Para concebir más adecuadamente
las ideas que recibimos de la sensación, tal vez no resulte impropio que
las consideremos en relación con los distintos modos por los que llegan a
nuestra mente y se nos hacen perceptibles.
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Primeramente, existen algunas ideas
que son admitidas por medio de un solo sentido, el cual está
especialmente adecuado para recibirlas. De esta forma, la luz y los
colores, el blanco, el rojo, el amarillo, el azul, con sus distintos
grados o matices, el verde, el escarlata, el morado, verdemar y todos los
demás, entran solamente por los ojos. Todas las clases de ruidos, de
sonidos y tonos, únicamente por los oídos; los distintos sabores y
olores, por la nariz y el paladar. Si estos órganos, o los nervios que
son los conductores que transmiten esas ideas del exterior hasta aparecer
en el cerebro, esa sala de recepciones de la mente (como puedo llamarlo),
están cualquiera de ellos en tal con fusión que no desempeñan su
cometido, entonces no poseen ninguna fuerza que les permita la entrada;
ninguna otra manera de aparecer y de ser percibidas por el entendimiento......Pertenecen
al tacto el calor, el frío y la solidez.
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Pienso que resultará innecesario
el enumerar todas las ideas simples particulares que pertenecen a cada uno
de los sentidos.....La variedad de los olores, que están tal vez en el
mismo número, si no más que las diversas especies de los cuerpos en el
mundo, carecen en su mayoría de nombre. Fragancia y hedor sirven
habitualmente para expresar esas ideas, lo que realmente equivale a decir
que nos agradan o desagradan; aunque el aroma de una rosa y el de una
violeta, ambos fragantes, son seguramente dos ideas bastante diferentes.....Dulce,
amargo, desagradable, agrio y salado, forman la mayoría de los
calificativos con que contamos para designar esa inmensa variedad de
gustos que se pueden distinguir.... Igualmente puede afirmarse de los
colores y de los sonidos. Por tanto, en la enumeración que estoy haciendo
sobre las ideas simples, me conformaré con señalar solamente aquellas
que ofrecen un interés mayor para nuestro actual propósito, o aquellas
que son menos aptas de ser notadas por sí mismas, aunque con frecuencia
son los ingredientes con los que se forman nuestras ideas complejas. Creo
que entre éstas puedo incluir la solidez, de la que, por ello, voy a
tratar en el capítulo siguiente. |
La idea de la solidez la recibimos
por nuestro tacto; y proviene de la resistencia que notamos en un cuerpo a
que cualquier otro cuerpo ocupe el lugar que tiene, hasta que cede....
pero si alguien cree oportuno denominarla «impenetrabilidad», nada
opondré a ello. Únicamente me ha parecido el término «solidez» más
adecuado para expresar esta idea, no sólo porque vulgarmente se emplea
con este sentido, sino además porque conlleva algo más de positivo que
el término de «impenetrabilidad», que es negativo, y que tal vez sea más
una consecuencia de la «solidez» que no la misma «solidez». Entre
todas las demás ésta parece ser la idea que está más íntimamente
unida con lo corpóreo y a la esencia de cuerpo; de tal manera que no se
puede encontrar o imaginar en ningún otro lugar que no sea en la
materia.....Por esta idea, perteneciente a lo corpóreo, es por la que
deducimos que el cuerpo «llena el espacio»....De aquí que nuestra idea
de solidez se diferencie tanto del «espacio puro», incapaz de
resistencia o moción, como de la idea común de «dureza»....De esto se
deduce que la solidez se distingue también de la dureza en que la solidez
consiste en repulsión, y por ello excluye totalmente a otros cuerpos del
espacio que ocupa; mientras que la dureza consiste en una cohesión firme
de las partes de materia que componen masas de volumen sensible, de tal
manera que el todo no cambia con facilidad de forma... Además esta idea
de la solidez se diferencia la extensión del cuerpo de la del espacio, ya
que la extensión del cuerpo no es nada, sino la cohesión continua de
partes sólidas, separadas y movibles, y la extensión del espacio, la
continuidad de partes no sólidas, inseparables e inamovibles. También
depende de la solidez de los cuerpos su mutuo impulso, resistencia y
expulsión... Si alguien me interroga sobre ¿qué es la solidez?, le
remitiré a sus propios sentidos para que lo informen: que coja entre sus
manos un pedernal o un balón e intente juntarlos, y lo sabrá.
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