Así como la percepción es la
primera facultad de la mente, desde el momento en que se ocupa de nuestras
ideas, también es la primera y más simple idea que tenemos por medio de
la reflexión que algunos llaman pensar en general.....Es totalmente
seguro que cualquier alteración que experimenta el cuerpo, si no llega a
la mente; cualquier impresión que afecta las partes exteriores, sin ser
advertida en el interior, no produce ninguna percepción. El fuego puede
abrasar nuestros cuerpos sin que produzca en nosotros más efecto que
sobre un trozo de madera, a menos que el movimiento se continúe hasta
llegar al cerebro, y que allí se produzca la sensación de calor o la
idea de dolor, que es en lo que consiste la verdadera percepción....
Puede existir una impresión suficiente sobre el órgano; pero, al no
llegar a ser observada por la mente, no existe percepción; y aunque el
movimiento que comúnmente provoca la idea de sonido llegue al oído, no
se escucha, sin embargo, ningún sonido.... De esta manera, siempre que
exista sensación o percepción es que se ha producido realmente alguna
idea y que se encuentra en el entendimiento.
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En lo que se refiere a la percepción,
conviene tener en cuenta que las ideas percibidas a través de la sensación
se alteran con frecuencia por medio del juicio, en el caso de los adultos,
sin que lo observemos...Ciertos hábitos, y de manera especial los que
adquirirnos en edades tempranas, terminan por producir en nosotros actos
que con frecuencia escapan a nuestra observación. ¿Cuántas veces
tapamos, a lo largo de un día, nuestros ojos con los párpados, sin
darnos cuenta de que estamos a oscuras? Algún hombre utiliza
constantemente y por costumbre ciertas palabras que no vienen al caso y de
este modo, en casi todas sus frases, emite ciertos sonidos que, aunque son
advertidos por los demás, no son escuchados ni observados por él mismo.
Por tanto, no resulta tan extraño que
nuestra mente cambie con frecuencia la idea de sus sensaciones por otra de
su juicio, y que haga que la una solamente sirva para provocar la otra sin
que nosotros lo percibamos. |
Me parece que esta facultad de la
percepción es la que marca la diferencia existente entre el reino animal
y los seres inferiores de la naturaleza. Porque si bien es cierto que
muchos vegetales poseen un cierto grado de movimiento.....Pienso que no es
sino mero mecanicismo, y que ese movimiento no se produce de una forma muy
diferente a la que provoca que se rice, por efecto de la humedad, la barba
de la avena selvática, o que se acorte un lazo al mojarse; ya que todo
ello se efectúa sin ninguna sensación por parte del sujeto, y sin que éste
tenga ni reciba ninguna ida. Creo que la percepción se encuentra, en
cierto grado, en todas las clases de animales; aunque, en algunas, es
probable que los conductos con que la naturaleza las ha dotado para
percibir las sensaciones sean tan escasos y la percepción que ofrecen tan
oscura y absurda, que se queda muy por debajo de la vivacidad y riqueza de
sensaciones que tienen otros animales....A partir de
la constitución de una ostra o una almeja, me parece que podemos afirmar
de manera razonable que no poseen ni la cantidad ni la viveza de sentidos
que un hombre u otros animales distintos; y en el caso de que los tuvieran
de poco provecho les podrían resultar dada la incapacidad que tienen para
moverse de un lugar a otro. ¿Qué beneficio le podría suponer la vista o
el oído a una criatura que no puede moverse hacia los objetos que les
pueden ser de provecho, ni alejarse de los que le pueden producir un
perjuicio?.... No puedo menos de
pensar, sin embargo, que estos animales poseen alguna pequeña percepción
que los diferencia de la absoluta insensibilidad. |
Al ser, pues, la percepción el
primer paso y grado hacia el conocimiento y la vía de acceso de todos sus
materiales cuantos menos sean los sentidos que cualquier hombre, o
cualquier otra criatura tenga; cuantas menos y más difusas sean las
impresiones que provocan, y cuanto más embotadas sean las facultades que
se ocupen en ellas, más lejano se estará de aquel conocimiento que se
halla en algunos hombres. Pero como esto sucede (según puede observarse,
entre los hombres) en gran variedad de grados, no se puede descubrir con
certeza en las distintas especies de animales, y menos aún en sus
individuos particulares. Me basta tan sólo haber advertido aquí que la
primera operación de nuestras facultades intelectuales, y la vía de
acceso de todo conocimiento a nuestra mente, es la percepción. Y, además,
me inclino a pensar que es la percepción en su grado ínfimo lo que
establece la frontera entre los animales y las especies inferiores de las
criaturas. Pero esto tan sólo lo digo de paso y como una conjetura mía,
pues es irrelevante para la materia en que me ocupo lo que dictaminen los
sabios sobre este asunto.
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