a) Es evidente y consta a los sentidos que hay seres que se producen y
desaparecen, es decir, que pueden existir o no existir. Son seres contingentes
(posibles) y no necesarios.
b) Ahora bien, lo que existe pero podría no existir no puede ser causa de su
existencia. Si fuera causa de su existencia podría no dejar de existir.
c) Pero si todos los seres tuvieran la condición de contingentes (existen
pero podrían no existir) entonces nada existiría ya que ningún ser
contingente puede darse a sí mismo la existencia.
d) Hay que postular, por tanto, la existencia de un ser necesario. Y no
podemos proceder ad infinitum en la búsqueda de una jerarquía de seres
necesarios. Si lo hacemos, una de dos: o desembocamos en un ser necesario
último o nos es imposible explicar como existen aquí y ahora seres
contingentes.
e) Este ser necesario e independiente es aquel al cual todos llaman Dios. Ergo Deum
sit.