La mansedumbre representa el término medio entre la irascibilidad
( el irascible es aquel que se encoleriza más de lo debido ) y la impasibilidad
( el impasible es aquel que se encoleriza menos de lo que debe. ) Tanto la
mansedumbre, la irascibilidad como la impasibilidad son disposiciones
relacionadas con la pasión de la ira.
La irascibilidad significa exceso en relación con la mansedumbre ya
que representa aquel que se deja dominar por la ira. De todos modos, según
Aristóteles, a pesar de que el irascible se encoleriza pronto, con quienes no
deben, por motivos que no deben y más de lo que deben, tienen algo bueno: su
ira termina pronto.
Según Aristóteles, el hombre manso es alabado por todos, pues se
encoleriza lo preciso: por las cosas debidas, con quien es debido y por el
tiempo debido. Y es que el manso es sereno y no se deja llevar por las pasiones
más de lo debido y, por ello, únicamente se encoleriza cuando razón lo
ordena.
Peca por defecto el impasible ya que es incapaz de encolerizarse por
nada. Un hombre así, señala Aristóteles, parece ser alguien que ni siente ni
padece.
El impasible es incapaz de defenderse y es capaz de soportar, sin
hacer nada, las afrentas cometidas, no solo contra sí mismo, sino también en
contra de los suyos por lo que se convierte en un hombre servil.
Aristóteles parece diferenciar entre el colérico o irascible ( peca
en exceso en relación con la pasión de la ira pero se le termina pronto) y el amargado
( se irrita también más de lo debido pero contiene su coraje hasta que la
venganza pone fin a la ira produciendo un placer que sustituye al dolor ). En el
amargado, por tanto, la ira es algo interno que le corroe por dentro y que puede
llevarle mucho tiempo ( contrariamente al colérico ) desaparecer.
Aristóteles parece diferenciar entre el colérico o irascible ( peca
en exceso en relación con la pasión de la ira pero se le termina pronto) y el amargado
( se irrita también más de lo debido pero contiene su coraje hasta que la
venganza pone fin a la ira produciendo un placer que sustituye al dolor ). En el
amargado, por tanto, la ira es algo interno que le corroe por dentro y que puede
llevarle mucho tiempo ( contrariamente al colérico ) desaparecer.