones escolásticas del movimiento
El no haber observado esta diferencia entre nuestras ideas
y sus nombres ha provocado esas eminentes tonterías en las escuelas, que tan
fácilmente se observan en las definiciones que nos dan de algunas de esas
ideas simples. Pues en la mayor parte de ellas, incluso aquellos maestros de las
definiciones las dejaron intactas, simplemente por la imposibilidad que
hallaron en ello, Qué jerigonza más exquisita del ingenio humano se puede
encontrar que esta definición: «el acto de un ser en potencia, en cuanto que
está en potencia»; cualquier hombre razonable, a quien todavía no ha llegado
la fama del absurdo de esta definición, estaría perplejo al tratar de
encontrar qué palabra respondía a esta explicación. Si Tulio hubiera
preguntado a un holandés qué era un beweeginge, podría haber recibido esta explicación en su propio idioma, que era «actus entis in potentia
quatenus in potentia»; y yo pregunto si cualquiera podría imaginar que de este
modo había entendido lo que significa la palabra beweeginge, o habría
adivinado qué idea tiene un holandés comúnmente en su mente, y desea
comunicar a otra persona, cuando emplea ese sonido.
9. Definiciones modernas del movimiento
Tampoco los filósofos modernos, que han tratado de sacudiese
la jerigonza de las escuelas y de hablar de manera inteligible, han tenido mejor
éxito al definir las ideas simples, fuera por la explicación de las causas,
o por otro procedimiento cualquiera. Los atomistas, que definen el movimiento
como el paso de un lugar a otro, ¿qué otra cosa hacen sino poner una palabra
sinónima en lugar de otra? ¿Pues qué es paso sino movimiento? Y si se les
preguntara qué es el paso, ¿cómo podrían definirlo mejor que por el movimiento? Pues ¿acaso no es tan propio y significativo decir que el paso es un
movimiento de un sitio a otro, como afirmar que el movimiento es un paso? Cuando
cambiamos dos palabras de igual significado, la una por la otra, estamos
traduciendo, no definiendo. Esto, cuando una de ellas se entiende mejor que la
otra, puede servir mejor para describir qué idea está significada por la
palabra desconocida, pero está muy lejos de ser una definición, a no ser que
afirmemos que cada palabra inglesa del diccionario es una definición de la
latina a que responde, y que movimiento es una definición de motus. Tampoco
«la aplicación sucesiva de las partes de la superficie de un cuerpo a las de
otro», que es la definición de los cartesianos, se mostrará como una
definición mejor del movimiento, cuando la examinemos.
10. Definiciones de la luz
«El acto de lo perspicuo, en cuanto perspicuo», es otra
definición peripatética de una idea simple; la cual, aunque no más absurda
que la anterior del movimiento, muestra más claramente su inutilidad y
falta de significación, pues la experiencia puede convencer fácilmente a
cualquiera que no se puede comunicar el significado de la palabra luz (que es lo
que se pretende al definirla) a un ciego; sin embargo, la definición de
movimiento no aparece a primera vista tan inútil porque elude esta manera de
probarla. Pues esta idea simple, al penetrar en la mente por el tacto, al igual
que por la vista, resulta imposible encontrar un ejemplo de alguien que haya
obtenido la idea de movimiento tan sólo por la definición de ese
nombre. Aquellos que afirman que la luz consiste en un gran número de pequeños
glóbulos, que golpean repetidamente en el fondo del ojo, se expresan de manera
más inteligente que las escuelas; sin embargo, aun cuando esas palabras se
entendieran de manera perfecta, nunca podrían evocar la idea que significa la
palabra luz, ni servirían mejor para hacerla conocer a un hombre que no tuviera
antes esa idea que si le dijeran que la luz no era sino un conjunto de pelotitas
de tenis que las hadas golpean todo el día con raquetas contra la frente de
algunos hombres, en tanto que no lo hacen contra otros. Pues aun si admitimos
que esta explicación de la cosa sea verdadera, todavía la causa de la luz,
aunque la tuviéramos totalmente exacta, no podría aportarnos la idea de la luz
misma, como una percepción particular nuestra, mejor que lo haría la forma y
el movimiento de un acero afilado de proporcionarnos la idea del dolor que nos
puede causar. Porque la causa de cualquier sensación y la sensación misma son
dos ideas, en todas las ideas simples que provienen de un solo sentido; y dos
ideas tan diferentes y distantes la una de la otra que no podría encontrarse
otras más alejadas. Y por ello, aunque los glóbulos de Descartes golpearan el
tiempo que se quisiera la retina de un hombre que ha quedado ciego, por la gutta
serena, nunca alcanzaría la idea de luz, ni ninguna otra parecida, aunque
entendiera perfectamente lo que son los glóbulos pequeños y lo que es golpear
en otro cuerpo. De ahí que los cartesianos distingan muy bien entre esa luz que
es la causa de la sensación en nosotros y la idea producida por ella, que es a
lo que propiamente se llama luz.
11. Más explicaciones de por qué las ideas simples son indefinibles
Según se ha demostrado, las ideas simples se adquieren
solamente por aquellas impresiones que los objetos producen en la mente por
medio de las vías adecuadas a cada clase. Si no se reciben de esta manera,
todas las palabras del mundo, usadas para explicar o definir alguno de los
nombres, jamás serían capaces de producir en nosotros la idea que significan.
Porque siendo las palabras sonidos, no pueden producir en nosotros ninguna otra
idea que no sea la de esos sonidos; ni tampoco pueden provocar en nosotros ninguna idea, si no es en virtud de la conexión voluntaria que, según se sabe, se
establece entre ellos y esas ideas simples que el uso común ha establecido
como signos de dichos sonidos. Aquel que piense de otra manera deberá averiguar
si existen palabras que le pueden comunicar el sabor de una piña, y aportarle
la verdadera idea de ese fruto delicioso. En la medida en que se le diga que su
gusto es similar a algunos otros de los que ya tenga una idea en la memoria,
impresos allí por objetos sensibles, no extraños a su paladar, en esa misma
medida se aproximará a esa semejanza en su mente. Sin embargo, eso no es proporcionarnos una idea por una definición, sino que es provocar en nosotros
otras ideas simples a través de sus nombres conocidos, los cuales de cualquier
forma serán muy diferentes del verdadero sabor de la fruta misma. En la luz,
en los colores, y en todas las demás ideas simples sucede lo mismo: la
significación de los sonidos no es natural, sino impuesta y arbitraria, y
ninguna definición de la luz o de lo rojo resulta más adecuada o más capaz de
producir en nosotros esas ideas que los mismos sonidos luz o rojo. Porque
esperar que se puedan producir las ideas de luz o de color por unos sonidos,
sean los que fueren, es. lo mismo que pensar que los sonidos son visibles o los
colores audibles; y supone que los oídos realicen el oficio de todos los demás
sentidos. Lo que es lo mismo que afirmar que podernos gustar, oler y ver por medio de los
oídos, especie de filosofía propia solamente de Sancho Panza, que tuvo la
facultad de ver a Dulcinea de oídas. Y, por tanto, el que antes no haya
recibido en su mente, por el camino adecuado, la idea simple que significa una
palabra, nunca podrá llegar a conocer el significado de esa palabra mediante
otras palabras o sonidos, unidos según las reglas de la definición. La
única manera consiste en aplicar a sus sentidos el objeto adecuado, provocando
de ese modo en él la idea de la que ya había aprendido el nombre. Existió un
ciego estudioso que casi se rompe la cabeza con el estudio de los objetos
visibles y que utilizó a sus libros y amigos para comprender los nombres de la
luz y de los colores con los que tan a menudo se encontraba, hasta que un día
pensó que ya él comprendía el significado de escarlata; habiéndole
preguntado uno de sus amigos qué era el escarlata, el ciego contestó que era
como el sonido de una trompeta. La misma comprensión tendrá de un nombre o una
idea simple el que pretenda descubrir su significado por medio de una
definición o de otras palabras cualesquiera que se empleen para explicarlo.
12. Lo contrario sucede en las ideas complejas, como en los ejemplos de una
estatua y del arco iris
El caso es totalmente diferente en las ideas complejas,
pues al consistir éstas en varias ideas simples entra dentro del poder de
las palabras que significan las diversas ideas que las componen, el imprimir las
ideas complejas en la mente en la que antes no se hallaban, y hacer así que sus
nombres sean entendidos. En tales colecciones de ideas, reunidas bajo un solo
nombre, la definición, o el desvelar el significado de una palabra por medio de
otras, tiene un lugar, y puede hacemos entender los nombres de cosas que jamás llegaron al alcance de nuestros sentidos, y hacernos forjar en la mente
ideas semejantes a las que existen en la mente de otros hombres, cuando utilizan esos nombres,
en tanto que ninguno de esos términos de la definición signifique una idea
simple de aquellas que no tenga ya en su pensamiento la persona a quien se hace
la definición. Así, podemos explicar a un ciego la palabra estatua por medio
de otras palabras, mientras que no podemos hacerlo con la palabra pintura,
pues sus sentidos le han dado la idea de figura, pero no la de los colores, y,
por tanto, no podemos evocársela mediante palabras. Esto hizo ganar el premio
a un pintor contra un escultor, cada uno de los cuales disputaba la excelencia
de su arte respectiva, presu.miendo el escultor de que la suya era mejor,
porque tenía mayor alcance, y podían percibir sus excelencias incluso los que
hubieran perdido la vista. El pintor se mostró de acuerdo en someterse al
juicio de un ciego, el cual, habiendo sido conducido al lugar donde estaban la
estatua del escultor y el cuadro del pintor, fue llevado en primer lugar ante la
estatua, de la que fue percibiendo sus rasgos de la cara y el cuerpo por medio
de las manos, y aplaudió la obra del autor con gran admiración. Pero una vez
ante la pintura, y habiendo colocado sus manos sobre ella, se le dijo cuándo tocaba la cabeza, la frente, los ojos, la nariz, a
medida que su mano se
movía por las diversas partes de la tela del cuadro, sin encontrar en él la
menor diferencia; visto lo cual, él exclamó que sin duda debería ser una
obra muy admirable y divina, puesto que podía mostrar a ellos todas esas partes
mientras él no podía sentir ni percibir nada.
13. Los colores son indefinibles para el ciego de nacimiento
El que dijera la palabra arco iris a alguien que conociera
todos esos colores, pero que jamás hubiese contemplado ese fenómeno, podría,
mediante la explicación de la forma, el tamaño, la posición y el orden de
los colores, definir tan adecuadamente esa palabra que lograría hacer comprender perfectamente su significado.
Pero esa definición, por muy exacta y perfecta que fuese, nunca podría hacer
comprender a un ciego lo que es, pues varias de las ideas simples que forman esa
idea compleja, siendo de aquellas que jamás había recibido por la
sensación y la experiencia, no podrían ser provocadas en su mente por ninguna
palabra.
14. Las ideas complejas son solamente
definibles cuando las ideas
simples de las que constan han sido recibidas por la experiencia
Las ideas simples, según se ha mostrado, pueden únicamente
adquiriese por la experiencia de esos objetos que son los adecuados para
producir esas percepciones en nosotros. Cuando tenemos la mente abastecida
con ellas en este sentido, y conocemos sus nombres, entonces estamos en
situación de definir, y de entender, por medio de definiciones, los nombres de
las ideas complejas que están formadas con aquéllas. Pero cuando un término
cualquiera significa una idea simple que un hombre jamás tuvo en su mente, es
imposible darle a conocer su significado mediante palabras. Cuando un término
cualquiera significa una idea que un hombre conoce, pero ignorando que ese
término es la señal de ella, entonces el uso de otro nombre para la misma idea
que conocía puede hacerle comprender su significado. Pero en ningún caso es
susceptible de definición el nombre de cualquier idea simple.
15. En cuarto lugar, los nombres de las ideas simples tienen un
significado menos dudoso que el de los modos mixtos y sustancias
Aunque los nombres de las ideas simples no cuentan con la
ayuda de la definición para determinar su significado, eso no es obstáculo para que sean
generalmente menos dudosos e inciertos que los de los modos mixtos y de las
sustancias. Pues al significar únicamente una sola percepción simple, los
hombres, en la mayoría de las ocasiones, se ponen de acuerdo más fácil y
perfectamente sobre su significado; y por ello queda poco lugar para errores y
disputas sobre su sentido. Aquel que ya sepa que la blancura es el nombre del
color que él ha visto en la nieve o la leche, no aplicará incorrectamente esta
palabra, en tanto que conserve esta idea; pero si la perdiera por completo, no
equivocaría seguramente el sentido, sino que se da- ría cuenta de que no la
entiende. No hay aquí ni una multiplicidad de ideas simples reunidas, que es el
origen de las dudas respecto a los modos mixtos, ni una supuesta, pero
desconocida, esencia real, de la que dependen ciertas propiedades y cuyo número
exacto también es desconocido, que es lo que provoca la dificultad en los
nombres de las sustancias. Sino que, por el contrario, en las ideas simples la
significación total del nombre se conoce de una sola vez, y no consta de
partes, por las que, al incluirse en mayor o menor grado, la idea varía y la
significación del nombre se hace oscura e incierta.
16. En quinto lugar, las ideas simples tienen pocos
ascensos in
línea praedicamentali
Se puede observar con respecto a las ideas simples y a sus
nombres que tienen muy pocos ascensos in linea praedicamentali (según la
llaman) desde la más baja especie al summum genus. La razón de esto es
que, como la especie más baja no es sino una idea simple, no puede quedar nada
fuera de ella, de manera que al quitarse la diferencia pueda concordar con
alguna cosa en una idea común para ambas, la cual, no teniendo un nombre, es el
género de las otras dos; por ejemplo, nada hay que pueda quedarse afuera en
las ideas de blanco o rojo para hacerlas concordar en una
apariencia común, y de esta manera tengan un solo nombre general, como cuando
se deja fuera la idea de racionalidad de la idea compleja de hombre, se hace
concordar con la idea de bruto en la idea y nombre más generales de animal. Por
esto cuando, para evitar enumeraciones inútiles, los hombres quieren comprender bajo un solo nombre general las ideas de blanco y de rojo, y otras
ideas simples semejantes, lo han hecho por medio de una palabra que denota tan
sólo la manera por la que esas ideas penetran en la mente. Pues cuando blanco,
rojo y amarillo quedan comprendidos bajo el género o nombre color, ello no
significa otra cosa que ideas como las producidas en la mente solamente por la
vista, y que únicamente penetran por los ojos. Y cuando quieren forjar un
término aún más general, para comprender los colores y los sonidos, y otras
ideas simples similares, lo hacen por una palabra que significa todas aquellas
ideas que penetran sola- mente en la mente por un sentido. Y así el término
general cualidad, en su acepción común, comprende los colores, los sonidos,
los gustos, los olores y las cualidades tangibles, para distinguirlos de la
extensión, del número, del movimiento, del placer y del dolor que hacen
impresiones en la mente e introducen sus ideas por más de un sentido.
17. En sexto lugar, los nombres de las ideas simples no están
tomados de manera arbitraria de la existencia de las cosas
Los nombres de las ideas simples, de las sustancias y de los
modos mixtos tienen también esta diferencia: que los de los modos mixtos
significan ideas en forma totalmente arbitraria, los de las sustancias no de una
forma tan absoluta, porque se refieren a un modelo, aunque con alguna laxitud, y
los de las ideas simples se derivan perfectamente de la existencia de las cosas,
y no son arbitrarios en absoluto. Lo cual proporciona diferencias en la significación de los nombres que veremos en
los capítulos siguientes.
Los nombres de los modos simples difieren poco de los de las ideas simples.