Para analizar la naturaleza de la felicidad habría, según Aristóteles, que
seguir una metodología que nos lleve a a descubrir la esencia de la naturaleza
humana y comprender cual es su función específica.
Texto
Analizando al hombre, Aristóteles, se encuentra con que éste se define
por ser un sujeto que tiene vida ( alma nutritiva ). Ahora bien,
tal función no parece ser
la específica ya que se encuentra en otros seres como las plantas o los
animales.
Tampoco parece definir específicamente al hombre el sentir ( alma sensitiva
) ya que tal función se encuentra presente en muchos animales.
La vida activa propia del ente que tiene razón ( alma intelectiva ) parece ser la función
específica que define al ser humano.
El hombre se define esencialmente, por tanto, por ser una animal racional.
Dentro de su capacidad racional habría que diferenciar, según Aristóteles,
entre lo que significa regirse por la razón ( actividad práctica ) y
el entender
según razón ( actividad teórica ). Pues bien, cuando el hombre actúa rigiéndose
por la razón daría lugar a la aparición de un ser que es virtuoso moralmente
( virtudes éticas ) y cuando actúa entendiendo según razón daría lugar a la
aparición de un hombre virtuoso intelectualmente ( virtudes dianoéticas
). Aristóteles
separa de tal forma ambas clases de virtudes que llega a pensar que pueden
poseerse unas y no tener las otras. Por ejemplo, un hombre podría ser virtuoso
moral o éticamente y, sin embargo, no poseer ningún tipo de virtud
intelectual. Por ejemplo, podría ser valeroso pero, al mismo, tiempo, no ser
una persona inteligente; y, al revés, podría ser inteligente y, sin embargo,
no ser una persona valerosa. Pues bien, podríamos preguntarnos: ¿cuando llegaría,
según Aristóteles, ser un hombre
verdaderamente feliz? Parece evidente que, únicamente aquellos hombres que fueran virtuosos,
tanto desde el punto de vista moral como desde el punto de vista intelectual,
podrían considerarse felices? ¿Y de los bienes materiales qué?
¿contribuyen o no a lograr la felicidad? Aristóteles no niega en absoluto
la importancia de la existencia de tales bienes para poder llegar a ser feliz.
Para entender correctamente la definición aristotélica de la felicidad como
una actividad del alma según virtud hay que tener presente lo que acaba
de decir. acerca de lo que ha denominado como la función específica del
ser humano. Y es que aunque es cierto que tal función ( como hemos visto
) se
refiere al hombre como un ser racional, lo que también parece evidente
es que no estamos ante un ser puramente racional. Aristóteles, pensaba
que en el alma humana existía una parte irracional y otra más racional.
La parte irracional del alma realiza dos funciones: una nutritiva
( no es
específica del hombre pero si está presente en él ) y la otra apetitiva (
tampoco es específica del ser humano pero está presente en él ). La nutritiva
no tendría nada que ver con la parte racional del alma y, por ello, tampoco con
la virtud y la felicidad humanas. La parte apetitiva, sin embargo, aunque
irracional, por tender a actuar como le apetece, y, por tanto, en muchas
ocasiones, en contra de los designios de la razón; podría también seguir los
dictados de tal razón obedeciéndola. En este sentido, si tiene que ver la
moral. Por ello, señala Aristóteles, que el vicio sería el resultado
de una actuación negativa de la parte apetitiva del alma. Por su parte, la
virtud ( y, por tanto, la felicidad ) sería posible cuando la parte irracional
- apetitiva del alma actúa de acuerdo con los designios de la razón. A las virtudes
relacionadas con la parte apetitiva del alma las denomina Aristóteles
como virtudes éticas.