TEXTO18A

Aunque ya he mostrado, en los capítulos anteriores, cómo la mente, habiendo recibido ideas simples por medio de la sensación, llega a extenderse hasta lo infinito.....por razones metodológicas, me referiré, aunque brevemente, a algunos más, y después a otras ideas más complejas....Resbalar, rodar, caer, pasear, arrastrarse, correr, bailar, saltar, y brincar, y muchos otros que podrían nombrarse, son términos que, tan pronto como son oídos por quienes comprenden el idioma, provocan en su mente ideas distintas, que no son sino las diferentes modificaciones del movimiento. Los modos del movimiento responden a los de la extensión; rápido y lento son dos ideas diferentes de un movimiento, cuya medida se establece juntamente por las distancias de tiempo y espacio, de tal manera que son ideas complejas que incluyen dentro del movimiento el tiempo y el espacio.....Igual variedad tenemos en lo que se refiere a los sonidos. Cada palabra articulada es una modificación diferente de sonidos; por lo cual vemos que, mediante el sentido del oído, la mente puede proveerse, por tales modificaciones, de ideas distintas, hasta un número casi infinito. Además, los sonidos, aparte de los distintos gritos de los pájaros y animales, se ven modificados por la diversidad de notas de diferentes longitudes reunidas, lo cual forma esa idea compleja llamada tono, que un músico puede tener en su mente sin oír ni emitir ningún sonido, sino reflexionando sobre las ideas de estos sonidos, que une silenciosamente en su imaginación....Son muy variados también los modos de los colores; a algunos los consideramos grados diferentes, o caen bajo el término de «matices», de un mismo color. Pero como muy pocas veces hacemos mezclas de colores, bien por una necesidad o por el placer de hacerlo, sin incluir ninguna forma en la que pongamos estos colores, como cuando pintamos, tejemos, bordamos, etc., aquellas mezclas que observamos pertenecen comúnmente a los modos mixtos, pues están formadas por ideas de diversas clases, es decir, la forma y color, como sucede en una mujer bella, en el arco iris, etc.
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TEXTO19A

Cuando la mente se contempla a sí misma y a sus propias acciones, el pensamiento es lo primero que se origina. En ello, la mente observa una gran variedad de modificaciones, y de aquí recibe sus distintas ideas. De esta manera, la percepción o pensamiento que acompaña realmente a cualquier impresión del cuerpo, y que está anexada a dicha percepción, hecha por un objeto externo, como es distinta de todas las demás modificaciones del pensamiento, la mente tiene una idea distinta, que es la que llamamos sensación; ésta es, como si dijéramos, la recepción real de cualquier idea en el entendimiento por medio de los sentidos. La misma idea, cuando se produce sin que ocurra la operación de un objeto semejante sobre lo sensorial externo, produce la reminiscencia; si la mente busca esta idea, y la encuentra con dificultad, y tras un esfuerzo para hacerla presente, entonces provoca el recuerdo. Si la mente la tiene por algún tiempo y la considera detenidamente, nos hallamos ante la contemplación. Cuando las ideas flotan en nuestra mente, sin que exista reflexión ni consideración del entendimiento, nos hallamos ante lo que los Franceses llaman reverie nuestro idioma carece de un término adecuado para ello. Cuando se repara en las ideas que se ofrecen a sí mismas (pues, como ya indiqué en otro lugar, mientras que estamos despiertos siempre hay un encadenamiento de ideas, que se suceden en nuestra mente) y, cuando se registran en la memoria, por decirlo así, se trata de la atención; cuando la mente, con gran diligencia y por su propia voluntad, fija su mirada en una idea, la considera en todos los aspectos, y no se distrae por la llamada solícita de otras ideas, tenemos eso que llamamos la intención o estudio. Dormir, sin soñar, es un descanso de todo lo anterior; y el soñar consiste en tener algunas ideas (mientras los sentidos externos están paralizados, de tal manera que no reciben a los objetos externos con su habitual viveza), no sugeridas por los objetos externos, ni por ninguna ocasión conocida, y sin que hayan sido elegidas o determinadas por el entendimiento; en lo que se refiere a lo que denominamos el éxtasis, dejo a la consideración de los demás si no es un soñar con los ojos abiertos.
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