Además de la imperfección que se encuentra de manera natural
en el lenguaje, y de la oscuridad y confusión que es tan difícil de evitar en
el uso de las palabras, hay algunas faltas intencionales y negligencias de que
los hombres son culpables en esta manera de la comunicación, por las que hacen
que estos signos sean menos claros y distintos en su significación de lo que
naturalmente deben ser.
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Otro gran abuso de las palabras es la inconstancia
en su uso.... Siendo la finalidad de las
palabras el ser signos de mis ideas, para comunicarlas a los demás, no por
ninguna significación natural, sino por una imposición voluntaria, resulta un
claro engaño y un abuso el que unas veces signifiquen una cosa y en otras
ocasiones otra distinta; y si esto se hace intencionadamente, no podrá
reputarse más que a una gran estupidez o deshonestidad. Y un hombre, en sus
cuentas con otro, podría con la misma equidad hacer que los caracteres numéricos
significaran unas veces un conjunto de unidades y otras otro diferente, por lo
que, por ejemplo, el guarismo 3 significaría unas veces tres, otras cuatro y
otras ocho, pues tendría el mismo derecho para ello que el que le asiste para
que, en sus discursos o razonamiento, las palabras signifiquen conjuntos
diferentes de ideas simples. Si los hombres actuaran así en sus negocios, me
gustaría ver quién los realizaba. El que se expresara de esta manera en los
asuntos y negocios del mundo, y algunas veces llamara al ocho siete, y otras
nueve, según sus conveniencias, rápidamente sería motejado con uno de los
nombres que las personas tanto aborrecen. Y, sin embargo, en las argumentaciones
y controversias eruditas, esta misma clase de procedimiento pasa comúnmente por
ingenioso y docto, aunque para mí es una deshonestidad mayor que la suplantación
de cuentas cuando se va a saldar una deuda; y me parece que el engaño será
tanto mayor cuanto mayor es el valor de la verdad y su trascendencia que el
dinero. |
Otro de los abusos del lenguaje consiste en una oscuridad
afectada, bien aplicando a las palabras significaciones nuevas o desusadas, bien
introduciendo términos nuevos o ambiguos, sin definirlos o poniéndolos juntos,
de modo que su significado usual resulte confuso. Aunque la filosofía peripatética
ha sobresalido en este procedimiento, otras sectas no han sido mucho más
claras....Que cuerpo y extensión signifiquen en el uso común dos ideas distintas, es
algo evidente para quien reflexione un poco; pues si sus significados fueran
exactamente los mismos, sería tan acertado e inteligible decir «el cuerpo de
una extensi6n» como «la extensión de un cuerpo»; y, con todo, hay algunos
que piensan es necesario confundir el significado de estos dos términos. A este
abuso y a los perjuicios que trae consigo el confundir la significación de las
palabras, la lógica y las ciencias liberales le han dado su aprobación, tal y
como se han practicado en las escuelas; y el admirado Arte de la Controversia ha
contribuido mucho a la natural imperfección de los lenguajes....Inevitablemente tendrá que ocurrir así mientras
el ingenio de los hombres se valore por su capacidad de disputar.....Aunque esta habilidad me parece muy inútil y
totalmente contraria a los caminos del conocimiento, ha pasado, sin embargo, por
recibir los laudables y estimables nombres de sutileza y agudezas ha obtenido el
aplauso de las escuelas y el apoyo de una parte de los hombres doctos del mundo.
Y no resulta extraño desde el momento en que los filósofos de la antigüedad
(me refiero a esos filósofos disputantes y enredosos a los que Luciano
ridiculiza con tanta gracia como razón), y más tarde los escolásticos,
deseando cosechar gloria y estimación por su conocimiento grande y universal,
el cual resulta más fácil simular que adquirir de verdad, encontraron en esto
un buen motivo para encubrir su ignorancia, mediante un curioso e
inexplicable juego de palabras confusas... Empero, como se puede
ver en toda la historia, esos doctores tan profundos no fueron ni más sabios ni
más útiles que sus vecinos, y trajeron muy poca utilidad a la vida humana....Porque por encima de todos estos sabios
polemizantes, de todos estos doctores sapientísimos, fue a estadistas no escolásticos
a los que los gobiernos del mundo debieron su paz, su seguridad y sus
libertades; y del iletrado y minusvalorado mecánico (nombre que se desprecia)
fue de donde recibieron los avances en las artes útiles. Sin embargo, esta
ignorancia artificiosa y esta jerga cultista prevalecieron poderosamente en
estos últimos tiempos.....Además, no existe mejor manera de conseguir la entrada
o sostener la defensa de cualquier extraña y absurda doctrina que el de
envolverla con una legión de palabras oscuras, dudosas e indefinidas; lo cual,
sin embargo, convierte a esos refugios más en guaridas de ladrones o en
madrigueras de zorros que en fortalezas de valerosos guerreros. Y si resulta difícil
desalojarlos no es por su fuerza, sino por las zarzas y
las espinas y la espesura de la maleza con que se han envuelto, pues como la
verdad no es inaceptable para la mente, no le queda otra defensa a lo absurdo
que la oscuridad... En este contextos no encontramos con que hay filósofos que tuvieron la suficiente erudición y sutileza como
para probar que la nieve era negra, es decir, para probar que lo blanco era
negro. Y como ellos tenían la ventaja de poder destruir los instrumentos y
significados del discurso, de la conversación, de la instrucción y de la
sociedad, no han hecho, con su gran arte y sutileza, sino embrollar y confundir
la significación de las palabras. |
No se ha detenido este daño en las sutilezas lógicas,
o en las curiosas y vanas especulaciones, sino que ha invadido los más
importantes cimientos sobre los que se asienta la vida y la sociedad, ha
oscurecido y confundido las verdades materiales de las leyes humanas y divinas,
ha traído la confusión, el desorden y la incertidumbre a los asuntos
relacionados con los hombres, y si no las ha destruido, al menos ha hecho inútiles
en gran medida, estas dos grandes importantes normas: la religión y la
justicia. ¿Para qué han servido, si no, la mayor parte de los comentarios y de
las disputas sobre las leyes humanas y divinas, sino para hacer su significado más
dudoso y su sentido más confuso? ¿Cuál ha sido el efecto de toda esa multitud
de distinciones curiosas, de esas amenas sutilezas, sino la oscuridad e
incertidumbre, que hacen más ininteligibles las palabras y dejan más
desorientado al lector? ¿Por qué ocurre que los príncipes son comprendidos
por sus criados cuando les hablan y escriben, y no lo son
cuando dictan las leyes a su pueblo? Y, según advertí antes, ¿acaso no ocurre
que muchas veces un hombre de capacidad normal comprende perfectamente un texto,
o una ley que acaba de leer, hasta que consulta a un expositor o a un abogado,
quienes, después de gastar el tiempo en explicarlos, hacen que las palabras no
signifiquen nada en absoluto, o que signifiquen lo que ellos quieran? No voy a examinar aquí si algunos han sido los causantes de todo esto por el interés de sus profesiones; pero me gustaría que se considerase si no sería bueno para el género humano, cuyo mayor interés está en conocer las cosas como son y en actuar como deben, y no en gastar sus vidas en hablar sobre ellas, dando vueltas y jugando con las palabras, si no sería bueno, digo, que el uso de las palabras fuese llano y directo, y que el lenguaje, que nos ha sido dado para perfeccionar el conocimiento y unirnos a la sociedad, no se empleara en destruir la verdad y camuflar los derechos de los pueblos, para sembrar tinieblas y hacer ininteligibles a la vez la moral y la religión o, al menos, si tiene que suceder así, ¿no tendrían que dejar de tenerse como ciencia y conocimiento? Comentario |
Otro gran abuso en las palabras consiste en
tomarlas por cosas. Esto, aunque en alguna medida concierne a todos los nombres
en general, afecta, sin embargo, de manera más específica a los de las
sustancias..... ¿Quién que haya sido educado dentro de la filosofía peripatética
no piensa que los diez nombres bajo los que se han clasificado los diez
predicamentos están exactamente de acuerdo con la naturaleza de las cosas? ¿Quién
hay de esta escuela que no esté convencido de que las formas sustanciales, las
almas vegetativas, el horror al vacío, las especies intencionales, etc., son
algo real? ... Los platónicos
tienen su alma del mundo, y los epicúreos la tendencia hacia el movimiento en
sus átomos cuando están en reposo. Y apenas existe una secta filosófica que
no tenga un conjunto de términos que los demás no entienden. Pero esta
jerigonza, que por la debilidad del entendimiento humano sirve ya bien para
paliar la ignorancia de los hombres y para cubrir sus errores....Hasta qué punto los nombres tomados en lugar de
las cosas son capaces de confundir el entendimiento es algo que podrá descubrir
el lector atento de los escritores filosóficos; y eso
quizá en palabras poco sospechosas de prestarse a esas confusiones. Voy a usar
como ejemplo una sola palabra de las de uso más familiar. ¿Cuántas
intrincadas disputas no se han dado sobre la materia, como si hubiera realmente
alguna cosa tal en la naturaleza, distinta del cuerpo, pues es evidente que la
palabra materia significa una idea diferente de la idea de cuerpo? Pues si las
ideas que estos dos términos significan fueran precisamente las mismas, en
cualquier ocasión se podría usar indiferentemente el uno por el otro. Pero
podemos ver que, si bien resulta adecuado afirmar que hay una materia de todos
los cuerpos, no es posible decir que hay un cuerpo de todas las materias. De
manera familiar, decimos que un cuerpo es mayor que otro, pero suena mal (y creo
que nunca se usa) decir que una materia es mayor que otra. ¿Qué se deduce,
entonces, de aquí?, es decir, de que aunque la materia y el cuerpo no sean
realmente distintos, sino que donde existe uno existe la otra, sin embargo,
materia y cuerpo signifiquen dos concepciones diferentes, en que la una es
incompleta y solamente una parte de la otra. Pues cuerpo significa una sustancia
sólida y dotada de forma, en tanto que materia no es sino una concepción
parcial y más confusa, que me parece se usa para referirse a la sustancia y
solidez de un cuerpo, sin referirse a su extensión y forma. Y por eso, cuando
nosotros hablamos de materia, hablamos siempre de ella corno una, porque en
realidad solamente contiene de una manera expresa la idea de una sustancia sólida,
que en todas partes es la misma y uniforme. Siendo ésta nuestra idea de
materia, no concebimos mejor ni hablamos de materias diferentes en el mundo que
de solideces diferentes, aunque concebimos y hablamos de cuerpos diferentes,
pues la extensión y la figura son susceptibles de variaciones. Pero desde el
momento en que la solidez no puede existir sin la extensión y la forma, el
hablar de materia como algo que realmente existe bajo esta abstracción, ha
producido sin lugar a dudas esos oscuros e ininteligibles
discursos y disputas, que han llenado las cabezas y los libros de los filósofos
en torno a la materia prima...Pienso que lo que sí puedo afirmar es que tendríamos
un número mucho menor de disputas en el mundo, si las palabras fueran solamente
tomadas como signos de nuestras ideas, y no por las cosas mismas. Pues cuando
discutimos sobre materia, o sobre cualquier término semejante, realmente sólo
discutimos sobre la idea que expresamos por esos sonidos, sin tener en cuenta si
esa idea precisa se conforma con algo realmente existente en la naturaleza o no. |
Otro abuso de las palabras consiste en colocarlas en lugar de cosas que
éstas ni significan, ni pueden significar. Podemos observar que en los nombres
generales de las sustancias, de las que únicamente conocemos sus esencias
nominales, cuando los ponemos en proposiciones y afirmamos o negamos algo sobre
ellos, muy comúnmente suponemos de manera tácita o pretendemos que significan
la esencia real de alguna clase de sustancias. Porque cuando un hombre afirma
que el oro es maleable, quiere decir e insinúa algo más que esto: que lo que
llamo oro es maleable (aunque realmente no significa más), sino que quiere que
se entienda que el oro, es decir, lo que tiene la esencia real del oro, es
maleable, lo que supone decir que la maleabilidad depende y es inseparable de la
esencia real del oro. Pero para el hombre que no conoce en qué consiste la
esencia real, la conexión en su mente sobre la maleabilidad no se establece
realmente con una esencia que desconoce, sino con el sonido oro que pone en
lugar de ella. De esta manera, cuando decimos que animal rationale es una
buena definición de hombre, y que animal implume bipes latis ungibus no
lo es, es evidente que suponemos que el nombre hombre significa en este caso la
esencia real de una especie, lo que significaría que «animal racional»
describe mejor la esencia real que «animal bípedo, de largas uñas e implume».
¿Por qué, si no, puede Platón hacer que la palabra "ávzropos", u
hombre, signifique su idea compleja, hecha de la idea de un cuerpo que se
distingue de otros por una cierta forma y apariencia externas, con la misma
propiedad que Aristóteles forma la idea compleja, a la que da el nombre de
"ávzropos", u hombre, uniendo un cuerpo y la facultad de razonar; a
no ser que se suponga que el nombre de ávzropos u hombre,
signifique algo distinto de lo que significa, y que se ha puesto en el lugar de
alguna otra cosa que la idea de un hombre quiere expresar?.....Es verdad que los nombres de las sustancias serían
mucho más útiles, y las proposiciones sobre ellos mucho más ciertas, si las
esencias reales de las sustancias fueran las ideas que tenemos en las mentes y
que significan esas palabras. Y es por carecer de esas esencias reales por lo
que nuestras palabras conllevan tan escaso conocimiento o certeza en las
discusiones sobre ellas; y por lo que la mente, para remediar en lo posible esa
imperfección, establece, en virtud de una secreta suposición, que las palabras
signifiquen algo con esa esencia real, como si de ese modo se aproximara más a
ella. Porque, aunque las palabras hombre u oro no signifiquen en verdad sino una
idea compleja de las propiedades reunidas en esta clase de sustancias, sin
embargo, apenas hay alguien que al usar estas palabras no suponga que cada uno
de esos nombres significa una esencia real de la que aquellas propiedades
dependan.
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En sexto lugar, aún queda otro abuso más general, aunque tal vez menos
observado, de las palabras que consiste en que los
hombres, acostumbrados por un uso familiar a anexarlas a determinadas ideas,
tienden a imaginar que existe una conexión tan cercana y necesaria entre los
nombres y el significado con el que los usan, que suponen atrevidamente que uno
no puede sino entender lo que significan, y que por tanto uno debe aceptar las
palabras como si no hubiera duda de que, en el uso de esos sonidos comunes
recibidos, el hablante y el oyente tenían necesariamente las mismas ideas
precisas.... Y de esta manera, tomando las palabras de los otros como si
naturalmente significaran justo lo que ellos están acostumbrados a aplicarlas,
nunca se molestan en explicar sus propios significados, o en entender claramente
el significado de los demás....Y,
sin embargo, los hombres se extravían si en el discurso o en una disputa (en
las que a menudo se hace absolutamente necesario) se les pregunta el significado
de los términos que emplean....Vida es uno de los términos
familiares, y casi resulta imposible encontrar a nadie que no se ofendiera si se
le preguntara lo que quería significar con él. Y, sin embargo, cuando surge la
cuestión de si una planta que se ha desarrollado de una semilla tiene vida, si
el embrión de un huevo antes de su incubación, o un hombre privado de sentidos
y movimientos tienen o no vida, es fácil advertir que no siempre
acompaña una idea clara, distinta y fija al empleo de una palabra tan conocida
como es ésta de vida. Algunos hombres tienen comúnmente ciertas concepciones
groseras y confusas, a las que aplican las palabras comunes de su lenguaje, y
que un empleo tan difuso de sus palabras le sirve adecuadamente para sus
discursos o asuntos habituales. Pero esto no basta para las investigaciones
filosóficas: el conocimiento y el razonamiento requieren ideas precisas y
determinadas. |
Para concluir estas consideraciones sobre la
imperfección y abuso del lenguaje, estableceré los tres fines principales en
nuestros discursos con los demás, a saber: primero, dar a conocer los
pensamientos de un hombre o sus ideas a otro; segundo, hacerlo con la mayor
celeridad y facilidad posibles, y tercero, transmitir el conocimiento de las
cosas: se abusa o se hace un uso deficiente del lenguaje cuando no se cumple
cualquiera de estos tres fines.
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