LIBRO III DEL ENSAYO SOBRE EL ENTENDIMIENTO HUMANO

Capítulo V
ACERCA DE LOS NOMBRES DE LOS MODOS MIXTOS Y DE LAS RELACIONES

1. Los modos mixtos significan ideas abstractas, como los demás nombres generales
Al ser generales, los nombres de los modos mixtos significan, según se ha mostrado, clases o especies de cosas, cada una de las cuales posee su esencia particular. Las esencias de esas especies, como también se ha mostrado, no son sino ideas abstractas en la mente, a las que los nombres se añaden. De esta manera, los nombres y esencias de los modos mixtos nada tienen que no sea común con otras ideas, aunque si los consideramos más detalladamente, encontraremos que tienen algo peculiar que quizá merezca nuestra atención.
2. En Primer lugar, las ideas abstractas que significan son elaboradas por el entendimiento
La primera particularidad que observo es que las ideas abstractas, o, si se prefiere, las esencias de las varias especies de los modos mixtos, son elaboradas por el entendimiento, en lo que se diferencian de las ideas simples, en las que la mente no tiene poder para
hacer ninguna de ellas, sino que únicamente recibe aquellas que le son presentadas por la existencia real de las cosas que operan sobre ella. 
3.
En segundo lugar, las hace arbitrariamente y sin modelos
Esas esencias de las especies de los modos mixtos no sólo son hechas por la mente, sino que las hace de una manera muy arbitraria, sin modelos o referencia de ninguna existencia real. En esto difieren de las sustancias, que conllevan el supuesto de algún ser real, del que se han derivado y respetado al que se conforman. Pero en sus ideas complejas de los modos mixtos, la mente tiene libertad para no seguir exactamente la existencia de las cosas. Une y retiene ciertas colecciones, como un conjunto de ideas específicas distintas, en tanto que otras, que ocurren con igual frecuencia en la naturaleza, y que son llanamente sugeridas por las cosas exteriores, son pasadas por alto, sin nombres o especificaciones particulares. Ni la mente, tanto en las de los modos mixtos como en las ideas complejas de las sustancias, las examina por la existencia real de las cosas, ni las verifica de acuerdo con modelos existentes en la naturaleza que contengan una composición peculiar semejante. Pues, para saber si la idea de adulterio o incesto son correctas, ¿tendría un hombre que buscar entre las distintas cosas existentes? ¿O bien es verdad porque alguien ha sido testigo de una acción semejante? En absoluto; aquí es suficiente con que los hombres hayan juntado una colección tal en una sola idea compleja, convertida en arquetipo e idea específica, con independencia de que dicha acción se haya realizado in rerum natura o no.
4.Cómo se hace esto
Para entender esto de manera correcta, debemos considerar en qué consiste ese hacer ideas complejas,
y que no se trata de hacer ideas nuevas, sino que consiste en reunir algunas ideas que ya estaban en la mente. En esto la mente hace tres cosas: primero, escoge un cierto número; segundo, las da una conexión y las convierte en una sola idea; tercero, las ata por medio de un nombre. Si examinamos la manera en que la mente procede con respecto a este asunto, y qué libertades se toma, fácilmente podremos observar cómo estas esencias de las especies de los modos mixtos son obra de la mente, y, en consecuencia, que las especies mismas son resultado de los ¡hombres.
5.
Se evidencia su arbitrariedad en que la idea es con frecuencia anterior a la existencia
Nadie puede dudar que esas ideas de los modos mixtos se hacen por una voluntaria colección de ideas reunidas en la mente, con independencia de cualquier modelo original de la naturaleza, si piensa que esa clase de ideas complejas pueden hacerse, abstraerse y dárseles un nombre, y constituir así una especie antes de que exista un solo individuo de ella. ¿Quién dudará que las ideas de sacrilegio o adulterio se puedan forjar en las mentes de los hombres, y les den un nombre, constituyendo así esas especies de modos mixtos, antes de que fuera cometido ninguno de esos actos, y que se puede discutir y razonar sobre ellos y a partir de ellos descubrir otras verdades, en tanto que no tienen más ser que en el entendimiento, lo mismo que cuando dichos actos tienen una existencia real tan excesivamente frecuente? Por lo que se hace evidente hasta qué grado las clases de los modos mixtos son criaturas del entendimiento, en el que tienen un ser tan servicial para todos los fines de la verdad real y del conocimiento, como cuando existen en realidad. Y no podemos dudar que los legisladores han hecho con frecuencia leyes sobre algunas acciones que solamente fueron criaturas de sus propios entendimientos, seres que no tenían otra existencia que la
de sus mentes. Y creo que nadie podrá negar que la resurrección fuera una especie de modo mixto que existiera en la mente antes de tener una existencia real.
6.
Ejemplos: el asesinato, el incesto y el apuñalamiento
Para ver con cuánta arbitrariedad son hechas esas esencias de los modos mixtos por la mente, bastará con echar una ojeada a alguno de ellos. Un pequeño examen será suficiente para mostrarnos que es la mente la que reúne diversas ideas independientes en una sola idea compleja; y, mediante el nombre común que les da, las convierte en esencias de una cierta especie, sin que se regulen por ninguna conexión que tengan en la naturaleza. Pues ¿qué mayor conexión en la naturaleza puede tener la idea de un hombre que la idea de una oveja con la de matar para que en un caso se convierta en una especie particular de acción, designado por la palabra asesinato, y en el otro no? o ¿qué vínculo existe en la naturaleza entre la idea de la relación de un padre con la de matar, mayor que con la de un hijo o vecino, para que aquéllas se combinen en una idea compleja, y por eso en la esencia de una especie distinta, el parricidio, en tanto que las otras no constituyen una especie distinta? Pero aunque la acción de matar a un padre o a una madre se ha hecho una especie distinta de la acción de matar al hijo o a la hija, sin embargo, en otros casos, el hijo y la hija se toman con la misma consideración que el padre y la madre, y todos quedan comprendidos en la misma especie, como en el caso del incesto. De esta manera, la mente reúne, en los modos mixtos, de una manera arbitraria, aquellas ideas que le parece conveniente en ideas complejas, mientras que otras, que tienen la misma unión en la naturaleza, se dejan sueltas y nunca se las combina en una sola idea, pues no existe ninguna necesidad de darles un solo nombre. Entonces resulta evidente que, por su libre albedrío, la mente da conexión a cierto número de ideas, que no tienen más unión en la naturaleza que la que tienen otras ideas a las que no conexiona. Pues ¿por qué, si no, se fija la atención en esa clase de armas con las que se hiere, para constituir esa especie distinta de acción llamada apuñalar, y no se tienen en cuenta la forma de¡ arma ni la materia de que esté hecha? ( Locke utiliza el término inglés Stabbing que, en realidad, significa matar a alguna persona con la punta de un arma blanca, término intraducible al español.) No afirmo que esto se haga sin ninguna razón, según tendremos ocasión de comprobar después; lo que sí digo es que se hace por la libre elección de la mente, persiguiendo ésta sus propios fines, y que; por ello, estas especies de modos mixtos son obra del entendimiento. Y no hay nada más evidente que el que, en la mayoría de los casos, la mente no busca modelos en la naturaleza para la formación de esas ideas, ni refiere las ideas que se forma a la existencia real de las cosas, sino que junta aquellas ideas que mejor le sirven a sus propósitos sin sujetarse a la imitación precisa de cualquier cosa que exista realmente.
7.
Sin embargo, sirven a los fines del lenguaje y no se forman por azar
Aunque estas ideas complejas o esencias de los modos mixtos dependen de la mente y ella las forja con gran libertad, sin embargo, no se forman por azar, ni se combinan, sin ninguna razón, sus componentes. Aunque estas ideas complejas no son siempre copia de la naturaleza, son, sin embargo, siempre adecuadas a los fines para los que se hacen las ideas abstractas, y aunque sean combinaciones hechas de ideas que están bastante sueltas, y que en sí mismas tengan tan poca conexión como otras a las que la mente nunca les da una conexión que las combine dentro de una idea, sin embargo, siempre se forman por las conveniencias de la comunicación, que es el fin principal del lenguaje. El uso del lenguaje estriba en significar con facilidad y rapidez concepciones generales por medio de sonidos breves; en cuyas concepciones pueden existir no solamente una abundancia de particulares, sino también una gran variedad de ideas independientes reunidas en una sola idea compleja. Por tanto, en la formación de las especies de los modos mixtos, los hombres se han fijado únicamente en aquellas combinaciones que han tenido ocasión de mencionar uno a otro. Estas las han combinado en ideas complejas distintas, y les han dado nombres; mientras que las otras, que tienen en la naturaleza una unión igualmente estrecha, las han dejado abandonadas e inadvertidas. Pues por no pasar de las acciones humanas, si los hombres desearan formar ideas abstractas distintas con todas las variaciones que se pueden observar en ellas, su número debería ser infinito, y la memoria quedaría confundida ante tal abundancia, al tiempo que inútilmente sobrecargada. Es suficiente con que los hombres hagan y nombren tantas de estas ideas complejas de los modos mixtos cuantas descubran que tienen ocasión de nombrar, en el transcurso ordinario de sus asuntos. Si se unen a la idea de matar la de padre o madre, y de esa manera se forma una especie distinta a la de matar a un hijo o al vecino, es por la diferencia existente en la atrocidad del crimen, y el castigo que debe imponerse a quien asesina a su padre o a su madre difiere del que debe imponerse al asesino de su hijo o vecino; y por ello se encuentran en la necesidad de mencionarlo por medio de un nombre distinto, que es el fin que se persigue al hacerse esa combinación distinta. Pero aunque las ideas de madre e hija sean tratadas de manera tan diferente, con relación a la idea de matar, de manera que una se le junta para formar así una idea abstracta distinta, mediante un nombre, y para formar así una especie distinta, en tanto que no ocurre lo mismo con la otra idea, sin embargo, consideradas esas dos ideas respecto al conocer carnal, quedan ambas comprendidas bajo el nombre de incesto, y eso también por la misma conveniencia de expresar bajo un nombre, y computar bajo una sola especie, semejantes uniones turbias que tienen algo particularmente más torpe que las demás; y todo ello para evitar circunloquios y descripciones tediosas.
8.
De todo esto son una prueba las palabras intraducibles de los distintos idiomas
Un conocimiento mediocre de idiomas diferentes bastará para mostrar con facilidad la verdad de esta afirmación, ya que resulta obvio observar que existe una gran cantidad de palabras de un idioma que no tienen sus correspondencias exactas en otro. Lo que claramente indica que los habitantes de un país, a causa de sus costumbres y formas de vida, han encontrado la ocasión de forjar distintas ideas complejas y de darles nombres, mientras que los de otro país nunca las han reunido en ideas específicas. Esto no podría haber ocurrido si esas especies fueran la obra constante de la naturaleza, y no colecciones hechas y abstraídas por la mente, para darles nombres por las necesidades de la comunicación. Los términos de nuestras leyes, que no son sonidos vacíos, difícilmente encontrarán palabras que los traduzcan en castellano o en italiano, idiomas nada pobres; mucho menos, me parece, podrían traducirse al lenguaje de los Caribes o de otros pueblos salvajes. Y para la palabra versura de los romanos o corban de los judíos no existen términos en otras lenguas que las traduzcan, por las razones que antes se han dicho. Pero si miramos más detalladamente este asunto, y comparamos con más exactitud idiomas diferentes, podremos observar que, aunque tienen palabras que en las traducciones y los diccionarios parece que responden las unas a las otras, apenas existe una entre diez en los nombres de las ideas complejas, especialmente de los modos mixtos, que signifique precisamente la misma idea que la palabra por la que se traduce en el diccionario, No existen más comunes y menos compuestas que las medidas del tiempo, de la extensión y del peso, y los nombres latinos hora, pie, libra, se traducen sin dificultad por los nombres ingleses hour, loot y pound; sin embargo, nada resulta más evidente que las ideas que los romanos anexaban a aquellos nombres latinos estaban muy lejos de ser las mismas que las que un inglés expresa por medio de ellos. Y si uno de los dos empleara las medidas que el otro designa por los nombres de su idioma, encontraría que sus cálculos eran totalmente erróneos. Estas son pruebas demasiado evidentes para que no se puedan poner en duda; y veremos esto aún más claramente en los nombres de las ideas más abstractas o compuestas, como son la mayor parte de las que se usan en las disertaciones morales, cuyos nombres, cuando los hombres tienen la curiosidad de compararlos con los que se emplean para traducirlos a otros idiomas, encuentran que son muy pocos los que corresponden en la total extensión de sus significados.
9.
Esto demuestra que las especies se forman para la comunicación
La razón por la que hago tanto hincapié en esto es para que no nos equivoquemos sobre los géneros y las especies y sus esencias, pensando que se trata de cosas que la naturaleza ha hecho regular y constantemente, y que tienen una existencia real en las cosas, ya que, después de un examen más detallado, parece que no se trata sino de un artificio del entendimiento para significar más fácilmente aquellas colecciones de ideas que con mayor frecuencia puede comunicar por medio de un término general, bajo el que diversos particulares, en tanto en cuanto se conforman con esa idea abstracta, pueden quedar comprendidos. Y si la dudosa significación de la palabra especie hace que para algunos no resulte familiar el que yo afirme que las especies de los modos mixtos son «hechas por el entendimiento, con todo, creo que nadie podrá negar que es la mente la que hace las ideas abstractas complejas a las que se dan nombres específicos. Y si es verdad, como lo es, que la mente hace los modelos para la clasificación y nombramiento de las cosas, dejo que se considere quién establece los límites de las clases o especies, desde el momento en que para mí especie y clase no tienen otra diferencia que ser una palabra latina y otra inglesa.
10.
En los modos mixtos es el nombre el que une la combinación de las ideas simples y las convierte en especie
La estrecha relación existente entre especies, esencias y sus nombres generales, al menos en los modos mixtos, aparecerá más claramente cuando consideramos que es el nombre el que al parecer preserva esas esencias y les presta una duración permanente. Pues siendo la mente la que establece la conexión entre las partes sueltas de esas ideas complejas, esta unión, que no tiene un fundamento especial en la naturaleza, dejaría de existir si no hubiera algo que, como quien dice, la mantuviera, impidiendo que sus partes se dispersaran. Por ello, aunque la mente es la que hace la conexión, el que de alguna manera constituye el nudo que la mantiene bien atada es el nombre. ¡Qué amplia variedad de ideas diferentes no mantiene unidas las palabras triumphus, ofreciéndonoslas como una sola especie! Si esta palabra no se hubiera inventado nunca, o hubiese desaparecido, habríamos podido tener, sin duda, una descripción de lo que ocurría en aquella solemnidad; pero pienso que lo que mantiene reunidas esas partes diferentes, dentro de una sola idea compleja, es precisamente esa palabra anexada a ella, sin la cual las distintas partes de aquélla se tendrían tan sólo por constitutivas de una cosa igual a cualquier otro espectáculo, que, por haberse ofrecido una vez sola, nunca fue unificado en una idea compleja bajo una denominación. Por esto, en el caso de los modos mixtos, la unidad necesaria a cualquier esencia depende en grado sumo de la mente, y la fijeza y la continuidad dependen también en el mismo grado del nombre de uso común que se les anexa; y dejo esto a la consideración de aquellos que ven en las esencias y especies unas cosas reales establecidas en la naturaleza.
11.
Para afirmar esto, nos encontramos con que a menudo los hombres, al hablar de los modos mixtos, raramente se imaginan o toman por especies ningunos otros que no sean los ya establecidos por nombres
Porque, siendo únicamente obra de los hombres, destinados a nombrar, no se tiene noticia de ninguna especie, ni se supone que exista, que no lleve un nombre anexado como signo de que se han combinado por parte del hombre diversas ideas sueltas en una sola, y de que, por medio de ese nombre, se le da una unión permanente a las partes que, de otro modo, cesarían de tenerla tan pronto como la mente desechara esa idea abstracta, y en el momento en que dejara de pensar en ella. Pero una vez que el nombre le ha sido anexa- do, y que han adquirido a través suya una unión permanente y estable, entonces la esencia queda, como si dijéramos, establecida, y la especie aparece como completa. Pues, ¿con qué fin se podría cargar la memoria con semejantes composiciones, si no era para convertirlas en generales por medio de la abstracción? ¿Y para qué serviría convertirlas en generales, si no fuera para dotarlas de nombres generales, de acuerdo con las necesidades del discurso y de la comunicación? Así vemos que matar a un hombre con una espada o un hacha no se consideran como distintas especies de acciones, pero si la punta de la espada entra en el cuerpo, pasa por ser una especie distinta en aquellos lugares en que recibe un nombre distinto, como en Inglaterra, en cuyo idioma se denomina stabbing; pero en otro país donde no ha sucedido que esa acción quedara especificada bajo un nombre peculiar, no pasa por ser una especie distinta. Pero en las especies de las sustancias corporales, aunque sea la mente la que hace la esencia nominal, sin embargo, desde el momento en que se supone que esas ideas que se combinan en ella tienen una unión en la naturaleza, las una o no la mente, se las considera por ello como especies distintas, sin que la mente haga ninguna operación, sea abstrayendo, sea dando un nombre a esa idea compleja.
12.
No inquirimos más allá de la mente detrás de los originales de los modos mixtos, lo que también muestra que son obra del entendimiento
Conforme a lo que se ha dicho en lo que se refiere a las esencias de las especies de los modos mixtos, que más bien son criaturas del entendimiento que productos de la naturaleza, conforme a ello, digo, encontramos que sus nombres conducen nuestros pensamientos a la mente y no más allá. Cuando hablamos de justicia o de gratitud, no nos forjamos nada imaginable de ninguna cosa existente, que podríamos concebir, sino que nuestros pensamientos terminan en las ideas abstractas de esas virtudes, y no más allá, como cuando hablamos de un caballo o del hierro, cuyas ideas específicas no consideramos como únicamente en la mente, sino como en las cosas mismas, las cuales aportan los modelos originales de esas ideas. Sin embargo, en los modos mixtos, al menos en una parte considerable de ellos, que son los seres morales, consideramos los modelos originales como estando en la mente, y a ellos nos referimos para distinguirlos de los seres particulares con nombres. Y pienso que de aquí se deriva el que se dé a las esencias de los modos mixtos el nombre más particular de nociones, como si, por un derecho peculiar, pertenecieran al entendimiento.
13.
El que sean hechos, sin modelos, por el entendimiento, explica las razones por las que son así compuestas
De la misma manera, podemos conocer también por qué las ideas complejas de los modos mixtos son comúnmente más compuestas y recompuestas que las de las sustancias naturales. Porque, al ser una obra del entendimiento, empeñado tan sólo en sus propios fines y en la conveniencia de expresar brevemente las ideas que quiere comunicar a los demás, con frecuencia une, en una sola idea abstracta, cosas que no tienen coherencia en la naturaleza y de forma bastante libre, de manera que bajo un término reúne una gran variedad de ideas compuestas y recompuestas. Así el nombre procesión, ¿no es una gran mezcla de ideas independientes, de personas, de hábitos, de cirios, de órdenes, de movimientos, de sonidos, contenidos dentro de una idea compleja, que la mente del hombre ha reunido de manera arbitraria, para expresaría por ese nombre? En tanto que las ideas complejas de las clases de las sustancias se componen en general de sólo un pequeño número de simples; y en las especies de los animales, estas dos ideas, la forma y la voz, comúnmente forman la totalidad de la esencia nominal.
14. Los nombres de los modos mixtos significan siempre sus esencias reales, que son obra de nuestras mentes
Otra cosa que podemos observar a partir de lo que ya se ha dicho es que los nombres de los modos mixtos significan siempre (cuando tienen una significación determinada) la esencia real de sus especies. Pues, como esas ideas abstractas son obra de la mente, y no son referidas a la existencia real de las cosas, no se supone nada más que ese nombre signifique, sino únicamente aquella idea compleja que la mente misma ha formado, que es todo lo que se desea expresar por aquél; y es de esto de lo que dependen todas las propiedades de la especie, y de donde únicamente dimanan. De esta manera es como la esencia real y nominal son la misma en este caso, la importancia de lo cual respecto al conocimiento cierto de la verdad, comprobaremos más adelante.
15. Por qué sus nombres se adquieren usualmente antes que sus ideas
Esto también nos puede mostrar la razón de por qué la mayor parte de los nombres de los modos mixtos se adquieren antes de que sean perfectamente conocidas las ideas que ellos significan. Porque no existiendo especies de aquellos de las que normalmente se tenga conocimiento, a no ser las que ya tienen nombres, y como esas especies, o, mejor dicho, sus esencias, son ideas complejas abstractas, y arbitrariamente forjadas por la mente, es conveniente, si no necesario, conocer los nombres antes que uno intente formar esas ideas complejas, a no ser que un hombre quiera meterse en la cabeza un montón de ideas abstractas complejas, las cuales, al carecer de nombres para los demás, no podrán servirle de nada, sino para desecharlas y olvidarlas de nuevo. Confieso que al principio de la formación de los lenguajes fue necesario tener la idea antes de darle un nombre; y todavía ocurre lo mismo cuando, al forjarse una nueva idea compleja, se inventa una nueva palabra para imponerle un nuevo nombre. Pero esto no concierne a los lenguajes ya hechos, que, generalmente, están bien provistos de las ideas que los hombres tienen frecuente ocasión de usar y comunicar; y sobre esto, yo pregunto si no es el método ordinario para que los niños aprendan los nombres de los modos mixtos antes de adquirir sus ideas. ¿Quién entre un millón puede tener las ideas abstractas de gloria y ambición antes de haber oído sus nombres? Admito que en las ideas simples y en las sustancias es de otro modo, pues al tener tales ideas una existencia y una unión real en la naturaleza, las ideas y los nombres se adquieren unos antes que otros, según acontezca.
16.
Razones por las que me he extendido sobre este tema
Lo que aquí se ha dicho sobre los modos mixtos es, con muy pocas diferencias, aplicable a las relaciones, lo cual, como cualquiera puede observar, me exime de la tarea de ser más prolijo en este asunto, y sobre todo porque lo que he dicho aquí sobre las palabras en este Libro Tercero, posiblemente parecerá a algunos demasiado para lo que un tema tan poco importante requeriría. Admito que podría haber sido más breve, pero quise que mi lector se detuviera en la consideración de un razonamiento que creo nuevo y algo apartado de los caminos normales (estoy totalmente seguro de que es algo sobre lo que no había pensado cuando empecé a escribir), para que, llevándolo hasta sus últimas consecuencias y examinándolo por todos los lados, alguna de sus partes pudiera coincidir con los pensamientos de los demás, y de este modo dar ocasión a los más reacios o negligentes para que reflexionaran sobre algo que en general está muy embrollado y, aunque tiene importantes consecuencias, es poco tomado en consideración. Cuando se considera el rompecabezas que se hace con las esencias, y hasta qué punto toda suerte de conocimientos, razonamientos y conversaciones son interrumpidos y embrollados por el descuido y confuso empleo de la aplicación de las palabras, quizá se piense que merecía la pena dejar el asunto totalmente cerrado. Y me será perdonado el que me haya detenido tanto en un argumento que, en mi opinión, necesita ser inculcado, pues los errores en que con frecuencia incurren los hombres en este aspecto, no sólo son un gran impedimento para el conocimiento verdadero, sino que a menudo se admiten como si de ese conocimiento se tratara. Con frecuencia, los hombres podrían ver que la cantidad de razón y verdad es bien poca, o quizá ninguna, en aquellas opiniones pedantes de las que ellos están orgullosos, si pudieran ir más lejos de los sonidos que están de moda, y observaran qué ideas están o no comprendidas bajo aquellas palabras en las que basan todos sus argumentos y con las que disputan de una manera tan confiada. Puedo pensar que he prestado algún servicio a la verdad, a la paz y al aprendizaje si, extendiéndome en este tema, consigo que los, hombres reflexionen sobre el uso que hacen del lenguaje, y les doy motivo para sospechar que, desde el momento en que es frecuente en otros, también les puede ocurrir a ellos el que muchas veces tengan en sus labios y escritos palabras muy buenas y autorizadas que, sin embargo, sean de un significado incierto, escaso o nulo; y que, por eso, no es absurdo el que sean cuidadosos en este mundo, ni el que se presten a que las palabras que ellos utilizan sean examinadas por otros. Así pues, seguiré extendiéndome sobre esta materia con estos propósitos.

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