LIBRO III DEL ENSAYO SOBRE EL ENTENDIMIENTO HUMANO
Capítulo V
ACERCA DE LOS NOMBRES DE LOS MODOS MIXTOS
Y DE LAS RELACIONES
1. Los modos mixtos significan ideas abstractas, como los demás nombres
generales
Al ser generales, los nombres de los modos mixtos significan,
según se ha mostrado, clases o especies de cosas, cada una de las cuales posee
su esencia particular. Las esencias de esas especies, como también se ha
mostrado, no son sino ideas abstractas en la mente, a las que los nombres se añaden. De esta manera, los nombres y esencias de los modos mixtos nada tienen
que no sea común con otras ideas, aunque si los consideramos más
detalladamente, encontraremos que tienen algo peculiar que quizá merezca
nuestra atención.
2. En Primer lugar, las ideas abstractas que significan son elaboradas por el
entendimiento
La primera particularidad que observo es que las ideas
abstractas, o, si se prefiere, las esencias de las varias especies de los modos
mixtos, son elaboradas por el entendimiento, en lo que se diferencian de las ideas simples, en las que la mente no tiene poder para
hacer ninguna de ellas, sino que únicamente recibe aquellas
que le son presentadas por la existencia real de las cosas que operan sobre
ella.
3. En segundo lugar, las hace arbitrariamente y sin modelos
Esas esencias de las especies de los modos mixtos no sólo
son hechas por la mente, sino que las hace de una manera muy arbitraria, sin
modelos o referencia de ninguna existencia real. En esto difieren de las
sustancias, que conllevan el supuesto de algún ser real, del que se han derivado y
respetado al que se conforman. Pero en sus ideas complejas de los modos mixtos, la mente tiene libertad para no seguir exactamente la existencia de las
cosas. Une y retiene ciertas colecciones, como un conjunto de ideas
específicas distintas, en tanto que otras, que ocurren con igual frecuencia
en la naturaleza, y que son llanamente sugeridas por las cosas exteriores, son
pasadas por alto, sin nombres o especificaciones particulares. Ni la mente,
tanto en las de los modos mixtos como en las ideas complejas de las sustancias,
las examina por la existencia real de las cosas, ni las verifica de acuerdo con
modelos existentes en la naturaleza que contengan una composición peculiar
semejante. Pues, para saber si la idea de adulterio o incesto son correctas,
¿tendría un hombre que buscar entre las distintas cosas existentes? ¿O bien
es verdad porque alguien ha sido testigo de una acción semejante? En absoluto;
aquí es suficiente con que los hombres hayan juntado una colección tal
en una sola idea compleja, convertida en arquetipo e idea específica, con
independencia de que dicha acción se haya realizado in rerum natura o
no.
4.Cómo se hace esto
Para entender esto de manera correcta, debemos
considerar en qué consiste ese hacer ideas complejas, y que no se trata de hacer ideas nuevas, sino que
consiste
en reunir algunas ideas que ya estaban en la mente. En esto la mente hace tres
cosas: primero, escoge un cierto número; segundo, las da una conexión y las
convierte en una sola idea; tercero, las ata por medio de un nombre. Si
examinamos la manera en que la mente procede con respecto a este asunto, y qué
libertades se toma, fácilmente podremos observar cómo estas esencias de las
especies de los modos mixtos son obra de la mente, y, en consecuencia, que las
especies mismas son resultado de los ¡hombres.
5. Se evidencia su arbitrariedad en que la idea es con
frecuencia anterior a la
existencia
Nadie puede dudar que esas ideas de los modos mixtos se hacen
por una voluntaria colección de ideas reunidas en la mente, con independencia
de cualquier modelo original de la naturaleza, si piensa que esa clase de ideas
complejas pueden hacerse, abstraerse y dárseles un nombre, y constituir así
una especie antes de que exista un solo individuo de ella. ¿Quién dudará
que las ideas de sacrilegio o adulterio se puedan forjar en las mentes de los
hombres, y les den un nombre, constituyendo así esas especies de modos mixtos,
antes de que fuera cometido ninguno de esos actos, y que se puede discutir y
razonar sobre ellos y a partir de ellos descubrir otras verdades, en tanto que
no tienen más ser que en el entendimiento, lo mismo que cuando dichos actos
tienen una existencia real tan excesivamente frecuente? Por lo que se hace
evidente hasta qué grado las clases de los modos mixtos son criaturas del
entendimiento, en el que tienen un ser tan servicial para todos los fines de la
verdad real y del conocimiento, como cuando existen en realidad. Y no podemos
dudar que los legisladores han hecho con frecuencia leyes sobre algunas acciones
que solamente fueron criaturas de sus propios entendimientos, seres que no
tenían otra existencia que la
de sus mentes. Y creo que nadie podrá negar que la
resurrección fuera una especie de modo mixto que
existiera en la mente antes de tener una existencia real.
6. Ejemplos: el asesinato, el incesto y el
apuñalamiento
Para ver con cuánta arbitrariedad son hechas esas esencias
de los modos mixtos por la mente, bastará con echar una ojeada a alguno de
ellos. Un pequeño examen será suficiente para mostrarnos que es la mente la
que reúne diversas ideas independientes en una sola idea compleja; y, mediante
el nombre común que les da, las convierte en esencias de una cierta especie,
sin que se regulen por ninguna conexión que tengan en la naturaleza. Pues
¿qué mayor conexión en la naturaleza puede tener la idea de un hombre que
la idea de una oveja con la de matar para que en un caso se convierta en una
especie particular de acción, designado por la palabra asesinato, y en el otro
no? o ¿qué vínculo existe en la naturaleza entre la idea de la relación de
un padre con la de matar, mayor que con la de un hijo o vecino, para que
aquéllas se combinen en una idea compleja, y por eso en la esencia de una
especie distinta, el parricidio, en tanto que las otras no constituyen una
especie distinta? Pero aunque la acción de matar a un padre o a una madre se ha
hecho una especie distinta de la acción de matar al hijo o a la hija, sin
embargo, en otros casos, el hijo y la hija se toman con la misma consideración
que el padre y la madre, y todos quedan comprendidos en la misma especie, como
en el caso del incesto. De esta manera, la mente reúne, en los modos mixtos, de
una manera arbitraria, aquellas ideas que le parece conveniente en ideas
complejas, mientras que otras, que tienen la misma unión en la naturaleza, se
dejan sueltas y nunca se las combina en una sola idea, pues no existe ninguna
necesidad de darles un solo nombre. Entonces resulta evidente que, por su libre
albedrío,
la mente da conexión a cierto número de ideas, que no tienen más unión en la
naturaleza que la que tienen otras ideas a las que no conexiona. Pues ¿por
qué, si no, se fija la atención en esa clase de armas con las que se
hiere, para constituir esa especie distinta de acción llamada apuñalar, y no
se tienen en cuenta la forma de¡ arma ni la materia de que esté hecha? ( Locke utiliza el término inglés Stabbing que, en
realidad, significa matar a alguna persona con la punta de un arma blanca,
término intraducible al español.) No
afirmo que esto se haga sin ninguna razón, según tendremos ocasión de
comprobar después; lo que sí digo es que se hace por la libre elección de la
mente, persiguiendo ésta sus propios fines, y que; por ello, estas especies de
modos mixtos son obra del entendimiento. Y no hay nada más evidente que el que,
en la mayoría de los casos, la mente no busca modelos en la naturaleza para la
formación de esas ideas, ni refiere las ideas que se forma a la existencia real
de las cosas, sino que junta aquellas ideas que mejor le sirven a sus
propósitos sin sujetarse a la imitación precisa de cualquier cosa que exista
realmente.
7. Sin embargo, sirven a los fines del lenguaje y no se
forman por azar
Aunque estas ideas complejas o esencias de los modos mixtos
dependen de la mente y ella las forja con gran libertad, sin embargo, no se
forman por azar, ni se combinan, sin ninguna razón, sus componentes. Aunque
estas ideas complejas no son siempre copia de la naturaleza, son, sin embargo,
siempre adecuadas a los fines para los que se hacen las ideas abstractas, y
aunque sean combinaciones hechas de ideas que están bastante sueltas, y que en
sí mismas tengan tan poca conexión como otras a las que la mente nunca les da
una conexión que las combine dentro de una idea, sin embargo, siempre se forman por las conveniencias de la
comunicación, que es el fin principal del lenguaje. El uso del lenguaje estriba
en significar con facilidad y rapidez concepciones generales por medio de
sonidos breves; en cuyas concepciones pueden existir no solamente una
abundancia de particulares, sino también una gran variedad de ideas
independientes reunidas en una sola idea compleja. Por tanto, en la formación
de las especies de los modos mixtos, los hombres se han fijado únicamente en
aquellas combinaciones que han tenido ocasión de mencionar uno a otro. Estas
las han combinado en ideas complejas distintas, y les han dado nombres; mientras
que las otras, que tienen en la naturaleza una unión igualmente estrecha, las
han dejado abandonadas e inadvertidas. Pues por no pasar de las acciones
humanas, si los hombres desearan formar ideas abstractas distintas con todas
las variaciones que se pueden observar en ellas, su número debería ser
infinito, y la memoria quedaría confundida ante tal abundancia, al tiempo que
inútilmente sobrecargada. Es suficiente con que los hombres hagan y nombren
tantas de estas ideas complejas de los modos mixtos cuantas descubran que tienen
ocasión de nombrar, en el transcurso ordinario de sus asuntos. Si se unen a
la idea de matar la de padre o madre, y de esa manera se forma una especie
distinta a la de matar a un hijo o al vecino, es por la diferencia existente en
la atrocidad del crimen, y el castigo que debe imponerse a quien asesina a su
padre o a su madre difiere del que debe imponerse al asesino de su hijo o vecino; y por ello se encuentran en la necesidad de mencionarlo por medio de un
nombre distinto, que es el fin que se persigue al hacerse esa combinación
distinta. Pero aunque las ideas de madre e hija sean tratadas de manera tan
diferente, con relación a la idea de matar, de manera que una se le junta para
formar así una idea abstracta distinta, mediante un nombre, y para formar así
una especie distinta, en tanto que no ocurre lo mismo con la otra idea, sin embargo, consideradas esas dos ideas respecto al
conocer carnal, quedan ambas comprendidas bajo el nombre de
incesto, y eso también por la misma conveniencia de expresar bajo un nombre, y
computar bajo una sola especie, semejantes uniones turbias que tienen algo
particularmente más torpe que las demás; y todo ello para evitar circunloquios
y descripciones tediosas.
8. De todo esto son una prueba las palabras
intraducibles de los distintos
idiomas
Un conocimiento mediocre de idiomas diferentes bastará para
mostrar con facilidad la verdad de esta afirmación, ya que resulta obvio
observar que existe una gran cantidad de palabras de un idioma que no tienen sus
correspondencias exactas en otro. Lo que claramente indica que los habitantes de
un país, a causa de sus costumbres y formas de vida, han encontrado la
ocasión de forjar distintas ideas complejas y de darles nombres, mientras que
los de otro país nunca las han reunido en ideas específicas. Esto no podría
haber ocurrido si esas especies fueran la obra constante de la naturaleza, y no
colecciones hechas y abstraídas por la mente, para darles nombres por las
necesidades de la comunicación. Los términos de nuestras leyes, que no son
sonidos vacíos, difícilmente encontrarán palabras que los traduzcan en
castellano o en italiano, idiomas nada pobres; mucho menos, me parece, podrían
traducirse al lenguaje de los Caribes o de otros pueblos salvajes. Y para la
palabra versura de los romanos o corban de los judíos no existen
términos en otras lenguas que las traduzcan, por las razones que antes se
han dicho. Pero si miramos más detalladamente este asunto, y comparamos con
más exactitud idiomas diferentes, podremos observar que, aunque tienen palabras
que en las traducciones y los diccionarios parece que responden las unas a las
otras, apenas existe una entre diez en los nombres de las ideas complejas,
especialmente de los modos mixtos, que signifique precisamente la misma idea
que la palabra por la que se traduce en el diccionario, No existen
más comunes y menos compuestas que las medidas del tiempo, de la extensión y
del peso, y los nombres latinos hora, pie, libra, se traducen sin dificultad por
los nombres ingleses hour, loot y pound; sin embargo, nada resulta más
evidente que las ideas que los romanos anexaban a aquellos nombres latinos
estaban muy lejos de ser las mismas que las que un inglés expresa por medio de
ellos. Y si uno de los dos empleara las medidas que el otro designa por los
nombres de su idioma, encontraría que sus cálculos eran totalmente erróneos.
Estas son pruebas demasiado evidentes para que no se puedan poner en duda; y
veremos esto aún más claramente en los nombres de las ideas más abstractas
o compuestas, como son la mayor parte de las que se usan en las disertaciones
morales, cuyos nombres, cuando los hombres tienen la curiosidad de compararlos con los que se emplean para traducirlos a otros idiomas, encuentran que
son muy pocos los que corresponden en la total extensión de sus significados.
9.
Esto demuestra que las especies se forman para la comunicación
La razón por la que hago tanto hincapié en esto es para que
no nos equivoquemos sobre los géneros y las especies y sus esencias, pensando
que se trata de cosas que la naturaleza ha hecho regular y constantemente, y
que tienen una existencia real en las cosas, ya que, después de un examen más
detallado, parece que no se trata sino de un artificio del entendimiento para
significar más fácilmente aquellas colecciones de ideas que con mayor
frecuencia puede comunicar por medio de un término general, bajo el que
diversos particulares, en tanto en cuanto se conforman con esa idea abstracta,
pueden quedar comprendidos. Y si la dudosa significación de la palabra especie
hace que para algunos no resulte familiar el que yo afirme que las especies de
los modos mixtos son «hechas por el entendimiento, con todo, creo que nadie podrá negar que es
la mente la que hace las ideas abstractas complejas a las que se dan nombres
específicos. Y si es verdad, como lo es, que la mente hace los modelos para la
clasificación y nombramiento de las cosas, dejo que se considere quién
establece los límites de las clases o especies, desde el momento en que para
mí especie y clase no tienen otra diferencia que ser una palabra latina y otra
inglesa.
10. En los modos mixtos es el nombre el que une la combinación
de las ideas simples y las convierte en especie
La estrecha relación existente entre especies, esencias y
sus nombres generales, al menos en los modos mixtos, aparecerá más claramente
cuando consideramos que es el nombre el que al parecer preserva esas esencias
y les presta una duración permanente. Pues siendo la mente la que establece la
conexión entre las partes sueltas de esas ideas complejas, esta unión, que no
tiene un fundamento especial en la naturaleza, dejaría de existir si no hubiera
algo que, como quien dice, la mantuviera, impidiendo que sus partes se
dispersaran. Por ello, aunque la mente es la que hace la conexión, el que de
alguna manera constituye el nudo que la mantiene bien atada es el nombre. ¡Qué
amplia variedad de ideas diferentes no mantiene unidas las palabras triumphus, ofreciéndonoslas como una sola especie! Si esta palabra no se hubiera
inventado nunca, o hubiese desaparecido, habríamos podido tener, sin duda,
una descripción de lo que ocurría en aquella solemnidad; pero pienso que lo
que mantiene reunidas esas partes diferentes, dentro de una sola idea compleja,
es precisamente esa palabra anexada a ella, sin la cual las distintas partes de
aquélla se tendrían tan sólo por constitutivas de una cosa igual a cualquier
otro espectáculo, que, por haberse ofrecido una vez sola,
nunca fue unificado en una idea compleja bajo una denominación. Por esto, en el
caso de los modos mixtos, la unidad necesaria a cualquier esencia depende en
grado sumo de la mente, y la fijeza y la continuidad dependen también en el
mismo grado del nombre de uso común que se les anexa; y dejo esto a la
consideración de aquellos que ven en las esencias y especies unas cosas reales
establecidas en la naturaleza.
11. Para afirmar esto, nos encontramos con que a menudo los
hombres, al hablar de los modos mixtos, raramente se imaginan o toman por especies ningunos otros que no sean los ya
establecidos por nombres
Porque, siendo únicamente obra de los hombres, destinados a
nombrar, no se tiene noticia de ninguna especie, ni se supone que exista, que no
lleve un nombre anexado como signo de que se han combinado por parte del
hombre diversas ideas sueltas en una sola, y de que, por medio de ese nombre, se
le da una unión permanente a las partes que, de otro modo, cesarían de tenerla
tan pronto como la mente desechara esa idea abstracta, y en el momento en que
dejara de pensar en ella. Pero una vez que el nombre le ha sido anexa- do, y que
han adquirido a través suya una unión permanente y estable, entonces la
esencia queda, como si dijéramos, establecida, y la especie aparece como
completa. Pues, ¿con qué fin se podría cargar la memoria con semejantes
composiciones, si no era para convertirlas en generales por medio de la
abstracción? ¿Y para qué serviría convertirlas en generales, si no fuera
para dotarlas de nombres generales, de acuerdo con las necesidades del discurso
y de la comunicación? Así vemos que matar a un hombre con una espada o un
hacha no se consideran como distintas especies de acciones, pero si la punta
de la espada entra en el cuerpo, pasa por ser una especie distinta en aquellos
lugares
en que recibe un nombre distinto, como en Inglaterra, en cuyo idioma se
denomina stabbing; pero en otro país donde no ha sucedido que esa
acción quedara especificada bajo un nombre peculiar, no pasa por ser una
especie distinta. Pero en las especies de las sustancias corporales, aunque sea
la mente la que hace la esencia nominal, sin embargo, desde el momento en que
se supone que esas ideas que se combinan en ella tienen una unión en la
naturaleza, las una o no la mente, se las considera por ello como especies
distintas, sin que la mente haga ninguna operación, sea abstrayendo, sea
dando un nombre a esa idea compleja.
12. No inquirimos más allá de la mente detrás de los
originales de los modos mixtos, lo que también muestra que son obra del
entendimiento
Conforme a lo que se ha dicho en lo que se refiere a las
esencias de las especies de los modos mixtos, que más bien son criaturas del
entendimiento que productos de la naturaleza, conforme a ello, digo, encontramos que sus nombres conducen nuestros
pensamientos a la mente y no más
allá. Cuando hablamos de justicia o de gratitud, no nos forjamos nada imaginable de ninguna cosa existente, que podríamos
concebir, sino que nuestros
pensamientos terminan en las ideas abstractas de esas virtudes, y no más allá,
como cuando hablamos de un caballo o del hierro, cuyas ideas específicas no
consideramos como únicamente en la mente, sino como en las cosas mismas, las
cuales aportan los modelos originales de esas ideas. Sin embargo, en los modos
mixtos, al menos en una parte considerable de ellos, que son los seres morales,
consideramos los modelos originales como estando en la mente, y a ellos nos
referimos para distinguirlos de los seres particulares con nombres. Y pienso que
de aquí se deriva el que se dé a las esencias de los modos mixtos el nombre más particular de nociones, como si, por
un derecho peculiar, pertenecieran al entendimiento.
13. El que sean hechos, sin modelos, por el
entendimiento,
explica las razones por las que son así compuestas
De la misma manera, podemos conocer también por qué las
ideas complejas de los modos mixtos son comúnmente más compuestas y
recompuestas que las de las sustancias naturales. Porque, al ser una obra del
entendimiento, empeñado tan sólo en sus propios fines y en la conveniencia de
expresar brevemente las ideas que quiere comunicar a los demás, con frecuencia
une, en una sola idea abstracta, cosas que no tienen coherencia en la
naturaleza y de forma bastante libre, de manera que bajo un término reúne una
gran variedad de ideas compuestas y recompuestas. Así el nombre procesión,
¿no es una gran mezcla de ideas independientes, de personas, de hábitos, de
cirios, de órdenes, de movimientos, de sonidos, contenidos dentro de una idea
compleja, que la mente del hombre ha reunido de manera arbitraria, para
expresaría por ese nombre? En tanto que las ideas complejas de las clases de
las sustancias se componen en general de sólo un pequeño número de simples; y
en las especies de los animales, estas dos ideas, la forma y la voz, comúnmente forman la totalidad de la esencia nominal.
14. Los nombres de los modos mixtos significan siempre sus
esencias reales, que son obra de nuestras mentes
Otra cosa que podemos observar a partir de lo que ya se ha
dicho es que los nombres de los modos mixtos significan siempre (cuando
tienen una significación determinada) la esencia real de sus especies. Pues, como esas ideas abstractas son
obra de la mente, y no son referidas a la existencia real de las cosas, no se supone
nada más que ese nombre signifique, sino únicamente aquella idea compleja que
la mente misma ha formado, que es todo lo que se desea expresar por aquél; y es
de esto de lo que dependen todas las propiedades de la especie, y de donde
únicamente dimanan. De esta manera es como la esencia real y nominal son la
misma en este caso, la importancia de lo cual respecto al conocimiento cierto de
la verdad, comprobaremos más adelante.
15. Por qué sus nombres se adquieren usualmente antes que sus ideas
Esto también nos puede mostrar la razón de por qué la
mayor parte de los nombres de los modos mixtos se adquieren antes de que sean
perfectamente conocidas las ideas que ellos significan. Porque no existiendo
especies de aquellos de las que normalmente se tenga conocimiento, a no ser las
que ya tienen nombres, y como esas especies, o, mejor dicho, sus esencias,
son ideas complejas abstractas, y arbitrariamente forjadas por la mente, es
conveniente, si no necesario, conocer los nombres antes que uno intente formar
esas ideas complejas, a no ser que un hombre quiera meterse en la cabeza un
montón de ideas abstractas complejas, las cuales, al carecer de nombres para
los demás, no podrán servirle de nada, sino para desecharlas y olvidarlas de
nuevo. Confieso que al principio de la formación de los lenguajes fue
necesario tener la idea antes de darle un nombre; y todavía ocurre lo mismo
cuando, al forjarse una nueva idea compleja, se inventa una nueva palabra para
imponerle un nuevo nombre. Pero esto no concierne a los lenguajes ya hechos,
que, generalmente, están bien provistos de las ideas que los hombres tienen
frecuente ocasión de usar y comunicar; y sobre esto, yo pregunto si no es
el método ordinario para que los niños aprendan los nombres de los modos
mixtos antes de adquirir sus ideas. ¿Quién entre un millón puede tener las ideas abstractas de gloria y ambición antes de haber
oído sus nombres? Admito que en las ideas simples y en las sustancias es de
otro modo, pues al tener tales ideas una existencia y una unión real en la
naturaleza, las ideas y los nombres se adquieren unos antes que otros, según
acontezca.
16. Razones por las que me he extendido sobre este tema
Lo que aquí se ha dicho sobre los modos mixtos es, con muy
pocas diferencias, aplicable a las relaciones, lo cual, como cualquiera puede
observar, me exime de la tarea de ser más prolijo en este asunto, y sobre
todo porque lo que he dicho aquí sobre las palabras en este Libro Tercero,
posiblemente parecerá a algunos demasiado para lo que un tema tan poco
importante requeriría. Admito que podría haber sido más breve, pero quise que mi
lector se detuviera en la consideración de un razonamiento que creo nuevo y
algo apartado de los caminos normales (estoy totalmente seguro de que es algo
sobre lo que no había pensado cuando empecé a escribir), para que, llevándolo hasta sus últimas consecuencias y examinándolo por todos los lados,
alguna de sus partes pudiera coincidir con los pensamientos de los demás, y
de este modo dar ocasión a los más reacios o negligentes para que
reflexionaran sobre algo que en general está muy embrollado y, aunque tiene
importantes consecuencias, es poco tomado en consideración. Cuando se considera el rompecabezas que se hace con las esencias, y hasta qué punto toda
suerte de conocimientos, razonamientos y conversaciones son interrumpidos y embrollados por el descuido y confuso empleo de la aplicación de las palabras,
quizá se piense que merecía la pena dejar el asunto totalmente cerrado. Y me
será perdonado el que me haya detenido tanto en un argumento que, en mi
opinión, necesita ser inculcado, pues los errores en que con frecuencia
incurren los hombres en este aspecto, no sólo son un gran impedimento para el conocimiento verdadero, sino que a menudo se
admiten como si de ese conocimiento se tratara. Con frecuencia, los hombres
podrían ver que la cantidad de razón y verdad es bien poca, o quizá ninguna,
en aquellas opiniones pedantes de las que ellos están orgullosos, si pudieran
ir más lejos de los sonidos que están de moda, y observaran qué ideas están o no comprendidas bajo aquellas palabras en las que basan todos sus
argumentos y con las que disputan de una manera tan confiada. Puedo pensar que
he prestado algún servicio a la verdad, a la paz y al aprendizaje si,
extendiéndome en este tema, consigo que los, hombres reflexionen sobre el uso
que hacen del lenguaje, y les doy motivo para sospechar que, desde el momento en
que es frecuente en otros, también les puede ocurrir a ellos el que muchas
veces tengan en sus labios y escritos palabras muy buenas y autorizadas que, sin
embargo, sean de un significado incierto, escaso o nulo; y que, por eso, no es
absurdo el que sean cuidadosos en este mundo, ni el que se presten a que las
palabras que ellos utilizan sean examinadas por otros. Así pues, seguiré
extendiéndome sobre esta materia con estos propósitos.