LUGARES Y FILÓSOFOS DE LA ANTIGUA GRECIA

ARISTÓTELES
Aristóteles, hijo de Nicómaco y de Efestiada, fue natural de Estagira. Nicórnano descendía de Nicómano, hijo de Macaón, que lo era de Esculapio, como dice Hermipo en el libro que escribió acerca de Aristóteles. Vivió con Amintas, rey de Macedonia, por causa de la medicina y por amistad. Fue el discípulo más legítimo de Platón, y de voz balbuciente, como dice Tirnoteo Ateniense en el libro de las Vidas. También dicen que tenía las piernas delgadas y los ojos pequeños, que usaba vestidos preciosos y anillos, y que se cortaba la barba y el pelo. Tuvo de su concubina Herpilide un hijo, llamado Nicómaco, según escribe Timoteo. Apartóse de Platón viviendo todavía éste, por lo cual cuentan que dijo: «Aristóteles nos tira coces, como hacen los potricos con sus madres.-
Dice Hermipo en las Vidas que habiendo ido por los atenienses embajador a Filipo, fue Jenócrates hecho jefe de la escuela en la Acadernia, y que habiendo vuelto y visto la escuela en poder de otro, tomó en el Liceo un sitio para pasear, y paseando allí hasta la hora de ungirse los atletas, filosofaba con sus discípulos, y de este paseo fue llamado Peripatético. Otros dicen que lo fue porque hacia algunos discursos a Alejandro, en tiempo que paseaba convaleciendo de una enfermedad. Después que ya eran muchos sus discípulos, filosofaba sentado, y solía decir:

Es cosa indecorosa,
si
Jenócrates habla, que yo calle.

Ejercitaba a todos sus discípulos en cada proposición, y al mismo tiempo los instruía en la Retórica. De Atenas pasó a Macedonia a estar con Filipo, y recibió de él por discípulo a su hijo Alejandro; pidió a éste restaurase su patria, destruida por el mismo Filipo, y conseguido esto, la puso leyes. También puso leyes en la escuela, a imitación de Jenócrates, sobre que se crease nuevo director cada diez días. Luego que le pareció estaba suficientemente instruido Alejandro, regresó a Atenas. 
Aristóteles, pues, llegado a Atenas y regentando la Escuela por espacio de trece años, se fue ocultamente a Cálcide, porque el sacerdote Eurimedonte, presidente de los sacrificios (o bien Demófilo, según escribe Favorino en su Historia varia) lo había acusado de impiedad, a causa del himno compuesto por él al mismo Hermias, y haber puesto al pie de su estatua en Delfos un epigrama.
Murió allí mismo habiendo bebido el acónito, como dice Eumelo en el libro V de sus Historias, a los setenta años de edad; y añade que tenía 30 cuando entró en la escuela de Platón. Engáñase en esto, pues vivió 63 años, y entró con Platón a los 16. {Diógenes Laercio. Vidas de los más ilustres filósofos griegos.}
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LA CÓLERA DE AQUILES
En la Ilíada, en donde Homero describe la guerra de Troya, Aquiles estalla en cólera al tener  noticia de la muerte de sus amigo Patroclo. Llorando jura no enterrarlo hasta lograr matar a Hector. Su madre, la ninfa Tetis, acude a consolarle durante la noche, viniendo desde el fondo de los océanos, donde reside. Y le promete que Hefaistos, el dios herrero, le forjará una nueva armadura para el siguiente día, más bella que la que ha perdido.
Por la mañana, Aquiles sale de su tienda, armado y dispuesto para la batalla. Se reconcilia con Agamenón y, juntos, encabezan el asalto contra sus enenúgos. Homero describe así al colérico héroe que quiere vengar la muerte de su compañe ro: "Como un león que deseara aplastar a una multitud de hombres, a un país entero".
Los troyanos vuelven grupas y buscan refugio en su ciudad. Sólo Héctor permanece fuera de los muros, dispuesto a combatir. No obstante, cuando ya se acerca el temible Aquiles, emprende la huida. El aqueo le persigue y, por tres veces, rodean los muros de la ciudad. Al fin, Héctor se detiene y hace frente a su adversario. Luchan, se arrojan las lanzas, combaten con ferocidad. En el último instante, Héctor se echa blandiendo la espada sobre Aquiles; éste repele el ataque y, con un lanzazo preciso y vigoroso, atraviesa de parte a parte el pecho de su enemigo.
Aquiles recupera su antigua armadura y arrastra el cuer- po de Héctor, atado a su carro, alrededor de la ciudad. Luego, regresa al campamento aqueo y lo abandona, para que lo devoren los perros y las aves carroñeras. Esa noche celebra las exequias de su amigo Patroclo, con numerosos sacrificios de toros, carneros, cabras y cerdos. El cuerpo de Patroclo es incinerado en una pira, rodeado de sus perros y caballos favoritos, y sobre sus restos se erige un túmulo.
Los dioses sienten piedad de los padres de Héctor y envían a Tetis, madre de Aquíles, para que convenza a su hijo de que devuelva el cadáver del troyano a su familia. Príamo, pad.re del héroe muerto, se dirige a la tienda del aqueo, llevando un tesoro para pagar el rescate del cadáver. El anciano llora ante Aquiles y el héroe, conmovido e incluso sollozando a su vez, accede a devolverle los restos de su hijo, eximiéndole incluso del pago del rescate. Ese mismo día Héctor es incinerado dentro de la ciudad, entre los lamentos de todos sus compatriotas.
La llíada termina en ese punto. Otras narraciones poste riores, griegas y romanas, cuentan la muerte de Aquiles, a quien Paris alcanzó de un flechazo en el talón, el único punto vulnerable del cuerpo del héroe. Poco después, Paris moriría también, herido a su vez por una flecha envenenada. {Javier Reverte. Corazón de Ulises.}
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ARQUITAS
Arquitas, tarentino, hijo de Mneságoras, o según Aristójenes, de Hestico, fue también pitagórico. Este es quien libró a Platón cuando Dionisio quería matarlo, recomendándoselo por cartas. Fue admirado de muchos en todas las virtudes; y gobernó siete veces a sus ciudadanos, cuando los demás no gobernaban más de un año por prohibirlo la ley. 
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BIANTE
Biante, natural de Priena,  hijo de Teutamo, fue preferido por Sátiro entre los siete sabios de Grecia. Se dice que fue rico. Dulis afir rna que fue advenedizo a Priena; y Fanódico, que habiendo rescatado ciertas doncellas misenias que se hallaban cautivas, las sustentó como hijas, las dotó y las rernitió a sus padres a Misena. Poco después, habiendo hallado en Atenas unos pescadores, corno ya dijimos, el  trípode de oro con la inscripción: Para el más sabio, dice Sátiro que las mismas doncellas salieron en público, refirieron lo que por ellas había hecho Biante, y lo aclamaron sabio. Fuele enviado el trípode; pero luego que lo vio, dijo: «Apolo es el sabio-; y no lo adrnitió. Fanódico y otros dicen que no fueron las doncellas quienes aclamaron sabio a Biante sino los padres de éstas. Otros dicen que consagró el trípode a Hércules en Tebas, por ser oriundo de ella, y Priena su colonia; lo que afirma también Fanódico.
Su muerte fue de esta manera: habiendo orado en defensa de un pleito de un amigo suyo (siendo ya anciano) y descansando un poco de esta fatiga, reclinó la cabeza en el seno de un nieto suyo, hijo de su hija. Habia también orado el contrario en la causa; y como los jueces sentenciasen en favor del cliente de Biante, vencido el pleito, fue hallado muerto en el seno mismo del nieto. Enterrólo magníficamente la ciudad, y escribió en su sepulcro este epitafio:

Cubre esta hermosa piedra y pavimento
al prienés Biante, honor de Jonia.
{Diógenes Laercio. Vidas de los más ilustres filósofos griegos.}
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CLEOBULO
Cleóbulo, hijo de Evágoras, fue natural de Lindo. Algunos lo hacen descender de Hércules, y dicen que fue robusto y hermoso de cuerpo, y que estudió la Filosofía en Egipto. Que tuvo una hija llamada Cleobulina, la cual compuso enigmas en versos hexámetros, y de quien hace memoria Cratino en su drama que lleva este mismo nombre en número plural, y que renovó en Atenas el templo de Minerva, que había construido Danao. Decía que «es conveniente casar las hijas jóvenes en edad, pero provectas en la prudencial; enseñando por ello que deben las jóvenes ser instruidas. Que «conviene favorecer al amigo para que lo sea más, y al enemigo para hacerlo amigo. Guardarse de la calumnia de los amigos y de las asechanzas de los enemigos». También que «cuando uno salga de casa, piense primero qué es lo que ha de hacer, y cuando vuelva, qué es lo que ha hecho». Encargaba mucho el ejercicio corporal. Que «antes procuremos el escuchar que el ser escuchados, Que amemos más el estudio que la ignorancia. Que la lengua no sea maldiciente. Que seamos familiares de la virtud, y extraños del vicio. Huir la injusticia, aconsejar a la patria lo mejor, refrenar los apetitos, no hacer cosa alguna por fuerza, instruir los hijos, deshacer las enemistades. A la mujer ni halagaría ni reñirla delante de otros, porque lo primero indica demencia; y lo segundo, furor. Que no se ha de reñir al doméstico cuando está embriagados. Decía: «Cásate con mu jer tu igual, porque si la eliges más noble que tú, los suyos te mandarán. No rías del que es perseguido con burlas y contumelias, porque se te hará enemigo. En tus prosperidades no te ensoberbezcas, ni en las adversidades te abatas de ánimo. Aprende a sufrir y a soportar con fortaleza los reveses de la fortuna. »
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CLITÓMACO
Clitómaco, cartaginés, llamado Asdrúbal, filosofaba en su lengua y patria propia. Pasó a Atenas, ya de cuarenta años de edad, y oyó a Caméades. Agradádose éste de su aplicación, le hizo aprender las ciencias, y lo imbuyó de manera que llegó a escribir más de cuatrocientos libros; fue sucesor de Caméades mismo, e ilustró con muchos escritos sus dogmas. Fue versado en las tres sectas académicas, peripatética y estoica. Así moteja Timón a los académicos:

No quiero aquí traerte
la Academia gárrula e insulsa.

Hasta aquí hemos tratado de los académicos derivados de Platón; pasemos ahora a los peripatéticos (también originarios de Platón), de quienes Aristételes fue el primero. {Diógenes Laercio. Vida de los más ilustres filósofos griegos.}
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ALCMEÓN
Alcmeón, crotoniata, también fue discípulo de Pitágoras. Trata por lo común cosas de medicina, aunque justamente disputa algo de fisiología, diciendo que ordinariamente son dos los géneros de las cosas humanas. Parece es el primero que escribió del orden de la naturaleza, como dice Favorino en su Historia varia, y que afirmó que la naturaleza de la luna es eterna. Fue hijo de Pírito, como él mismo dice al comenzar su libro: «Alcme6n, crotoniata, hijo de Pirito, pronuncia de este modo a Brontino, león y Batilo. De las cosas invisibles y de las mortales tienen los dioses pleno conocimiento, en cuanto podemos alcanzar los hombres», etcétera. Dijo también que el alma es inmortal y está en movimiento continuo corno el sol.{Diógenes Laercio. Vidas de los más ilustres filósofos griegos.}
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ANAXÁGORAS
 Anaxágoras, hijo de Hegesibulo, o bien de Eubulo, fue natural de Clazomene y discípulo de Anaxímenes. Fue el primero que a la materia hile añadió la mente al principio de sus obras, donde, suave y magníficamente, dice: «Todas las cosas estaban juntas; luego sobrevino la mente y las ordenó», y por esta razón se llama rnente. Timón dice de él lo mismo en sus Sátiras, en esta forma:

Donde dicen que el héroe valeroso Anaxágoras se halla.
Apellidado Mente
(y la tuvo dichosa),
porque nos dijo que la mente eterna puso en orden las cosas,
antes confusamente amontonadas.

Fue Anaxágoras ilustre, no sólo por su nacimiento y riquezas, sino también por su magnanimidad, pues cedió a los suyos todo su patrimonio. Y como lo notasen de negligente respondió: «Y vosotros, ¿por qué no sois más diligentes?» Ausentóse, finalmente, a fin de entregarse a la conternplación de la Naturaleza, despreciando todo cuidado público, de manera que diciéndole uno: -¿Ningún cuidado os queda de la patria?», respondió, señalando al ciclo: «Yo venero en extremo la patria. »
 Se dice que cuando Jerjes pas6 a Grecia, tenía Anaxágoras veinte años de edad, y que vivió hasta setenta y dos. Escribe Apolodoro en sus Crónicas, que nació en la Olimpíada LXX y murió en el afío primero de la LXXVIII. Empezó a filosofar en Atenas, de edad de veinte años, siendo arconte Calias, como dice Demetrio Falereo en su Historia de los arcontes, adonde añaden se detuvo treinta años.
Decía -que el Sol es un globo de fuego y mayor que el Peloponeso-. Otros atribuyen esto a Tántalo. «Que la Luna está habitada y tiene collados y valles. Que el principio de las cosas son las partículas semejantes, pues así corno el oro se compone de partes tenuísimas, así también el mundo fue compuesto de corpúsculos semejantes entre sí.Que la mente es el principio del movimiento. 
Se dice que anunció, antes de caer, la piedra que cayó en Egospótamos, la cual dijo caería del Sol y que por esto Eutípides, su discípulo, en la tragedia intitulada Faetón, llamó al Sol rnasa de fuego. También que, habiendo partido para Olimpia, se sentaba vestido de pieles, como que había de llover presto, y así sucedió. A uno que le preguntó si los montes de Lámpsaco serían mar en lo venidero, dicen respondió: «Sí, por cierto, como el tiempo no se acabe.» Preguntado una vez para qué fin había nacido, dijo que «para contemplar el Sol, la Luna y el Cielo». A uno que le objetaba que estaba privado de los atenienses, respondió: «No estoy privado de ellos, sino ellos de mí.» 

Anaxágoras fue el primero que nos dejó un escrito sobre la Naturaleza. Sileno, en el libro primero de sus Historias, dice que habiendo caído una piedra del cielo siendo arconte Dimilo, dijo entonces Anaxágoras que todo el cielo se componía de piedras, y se sostenía por la velocidad de su giro; de manera, que si este giro cesase, caería el cielo. Soción, en las Sucesiones de los filósofos nos dice que Cleón le acusó de impiedad, por haber dicho que el Sol es una masa de hierro encendido, pero que lo defendió Pericles, su discípulo, y sólo fue condenado a pagar cinco talentos y salir desterrado. Sátiro escribe en sus Vidas que lo acusó Tucídides, por ser éste contrario a las resoluciones de Pericles en la administración de la República. Que no sólo lo acusó de impiedad, sino también de traición, y que ausente, fue condenado a muerte. Habiéndole dado la noticia de su condenación y de la muerte de sus hijos, respondió a lo primero -que había mucho tiempo que la Naturaleza había condenado a muerte tanto a sus acusadores como a él». Y a lo segundo, que «sabía que los había engendrado mortales
Demetrio Falereo dice, en el libro De la Vejez, que Anaxágoras enterró él mismo por sus manos a sus hijos. Hermipo, en las Vidas, asegura que fue encarcelado y condenado a muerte; y preguntado Pericles si había algún crimen capital en él como no le hallase alguno, dijo: «Ahora bien: yo soy discípulo de este hombre; no queráis perderlo con calumnias, sino seguid mi voluntad y dejadio absuelto.» Y que así se hizo: pero no pudiendo sobrellevar la injusticia,  murió de muerte voluntaria. Finalmente, Jerónimo dice en el libro 11 de sus Varios comentarios, que Pericies lo condujo al tribunal de justicia a tiempo en que se hallaba desfallecido y débil por enfermedad, y que fue absuelto antes por verlo así que por hallarlo inocente. Todos estos pareceres hay sobre la condenación de Anaxágoras. Hay quien piensa todavía que fue enemigo de Demócrito por no haberío querido admitir a su conversación y trato.
Finalmente, habiendo pasado a Lárnpsaco, murió allí, y preguntado por los magistrados si quería  se ejecutase  alguna cosa, dicen que respondió que cada año en el mes de su muerte fuese permitido a los muchachos el jugar. y que hoy día se observa.{Diógenes Laercio. Vidas de los más ilustres filósofos.}
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DIÓGENES APOLONIATA
Diógenes, hijo de Apolotemis, ratural de Apolonia, fue un sabio físico, y muy elocuente. Antístenes dice que fue discípulo de Anaxímenes, y vivió en tiempo de Anaxágoras. Demetrio Falereo, en la Apología por Sócrates, dice de Diógenes que por poco no peligró en Atenas a causa de la mucha envidia.
 Sus opiniones son éstas: «Que el principio o elemento es el aire; que hay infinitos mundos; que el vacuo es ilimitado; que el aire denso y raro es quien produce los mundos; que de lo que no es, nada se hace, ni se destruye en lo que no es; que la tierra es cilíndrica y está situada en el centro, y que recibió su estabilidad y consistencia de la circunferencia concretada por el calor, y la solidez y densidad la recibió del frío. El principio de su libro es: «Quien empieza el tratado de alguna ciencia, creo debe establecer un principio cierto y nada ambiguo, y usar de palabras sencillas y graves.
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EMPÉDOCLES
Empédocles, como dice Hipoboto, hijo de Metón, que lo era de otro Empédocles, fue agrigentino. Aristóteles dice en su Sofista que fue el inventor de la retórica. Por su parte Sátiro escribe en las Vidas que fue médico y orador excelente, y que fue discípulo de Georgias Leontino, varón eminente de la retórica.
Dice Timeo, en el libro XVIII, que fue también varón admirado por muchas causas, pues soplando una vez con vehemencia los vientos etesios, tanto que destruían los frutos, mandó desollar asnos, hacer odres y ponerlos en los collados y vértices de los montes para coger el soplo cesando efectivamente, fue llamado Colusamena o prohibidor de los vientos. {Plutarco dice en dos lugares de sus opúsculos que lo que hizo Empédocies fue rnandar cerrar cierta abertura o quebrada de monte por donde pasaban estos aires y comunicaban el contagio que habla en la otra parte.} Por su parte,  Heráclides dictó a Pausanias lo que escribió acerca de una mujer que no respiraba. Este Pausanias, corno dicen Aristipo y Sátiro, era su bardaja, y le dedicó sus libros De la naturaleza  y le dedicó este epigrama:

Gela es ilustre patria de Pausanias, hijo de Aquinto, medico eminente, que cual nuevo Esculapio-, revocó del umbral de Proserpina los míseros enfermos, de mortales dolencias consumidos.

Y añade Heráclides que lo de la mujer que no respiraba fue que una se mantuvo 30 días sin respiración ni comida; y así lo llama médico y adivino.
Igualmente, corno el médico Acrón pidiese al Senado sitio para construir un sepulcro a su padre, como el mayor de todos los médicos, concurriendo Ernpédocies lo prohibió; y entre las cosas que dijo acerca de la igualdad, le preguntó así. «Decid: ¿qué inscripción pondríamos a ese sepulcro? ¿Acaso ésta?:

¿A Acrón, médico sumo, agrigentino hijo de un padre sumo, cubre y guarda la excelsa sumidad de patria surna?»

{NOTA: La repetición del término Acrón, que en griego significa sumo, excelso, elevado, etc., hace toda la agudeza de este epigrama. Aun la misma Agrigento, llamada Acragas por estar fundada en un monte alto, y el río que pasaba junto a él tenían el mismo nombre. La moderna Girgento está a la otra parte del río.}

 Acerca de su muerte hay variedad de opiniones. Heráclides, tratando de la mujer que no respiraba y de la celebridad que consiguió Empédocles con haber restituido la vida a una difunta, dice que ofreció sacrificio junto a la quinta de Pislanacte, convidando algunos de sus amigos, y Pausanias entre ellos. Concluido el convite, unos se volvieron, otros se acostaron bajo de los árboles vecinos, y otros en otras partes; pero él se quedó en el sitio mismo donde había cenado. Venida la mañana, levantándose todos, sólo él no fue hallado. Hecha pesquisa, examinados los criados y familiares, y respondido que nada sabían, hubo uno que dijo que a medianoche había oído una gran voz que había llamado a Empédocies, y que, habiéndose levantado, había visto una luz celeste, luminarias de teas, y nada más. Hallándose todos atónitos con lo sucedido, bajó Pausanias para enviar algunos que lo buscasen; pero luego fue prohibido hacer más diligencias, y dijo: «Que el suceso era muy conforme y consiguiente para ruegos; así, que convenía hacerle sacrificios como que ya era dios.»
Hermipo dice que hizo el sacrificio habiendo curado a una mujer agrigentina, llamada Pantea, desahuciada ya de los médicos, y añade fueron convidadas al sacrificio hasta ochenta personas. Hipoboto asegura que cuando se levantó se encaminó al Etna, y que habiendo llegado, se arrojó al volcán y desapareció, queriendo dejar fama de sí de haber sido hecho dios; pero después fue descubierto, arrojando fuera la fuerza de las llamas una de sus sandalias, que eran de bronce, de cuyo metal solía llevar el calzado. Pausanias, sin embargo, siempre contradijo esto. Diodoro Efesio, escribiendo de Anaximandro, dice que Empédocles fue su imitador, tomando la hinchazón trágica y hasta la gravedad de los vestidos.
Que habiendo acometido a los selinuncios un contagio de peste por el hecho de un río cercano corrompido, de modo que no sólo morían, sino que también se les dificultaban los partos a las mujeres, discurrió Empédocies conducir a él a costa suya dos de los ríos más inmediatos, con cuya mezcla se endulzaron las aguas. Cesada la peste, y hallándose los selinuncios hanqueteando a las orillas del río, apareció allí Ernpédocies; y ellos, levantándose, lo adoraron como a dios y le ofrecieron sus votos. Así, queriendo confirmar esta opinión, se arrojó al fuego. Pero Timeo contradice a esto, diciendo abiertamente cómo Empédocies se retiró al Peloponeso y ya no volvió; por cuya razón es incierta su muerte. A Heráclides le contradice ex profeso en el libro IV, por cuanto Pitanacte dice fue siracusano y no tuvo quinta
alguna en Agrigento. Y que Pausanias le construyó una memoria como amigo; pues divulgada aquella fama, como era hombre rico, le hizo una estatua pequeña, o bien una capilla como a dios. ¿Cómo se arrojaría al volcán quien, teniéndolo cercano, ninguna mención hizo de él? Así que murió en el Peloponeso.
Que no se vea su sepulcro, no es cosa extraña, pues tampoco se ven los de otros muchos. Después de haber alegado Timeo otras razones como éstas, añade: «Pero siempre Heráclides es paradójico en sus cosas, y escritor que afirma haber caído un hombre de la luna.» Hipoboto dice que la estatua de Ernpédocles estuvo al cubierto, primero en Agrigento, y después descubierta delante de la curia de los romanos, adonde éstos la trasladaron. De pincel todavía quedan algunas imágenes suyas. Neantes Ciziceno, uno de los que tratan de los pitagóricos, dice que muerto Metón, comenzó a germinar la tiranía, y que entonces Empédocles indujo a los agrigentinos a que, dejadas las sediciones, usasen la igualdad de gobierno. Además, que a muchas hijas de los ciudadanos, las cuales carecían de dote, las dotó de propio, como era rico. Y aún por eso vestía púrpura y se ceñía con cíngulo de oro, como dice Favorino en el primero de sus Cornentarios. Que llevaba también sandalias de bronce y corona délfica. Que tenía el pelo muy largo, llevaba detrás muchachos de servicio, y siempre se dejó ver tan severo y en un estado mismo. Que de esta forma salía siempre que los ciudadanos iban a buscarlo, y aún veneran esto en él como a insignia regia. Que después, yendo en coche a Mesina por causa de cierta festividad, cayó y se quebró un muslo, y enferrnando de resultas, murió, siendo de setenta y siete años. Y, finalmente, que su sepulcro está en Megara de Sicilia.

Demetrio de Trezene, en el libro Contra los sofístas, dice por estos versos de Homero que:

Cogió una soga, atósela al gaznate,
y se colgó en la copa más excelsa
de un altísimo guindo, desde donde
a los infiernos descendió su alma.

Y en la carta que dijimos de Telauges se refiere que, siendo ya viejo, cayó en el mar, y murió. Esto por lo tocante a su muerte. {Diógenes Laercio. Vidas de los más ilustres filósofos griegos.}
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DEMÓCRITO
Demócrito, hijo, según unos, de Hegesístrato; según otros, de Atenócrito, y según otros, de Damasipo, fue abderita. Estudió con algunos rnagos y caldeos que el rey Jerjes  dejó por maestros a su padre cuando se hospedó en su casa, de los cuales aprendió la teología y la astrología siendo todavía muchacho, según lo escribe Herodoto. Unióse después a Leucipo, y, según dicen algunos, a Anaxágoras, siendo cuarenta años más joven que éL Refiere Favorino en su Historia varia que Demócrito dijo de Anaxágoras que no eran de éste las cosas que había escrito acerca del sol y de la luna, sino opiniones antiguas, y que las había hurtado. También que censuró y degradó el mérito de lo que escribió sobre la formación del mundo y de la mente, haciéndosele enemigo por no haberlo querido recibir. ¿Cómo, pues, dicen algunos, será discípulo suyo? Demetrio, en sus Colombrofios, y Antístenes, en las Sucesiones dicen que se fue a los sacerdotes de Egipto a fin de aprender la geometría, a los caldeos de Persia y al mar Rojo. Aun hay quien dice que también estuvo en la India con los girnnosofistas y que no menos pasé a Etiopía.Nació en Abdera. {Diógenes Laercio. Vida de los más ilustres filósofos griegos}
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PLATÓN
Platón, hijo de Aristón y de Pericciona o Potona fue ateniense. Dicha su madre descendía de Solón. Dicen también que su padre Aristón descendía de Codro, hijo de Melanto, los cuales eran asimismo descendientes de Neptuno, según Trasilo. Espeusipo, en el libro intitulado De la  cena de Platón; Clearco, en el Encomio de Platón, y Anaxalides, en el libro 11 De los Filósofos dicen que en Atenas había tradición de que, siendo Pericciona muy hermosa, quiso Aristón violentarla, pero que no lo ejecutó, ateniéndose de esta fuerza por haber tenido en sueños una visión de Apolo, y desde entonces hasta el parto la conservó pura de unión carnal.
Nació, pues, Platón, como dice Apolodoro en sus Crónicas, en la Olimpíada LXXXVIM día 7 de Targel!6n, mes de abril, en cuyo día dicen los delios que nació también Apolo. Murió según Hermipo, el año primero de la Olimpíada CVIII, comiendo en un convite nupcial, el año ochenta y uno de su edad.
Platón navegó tres veces a Sicilia: la primera a fin de ver la isla y observar el Etna, en cuya ocasión, siendo tirano de Siracusa Dionisio, hijo de Hermócrates, lo coartó a que comunicase consigo. Habiendo, pues, entonces Platón hablado sobre la tiranía, y díjole que -no era mejor aquello que era conveniente a él solo, si no se conformaba con la virtud»; enojado Dionisio, te dijo: «Tus razones saben a chochez.» «Y las tuyas a tiranía», respondió Platón. Indignado de esto el tirano, quiso quitarle la vida. No lo ejecutó, habiendo intercedido por él Dión y Aristómenes; pero lo entregó a Polido Lacedernonio (que entonces era allí embajador) para que lo vendiese; el cual se lo llevó y lo vendió en Egina. Acusólo a la sazón como reo de muerte Carmandro, hijo de Carmandrides, al tenor de la ley que había puesto de que muriese sin esperar sentencia de juez el primer atenlense que entrase en la isla; la cual ley les había puesto él mismo, corno dice Favorino en su Varia historia. Pero como uno dijese por chanza que el que había aportado era filósofo, le dieron libertad.
Otros dicen que fue llevado al tribunal; y como lo viesen que nada decía en su defensa y que estaba pronto a recibir cualquiera suerte que le tocase, no lo juzgaron digno de muerte, y determinaron venderlo por esclavo. Redimiólo Anníceris Cirenco, que se halló allí casualmente, por el precio de veinte minas, o según algunos, de treinta; y lo envió a Atenas a sus amigos. Remitiéronle éstos luego el coste del rescate; pero Anníceris no lo recibió, diciéndoles que «no eran ellos solos los que tenían cuidado de Platón-. Otros afirman que Dión fue quien envió el dinero, y que no lo quiso recibir, sino que compró para él un huertecillo en la Academia.
La segunda vez que pasó a Sicilia fue para pedir a Dionisio el Joven tierra y hombres que viviesen según la república que él había ordenado; si bien éste, aunque se lo prometió, no llegó a cumplirlo. Algunos dicen que corrió gran riesgo por la sospecha de haber inducido a Dión y a Teotas a que libertasen la isla; pero Arquitas Pitagórico lo defendió por una carta que escribió a Dionisio, y lo salvó enviándolo a Atenas.
Pasó tercera vez a Sicilia a fin de reconciliar a Dión con Demetrio; mas no consiguiéndolo, se los dejó, y se volvió a la patria. Nunca quiso entrar en el gobierno de la república, por más inteligente que era en gobernar, como consta de sus escritos. La causa que tuvo fue que el pueblo estaba irnbuido de costumbres muy diversas.» {Diógenes Laercio. Vidas de los más ilustres filósofos.}
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PRODICO
PRODICO DE CEOS, era de la misma edad que Hippias de Elis y parece haberse dedicado, como la mayor parte de los sofistas, a la enseñanza de la dialéctica, especialmente en su aspecto gramatical. Sus propias concepciones eran pesimistas y escépticas en materia religiosa, hasta el punto de afirmar que los hombres divinizan todo lo que necesitan. El mito de Hércules en la encrucijada, que a veces se atribuye a Antístenes por los muchos rasgos cínicos que contiene, presenta a Hércules vacilando entre la virtud y el vicio; el escrito parece tener un fin estrictamente moral, unido a cierto eudemonismo al considerarse que la elección de la virtud representa la consecución de los bienes deseados. De Pródico parece proceder también el argumento contra el temor a la muerte que fue posteriormente tan utilizado por los epicúreos: la muerte no debe ser temida, pues quien vive no ha muerto todavía, y quien ha muerto ha dejado de poseer sensaciones. {Ferrater Mora. Diccionario de Filosofía.}
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JENOCRATES
Jenócrates, hijo de Agatenor, fue natural de Calcedonia, y discípulo de Platón desde sus primeros años, y lo acompañó a Sicilia. Era tardo de mente, tanto que Platón, comparándolo con Aristóteles, cuentan que dijo: «El uno necesita de acicate; el otro de freno.» También: «¡Para qué caballo unto un tal asno!» Por lo demás era Jenócrates de rostro grave y severo, de manera que Plat6n solía decirle: «Sacrifica a las Gracias, Jenócrates.- Por lo ordinario habitó en la Academia. Si alguna vez iba a la ciudad, dicen que todos los tumultuantes y alborotadores se apartaban del camino cuando pasaba él. Y que habiendo entrado en su casa con designio de solicitarlo la rneretriz Friné, haciendo como que huia de algunos, como él la recibiese por humanidad, y no tuviese más de una cama, le cedió una parte de ella, como se lo suplicaba. Finalmente, cansada de rogarle satisficiese su deseo, se fue sin conseguirlo. A los que la preguntaban de lo sucedido, decía: «Que ella no salía de estar con un hombre, sino con una estatua.» Algunos dicen que sus discípulos le metieron a Laida en su cama; pero que él fue tan continente, que más quiso darse muchos cortes y aun fuego a sus geniales, que macularse.
Era frugalísimo; y habiéndole enviado Alejandro una gran suma, tornando sólo tres mil dracrna áticas, le remitió lo demás, diciendo «que necesitaba de más caudales quien había de mantener más gentes». 
Dicen que fue con otros enviado embajador a Filipo, y que éste ablandó a los demás con regalos, convites y conversaciones; pero Jenócrates nada de esto hizo, y por esta causa no lo admitió Filipo. Vueltos a Atenas los embajadores, dijeron que en balde había ido con ellos Jenócrates; y cuando ya se le preparaba la pena, oyeron de él «que entonces más que nunca se había de precaver la República, pues Filipo habla ablandado a los otros con dones, pero a él de ningún modo habla podido doblarlo». Dicen que de esto le resultó duplicado honor, y aun Filipo dijo después que, de cuantos embajadores habían venido a él, sólo Jenócrates no había admitido regalos. {Diógenes Laercio. Vida de los más ilustres filósofos.}
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CAMIRUS
Camirus era una de seis de ciudades de origen Dorio que se había reunido, junto a otras, para tener un
santuario común, un templo a Apolo, sobre el promontorio sobre el que ubicaría Cnidus, con el nombre de
Triopion. Dado que los reunidos era 6 se les denominó como Hexapolis (en el Griego, "las seis de ciudades")
hasta que Halicarnassus se excluyó quedando en una Pentapolis (en el Griego, "las cinco de ciudades" : ver Herodotus Historias, 144).
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CATANIA
Situada al oeste de Sicilia.
Jenófanes, hijo de Dexio, o bien, según Apolodoro, de Ortameno y que  nació en Colofón, fue echado de su patria por que lo que tuvo que huir a Zancle y Catania, ciudades de Sicilia. {Diógenes Laercio. Vidas de los más ilustres filósofos griegos.}
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HIPOCRATES
Chios era él el lugar de nacimiento del gran matemático Hippocrates de Chios (no confundir con el médico famoso del mismo nombre, Hippocrates de Cos), quien "floreció" hacia la mitad de siglo V a de Cristo.
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EUDOXO
Eudoxo, hijo de Esquines, natural de Gnido, fue astrólogo, geómetra, médico y legislador. En la geometría fue discípulo de Arquitas, y en la medicina, de Filistión Siciliano, como dice Calmaco en sus Tablas. Soción, en las Sucesiones, dice que también oyó a Platón. Que siendo de veintitrés años de edad, y viéndose constituido en suma estrechez, movido de la celebridad del nombre socrático, partió a Atenas con Teomedonte, médico, el cual lo mantenía, y aún hay quien lo haga su bardaja. Desembarcó y se alojó en El Pireo, desde donde subía diariamente a la ciudad; y después de haber oído en ella a los sofistas, regresaba. Habiendo estado allí dos meses, volvió a su casa, de donde, siendo socorrido por sus amigos, se fue a Egipto con Crisipo, médico, llevando cartas de favor de Agesilao para Nectanabis, el cual lo recornendó a los sacerdotes. Que habiendo permanecido allí un año y cuatro meses, se rayó la primera barba y las cejas, y escribió, según algunos, un Octczérides. Pasó de allí a Cízico y Propántide a profesar la Filosofía; de allí se fue a visitar a Mausolo; y de allí regresó a Atenas acompañado de un gran número de discípulos, sólo por dar envidia a Platón, como quieren algunos, porque en sus principios te había despedido. Algunos dicen que celebrando Platón un convite, corno fuesen muchos los convidados, introdujo poner los triclinios en medio círculo. Nicómaco, el hijo de Arist6teles, dice que Eudoxo llama bien al deleite.
Fue recibido en su patria con sumo honor, como consta por el decreto que de él dio; ni fue menos celebrado entre los griegos. Escribió Leyes a sus conciudadanos, como dice Herrnipo en su libro IV De los siete sabios, Trcitados de Astrología, De Geometría, y algunas otras cosas excelentes. Tuvo tres hijas, Actis, Filtis, Delfis. Eratóstenes, en sus libros a Batón dice que Eudoxo compuso Diálogos cínicos. Otros sienten que los habían escrito los egipcios en su lengua, y que él no hizo más que traducirlos en griego. Crisipo Gnidio, hijo de Erineo, oyó de él lo que escribió acerca de los dioses, del mundo y de los meteoros. En la medicina fue discípulo de Filist6n Sículo, y dejó bellísimos Comentarios. Fue hijo suyo Aristágoras, cuyo discípulo fue Crisipo, hijo de Aetelio, del cual quedan escritos médicos acerca de los ojos, compuestos accidentalmente mientras estaba meditando en cosas naturales.{Diógenes Laercio. Vidas de los más ilustres filósofos griegos.}
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ONESICRITO
Onesicrito, en sentir de algunos, fue de Egina; pero Demetrio de Magnesia lo hace de Astipalca. Fue uno de los más hábiles discípulos de Diógenes el Cínico. Parece hubo entre él y Jenofonte alguna semejanza, pues militó con Ciro; y Onesicrito con Alejandro. Aquél escribió la Ciropedia; éste, el modo con que fue nutrido Alejandro. Aquél hace el encomio de Ciro, y éste el de Alejandro. Aun en la locución se acerca mucho a Jenofonte, y sólo se estima menos que éste al modo que una copia se estima menos que un autógrafo. {Diógenes Laercio. Vidas de los más ilustres filósofos griegos.}
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ARGOS
En la mitología, el rey primero de Argos fue el Río-Dios Inachus, un hijo, como todos los ríos del mundo, del Titan Oceanus y su hermana y esposa Tethys (no confundir con la Nereida Thetis, madre de Aquiles). En algunas leyendas, Inachus está presente como contemporáneo de Erichthonius de Atenas y Eumolpus de Eleusis. El había sido elegido como árbitro entre Hera y Poseidon en su pelea para el dominio sobre el país y decidió en favor de Hera. Hera desde luego, como ella sí misma sostiene en la Iliada (Iliad, IV, 50-52), era el protector de Argos, donde ella tuvo un templo muy antiguo, el Heraion. En las leyendas del Peloponeso, Inachus era el sido el padre de Phoroneus, el primer ser humano. (Platón se refiere a esta tradición en el Timæus, 22a -b),
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CAMARINA
Situada al suroeste de Sicilia. Es el lugar de nacimiento de la retórica, tal como lo cuenta Tisias de Syracusa, Corax y luego Gorgias de Leontini y Lysias, cuyo padre Cephalus (presente en la  República de Platón) era de origen Siciliano.
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EUCLIDES
Euclides (no confundir con el geómetra) fue natural de Megara, ciudad cercana al istmo, según algunos, de Gela, como, dice Alejandro en las Sucesiones. Estudió las obras de Parménides, y los que siguieron sus dogmas se llamaron megáricos; luego disputadores y últimamente dialécticos. Dioles este nombre Dionisio de Cartago, porque sus discursos eran todos por preguntas y respuestas. Después de la muerte de Sócrates se retiraron Platón y los demás filósofos a casa de Euclides, en Megara, como dice Hermodoro, temiendo la crueldad de los tiranos. Definía que sólo hay un bien, llamado con nombres diversos: unas veces sabiduría, otras dios, otras rnente, y semejantes. No admitía las cosas contrarias a este bien, negándoles la existencia. Sus demostraciones no eran por asunciones, sino por ilaciones o sacando consecuencias. Tampoco admitía las comparaciones en los argumentos, diciendo que el argumento o consta de cosas semejantes o desernejantes; si consta de cosas semejantes, antes conviene examinar estas mismas cosas, que no las que se le semejan. Pero si consta de cosas desemejantes, es ociosa la instancia. o comparación.
De la secta de Euclides fue Eubulides Milesio, del cual fue discípulo suyo Demóstenes, el cual apenas podía pronunciar la letra R; pero lo consiguió poco a poco con el ejercicio. Eubulides inventó en la dialéctica diversas formas de argumentos engañosos, como son: 
  1. El Mentiroso. {El Mentiroso tiene un argumento capcioso, por el cual se demuestra falsa cualquiera respuesta que se dé: v. gr., preguntase si miente o no uno que dice que miente. Si se dice que miente, responden que es falso, pues entonces no miente diciendo que miente. Si se dice que no miente, responden que también es falso, pues el mismo dice que miente. De esta falacia usa Cervantes en su Quijote, hallándose Sancho gobernador de la ínsula Baratatia, donde había una fuente y junto a ella una horca en que era ahorcado todo pasajero que preguntado adónde iba se le hallaba en mentira. Llegó -dice- uno, y preguntado adónde iba, respondió que a que lo ahorcasen; de cuya inopida respuesta se movió la duda de si debía o no ser ahorcado; pues si lo ahorcaban, el hombre habría dicho verdad, y no debían ahorcarlo; si no lo ahorcaban, no había dicho verdad, y, por consiguiente, debían ahorcarlo. 
  2. El Encubierto.  El Encubierto se llarna así por el ejemplo que de él suele darse de un hombre encubierto, y preguntando a uno asi. -¿Conoces a tu padre? -No. -Pues éste es tu padre, y así, no conoces a tu padre. Luciano.}
  3. El Electra. {El Electra es un argumento asi nombrado de Electra, hermana de Orestes, la cual en la tragedia de Eurípides intitulada Electra, conoció y no conoció a un mismo tiempo a dicho su hermano Orestes; pues preguntado si lo conocía, dijo que si; pero no conoció que era Orestes el mismo que se lo preguntaba. Luciano.}
  4. El Sorites,{ Sorites es el argumento llamado montón, derivado de owpós; montón, también por el ejemplo que suele ponerse asi. -¿Dos granos de trigo son montón de trigo? -No. -¿Y añadiendo otro grano? -Tampoco. -¿Y añadiendo otro? -Tampo co. -Luego nunca habrá  montón, por mas granos que se añadan uno a otro, pues si añadiendo uno a los que no eran montón, no lo hace, nunca llegara el caso de hacerlo otro grano, que no tiene más fuerza que el primero que se puso.} 
  5. El Cornuto. {El argumento llamado cornuto también toma el nombre del ejemplo puesto: Lo que no has perdido lo tienes; no has perdido los cuernos, luego los tienes.}
  6. El Calvo. {El Calvo parece asimismo proviene del ejemplo que suele ponerse, que es éste: Si a quien no es calvo se le arranca un pelo, no queda calvo; si se le quita otro, tampoco; porque si el quitarle un pelo no lo hace calvo, el segundo que se le quita tampoco es más que uno; y así nunca será  calvo. Este argumento viene a ser, en sustancia, lo mismo que el sorites, éste por síntesis, digámoslo así, y aquél por análisis. También suele proponerse éste: Quien no tiene pelo es calvo, aquí el raído a navaja no tiene pelo; luego es calvo. {Diógenes Laercio. Vidas de los más ilustres filósofos griegos.} 
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QUILÓN
Quilón, hijo de Damageto, fue lacedemonio (Sparta). Compuso algunas elegías hasta en doscientos versos. Decía que «las previsiones que se pueden comprender por raciocinios son obra del varón fuerte». A su hermano, que se indignaba de que no le hacían éforo, {magistrado que tenía el objetivo de moderar el poder absoluto de los reyes}siéndolo él,  respondió: «Yo sé sufrir injurias, pero tú no.-  Herodoto dice en el libro primero, que estando Hipócrates sacrificando en Olimpia, como las calderas hirviesen por sí solas, le aconsejó Quilón que no se casase, o dejase la mujer si era ya casado, y abdicase los hijos.
Dícese que, preguntándole Esopo -qué era lo que hacía Júpiter,, respondió: -Hurnilla los excelsos, y eleva los humildes.- Preguntado «en qué se diferencia el sabio del ignorante-, respondió: -En las buenas esperanzas.- «Qué cosa era dificultosa, respondió: -Guardar el secreto, emplear bien el ocio y sufrir injurias.» Daba los preceptos siguientes: «Detener la lengua, singularmente en convites; no hablar mal del prójimo, si no querernos oír de él cosa que nos pese; no amenazar a nadie, por ser cosa de mujeres; acudir primero a los infortunios que a las prosperidades de los amigos; casarse sin pornpa; no hablar mal del muerto; honrar los ancianos; guardarse de sí mismo; escoger antes el daño que el lucro torpe, porque lo primero se siente por una vez, lo segundo para siempre; no burlarse del desgraciado; el poderoso sea humano, para que los prójimos antes lo celebren que lo teman; aprender a mandar bien su casa; no corra la lengua más que el entendimiento; reprimir la ira; no perseguir con baldones la adivinación; no querer imposibles; no apresurarse en el camino; no agitar la mano cuando se habla, por ser cosa de necios; obedecer las leyes; amar la soledad.»
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JENÓFANES
Jenófanes, hijo de Dexio, o bien, según Apolodoro, de Ortameno, nació en Colofón. Celébralo Tirnón diciendo:

Jenófanes, no altivo, sino recto, castigador de homéricos embustes.

Echado de su patria, vino a Zancle y Catania, ciudades de Sicilla. Según unos, no fue discípulo de nadie; pero según otros, lo fue de Botono, ateniense, o como dicen algunos, de Arquelao; y según Soción, fue contemporáneo de Anaximandro. Escribió versos, elegías y yambos contra Hesíodo y Homero, haciendo burla de lo que habían dicho acerca de los dioses, y aun iba cantando sus versos en público. Se dice fue en sus opiniones contrario a Tales y a Pitágoras, y que no perdonó a Epiménides. Fue de vida muy larga.
Dice que los «principios o elementos de las cosas son cuatro: los mundos, infinitos e inmutables. Que las nubes se forman de las exhalaciones que atrae el sol y elevadas, las congloba. Que la sustancia de Dios es esférica, no teniendo nada semejante al hombre. Que todo ve y todo oye, pero no todo respira. Que todas las cosas son en conjunto mente, sabiduría y eternidad». Definió el primero que «todo cuanto se hace es corruptibles. Dice que -el alma es espíritu, y que muchas cosas son inferiores a la mente. Que con los tiranos, o no se ha de tratar o se ha de tratar con blandura».
Habiéndole dicho Empédocies que un sabio es irrepetible, dijo: «Es cierto, pues sabio debe ser el que ha de explorar al sabio.» Soción afirma que Jenófanes fue el primero que dijo que todas las cosas son incomprensibles, pero se engaña Soción. Compuso dos mil versos acerca de la fundación de Colofón y de la colonia italiana que pasó a Elea. Floreció hacia la Olimpíada LX. Demetrio Falereo en el libro De la senectud, y Panecio Estoico en el De la tranquilidad, dicen que enterró a sus hijos por sus propias manos, como lo hizo Anaxágoras. 
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EUNOPIO
EUNOPIO DE SARDIS (nac. ca. 345/6) fue discípulo y amigo del neoplatónico Crisantio de Sardes, de quien aprendió, entre otras cosas, las «doctrinas secretas» de Jámblico. Como su maestro, Eunapio defendió, especialmente bajo la égida de los «emperadores paganos», la «fe antigua» y la tradición helénica frente y contra el cristianismo. Se deben a Eunapio unas Vidas de sofistas, del siglo IV, entendiendo "sofista" como sinónimo de 'filósofos' y 'sabios.
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THEOS
Cuando los Persas de Harpagus, bajo el mando del general Cyrus el Grande, invadieron Jonia alrededor del 545A de C, los ciudadanos de Teos huyeron hacia el norte y fundaron la ciudad de Abdera, lugar de nacimiento
de Demócrito o Protágoras.
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SIMIAS
Simías era natural de Tebas. Participa activamente como interlocutor en el Fedón en dónde Sócrates, el mismo día de su muerte, intenta demostrar que el alma es inmortal. Corre también un libro suyo que contiene veintitrés diálogos: De la sabiduría, Del raciocinio, De la música, De los versos, De la fortaleza, o sea De lo varonil, De la Filosofía, De la verdad, De las letras, De la enseñanza, Del arte, Del régimen, Del decoro, De lo que se ha de elegir o evitar, Del amigo, De la ciencia, Del alma, Del bien vivir, De la posibilidad, Del dinero, De la vida, Qué cosa sea honesta, De la solicitud, y Del amor.
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PROTÁGORAS
Protágoras, apodado «el Razonamiento», fue hijo de Artemón o de Meandrio y nació en Abdera hacia el 480 a.C.
Al haber nacido en una familia pobre, intentó ganarse la vida transportando mercancías por cuenta de los comerciantes deL lugar. Un. día, Demócrito le vio trabajando y quedó sorprendido por la ingeniosidad con que había colocado sobre el lomo de una mula una pesada carga de leña. «El que puede hacer un trabajo semejante, pensó el atomista, «debe de tener una predisposición natural para el razonamiento filosófico. Y rápidarnente le propuso que se inscribiera en su escuela.
El joven se convirtió muy pronto en un hábil orador. Tras permanecer cierto tiempo en su ciudad natal, durante el cual prestó sus servicios como lector público, le encontramos en Atenas como maestro de elocuencia. Filostrato dice que fue el primero que cobró cien minas por un curso de oratoria y que «introdujo esta costumbre entre los griegos, cosa que no se le puede reprochar, ya que todos tomamos más en serio lo que nos cuesta que lo que es gratuito».
En cualquier caso, Protágoras debía de ser carísimo: un discípulo suyo, un tal Evatlo, escandalizado por los mil denarios que le pidió al final del curso, intentó no pagarle con la excusa de que la suma convenida estaba subordinada al primer éxito que hubiese tenido en los tribunales. Protágoras ni se inmutó y dijo:«Querido Evatlo, no tienes salida, ya que yo te cito en seguida en los juzgados: si los magistrados no te dan la razón, me tendrás que pagar por haber perdido, si, en cambio, te dan la razón, me tendrás que pagar por haber ga- nado.»'
Un tipo tan rebuscado no podía caerles muy bien a los filósofos atenienses: todos hablaron mal de él. Sin embargo, en la base de esta aversión podía haber también una cierta envidia por la ingente fortuna que acu muló en poquísimo tiempo. Eupoli, el comediógrafo, le define como «un impío vende-engaños de cosas celestes», y Platón, en un diálogo, le hace decir a Sócrates: «Yo conozco a un hombre, Protágoras, que él sólo ha ganado con su ciencia más dinero del que ha ganado Fidias con sus bellas obras y otros diez escultores juntos.»
Todo ello no impidió que Protágoras participara activamente en los asuntos públicos y Atenas, participando activamente, junto con Pericles, en la fundación de la colonia de los Thurii, en Italia.
Ejerció su profesión durante cuarenta años y escri bió una docena de libros, entre ellos dos colecciones de analogías y un ensayo sobre el sentimiento religioso, titulado De los Dioses, que él mismo quiso leer un día en casa de Eurípides.Cuando llegó a los setenta años, la suerte le dio la espalda: los atenienses le sometieron a juicio por haber escrito esta frase: «Acerca de los Dioses no tengo ninguna posibilidad de saber ni que existen, ni que no existen. Muchos son los obstáculos que me impiden saber-, tanto la oscuridad del tema como la brevedad de la vida humana.»' Su acusador se llamaba Pitodoro y era uno de los Cuatrocientos que habían derrocado al régimen democrático de Atenas.Protágoras, para no tener que beber la cicuta y acabar como Sócrates, huyó de Grecia y murió, mientras te perseguían los trirremes atenienses, al naufragar con su bote lejos de las costas de Sicilia. Sus libros fueron quemados en la plaza del mercado, después de haber registrado una a una todas las casas de Atenas para descubrir todas las copias en circulación. {Luciano de Crescenzo. Historia de la filosofía griega. Vol 1)
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PERIANDRO
Periandro, hijo de Cipselo, fue natural de Corinto y de la familia de los heráclidas. Casó con Usida, a quien él llamaba Melisa, hija de Proclo, rey de Epidauro, y de Eristenea, hija de Aristócrates y hermana de Aristodemo, los cuales dominaban toda la Arcadia, como dice Heráclides Póntico en el libro Del principado.
Dos hijos tuvo ella: Cipselo y Licofrón; el menor de los cuales fue advertido; el mayor fue estólido. Pasado algún tiempo, tomado Periandro de la ira, quitó la vida a su mujer, que a la sazón estaba encinta, dándola patadas debajo de una escalera,- incitado de las malas persuasiones de sus concubinas, a las cuales quemó después. Desterró a su hijo Licofrón a Corcira, porque se condolía de su madre; pero después, viéndose cercano a la vejez, le mandó venir para darle el reino. Supiéronlo antes los corcirese,-y mataron a Licofrón; por lo cual encendido en ira Periandro, envió a Aliate los hijos de los corcireses para que los castrase; pero cuando la nave llegó a Samos, hicieron súplicas a la diosa Juno, y los samios los libraron. Cuando Periandro lo supo tomó tanto pesar, que murió luego, a los ochenta años de edad. Sosícrates dice que murió cuarenta años antes que Creso, uno antes de la Olimpíada XLIX
Herodoto dice en el libro primero que Periandro fue huésped de Trasíbulo, tirano de Mileto. Aristipo dice en el libro primero De las delicias antiguas que, enamorada de Periandro su madre Cratea, solían en oculto unirse lascivamente deleitándose con ella; pero habiéndose divulgado este comercio, fue tanto su disgusto, que se hizo insoportable a todos. Eforo dice que ofreció a Júpiter una estatua de oro si vencía con su cuadriga en los juegos olímpicos; que habiendo vencido y careciendo del oro, como viese en cierta festividad adornadas las mujeres, les quitó las joyas, y con ello cumplió su promesa. Algunos dicen que queriendo se ignorase su sepulcro, maquinó lo siguiente: mandó a dos jóvenes, mostrándoles un camino, que viniesen de noche y le quitaran la vida y lo enterrasen donde lo encontrasen; detrás de éstos envió cuatro que matasen a los dos y los enterrasen, y, finalmente contra éstos envió muchos. De esta form murió en manos de los primeros. 
Escribió documentos hasta en dos mil versos, Decía que «los que quieran reinar seguros, se protejan con la benevolencia, no con las arrnas». Y preguntado por qué él reinaba, respondió: «Porque es igualmente peligroso ceder de grado, o ceder por fuerza.»
Decía también: «Buena es la quietud; peligrosa la precipitación; torpe la usura; mejor es el gobierno democrático que el tiránico; los gustos son perecederos, pero los honores son inmortales, En las prosperidades sé moderado; en las adversidades, prudente. Serás siempre el mismo para tus amigos, sean dichosos o desdichados. Cumple lo que hayas prometido. No publiques las cosas secretas. Castiga no sólo a los que hayan delinquido, sino también a los que quieren delinquir.
Periandro fue el primero que se hizo acompañar de hombres armados, y redujo a tiránico el gobierno republicano. Y, según dicen Eforo y Aristóteles, prohibió a algunos viviesen en la ciudad. Floreció hacia la Olimpíada YMVIII, y reinó cuarenta años. Soción, Heráclides, y también Pánfila en el libro V de sus Comentarios, dicen que hubo dos Periandro: uno, el Tirano, otro, el Sabio, el cual fue natural de Ambracia. Y Neantes Ciziceno aún añade que fueron primos hermanos. Aristóteles dice que Periandro el Sabio fue corintio; Platón lo omite. Suya es la sentencia: «Todo lo consigue el trabajo.- Quiso abrir o cortar el istrno.
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ESMIRNA
En la actualidad, Izmir,se correponde, en Turquía, con la antigua Esmirna de los griegos de Asia Menor. Es una ciudad encallada entre colinas que mira con furor hacia el Egeo. Es uno de los asentamientos del mediterraneo donde más sangre ha corrido a lo largo de los siglos. A mediados del siglo VI A de Cristo formó parte del imperio persa ya que Ciro el Grande derrotó al rey lidio Creso y ocupó todos los establecimientos griegos del Asia Menor.  Será Alejandro Magno quien recupere de nuevo Esmirna para los griegos alzando allí un altivo castillo, destruido y construido a través de los siglos.  A partir del 190 A de Cristo Esmirna se convertió en una provincia el imperio romano. En el siglo XIX de nuestra era, Esmirna, de nuevo turca, era una ciudad próspera y alegre. Pero en 1919 los griegos, apoyados por las fuerzas aliadas, ocuparon la ciudad proclamando la soberanía de Grecia sobre ese territorio. En 1922, los turcos, bajo el mando de Atartük, lograron expulsar a los griegos. Esmirna fue rebautizada como Izmir. En la actualidad en Grecia nadie pronuncia la palabra Izmir, sino Esmirna, y lo mismo sucede cuando se refieren a Estambul, a la cual siguen considerando como Constantinopla. {Javier Reverte. Corazón de Ulises.}
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FILIPO OPUNCIO 
El lugar de nacimiento de Philipo Opuncio  fue Opus. Fue un discípulo de Platón en la Academia (ver Diogenes Lærtio, Vidas. I-23) . Se dice tambien que fue quien publicó las Leyes trás la muerte de Platón. Pasa tambien por ser el autor del Epinomis (ver Diogenes Lærtius. Vidas III, 37). 
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CUMAE
Colonia fundada por Calcis en el 740 a de Cristo.
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EPICARMO
Epicarrno, hijo de Elótalo, natural de Cos, fue también discípulo de Pítágoras. A los tres meses de edad fue llevado a Megara de Sicilla, y de allí a Siracusa, como lo dice él mismo en sus obras. Hiciéronle estos versos, puestos al pie de su estatua:

Cuanto del grande sol los resplandores en luz exceden los lucientes astros; cuanto del mar la fuerza
es mayor que la fuerza de los ríos,
tal la sabiduría de Epicarrno
(a quien orla su patria Siracusa)
excede las demás sabidurías.

Dejó Comentarios, en los cuales trata cosas filosóficas, sentenciosas y de medicina. A muchos de estos Comentarios pone versículos acrósticos, con los cuales manifiesta que aquellos escritos son suyos. Murió de noventa años.
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CYZICO
Ciudad norteña del Asia Menor situada en la costa del Preponto y que hoy es el mar del Marmara, entre el Egeo y el Mar Negro.
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DELFOS
ORACULO DE DELFOS
En Delfos,y situado sobre la vertiente sudoeste del monte Parnaso, se hallaba el famoso santurario al dios Apolo. Sobre su portada aparecía una máxima que decía: Conocete a tí mismo. Allí acudían gentes de toda Grecia con el objeto de realizar todo tipo de consultas. En el santuario, una sacerdotisa o pitonisa, sentada sobre el sagrado trípode, entraba en trance, según decían, por estar poseida por el dios, aunque otros atribuían tal trance a unos vapores emanados de una fuente de un rincón del templo. Sea lo que fuera, durante el trance, la pitonisa pronunciaba palabras inconexas o ruidos, que unos sacerdotes, sentados a su lado, interpretaban. Por supuesto, alrededor del templo, existía el clásico negocio-montaje que suele acompañar a todas estas manifestaciones de caracter religioso-popular: poetas que versifican oráculos a cambio de dinero, sacrificadores de víctimas animales, examinadores de las entrañas de animales con el objeto de predecir el futuro, aunque, claro está, cobrando a cambio. Nihil nuovo sub sole.
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PITÁGORAS
Después de haber tratado de la Filosofía j6nica, dimanada de Tales, y de los varones que se hicieron célebres en ella, pasaremos ahora a tratar de la italiana, cuyo autor fue Pitágoras, hijo de Mnesarco, grabador de anillos, natural de Sarnos, como dice Herrnipo, o bien fue tirreno, natural de una isla que poseyeron los atenienses echando de ella a los tirrenos, según escribe Aristójeno. Algunos dicen que fue hijo de Mnesarco; éste, de Hupaso; éste, de Eutifrón y éste lo fue de Cleónimo, que es el que huyó de Filunte. Que Mnesarco habitó en Samos, de donde Pitágoras se llamó Samio. Que pasando éste de allí a Lesbos, fue recomendado a Ferecides por Zoilo, tío suyo; construyó tres cálices de plata y los llevó en regalo a tres sacerdotes egipcios. Tuvo dos hermanos, el mayor de los cuales se llamó Eunomo, el mediano se llamó Tirreno. Tuvo también un esclavo, llamado Zamolxis, a quien sacrifican los getas juzgándolo Saturno, como dice Herodoto.
Pitágoras, pues, según hemos dicho, oyó a Ferecides Siro. Después que éste murió se fue a Samos, y fue discípulo de Herrnodamante (que ya era viejo), consanguíneo de Creófilo. Hallándose joven y deseoso de saber, dejó su patria y se inició en todos los misterios griegos y bárbaros. Estuvo, pues, en Egipto, en cuyo tiempo Políerates lo recomendó por cartas a Amasis; aprendió aquella lengua, como dice Anfitrión en su libro De los que sobresalieron en la virtud, y aun estuvo con los caldeos y magos. Pasando después a Creta con Epiménides, entró en la cueva del monte Ida. No menos entró en los áditos de Egipto y aprendió las cosas contenidas en sus arcanos acerca de aquellos dioses. Volvió después a Samos, y hallando la patria tiranizada por Polícrates, se fue a Crotona, en Italia, donde, poniendo leyes a los italianos, fue celebérrimo en discípulos, los cuales, siendo hasta trescientos, administraban los negocios públicos tan noblemente, que la República era una verdadera aristocracia.
Heráclides Póntico refiere que Pitágoras decía de si mismo que «en otro tiempo había sido Etálides y tenido por hijo de Mercurio; que el mismo Mercurio le tenía dicho pidiese lo que quisiese, excepto la inmortalidad, y que él le había pedido el que vivo y muerto retuviese en la memoria cuanto sucediese. Así que mientras vivió se acordó de todo, y después de muerto conservó la misma memoria. «Que tiempo después de muerto, pasó al cuerpo de Euforbo y fue herido por Menelao. Que siendo Euforbo, dijo había sido en otro tiempo Etálides, y que había recibido de Mercurio en don la transmigración del alma, como efectivamente transmigraba y circuía por todo género de plantas y animales; el saber lo que padecería su alma en el, infierno y lo que las demás allí detenidas, Que después que murió Euforbo, se pasó de alma a Hermótimo, el cual queriendo también dar fe de ello, pasó a Branquida, y entrando en el templo de Apolo, enseñó el escudo que Menelao había consagrado allí»; y decía que «cuando volvía de Troya consagró a Apolo su escudo, y que ya estaba podrido, quedándole sólo la cara de marfil. Que después que murió Hermótimo se pasó a Pirro, pescador delio, y se acordó de nuevo de todas las cosas, a saber: cómo primero había sido Etálides, después Euforbo, luego Herrnótimo y en seguida Pirro». Y finalmente, que después de muerto Pirro vino a ser Pitágoras, y se acordaba de todo cuanto hemos mencionado.
Sosícrates, en las Sucesiones, dice que habiéndole preguntado León, tirano de los fliasion de Fhlius, quien era, dijo:  «Filósofo.» Y que comparaba la vida humana con un concurso festivo de todas gentes; como unos vienen a él a luchar, otros a comprar y vender, y o son los mejores, a ver, también en la vida unos nacen esclavos de la gloria; otros, cazadores de los haberes, y otros filósofos, amantes de la virtud. Llama a la ebriedad pernicie del entendimiento. Reprueba la intemperancia diciendo que nadie debe excederse de la justa medida en bebidas y comidas. De las cosas venéreas habla en esta forma: «De la Venus se ha de usar en invierno, no en verano; en otoño y primavera, más ligeramente; pero en todo tiempo es cosa gravosa y nada bueno a la salud.- 
Sus discípulos depositaban sus bienes en común. Callaban por espacio de cinco años, oyendo sólo la doctrina; y nunca veían a Pitágoras hasta pasada esta aprobación. De allí en adelante ya iban a su casa y participaban de su vista. Absteníanse de la madera de ciprés para ataúdes, porque es el cetro de Júpiter. Herrnipo escribe esto en el libro II De Pitágoras.  Se refiere que fue sumamente hermoso, y los discípulos creían que era Apolo que había venido de los Hiperboreos. Dicese igualmente que desnudándose una vez, se vio que uno de sus muslos era de oro .Y tambien afirman muchos que pasando una ocasión el río Neso le impueso este nombre.
 Antíclides, en el libro 11 de Alejeindro, dice que Pítágoras adelantó mucho en la geometría, cuyos principios y rudimentos había hallado antes Meris. Que se ejercitó principalmente en una especie de ella que es la aritmética. Y que inventó la escala músical por una cuerda sola. 
Dicen fue el primero que ejercitó a los atletas nutridos con carnes, empezando por Eurímenes, como dice Favorino en sus Comentarios, pues hasta entonces acostumbraban nutrirse con higos secos, queso reciente y trigo, según el mismo Favorino en su Varia historia. Pero otros dicen que un cierto Pitágoras ungidor de atletas fue quien solía nutrirlos así, no el nuestro; pues éste estuvo tan lejos de permitir se comiesen animales como que prohibió el matarlos, juzgando tienen el alma común a la nuestra. Esto es muy verosírnil. Lo cierto es que mandó abstenerse de las cosas animadas, ejercitando y acos tumbrando a los hombres a la simplicidad de manjares, a fin de que tuviesen en todos tiempos la comida aderezada y a punto comiendo sólo cosas que no necesitaban lumbre y bebiendo agua, porque de ello dimanan la salud corporal y la agudeza del ingenio. Efectivamente, Pitágoras sólo prestó adoración al ara de Apolo-padre, que está en Delos detrás del area Cornea, por causa de que en ella sólo se ofrece trigo, cebada y hojuelas, sin fuego alguno; pero no víctimas. Así lo dice Aristóteles en su República de los delios.
Afirman fue el primero que dijo que el alma haciendo un necesario giro, pasa de unos animales a otros» Fue también el primero que introdujo en Grecia las medidas y pesos, como dice Aristójenes el Músico.  Fue tan admirado de cuantos lo conocían, que a sus sentencias las llamaban palabras de Dios.  Sus discípulos
permanecían con él y a él concurrían por su doctrina los lucanos, picentes, rnesapios y romanos. Pero hasta Filolao no fue conocido el dogma pitagórico. Éste fue quien publicó los tan celebrados tres libros que Plat6n escribió se le comprara por cien minas. No eran menos de seiscientos los discípulos que de noche concurrían a oírlo; y los que conseguían poderloo ver, lo escribían a sus familiares, como que habían obtenido una cosa grande. Los metapontinos llaman a su casa Templo de Ceres, y Museo al paraje en que estaba, como dice Favorino en sus Varia historia.
Formó por Italia muchos hombres honestos y buenos, singularmente Zalcuco y Carondas, legisladores, Era muy diestro para hacer amistades; y si sabía que alguno era partícipe de sus símbolos, lo hacía compañero y amigo. Sus símbolos eran éstos: No herir el fuego con la espada. No pasar por encima de la balanza. No estar sentado sobre el quénice. No comer corazón. Ayudar a llevar la carga, y no imponerla. Tener siempre cogidas las cubiertas de la cama. No llevar la imagen de Dios en el anillo. Borrar el vestigio de la olla en la ceniza. No estregar la silla con aceite. No mear de cara al sol. No andar fuera del camino público. No echar mano sin reflexión. No tener golondrinas bajo su mismo techo. No criar aves de uñas corvas. No  mear ni caminar sobre las cortaduras de uñas y cabellos. Aparta la espada aguda. No volver a la patria quien se ausente de ella.
COMENTARIO:
Por no herir el fuego con la espada
quería significar que no se ha de incitar la ira e indignación de los poderosos. No pasar por encima de una balanza, esto es, no traspasar la igualdad y justicia. No estar  sentado sobre el quénice es tener igual cuidado de lo presente que de  lo futuro; pues un quénice es el alimento para un día. Por el no comer corazón expresaba que no se ha de atormentar el ánimo con angustias y dolores. Por lo de no volver el que se ausenta exhortaba a que los
que han de partir de esta vida no estén desordenadamente pegados ella, ni entregados a sus deleites. 
Mandaba sobre todo el no comer rojillo ni melanuro, y abstenerse también del corazón y de las habas. Aristóteles dice que también prohibía el comer rnatriz y salmonete algunas veces. Hay quien diga que se contentaba con miel, con panal o aun con pan sólo, y que no bebía vino entre día. Su ordinaria vianda eran hierbas cocidas y crudas; raras veces cosa de mar. Vestía una estola blanca y limpia, y las demás vestiduras de lana también blancas, pues las telas de lino todavía no habían llegado a aquellas parte. Nunca fue visto en paseos, en cosas venéreas, ni en embriagueces. Absteníase de burlas y de toda chanza, como son dichos y motejos pesados. Hallándose airado, jamás castigaba a ningún esclavo o liberto. Al enseñar con el ejemplo le llamaba cigüeñizar.
Sus sacrificios eran de cosas inanimadas, bien que algunos dicen que sólo sacrificaba gallos y cabritos de leche llamados recentales, pero nunca corderos. Aristójenes dice que permitió comer de todos los animales, menos de buey de labranza y del carnero; y él mismo asegura que recibió de Temistocles los dogmas en Delfos, según indicarnos arriba. Jerónimo escribe que habiendo descendido al infierno, vio el alma de Hesíodo atada a una columna de bronce, y rechinaba; y a la de Homero colgada de un árbol y cercada de culebras, por lo que había dicho de los dioses. Que eran también castigados los que no quisieron usar de sus propias rnujeres: por estas cosas era muy venerado de los crotoniatas. Aristipo Cirenco dice en sus libros De fisiología que Pitágoras obtuvo este nombre porque siempre decía verdad, no menos que Pitio.
Prohibía comer habas, por razón que constando éstas de mucho aire, participan también mucho de lo animado, aunque por otra parte hagan buen estómago, y hacen leves y sin perturbaciones las cosas soñadas. Alejandro, en las Sucesiones de los filósofos, dice haber hallado en los escritos pitagóricos también las cosas siguientes: Que el principio de todas las cosas es la unidad, y que de ésta procede la dualidad, que es indefinida y depende, como materia, de la unidad que la causa. Así, la numeración proviene de la unidad y de la dualidad indefinida. De los números provienen los puntos; de éstos, las líneas; de las líneas, las figuras planas; de las figuras planas, las sólidas, y de éstas los cuerpos sólidos, de los cuales constan los cuatro elementos, fuego, agua, tierra y aire, que trascienden y giran por todas las cosas, y de ellos se engendra el mundo animado, intelectual esférico, que abraza en medio a la tierra, también esférica y habitada en todo su rededor. Aristóteles dice en el libro De las habas que Pitágoras mandó abstenerse de las habas o porque semejan a las partes pudendas o las puertas infernales, pues carecen de nudos, o porque corrompen
o porque se parecen a la naturaleza de universo por su fecundidad. o porque sirven en el gobierno oligárquico eligiendo por medio de ellas-. Que debernos abstenernos de gallo blanco, por estar consagrado a Júpiter (y el color blanco es propio de los buenos) y a la luna, y además señala las horas. Que no se coman los peces sacros, pues no conviene dar una comida misma a los dioses y a los hombres, como ni a los libres y a los esclavos. Que la cosa blanca es de la naturaleza de lo bueno; la negra, de la naturaleza de lo malo.  Que no se debe romper el pan, pues antiguamente concurrían en uno los amigos a comerlo, como ahora los bárbaros, y no se ha de dividir aquello que une y congrega los amigos. Que de las figuras sólidas la esfera es la más hermosa; de las planas, el círculo. 
Murió Pitágoras en esta forma. Estando sentado con sus arnigos en casa de Milón, sucedió que uno de los que no había querido admitir consigo pegó fuego a la casa por envidia. Pero algunos dicen que lo ejecutaron los mismos crotoniatas, temerosos de que les pusiese gobierno tiránico. Que habiendo Pitágoras escapado del incendio, se entró en un campo de habas, y se paró allí diciendo: «Mejor es ser cogido que pisar estas habas», y «Mejor es ser muerto que hablar,. Con esto descubrió la garganta a los que lo seguían. Así que fueron muertos muchos de sus discípulos, hasta en número de cuarenta, y huyeron otros pocos, de cuyo número fueron Arquitas Tarentino y Lisis, antes nombrado. Dicearco escribe que Pitágoras murió fugitivo en el templo de las Musas que hay en Metaponto, habiendo permanecido allí sin comer cuarenta días. Pero Heráclides, después de haber dado sepultura en Delos a Ferecides, se volvió a Italia; y como hallase un gran convite en casa de Milón Crotoniata, partió a Metaponto; y que no queriendo ya vivir más, murió allí privándose de la comida.
Hermipo dice que, estando en guerra agrigentinos y siracusanos, salió Pitágoras con sus discípulos y secuaces en favor de los agrigentinos; y que derrotados éstos, iba girando junto a un campo de habas, donde lo mataron los siracusanos. Los demás hasta treinta y cinco fueron quemados en Tarento, queriendo oponerse a los prirneros ciudadanos en el gobierno de la república. Otra cosa dice también de Pitágoras Hermipo, y es: «Que pasado a Italia, se hizo una habitación subterránea y mandó a su madre notase por escrito cuanto sucedía, señalando también el tiempo; luego se entró en el subterráneo, dándole su madre escritas cuantas cosas acaecían fuera. Que pasado tiempo, salió Pitágoras flaco y macilento, y congregando gentes dijo que volvía del infierno, y les iba contando las cosas acontecidas. Que los oyentes, conmovidos de lo que había dicho, prorrumpiendo en lágrimas y lamentaciones, y creyeron en Pítágoras algo divino, de manera que le entregaron sus mujeres para que aprendiesen sus preceptos; de donde vino que fueron llamados Pitagóricos.
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REGGIO
Ciudad del sur de Italia situada frente a Messina y guardiana del estrecho.
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DIODORO
Diodoro, hijo de Aminio, fue natural de Ialsus y  también cognorninado Cronos, del cual dice Calírnaco en sus epigrarnas:

Aún Momo escribía
en paredes y muros: Crono es sabio

Era también dialéctico, y según algunos, inventó el modo de argumentar Encubierto y Cornuto. Hallándose en la corte de Tolomeo  Sótero, como Estilpón le pusiese algunos argumentos de dialéctica, no pudiendo soltarlos de repente, le reprendió el rey sobre algunas causas, y por burla lo llamó Cronos. Salióse Diodoro del convite y habiendo emprendido responder por escrito a las dificultades que Estilpón le había puesto, se abatió de ánimo, y acabó su vida. Mi epigrama a él es como se sigue:

¡Oh, tú, Diodoro Cronos!
¿Cuál demonio te indujo
a tanto abatimiento,
que al tártaro tú mismo te arrojaste?
 ¿Fue por verte vencido, no pudiendo
 responder de Estilpón a los enigmas? 
Siendo así, con razón te llaman Cronos pues 
quitando C y R quedas Onos (asno) 
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DODONA
En Dodona se encontraba el oráculo más antiguo en Grecia (ver Herodotus Historias, II, 52-57). El oráculo se dedicó a Zeus, quien se supuso que podía hablar mediante susurros a  través de un roble (Odisea, XIV, 327-330 ; XIX, 296-299). Platón alude a esta tradición a Phædrus, 275b . 
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PHTIA
Phthia es conocida como el país de Aquiles y  de su padre Peleus.
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FOCEA
Phocæa estableció colonias en diversas partes del Mediterráneas durante los siglos VII y V antes de Cristo.
Llegarón a lugares tan alejados como Francia (Massalia, ahora Marsella), Córcega (Alalie) y España (Tartessus, pasado el estrecho de Gibraltar, en el area de Cadiz, donde los Phoenicios habían establecido ya un correo de comercio. Ya en el siglo XII antes de Cristo se menciona en la Biblia (Reyes, 10, 22). a una ciudad llamada Tarshish. Herodotus (Historias,, 163-167) acredita a los Focenses como los primeros Griegos en hacer viajes largos al mar y por descubrir el Mar Adriático, Italia norteño (Tyrrhenia) y España, y cuenta como ellos huyeron a Cyrnus (Córcega) cuando Harpagus, un general de Cyrus la Grande, tomó su ciudad en 545 a de C.,
como parte de su conquista de Jonia (es posible que en esa ocasión hubieran fundado Massalia). Tambien
estuvieron presentes en Reggio, en el sur de Italia, participando en una batalla naval contra los Carthagineses
y Etruscos.
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PHLIUS
Fue en esta ciudad en donde se cuenta que Pythagoras acuño el término de "philosophos". Diógnes Laercio afirma que Sosícrates, en las Sucesiones, dice que habiéndole preguntado León, tirano de los fliasios (Phlius), quien era, dijo:  «Filósofo.» 
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PAGASAE
Ciudad de Thessalia, famosa por ser una suministradora importante de caballos a Atenas y las otras partes de Grecia. Toda Thessalia estaba regida por familias nobles (Thucydides, IV, 78, 3) que poseían la mayoría de la tierra y de las manadas. Estos nobles habían esclavizado los pueblos locales de un modo parecido a como Sparta había esclavizado a los Ilotas locales. Vivían en el lujo y patrocinaron a artistas como Simonides y Pindaro. Desde los siglos V y IV antes de Cristo, Thessalia era un estado "federal" que, en tiempos de guerra, se pondría bajo el liderazgo supremo de un comandante llamado Estrategos (visto por ejemplo Xenophonte Hellenica, VI, IV, 27).La mitología sabe de varios héroes con el nombre de Thessalus quien se supone que dio su nombre a la región.Uno era el hijo de Heracles y Chalciope, hija de Eurypylus, rey de la isla de Cos y un hijo de Poseidon..Este Thessalus llegó a ser el rey de Cos como había sido su abuelo y tuvo dos de hijos, Phidippus y Antiphus, los cuales tomaron parte en la guerra de Troya. (Iliad, II, 577-579). Otro Thessalus era un hijo de Jason y Medea el cual escapó a la cólera de su madre y huyó a Iolcos para llegar a ser rey del lugar a la muerte de Acastus, el hijo de Pelias.
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EGESTA
Hacia la mitad del siglo V A de C. (posiblemente tan pronto como 453), Egesta había firmado un tratado de cooperación con Atenas. Es este tratado al que hará referencia Alcibiades,  en el año 415, como pretexto principal para emprender la expedición de Sicilia que, a la postre, resultaría fatal para Atenas (Thucydides, VI, 6-8).
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PARMÉNIDES
Jenófanes tuvo por discípulo a Parménides, hijo de Pireto, natural de Elea; aunque Teofrasto en su Epítome dice fue discípulo de Anaximandro. Ello es que si lo fue de Jenófanes, ciertamente no lo siguió en los dogmas. Vivió con Aminias y con Dioquetas, pitagórico (como dice Soción), hombre pobre, pero honrado y bueno, por cuya causa lo siguió, y en muriendo le construyó un monumento heroico. Siendo corno era noble y rico, fue llamado a la tranquilidad de vida por Aminias, no por Jenófanes. Fue el primero que demostró que la tierra es esférica y que está situada en el medio. Que los principios o elernentos son dos: el fuego y la tierra; aquél tiene lugar de artífice; ésta, de materia. Que la generación primera de los hombres fue del sol.  Que el sol es cálido y frió, de los cuales constan todas las cosas. Que el alma y la mente es una misma cosa, como escribe Teofrasto en sus ffsicos, donde expone los dogmas de casi todos. Dijo que la filosofía es de dos maneras: una procedente de la verdad, otra de la opinión. 
Escribió de la filosofía en verso, a imitación de Hesíodo, Jenófanes y Empédocles. Dijo que la razón es el criterio que juzga las cosas, y que los sentidos no son criterios exactos ni seguros. 
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PIRRÓN
Pirrón de Elis fue hijo de Plistarco; lo que también escribe Dioeles, corno dice Apolodoro en sus Crónicas. Primero fue pintor, y luego se hizo discípulo de Drusón hijo de Estilpón, según Alejandro en las Sucesiones. Después lo fue de Anaxarco, y siempre tan unido a él que anduvo en su compañía a los gimnosofistas de la India, y aun a los rnagos. Parece, pues, que Pirrón filosofó nobilísimamente, introduciendo cierta especie de incomprensibilidad e irresolución en las cosas, como dice Arcanio Abderita. Decía que «no hay cosa alguna honesta ni torpe, justa o injusta». Asimismo decidía acerca de todo lo demás; verbigracia, que «nada hay realmente cierto, sino que los hombres hacen todas las cosas por ley o por costumbre; y que no hay más ni menos en una cosa que en otra-. Su vida era consiguiente a esto, no rehusando nada, ni nada abrazando; verbigracia, si ocurrían carros, precipicios, perros y cosas semejantes; no fiando cosa alguna a los sentidos; pero de todo esto lo libraban sus amigos que lo seguían, como dice Antígono Caristio. No obstante, dice Enesidemo que Pirrón filosofó según su sistema de irresolución e incertidumbre, pero que no hizo todas las cosas inconsideradarnente. Vivió hasta noventa años.
Antígono Caristio, en la Vida de Pirrón, dice de él: «Que al principio fue desconocido, pobre y pintor, y que en el gimnasio de Elide se conservan de él los Lamnparistas pintura de un mérito mediano. Que unas veces se iba divagando, y otras se estaba solo, dejándose ver apenas ni aun de sus domésticos. Que hacía esto por haber oído a un indio que acusaba a Anaxarco de que a nadie enseñaba a ser bueno, siendo así que andaba siempre en los palacios reales. Que siempre estaba de un mismo semblante, de manera que si uno se lo dejaba en mitad de alguna razón, no obstante, la concluía; y esto aun durante su juventud, en que era más vivo. Muchas veces, prosigue, emprendía viajes sin decirlo a nadie, acompañándose de quien quería. Que habiendo una vez Anaxarco caído en un cenagal pasó adelante Pirrón sin socorrerlo. Culpáronlo muchos por ello; pero el mismo Anaxareo lo alabó como a un hombre indiferente y sin afectos.»
Hallado en cierta ocasión hablando consigo mismo, y preguntándole la causa, dijo: -Estoy meditando el ser bueno.» Nadie se fastidiaba de él en las cuestiones o preguntas, por más que se alargase en digresiones acerca de lo preguntado.
Vivió tan pacífica y amorosamente con su hermana, que era obstetriz, según dice Eratóstenes en su libro De la riqueza y pobreza, que él mismo solía llevar a vender a la plaza pollos, y aun lechoncillos, si se ofrecía, y en casa cuidaba indiferentemente de la limpieza. Dicen que con esta misma indiferencia se ponía a lavar un lechón. Estando una vez airado con su hermana (se llamaba Filista), a uno que lo cogió acerca de su indiferencia, le dijo que «no se había de buscar en una mujercilla el testimonio de su indiferencia-.
Se dice que en una llaga que tuvo sufrió los medicamentos supurantes, los cortes y las ustiones sin hacer siquiera un movimiento de cejas. Posidonio cuenta de él que, corno en una navegación estuviesen todos amedrentados de una borrasca, él se estaba tranquilo de ánimo, y mostrando un lechoncito que allí estaba comiendo, dijo: «Conviene que el sabio permanezca en tal sosiego.» Numenio sólo dice que también estableció dogmas. Entre sus discípulos hubo algunos Célebres, uno de los cuales es Euríloco. De éste se refiere el defecto que a veces se tomaba tanto de la ira, que hubo vez en que, cogiendo un asador con carne y todo, siguió con él al cocinero hasta lá plaza; y en Elide, fatigado ya de las muchas preguntas que en la conversación se le hacían, arrojando el patio, se echó al río Alfeo y lo pasó a nado. 
Todos sus discípulos se llamaron pirrónicos, por el nombre del maestro, y por el dog rna, aporéticos, escépticos, efécticos y zetéticos. La filosofía zetética se llamó así porque siempre va en busca de la verdad. La escéptica porque siempre la busca y nunca la halla. La eféctica, porque después de haber buscado queda sin deliberación alguna. Y la aporética, porque sus secuaces lo dudan todo.
Teodosio, en sus Capítulos escépticos, dice: «Que la secta pirrónica no debe llamarse escéptica, porque si la agitación del entendimiento a una y otra parte es incomprensible, tampoco sabremos la disposición o habitud de Pirrón; no sabiéndola, de ningún modo nos llamaremos pirrónicos. Además, que ni Pirrón fue el inventor del escépticismo, ni éste tiene dogma alguno. Así, que mejor se podría llamar secta parecida al pirronisrno. En efecto, algunos hacen su inventor a Homero, pues éste habla con más variedad que ningún otro acerca de unas cosas mismas, y nada resuelve definitivamente. También los siete sabios usaron el escepticismo, de los cuales son las sentencias: No hagan exceso en nada, y Haz fianza, cerca está el daño, con lo cual se expresa que quien asegura o sale cara por alguno, luego le sobreviene el daño. 
Los escépticos, pues, procuran aniquilar todos los dogmas de la
demás sectas, y no definir ellos dogrnáticarnente cosa alguna. Sin embargo de que proferían y publicaban los dogmas de los otros, nada definían, ni aun esto mismo; como que quitaban todo cuanto fuese definir, verbigracia: Nada definimos (pues en tal caso definieran algo). Decían, pues: Pronunciamos las opiniones o pareceres en las cosas, indicando la irresolución o la ninguna propensión en ellas, como si concediendo esto admitiesen ya la explicación. Por las palabras, pues, nada definimos se expresa la pasión del ánimo, llamada  (arrhepsia:irresolución, indecisón). Y lo mismo por las expresiones: No esto más que aquello, A todo razón se opone otra, y demás semejantes. 
Las ambigüedades que enseñaban en las concordancias de las cosas aparentes o concebidas por el entendimiento son de diez modos, según los cuales parecen diferentes los sujetos. 

  1. El primero de estos modos es el de la diferencia de los animales para el deleite, el dolor, el daño, el provecho. Colígese de aquí que éstos mismos no nos producen unas mismas fantasías o imaginaciones, y que la indeliberación es secuela de esta pugna o combate; pues de los animales, unos son engendrados sin unión de sexos, como los que viven en el fuego, el fénix árabe y los gusanillos de la putrefacción. Otros, por dicha unión, como los hom- bres, etc.; de manera, que unos son concretados o compuestos de un modo, otros de otro. Por lo cual difieren aun en los sentidos; verbigra- cia, el gavilán agudísimo de vista, y el perro, de olfato. Así, es conforme a razón que las cosas diferentes a la vista nos produzcan también fan- tasías diferentes, pues los tallos y renuevos de¡ olivo son pábulo a la cabra, y para el hombre son amargos; la cicuta alimenta a la codorniz, y al hombre lo mata; el cerdo come excremento humano, y el caballo no lo come.
  2. El segundo modo es el de la naturaleza de los hombres según la variedad de cosas y temperamentos. Demofón, repostero de Alejandro, tenía calor a la sombra, y al sol frío. Andrón Argivo (como dice Aristóteles) viajaba sin beber en los áridos países de Egipto. Más: uno es aficionado a la medicina, otro a la agricultura, otro a la mercancía, y aun estas mismas cosas a unos dañan y a otros aprovechan.
  3. El tercer modo es el de la diversidad de poros en los sentidos; verbigracia, una manzana a la vista es amarilla, al gusto es dulce y al olfato grata por su fragancia. Aun una misma figura se mira diversa según la variedad de espejo. De lo cual se sigue que no es más lo que aparece que otra cosa diversa de lo que aparece. 
  4. El cuarto modo se acerca de las disposiciones o afectos, y en común acerca de las mudanzas; verbigracia, la sanidad, la enfermedad, el sueño, la vigilia o el despertarse, el gozo, el dolor, la tristeza, la juventud, la vejez, la audacia, el miedo, la indigencia, la abundancia, el odio, la amistad, el calor, el frío; ora se respire, ora se supriman los poros. Así, que aparecen diversas las cosas que se nos presentan, a causa de ciertas particulares disposiciones. En efecto, los furiosos no están fuera de la naturaleza; pues ¿qué cosa tienen ellos más que nosotros? El sol lo vemos como si estuviese parado. Teón Titoreo, estoico, solía caminar durmiendo, y también un esclavo de Pericies andaba por lo más alto del tejado.
  5. El quinto modo es acerca de la educación, leyes, creencia de fábulas, convenciones artificiales y opiniones dogmáticas. En este modo se contienen las cosas controvertidas acerca de lo honesto y torpe, de lo verdadero y falso, de lo bueno y malo, de los dioses, y de la generación y corrupción de todo lo visible. Una misma cosa entre unos es justa, entre otros injusta; para unos buena, para otros mala; pues los persas no tienen por absurdo o incongruo casarse con sus hijas; pero es cosa inicua entre los griegos. Entre los masagetas, corno dice Eudoxo en el primer libro de su Período las mujeres son comunes; entre los griegos, no. En orden a los dioses, también cada cual tiene los suyos: uno dice que tienen providencia, otro que no. Los egipcios entierran sus muertos embalsamándolos; los romanos, quemándolos, y de los peonios, echándolos a las lagunas. Así por lo que respecta a la verdad se debe suspender la resolución.
  6. El sexto modo es acerca de las mezclas y confusiones de unas cosas con otras, según el cual nada se ve absolutamente simple y sincero, sino mezclado con el aire, luz, líquido, sólido, cálido, frígido, movimiento, evaporaciones y otras potestades. La púrpura muestra diverso color a la luz del sol, a la de la luna y a la artificial. Asimismo, nuestro color de un estado aparece al mediodía, y de otro al ocaso. Una piedra que en el aire requiere dos hombres para ser transportada, se transporta en el agua fácilmente, ya sea esto por que siendo grave el agua la aligera, ya que siendo ligera, el aire la agrava. Así que ignoramos cuál sea cada cosa de por sí, como el aceite mezclado con ungüento.
  7. El séptimo modo es acerca de las sustancia de algunas posiciones, lugares y cosas que hay en ellos. Por este modo las cosas que creemos grandes aparecen pequeñas; las cuadradas, cilíndricas; las llanas, con eminencia; las rectas, quebradas y de otro color las amarillas. El sol pues, por su mucha distancia aparece de magnitud moderada. Los montes apartados se dejan ver caliginosos y sin aspereza; de cerca son ásperos. Más: el sol cuando sale aparece de una manera; al medio del cielo ya no aparece de la misma. Un mismo cuerpo puesto en un bosque parece una cosa; en campo abierto parece otra. Las imágenes colocadas en cierta posición también parecen otra cosa, y con el movimiento aparece vario el cuello de la paloma
  8. El octavo modo es acerca de las cantidades de las cosas, valores, frialdades, velocidades, lentitudes, amarilleces y otra variedad de colores. Así, el vino tomado con modo concilia fuerzas, con exceso las quita. Lo mismo es de la comida y otras cosas. 

  9. El modo nono es acerca de lo peregrino y raro que continuamente ocurre. Los terremotos donde los hay con frecuencia, no causan susto; ni el sol nos admira, porque cada día lo vemos. (Este modo nono Favorino lo hace octavo, y Sexto y Enesidemo lo hacen décimo, poniendo Enesiderno el décimo en lugar del octavo, y Favorino en lugar del nono.) 

  10. El modo décimo, pues, versa sobre la mutua comparación de las cosas entre sí, a saber, lo leve con lo grave, lo fuerte con lo flaco, lo mayor con lo menor, lo superior con lo inferior. Así, el lado derecho no es derecho por naturaleza, sino que se toma por tal comparado con el izquierdo; quítese éste, no habrá lado derecho. Asimismo, las voces Padre, hermano hacen relación a otro, día la hace, verbigracia, al sol; y todas las cosas la hacen a la mente. Por tanto, se ignora lo que es relativo a algo, igualmente que lo que es de por sí.

Hasta aquí los diez modos; pero Agripa añadió otros cinco, a saber el que procede de la discordancia, el de la progresión o proceso en infinito, el relativo a otro, el nacido de suposición y el que es por reciprocidad. El de discordancia es aquel por el cual se demuestra llena de perturbación y discordia cualquier cuestión propuesta entre los filósofos, o bien las que ellos suelen tener. El modo procedente en infinito es el que no permite se afirme el cuesito, por razón de que una cosa recibe la fe de otra; y así infinitamente. El modo relativo a otra cosa dice que nada se recibe por sí, sino con otro; y así, todo viene a ser incógnito. El modo que consta de suposiciones es cuando algunos establecen que deben admitirse en sí mismos ciertos principios de las cosas como fieles y seguros, y no inquirir más, Lo cual es una necedad, pues cualquiera opondrá lo contrario. Y el modo llamado por reciprocidad es cuando aquello que ha de dar firmeza a la cosa cuestionada, ello mismo tiene necesidad de que la tal cosa cuestionada lo corrobore y acredite; verbigracia, si uno afirma que hay poros porque hay sudor, toma esto mismo para probarlo, esto es, que hay sudor.
Niegan también estos filósofos toda demostración, criterio, signo, causa, movimiento, disciplina, generación y que haya cosa alguna buena y mala por naturaleza Toda demostración dicen, o consta de cosas demostradas o no demostradas: si de cosas demostradas, aun éstas necesitarán de alguna demostración, y así en infinito; si constan de cosas indernostradas, y todas, algunas o una sola discuerda, ya todo carece de demostración. Si pareciera a algunos, dicen, que hay cosas que no necesitan dernostración son éstos admirables en su sentencia no viendo que el que de estas cosas reciban otras la creencia es lo primero que necesita probarse, pues no hemos de probar que los elernentos son cuatro, porque son cuatro los elementos. Además, si son inciertas las demostraciones particulares, también lo será la demostración general Para saber, pues, que hay demostración es menester criterio, y para saber que hay criterio es menester demostración. Así, que rernitiéndose o refiriéndose mutuamente una a otra, ambas son incomprensibles. Pues ¿de qué modo se comprenderán las cosas inciertas ignorando la demostración? 
Tratan de necios a los dogmáticos, pues lo que se concluye de una hipótesis no tiene razón de investigación, sino de posición. Así, o se ha de decir que todas las cosas son verdaderas o todas falsas; porque si hay algunas verdaderas, ¿cómo las discerniremos? No por el sentido discerniremos las que le son conformes, pues a éste todas le parecen iguales, ni tampoco por la mente, por la misma causa. Excluso, pues, todo esto, no se ve ya vía alguna para juzgar. Es preciso juzgar por los sentidos o por el entendimiento; y de ambas es la ambigüedad y controversia. Así, que no es posible juzgar las opiniones de las cosas sensibles e intelectuales, y por la contención que hay en las inteligencias es menester negarlo todo y quitar la medida con que parece se juzgan todas las cosas, y se tendrán todas por iguales.{Diógenes Laercio. Vidas de los más ilustres filósofos griegos.}
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HERÁCLITO
Heráclito, hijo de Blisón, o según algunos, de Heración, fue de Efeso, y floreció hacia la Olimpíada LXIX. Sentía en las cosas muy elevadamente como consta de sus escritos, donde dice: «El aprender muchas cosas no instruye la mente.» Y que enseñó a Hesíodo, a Pitágoras y aun a Jenófanes y a Hecateo; pues la verdadera y única sabiduría es conocer la mente, que puede disponer o gobernar todas las cosas por medio de todas las cosas. Decía que Homero era digno de ser echado de los certámenes y de ser abofeteado, y lo mismo Arquiloco. Que los ímpetus de una injuria deben apagarse más que un incendio, y que el pueblo debe defender las leyes lo mismo que los muros.
Reprendió vivamente a los efesinos porque habían echado a su compañero Hermodoro, diciendo: «Todos los efesinos adultos debieran morir, y los irnpúberes dejar la ciudad, entendido de aquellos que expelieron a Herrnodoro, su bienhechor, diciendo: Ninguno de nosotros sobresalga en merecimientos, si hay alguno, váyase a otra parte y este con nosotros. Como le pidiesen que les pusiese leyes, lo omitió por causa de que la ciudad estaba ya depravadísirna en las costumbres y mal gobierno, y retirándose al templo de Diana, jugaba a los dados con los muchachos. A los efesinos que estaban a su alrededor les dijo: «¿Qué os admiráis, perversos? ¿No es mejor hacer esto que gobernar la república con vosotros?
Finalmente hastiado de los hombres, se retiró a los montes y vivió manteniéndose de hierbas; pero acometiéndole de resultas una hidropesía, regresó
a la ciudad, y preguntaba enigmáticamente a los médicos «si podrían de la lluvia hacer sequía». Como ellos no lo entendiesen, se enterró en el estiércol de una boyera, esperando que el calor del estiércol le absorbiera las humedades. No aprovechando nada esto, murió de sesenta años. 
Pero Hennipo asegura que Heráclito dijo a los médicos que «si alguno podía sacar humedad oprimiendo la tripa-; y respondiendo que no, se puso al sol y dijo a los muchachos que lo cubriesen y emplastasen con estiércol; con lo cual se apresuró la vida y murió al día siguiente, y fue enterrado en el Foro. Neantes Ciziceno dice que no pudiendo quitarse el estiércol ni eximirse de él permaneció allí y se lo comieron los perros, no habiéndole conocido por causa del disfraz del estiércol.
Fue admirado desde niño, y siendo mancebo decía «que no sabía cosa alguna»; pero cuando llegó a la edad perfecta decía que «lo sabía todo». De nadie fue discípulo, sino que él mismo se dio a las investigaciones, y decía haberlo aprendido todo por sí mismo. Sin embargo, dice Soción que algunos lo hacen discípulo de Jenófanes, y que Aristón asegura, en el libro De Heráclito, que curó de su hidropesía y murió de otra enfermedad. Esto mismo dice también Hipoboto.
El libro que de él nos queda, por su contenido se intitula De la naturaleza, bien que está dividido en tres discursos, a saber Del Universo, De política y De Teología. Lo depositó en el templo de Diana; y, según algunos, lo escribió de industria oscuro para que sólo lo entendiesen los eruditos, y por vulgar no fuese desestimado. 
Sus opiniones en común son las siguientes: «Todas las cosas provienen del fuego, y en él se resuelven. Todas las cosas se hacen según el hado, y por la conversión de los contrarios se ordenan y adaptan los entes. Todo está lleno de almas y de demonios.- Acerca de las mudanzas que acontecen en el estado de las cosas del mundo, sintió así: -Que el sol es tan grande cuando aparece.» Afirmase también que dijo que «la naturaleza del alma no hay quien la pueda hallar por más camino que ande: ¡tan profunda es esta cuestión!- Al amor propio lo llamaba -mal de corazón, y que la vista y aspecto engañan».
Sus dogmas en particular son corno se sigue: «Que el fuego es elemento, y que todas sus vicisitudes o rnutaciones se hacen por raridad y densidad.- Pero nada de esto expone distintarnente. «Que todas las cosas se hacen por contrariedad, y todas fluyen a manera de ríos. Que el universo es finito. Que el mundo es único, es producido del fuego y arde de nuevo de tiempo en tiempo altemadarnente todo este evo. Que esto se hace por el hado. Que de los contrarios, aquel que conduce las cosas a generación se llama guerra y lucha o contención y el que al incendio, concordia y paz- Que la mutación es un camino hacia arriba y hacia abajo, y según éste se produce el mundo. Que el fuego adensado se transforma en licor, y adquiriendo más consistencia para en agua. Que el agua condensada se vuelve tierra, y éste es el camino hacia abajo. liquídase de nuevo la tierra y de ella se hace el agua, de lo cual provienen casi todas las demás cosas-, refiriéndolo a la evaporación del mar. «Éste es -dice- el camino de abajo arriba. Que las evaporaciones o exhalaciones se hacen de la tierra y del mar unas perspicuas y puras, otras tenebrosas. De las puras se aumenta el fuego; de las otras, el agua.»
Dice que «hay allá unos como cuencos, vuelta hacia nosotros la parte cóncava, en los cuales, acoplándose las exhalaciones puras y perspicuas, forman las llamas, que son los astros. Que la llama del sol es clarísima y calidísima; los demás astros están muy distantes de la tierra, y por ello lucen y calientan menos. Que la luna, estando más cercana a la tierra, anda por paraje no puro; pero el sol está en lugar resplandeciente y puro, y dista de nosotros conmensuradamente; ésta es la causa de calentar más y dar mayor luz. Que se eclipsan el sol y la luna cuando sus cuencos se vuelven hacia arriba, y que las fases mensuales de la luna se hacen volviéndose poco a poco a su cuenco. Que el dia, la noche, los meses, las estaciones anuales y los años, las lluvias, los vientos y cosas semejantes se hacen según la diferencia de exhalaciones, pues la exhalación pura inflamada en el círculo del sol hace el día, y cuando obtiene la parte contraria hace la noche. Que de la luz, aumentándose el calor, se hace el estío, y de sombra crece la humedad y se hace el invierno». Consecuentemente a éstas disputa de las demás causas. Sobre cuál sea la tierra nada dice ni tampoco de los referidos cuencos. {Diógenes Laercio.Vidas de los más ilustres filósofos griegos.}
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NAXOS
Según Thucydides (Historias, VI, 3), Naxos fue la 1ª colonia Griega en Sicilia. Se fundó en 734 por colonizadores que llegaron desde Chalcis en la isla de Euboea. De allí, el Chalcidians luego fundó las ciudades de Leontini (729) y Catania.
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MONTE OLIMPO
Montaña en la Thessalia norteña. La cumbre más alta de Grecia (2917 metros). En la antigüedad, se supuso que era el hogar de Zeus y por eso se le denominada lugar de los dioses del Olimpo.
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EPIDAMNUS
La ciudad de Illyria, sobre la costa del noroeste de Grecia encarando a Italia
Epidamnus era una colonia de Corcyra (ésta, a su vez, era una colonia de Corintho) fundada alrededor 625 A de Cristo. A través del tiempo, la ciudad llegó a ser opulenta, pero entonces, los conflictos internos seguidos por una desastrosa guerra contra Illyrian arruinó la ciudad. Según Thucydides (Historias, Yo,24, ), Epidamnus llegó a ser alrededor del 435 la causa de un conflicto entre Corcyra y Corinth en el que Atenas intervino y que será un preludio de las guerras del Peloponeso. Un régimen democrático asumió la dirección pero fueron incapaces de encontrar el apoyo desde Corcyra.Ello hizo que los demócratas de Epidamnus acudieran a Corintho. Corintho envió una misión de rescate y
un nuevo contingente de colonizadores a Epidamnus, pero Corcyra sitió Epidamnus, ganó una batalla por mar y tierra conquistando la ciudad. Este episodio hizo que comenzase una guerra entre Corintho y Corcyra. Atenas intervendrá en el conflicto ayudando a Corcira y realizando una batalla naval contra Corintho, lo que será un paso más hacia una guerra general.
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GELA
Gela se fundó alrededor del 680 por colonizadores que llegaron desde Rhodas y la isla vecina de Telos, y también desde la Creta (Thucydides, VI, 4). Un siglo despues, alrededor del 580, Gela y Rhodas fundaron la ciudad de Acragas, a 40 millas al oeste de Gela. Hacia el fin del siglo VI, Cleandrus llegó a ser tirano de Gela. Fué asesinado en el 498 por su hermano Hippocrates. Hippocrates conquistó varias ciudades de Sicilia, incluyendo Naxos, Zancle (la futura Messina) y Leontini, pero no pudo someter a Syracusa, quien recibió ayuda desde Corintho, su ciudad  madre. Cuando murió en 485, Gelon, el jefe de su caballería, tomó el poder y sometió Syracusa, de la cual llegó a ser tirano, entregando Gela a su hermano Hieron (Herodotus, VII, 153-155). A la muerte de Gelon, en el 478, Hieron se estableció en Syracusa. En Gela fue la reunión de representantes de todas las ciudades de Sicilia y que tuvo lugar en el 424 a de Cristo. Allí, según Thucydides (Historias, IV, 58-65), el Syracusano Hermocrates, general, (uno de las interlocutoras de Socrates en el Timæus), convenció a todas las ciudades para hacer las paces entre sí mismos) .
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TALES
Tales era un ingeniero de Mileto. Nació en la segunda mitad de] siglo VII a.c., de padres fenicios. En cuanto tuvo uso de razón se embarcó en el primer barco que partía, y comenzó una larga serie de viajes por Egipto y Oriente Medio. En la práctica fueron los sacerdotes egipcios y caldeos los que se encargaron de su educación y los que te enseñaron todo lo que por aquel entonces se sabía de astronomía, aritmética y ciencia de la navegación.
Cuando regresó a su patria, su madre, la señora Cleobulina, trató en seguida de casarle y, como todas las mamás, se ocupó a fondo de encontrarle una novia. Sin embargo no hubo forma de convencerle: Tales era diferente a todos los demás jóvenes. Cuando le preguntaban 
«¿Por qué no te casas?», él respondía siempre «Todavía no ha llegado el momento»; hasta que u día cambió la respuesta y dijo «Ya se ha pasado el momento». Si alguien le preguntaba por qué no tenía hijos se excusaba diciendo que había tomado esa decisión  «por amor a los hijos». Vamos, que Tales era lo se dice un filósofo, aunque en aquella época todavía se había inventado esa categoría. Hubo que esperar Pitágoras para que el término «filósofo» adquirier significado propio y, más tarde, a Platón, para que filósofo se le reconociese también el prestigio de la profesión. Hasta aquel momento, para los milesios, no era más que un extraño tipo con la cabeza en las nubes. «Es una buena persona», decían, «pero carente de todo sentido práctico»; y añadían: «estará muy instruido, pero ¿para qué le sirve toda esa instrucción si luego no tiene un duro?». Parece ser que hasta su esclava le tomaba el pelo: una vez le vio caerse a un pozo mientras observaba las estrellas, y estuvo un día entero burlándose de él. «Oh, Tales», le dijo, «¡tú te preocupas por las cosas del cielo y no te das cuenta de lo que tienes delante de tus narices!». No se sabe si entre las cosas que tenía delante de sus narices habría una bella criadita, pero lo que sí es cierto es que nuestro filósofo nunca había demostrado interés ni por los problemas de la vida cotidiana, ni mucho menos por las mujeres. Era, en otras palabras, el prototipo del sabio distraído: ese tipo que se lava poco, capaz de intuir cinco teoremas de geometría, pero incapaz de organizar su propia vida privada. Sin embargo, para desmentir que era poco práctico, existe una anécdota que nos narra Aristóteles, según la cual Tales, harto de las continuas burlas, exclamó un día: «¡Ahora os vais a enterarl»' Y habiendo previsto una abundante cosecha de aceitunas, alquiló a un precio bajísimo todas las almazaras que pudo encontrar en la plaza, para después realquilarlas a un precio mucho más alto en el momento en que hicieron falta. A este tipo de especulación hoy se le llama agiotaje Y no es algo limpio, pero él lo puso en práctica sólo para demostrar que, queriendo, el filósofo se podía enriquecer como y cuanto quisiera. La verdad es que nuestro Tales era un hijo de buena mujer y, no sin razón, Platón, cuando hablaba de él, le definía como «ingenioso inventor de técnicas». Una vez, durante la guerra de los lidios contra los persas, al no conseguir las tropas de Creso vadear el río Halys, como buen ingeniero hidráulico que era, pensó acertadamente desviar una parte, de manera que el río fuese vadeable por ambas ramificaciones.
La fama de científico se la ganó de manera definitiva gracias a su predicción del eclipse del año 585 a.C. Para s
er sinceros, esto del eclipse fue más un golpe de suerte que un hecho científico: Tales había aprendido de los sacerdotes caldeos que los eclipses de sol se presentan, más o menos, cada noventa años, con lo que, echando cuentas, consiguió predecir el fenómeno. Sin embargo, hoy día sabemos que la predicción de un eclipse es resultado de un cálculo mucho más complicado: la superposición completa de la Luna sobre el Sol, en efecto, puede ser así en Caldea y no en Anatolia, a dos mil kilómetros de distancia; por lo tanto, con los datos de que disponía, Tales, como mucho, podría haber comunicado a sus conciudadanos: «¡Guagliú, asomaos de vez en cuando a la ventana porque podría producirse, de un momento a otro, un eclipse!» Pero, como os estaba diciendo, tuvo la suerte de coincidir con una superposición total, evento que asustó de muerte a toda la región y que incluso consiguió que se interrumpiera la batalla que se estaba librando entre lidios y persas.' A partir de aquel día aumentó sin medida su credibilidad y así él pudo aprovechar para dedicarse a sus estudios con más tranquilidad. Midió la altura de las pirámides,' haciendo una proporción entre la sombra proyectada por una pirámide y la sombra de otro objeto cuya altura ya conocía. Consiguió calcular, también con razonamientos geométricos, la distancia de los barcos desde la costa. Dividió el año en 365 días,' y fue el primero en descubrir la Osa Menor y su importancia para la navegación. Calímaco le dedicó estos versos: 

Y se decía que había fijado
la figura estrellada del carro
con la que los fenicios guiaban sus naves.

No dejó nada escrito. Se le atribuyó una Astronomía náutica que más tarde resultó que había sido escrita por Foco de Samos. Murió en el estadio mientras asistía a una competición atlética. Murió por el calor, por la sed y sobre todo por la multitud. Cuando el público desalojó el lugar, le encontraron tendido sobre las gradas como si estuviese dormido. Era muy mayor. Hay un epigrama de Diógenes Laercio comentando esta muerte.

Al sabio Tales, oh Zeus, raptaste de¡ estadio
mientras a unos juegos gímnicos asistía.
Te alabo por haberle conducido cerca de las estrellas que el anciano ya no podía ver desde la tierra.

En el bachillerato mi texto oficial de filosofía era el Lamanna; pero yo, considerándolo demasiado difícil, me las arreglaba, por otra parte como todos mis compañeros, con los Bignami. Para quien no lo sepa, estos Bignami son librillos en los que aparecen únicamente los elementos esenciales de las materias que hay que estudiar. Son, por así decirlo, una especie de Reader's Digest de la cultura escolar. Aunque obviamente mal vistos por los profesores, existen los Bignami de Historia, de Filosofía, de Química y de... Todo. Yo creo que los estudiantes vagos de Italia, antes o después, deberían erigir un monumento al profesor Ernesto Bignami en señal de eterno agradecimiento.Cuando llegué a los exámenes de reválida (me refiero a los exámenes que se hacían antes), me encontré con el problema de que tenía que prepararme todas las asignaturas de los últimos tres años; en ese momento también los minúsculos Bignami me parecieron demasiado voluminosos, por lo que recurrí al acostumbrado sistema de los esquemitas y apuntes: en un cuaderno cuadriculado de cubiertas negras anoté un extracto de lo que había entendido leyendo los Bignami y, de esta manera, obtuve un resumen del resumen de las cosas que había que recordar. Todo esto venía a cuento de que en mi viejo cuaderno del bachillerato, que aún conservo con ternura, sobre Tales encontré únicamente una frase: «Tales --el del agua.» Pues bien, si existe una forma de desvalorizar la importancia de Tales en la historia de la filosofía, es precisamente asociándose al concepto reduccionista de considerar el agua como componente fundamental de la materia. Pero intentemos aclarar esto mejor.
Tales había notado que todo lo que está vivo en la naturaleza está también húmedo. Por ejemplo: las plantas están húmedas, los alimentos están húmedos, el semen está húmedo, mientras que las rocas están secas y los cadáveres se resecan rápidamente. Su frase preferida era: «El agua es la cosa más bella del mundo.» -Por otro lado, no olvidemos que Tales se había formado culturalmente en zonas áridas como Egipto y Mesopotamia, en las que el culto al agua era tanto más sentido cuanto que, en aquellos países, precisamente era el desbordamiento de los ríos lo que dio origen a la agricultura y, por lo tanto, a la supervivencia de las poblaciones. No era casual que en Egipto se venerase al Nilo como a un Dios. Sin embargo, yo estoy convencido de que, al sostener la ecuación «agua igual a vida», Tales había querido expresar un concepto mucho más elevado que la simple comprobación de que el agua ha estado siempre presente en cada criatura de la Tierra. El agua, o mejor dicho, la húmedo, era para él el alma de las cosas, la esencia de la creación. Decía Aecio, hablando de Tales, que «en lo húmedo elemental está infusa una potencia divina que lo pone en movi- miento».
  escuela mílesia, de la que Tales en orden temporal es el primer exponente, se caracteriza precisamente por esta búsqueda del elemento primordial, del arké como lo llamaban los griegos, del que más tarde se habrían originado todas las cosas. Para Tales el arké era 1o húmedo, o bien el agua, que solidificando e hirviendo es capaz de transformarse en hielo o en vapor.La misma Tierra se la imaginaba como una gran gabarra flotando sobre una enorme extensión de agua, "cuyos balanceos podían a veces provocar terremotos." Esta idea de la Tierra que se apoya sobre algo sólido no es nueva en la mitología de los pueblos: hay quien, como los griegos, la ven sobre los hombros de Atlante, y quien, como los hindúes, sobre el dorso de un elefante que a su vez se apoya sobre una tortuga. Pero cuidado con preguntar a los hindúes sobre quién se apoya la tortuga: o se cabrean o se hacen los sordos.
Además del agua, Tales solía decir que todas las cosas tenían un alma y que,por lo tanto, estaban «llenas de Dios»." Cuando empezaba este discurso solía sacar del bolsillo un clavo y un imán para poder demostrar a sus asombrados conciudadanos cómo también «la piedra conseguía mover el hierro»."En resumen, Tales ocupa un lugar muy importante en la historia de la filosofía, no tanto por las respuestas que dio a algunas cuestiones como por las preguntas mismas que se quiso plantear. Mirar en torno, esforzarse en reflexionar, no atribuir a los Dioses la solución de todos los misterios, fue el primer paso del pensa- miento occidental hacia la interpretación del universo.{Luciano de Crescenzo. Historia de la filosofía griega. Vol 1}
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ANAXIMANDRO
Anaximandro era un alumno, y quizá también un pariente, de Tales.' Nació en Mileto en el 610 a.C. y, por lo tanto, era unos veinte años más joven que el maestro. En la historia de la civilización es conocido por haber sido el primero en dibujar un mapa geográfico.' En aquellos tiempos quien se adentraba en el mar lo hacía con mucha valentía y sin tantas precauciones: no existían brújulas, ni sextantes, ni portulanos. Digamos también que se daban por satisfechos si hacía buen tiempo, por lo menos el día de la salida, y si el oráculo de Dídima daba su aprobación. En este estado de cosas, los mapas náuticos de Anaximandro debieron de parecerles a los comerciantes de la época el non plus ultra del progreso, teniendo en cuenta que, además, iban repletos de consejos y notas sobre los pueblos con los que se encontrarían por el camino.
De Anaximandro se dice que inventó el gnomón, o sea 'el reloj solar, y que predijo un terremoto en la zona de Esparta salvando la vida a muchos lacedemonios.' Las noticias sobre su vida son muy escasas: de su destreza como cartógrafo se deduce que debió de viajar mucho, como hicieron todos los filósofos presocráticos. Jenófanes afirmaba que había estado viajando por el mundo durante sesenta y siete años y Demócrito presumía de haber visto más pueblos y regiones que ningún hombre de su época.' En lo que a Anaxirnandro respecta, parece ser que de joven fundó una colonia en el mar Negro llamada, en honor al Dios, Apolonia,' y a propósito de esto, quiero aclarar que cuando digo «colonia» no hay que pensar en seguida en el colonialismo, por lo menos en el sentido que hoy le damos a la palabra: aquí no se trata de conquistas militares por parte de una potencia imperial, sino de simples traslados de hombres y enseres a cualquier ensenada deshabitado. Los griegos fundaron más de mil quinientas sólo en el Mediterráneo y llevaron sus costumbres y su mentalidad hasta las costas de Francia y España. Parece ser que cierta vez un tal Coleo, arrastrado por una tempestad, traspasó las Columnas de Hércules y se instaló sin más en las costas de¡ Atlántico.'
Sobre Anaximandro, desgraciadamente, no existen anécdotas divertidas como ocurre con Tales, excepto un episodio en el que hizo de cantante. Se cuenta que un día unos niños, oyéndole cantar en coro, le tomaron el pelo por cómo desafinaba, a lo que el filósofo, volviéndose hacia sus compañeros, les dijo: «Señores, por favor: intentemos ir al tiempo, ¡ea si no 'e peccerille ce sfotfono!»' 
Anaximandro escribió Acerca de la naturaleza, La rotación de la Tierra, Acerca de las Estrellas fijas, La estera y muchas más cosas.' De todas estas obras prácticamente no ha quedado nada, salvo cuatro fragmentos, de una o dos palabras cada uno, y una frase cuya interpretación debió de ser una dura prueba para más de un historiador de la filosofía. Ésta es la frase: -El principio de los seres es el infinito... de donde viene la vida de los seres y donde se cumple también su destrucción, según la necesidad, porque todos pagan, el uno al otra, la pena y la expiación de la injusticia, según el orden del tiempo.» Con este enunciado, Anaximandro afirma que el principio vital del Universo no es el agua, como creía Tales, sino una sustancia indefinida que él llama ápeiron, de la que todo se origina y en la que todo finaliza. Para demostrar esta tesis, contraria a la del maestro, el filósofo sostuvo que era imposible que uno de los cuatro elementos, Agua, Aire, Tierra y Fuego, fuese la esencia primordial del Universo, porque en este caso la supremacía de este elemento habría determinado la contemporánea desaparición de los demás. En resumen, Anaximandro estaba convencido le que Agua, Aire, Tierra y Fuego eran entidades limitadas y que sobre ellas mandaba un Super-elemento, un patriarca invisible en estado natural. Y así poco a poco empieza a estar más clara también la segunda parte de la frase: cada vez que uno de estos Seres comete una injusticia con los demás, o bien invade su campo, el Super-elemento, el ápeiron, la repele a sus límites naturales. Los elementos, por lo tanto, son concebidos por Anaximandro como Dioses, siempre dispuestos a atacar a sus oponentes: el Calor querría prevalecer sobre el Frío, lo Seco sobre lo Húmedo y viceversa, pero la necesidad está por encima de todos y les impone que ciertas proporciones queden inalteradas. Está claro que aquí, por justicia, debemos entender sólo el respeto a los límites asignados, a pesar de que un no-sé-qué poético nos induce a ver algo más que un simple equilibrio entre elementos distintos; algunas palabras en particular como «necesidad» y «expiación» revelan en el pensamiento del filósofo el deseo místico de un orden supremo.
Mucho más sugerente es la hipótesis de Anaximandro sobre el nacimiento del Universo. Veamos cómo nos lo narra Plutarco:
«Él dice que del Eterno se separaron el Calor y el Frío, y que una Esfera de fuego se extendió alrededor del aire que envolvía la Tierra, como corteza alrededor de un árbol; al quebrarse después esta Esfera y separarse en diversos círculos, se formaron el Sol, la Luna y los Astros.»
Recapitulemos: al principio sólo existía el ápeiron, la sustancia infinita, después el Calor y el Frío se separaron y se fueron uno al exterior y otro al centro del Universo, generando respectivamente lo Seco y lo Húmedo. Estos últimos, siguiendo las mejores tradiciones de familia, continuaron en guerra entre sí: en verano lo Seco conseguía prevalecer y arrebatar grandes cantidades de mar transformándolas en vapor, y en invierno lo Húmedo reconquistaba las posiciones perdidas recuperando las nubes y haciendo que se precipitaran éstas en forma de lluvia o de nieve. El ápeiron vigilaba desde lo alto y actuaba de manera que ninguno de los dos tuviese ventaja;" y esperemos, añado yo, que sea siempre así por los siglos de los siglos, y que un día el Calor, o la Bomba Atómica, no derrita definitivamente el Frío que en el caso en cuestión seremos nosotros y nuestras casas.La alternancia del Calor y del Frío no es un fenómeno que atañe únicamente a las estaciones: casi todas las manifestaciones del alma humana oscilan entre momentos de exaltación y largas pausas de reflexión. El arte, la música, la moda y tantas otras expresiones de la creatividad sufren la influencia del dominador de turno y pasan regularmente por fases «sin burbujas» y fases «con burbujas». Sube y baja la falda de las mujeres y con ella sube y baja la temperatura de las generaciones subsiguientes. Tomemos, por ejemplo, nuestro siglo: a una generación caliente como la fascista le sustituye una fría, silenciosa y trabajadora: la de la reconstrucción, a la que me honra pertenecer. No nos da tiempo ni para descansar y ya aparecen los jóvenes del '68: ¡una generación que nos quedaríamos cortos definiéndola como hirviente! Ahora estamos con la del reflujo. Temo a la próxima. ¡Que Dios nos la envíe buena!
Volvamos a Anaximandro y veamos cómo el filósofo del ápeiron se imaginaba que estaba hecho el mundo. La Tierra es una gran columna cilíndrica, baja y ancha (una especie de tarta), suspendida en el aire en el centro del Universo." Digamos también que no se cae por ningún lado porque, al encontrarse exactamente en el centro, no tendría motivo para elegir una dirección u otra. Esta tarta tiene una altura de un tercio de su diámetro y está hecha de piedra." Alrededor de la Tierra giran ruedas inmensas de fuego forradas de aire comprimido. En el borde interno de estas ruedas, donde suelen ir los radios, hay en cambio unos agujeros (mejor dicho, unos conductos parecidos a las flautas) a través de los cuales se puede entrever el resplandor de la envoltura incandescente que está más allá del aire comprimido. Por lo tanto, los astros no son cuerpos de fuego, como nos parece ver, sino únicamente destellos de ese Fuego que se halla en el exterior de la bóveda celeste y que se filtra a través de los «orificios» de las ruedas. La rueda del Sol es veintisiete veces más grande que el diámetro de la Tierra, mientras que la de la Luna lo es sólo diecinueve veces.
Anaximandro narra que el hombre nació cubierto de escamas en una sustancia acuosa, una especie de barro. Al principio, corno las condiciones elimáticas eran tales que no permitían la vida, el pobrecito estuvo en incubación durante toda su infancia dentro de la boca de algunos animales muy similares a los peces; después, salió al aire libre y, una vez que se liberó de las escamas, consiguió sobrevivir solo." Esto y más cosas escriben los historiadores sobre sus teorías. El mérito de Anaximandro radica en haber intuido la presencia de un algo supremo, unas veces llamado ápeiron, otras Necesidad, que «a todas las cosas abraza y a todas rige»,' lo que hace de él un filósofo místico y cosmológico al mismo tiempo. {Luciano de Crescenzo. Historia de la Filosofía griega. Volumen 1}
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ANAXÍMENES
Anaxírnenes,' también él de Mileto, es un filósofo menos importante que los dos anteriores, como por otra parte nos da a entender su nombre, que es casi un diminutivo de Anaximandro. Para disculparle diremos que le tocó vivir en un mal momento, cuando las cosas para Mileto iban a peor. En una carta suya a Pitágoras dice textualmente.- «Afortunado tú que te has marchado a Italia: los crotonianos te quieren y un gran número acude a escucharte también desde Sicilia. Aquí, en cambio, el rey de los medos se nos echa encima. ¿Cómo quieres que Anaxímenes se dedique tranquilamente a la observación de los astros cuando se halla bajo la pesadilla de la muerte o de la esclavitud?»
Escribió un tratado titulado Acerca de la naturaleza del que nos queda, como siempre, sólo un fragmento. Es éste: « ... Así como nuestra alma, siendo aire, nos mantiene unidos, así el aliento y el aire abrazan el mundo entero ... » En la práctica, Anaxírnenes no quiso desavenirse ni con Tales ni con Anaximandro, por lo que se sacó una teoría aparentemente original, pero en esencia bastante parecida a la de sus predecesores, según la cual la sustancia primordial era el aire, un elemento que se encuentra en la naturaleza como el agua de Tales y que tiene la característica de ser invisible como el ápeiron de Anaximandro. Estas son las afirmaciones más importantes de Anaxímenes-
-El Universo está hecho de aire y está sometido a dos fenómenos mecánicos: la rarefacción y la condensación.
-El fuego es aire en unas condiciones particulares de rarefacción; las nubes, el agua, el barro, la tierra y hasta las piedras son aire que se ha ido condensando poco a poco.'
-Los distintos elementos naturales, al estar formados todos ellos por la misma sustancia, difieren entre sí por razones cuantitativas y no cualitativas.
-La rarefacción produce el Calor (el fuego) y la condensación el Frío (el agua), por lo que Calor y Frío no son causas sino efectos de la transformación del aire.'
Lo que a nosotros nos debe importar no es tanto el hecho de que al filósofo le gustase más el aire que el agua, corno la constatación de que a este aire se le ha atribuido el privilegio de la Vida y de lo Divino. Anaxímenes solía decir que «el Aire es Dios»,' y en el frag mento anteriormente citado utilizó la palabra «aliento» (pnéuma en griego) precisamente para poner de relieve que toda la naturaleza está empapada de este soplo. Como ocurría en sus predecesores, la principal ocu pación de Anaxímenes fue la observación de los fenómenos naturales y el estudio de la astronomía. Imagi- némonos ahora que podemos asistir a una de sus fa- mosas lecciones.
Es el siete de julio del 526 a.C. Los ciudadanos de Mileto se han ido a la cama hace más de tres horas. Anaxímenes nos ha convocado aquí, en la colina de Kehalak, junto a todos aquellos que, utilizando una expresión suya, «tienen hambre de cosas celestes». Intencionadamente ha escogido una noche sin luna, para que podamos tener una observación mejor. El mar es una presencia negra y silenciosa. Aspirando intensamente con la nariz se puede apreciar el perfume de los jardines de Samos, transportado hasta aquí arriba por la brisa marina. Dos jóvenes con antorchas de resina iluminan la escena y se colocan a ambos lados del maestro. La luz de las llamas acentúa el carácter sagrado de su rostro. Nadie se atreve a hablar. En un momento dado, el viejo filósofo se sitúa en el centro del grupo y ordena que se apaguen las antorchas. De repente todo se oscurece: ya no podemos ver nada, aunque poco a poco se acentúa la oscuridad, y las túnicas blancas de los alumnos emergen al débil resplandor de las estrellas. Parece una reunión de fantasmas.Anaxímenes dirige su mirada al cielo, luego hacia nosotros, y empieza a hablar. Su voz es baja y sosegada, como si estuviera en el Templo:«Mis jóvenes amigos, yo ya soy viejo y veo más los astros con los ojos de la mente que -con los de la cara. Sin embargo vosotros, que tenéis a Apolo Délfico caminando a vuestro lado, aprovechaos de la agudeza de vuestra vista para llenar vuestra alma de las bellezas del cielo. También yo, hace muchos años, vine aquí de joven a escuchar al gran Tales y, en aquella ocasión, le oí decir: "También entre las estrellas se puede hallar un camino para conocerse a sí mismo."»
«¿Pero no fue Quilón, hijo de Damagete, el primero que dijo 'conócete a ti mismo"?» El que pregunta es un muchacho de cabellos rizados, uno de los más jóvenes. El hecho levanta un cierto estupor entre los presentes: en el mundo griego se valora mucho el aidós, el respeto a los ancianos, y resulta extraño que un alumno interrumpa al maestro justo en medio de la lección.Anaxímenes se vuelve lentamente hacia el joven y en tono ligeramente más grave le responde:«Tales, hijo de Esamías, fue el primero en decir .conócete a ti mismo", y por esta razón le entregaron por unanimidad el trípode de oro. Quilón de Esparta, por codicia de fama, fue el único que le robó la máxima; lo cual hace pensar que a veces también la sabiduría puede beber de las fuentes de Dioniso. Pero volvamos ahora al objeto de nuestra reunión.»
El filósofo hace otra pausa, casi una tácita petición de atención, tras lo cual continúa hablando en el mismo tono de antes: «Sobre nosotros se abre la bóveda del cielo, ésta cubre la Tierra como un pileos, el gorro de lana que calienta a los marineros cuando salen de noche al mar 'y al igual que un pileos puede girar sobre la cabeza de su dueño, también la bóveda celeste gira sobre nuestras cabezas.' La Tierra es un plato, es una mesa redonda, es un escudo ligero sostenido por el aire, y se encuentra suspendida en la mitad del Universo: no corta el aire, sino que lo cubre como si fuera una tapadera ... »'
«Perdóname, Anaxímenes», interrumpe de nuevo el joven de pelo rizado, «has dicho que la Tierra es una tapadera que cubre el aire, sin embargo el aire se encuentra también por encima de ésta, aunque podría no estarlo, ya que no es posible ni verlo ni tocarlo como se puede ver y tocar tu túnica».

«¿Quién eres tú, muchacho?», pregunta Anaxímenes. «Soy Hecateo, hijo de Melanto.»

«De acuerdo, Hecateo, contestaré a tu pregunta: el aire está por encima de nosotros, por debajo de nosotros, dentro de nosotros. Se escapa de tu vista porque para mostrarse necesita la ayuda del Calor y del Frío, de lo Seco y de lo Húmedo. A veces se ilumina con rayos, como el mar cuando es cortado por los remos,' y esto ocurre cuando el viento desgarra las nubes; a veces se tiñe con los colores del iris, y esto sucede tras las tempestades, cuando los rayos del Sol visten los estratos más densos." Es aire todo lo que ves y todo lo que no ves. Es aire también Hecateo.»
«Entiendo», responde el muchacho, «Es aire Hecateo y es aire también Anaxímenes; pero ahora háblanos del Sol y de la Luna.»
«El Sol es una mesa redonda que llamea en el cielo porque su movimiento, demasiado rápido, ha vuelto incandescentes sus estratos más externos." Pero mucha atención: el Sol gira en torno a la Tierra y nunca por debajo de ella ... »
«¿Y entonces por qué desaparece durante la noche?», pregunta otra vez Hecateo, que ya no tiene ningún reparo en dirigirse al maestro.
«Porque en su camino nocturno va más allá de las tierras de los tracios y de los odrisios, donde montañas gigantescas de hielo nos impiden su visión,' hasta que llega, más resplandeciente que antes, a las verdes llanuras de Nínive y de Babilonia e ilumina los dos ríos." Demasiado bajo para que lo podamos ver, pero no tanto para la Luna, que precisamente toma del Sol su luz y vaga por el ciclo como una tabla pintada." Si, como afirmaba Anaximandro, mi maestro y mi amigo, el astro luminoso girase por debajo de la Tierra deberíamos ver desaparecer la Luna todas las noches, trocito a trocito, como una flor a la que una muchacha inquieta le arranca uno a uno sus pétalos coloreados.»
«¿Y las estrellas?
«Algunas son vagantes como hojas de fuego: tuvieron su origen en la Tierra a causa de la humedad y después se volvieron incandescentes a base de sucesivas rarefacciones;" nosotros las llamamos 'planetas'. Otras, casi la totalidad, están clavadas como si fueran clavos " en la bóveda celeste que, como dijeron los caldeos antes que nadie, es un hemisferio cristalino completamente cubierto de hielo." Pero ahora, mis queridos amigos, la lección ha terminado. Regresad a Mileto y que el sueño premie vuestro deseo de ciencia.»
Se vuelven a encender las antorchas. Comenzamos el descenso hacia la ciudad y, mientras caminamos, todos discutimos con fervor sobre lo que ha dicho el maestro. Si lo he entendido bien, según Anaxímenes el Universo es como una de esas esferas de cristal que venden en las tiendas de souvenirs: ésas que, cuando les das la vuelta, cae la nieve. Pues bien, en esta esfera de cristal la Tierra es un disco plano situado justo en la mitad entre los dos hemisferios, de los cuales el inferior está lleno de aire y el superior contiene el Sol, la Luna y las demás estrellas. 'Yo también discuto con los alumnos y entonces me doy cuenta de que el sendero se está haciendo cada vez más abrupto y peligroso. Está muy oscuro y la luz de las antorchas no es suficiente para todos. ¿Dónde se habrá metido la Luna? ¿Detrás de qué montaña se habrá escondido? Me gustaría preguntárselo a Anaxírnenes, pero no tengo valor. El filósofo no habla: también él está intentando ver bien dónde pone los pies y, de vez en cuando, se apoya en el brazo de Hecateo, que camina a su lado. {Luciano de Crescenzo. Historia de la Filosofía Griega. Volumen 1}
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HERODOTO
Heródoto
o Herodoto (c. 484-425 a.C.), historiador griego, reconocido como el padre de la historiografía. Nació en Halicarnaso (actual Bodrum, en Turquía), de donde se cree que estuvo exiliado hacia el 457 a.C. por conspirar contra el gobierno de la ciudad, favorable a los persas. Probablemente fue directamente a Samos, desde donde viajó por Asia Menor, Babilonia, Egipto y Grecia. La dirección y extensión de sus viajes no se conocen con exactitud, pero le proporcionaron valiosos conocimientos de primera mano de casi todo el antiguo Oriente Próximo. Hacia el 447 a.C. llegó a Atenas, entonces el centro cultural del mundo griego, donde obtuvo la admiración de los hombres más distinguidos, incluido el gran político ateniense Pericles. En el 443 a.C. Heródoto se instaló en la colonia griega de Turios (Thurioi), fundada en el sur de Italia por iniciativa de aquél. Se dedicó el resto de su vida a completar su gran obra, conocida como Historias, cuyo título deriva de la palabra griega historia (‘investigación’, ‘búsqueda’).
Los estudiosos de Historias la dividieron más tarde en nueve libros. Los primeros tratan sobre las costumbres, leyendas, historia y tradiciones de los pueblos del mundo antiguo, incluidos los lidios, escitas, medas, persas, asirios y egipcios. Los tres últimos versan sobre los conflictos armados entre Grecia y Persia que tuvieron lugar a principios del siglo V a.C. y que son conocidos como las Guerras Médicas. En su obra, el desarrollo de la civilización se presenta como un movimiento inexorable hacia un gran enfrentamiento entre Persia y Grecia, consideradas los dos centros, respectivamente, de las culturas orientales y occidentales. La información de Heródoto procede en parte de los trabajos de sus predecesores y en parte de las observaciones que hizo durante sus extensos viajes.
Sus Historias son el primer trabajo importante en prosa. Tanto las críticas antiguas como las actuales han rendido homenaje a la grandiosidad de su estilo y su franqueza, a su lucidez y a su delicioso estilo anecdótico. Heródoto demuestra un gran conocimiento de la literatura griega y un pensamiento contemporáneo racional. Creía que el Universo estaba regido por el destino y el azar, y que nada en los asuntos humanos es estable. Sin embargo, la elección moral seguía siendo importante, ya que los dioses con frecuencia castigan la arrogancia. Este intento de extraer lecciones morales del estudio de los grandes acontecimientos, es la base de la historiografía griega y romana. (Artículo del Encarta 2000)
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OLIMPIA
Santuario situado en la provincia de Elis
A cada festival asistían representantes oficiales (theores) y grandes muchedumbres procedentes de todas las ciudades de Grecia (en Las Leyes, Platón utiliza esta tradición para justificar los viajes a otra ciudad sin necesidad de permisos ni de pasaporte. En Leyes, XII, 950e se habla de una tregua, aún existiendo conflictos, para permitir viajar sin riesgo al festival. El festival incluía dos partes: el festival religioso con procesiones y sacrificios, y los "juegos" propiamente dichos, que consistían en eventos deportivos y, a algunos casos, en concursos musicales. Los ganadores recibían una corona (de laurel en Delphi, de aceituna en Olympia, de apio silvestre en los juegos de Isthmian y Nemean) y se les acogía como héroes nacionales en sus ciudades. La mayoría de las odas que nos han llegado, desde el poeta Griego Pindaro, quien vivió en la primera mital del siglo Vantes de C., se escribieron para celebrar la victoria de un atleta en uno u otro de estos juegos. Tales odas se han agrupado según el lugar de los juegos : Olympian, Pythian, Isthmian y Nemean.
(En Apología, 36d , se percibe como Socrates piensa en tales honores olímpicos cuando sugiere que él debería conseguir un tratamiento similar como "pena" para su supuesto crimen; ver también República, V, 465d ; y Las Leyes, V, 729d). Para ganar tal premio, los atletas se sometían a un entrenamiento muy riguroso (Leyes, VIII, 840a - c ; también Leyes, VII, 807c).
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HIMERA
La ciudad se fundó alrededor 625 por colonizadores que llegaron desde Zancle (Thucydides, VI, 5). Alrededor del año 489, Terillus, el tirano de Himera, era expulsado por Theron, el tirano de Acragas. Como resultado de todo ello, Terillus requiere la ayuda de los Carthagineses. Con la ayuda de Anaxilaos, tirano de Reggio, su yerno, armó un ejército enorme bajo el liderazgo de Amilcar, rey de Cartago (Herodotus, VII, 165). Pero, en el 480, los cartagineses fueron derrotados en la batalla de Himera por Theron, quien había recibido ayuda de Gelon, el tirano de Syracusa. La tradición establece que la batalla tuvo lugar  el mismo día de la batalla de Salamina (Herodotus, VII, 166-167). Seguro que ello no es cierto sino que, con ello, se pretencía sugerir que el mundo Griego se libró de los "bárbaros" en el este (los Persas) y en oeste (el Carthagineses ) el mismo día.
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JASÓN
Los cincuenta argonautas, capitaneados por Jasón, partieron de Iolcos hacia Lemnos. En esta isla del Egeo oriental se encontraron con una situación inesperada- no había hombres, pues las mujeres habían asesinado a sus esposos cuando éstos regresaron de una partida de guerra con un botín de concubinas tracias y repudiaran a sus legítimas, diciendo que olían mal. La diosa protectora de la isla, en una noche de ce- lebraciones religiosas, drogó a las mujeres lemnias con hojas de hiedra y las empujó a rebanar el cuello de sus cónyuges, mientras dormían la borrachera. Luego, las pobres chicas tracias corrieron parecida suerte. Mala pata la de aquellas muchachas- primero te secuestran y te violan, y luego te degüellan.
Los Argonautas fueron recibidos en Lemnos como corresponde en situaciones semejantes, rodeados cada uno de ellos por varias muchachas deseosas de caricias y de sexo. Ya en el primer banquete de recepción ofrecido a los extranjeros, muchos empezaron a hacer el amor a calzón sacado, sin esperar a los postres. Aquello fue una bacanal en toda regla. Y cosa lógica, se quedaron unos cuantos días. jasón se acostó con la reina Hipsípala, la más bella mujer de Leninos, quien antes le preguntó si en realidad olía mal, a lo que el jefe de los Argo- nautas repuso que, al contrario, olía a rosas. Los expediciona- rios griegos no hubiesen salido jamás de allí, algo muy natural si se tiene en cuenta que, además, Lemnos era tierra de buen vino, de no ser por Hércules, quien sacó a todos los Argonau- tas a empellones de catres y bodegas y los metió en el barco. Partieron con pena, pero dejaron detrás una larga estirpe de
hijos que nutrió de hombres en los siguientes años a la isla de Lemnos. Este episodio recuerda, en cierta manera, a la estan- cia de Ulises en el país de los lotófagos.
Atracaron poco tiempo en Samotracia y lograron cruzar de noche el Helesponto Oos Dardanelos), sin ser vistos por los vigías del rey troyano Laomedonte, ahorrándose el pago del correspondiente peaje. En una península del Mármara fueron atacados por gigantes de seis manos, pero lograron rechazar- los y seguir viaje. Y así llegaron al Bósforo. Jasón dio orden de cruzarlo sin más preámbulos. Pero las corrientes les detuvieron, lanzaron el Argo a la deriva y, al fin, lo arrojaron contra una playa del lado asiático del estrecho. Allí fueron atacados por una tropa de guerreros bien armados, a los que lograron rechazar. El mar seguía bravo y era imposi- ble cruzar el estrecho. Celebraron sacrfficios en honor de los dioses, bailaron con sus annas en la cima de una montaña, por la sugerencia de un pájaro martín pescador que se posó en el hombro de jasón, y finalmente se levantó una brisa favorable que les permitió seguir su viaje. Hubo pérdidas de rumbo y otros incidentes en el estre- cho. Y tiempo después, los Argonautas se encontraron ante el punto de menor anchura del Bósforo, frente a dos grandes ro- cas, llamadas Simplégadas, envueltas por una niebla perpetua, que defendían la entrada del Mar Negro. Los Argonautas sa- bían que esas rocas, cada vez que un navío intentaba pasar en- tre ellas, se unían de golpe y lo aplastaban. Así que el nadador Eufemo soltó una paloma para que volase delante del Argo, las piedras chocaron cortándole las plumas de la cola al ave y, cuando se retiraron de nuevo, los Argonautas remaron a toda velocidad, n-úentras Orfeo cantaba para darles ánimos, lo- grando cruzar casi por los pelos, pues las dos rocas, de regre- so, dañaron la popa del navío. También este episodio tiene al- gunas semejanzas con el paso de Ubses a través de Scila y Caribdis, las dos rocas que cierran el estrecho de Mesina, en Sicilia."A partir de entonces", escribe Graves, "y de acuerdo con una profecía las rocas quedaron fijas, una a cada lado del estrecho". Y el canúno del Ponto Euxino, del "mundo desha- bitado", como los griegos llamaban a su litoral antes de esta- blecer colonias, quedaba abierto para quienes llegasen después del Argo. El mito es una bonita manera, sin duda, de camuflar una expedición de pura piratería.{Javier Reverte. Corazón de Ulises.}
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LARISSA
Larisa era el hogar de varias de las principales familias de Thessalia. Es tambien el lugar de nacimiento de Menón, nombre al que da lugar uno de los diálogos más importantes de Platón. Menón llegó a ser, conjuntamente con Jenofonte, uno de los generales que condujeron a varios millares de Griegos en la expedición del 404 para ayudar Cyrus el Joven, hijo de Dario II, rey de Persia, para ayudarle a derrocar a su hermano mayor Artaxerxes II. En el Menón,Socrates, habla metaforicamente del hombre conocedor del camino que lleva a Larissa con el objeto de explicar a Menon la diferencia entre ciencia y opinión  (Menon 97a - c)
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GORGIAS
Gorgias nace entre el 480 y el 475 a.C. en Leontini (hoy Lentini, provincia de Siracusa). De sus Primeros cincuenta años de vida sólo sabernos que su padre se llamaba Carrnántida y que su hermano Heródico era médico;' por lo demás, se cree que conoció a Empédocles y que fue alumno suyo. Las primeras noticias ciertas nos llegan de Diodoro ' y se refieren a una embajada enviada por los lentineses a Atenas (en el 427) con el fin de obtener ayuda militar contra la prepoten-ia de Siracusa. El jefe de la misión era Górgias.
El sofista se presentó en el ágora de Atenas vestido de púrpura' de la cabeza a los pies: tenía a su lado a otro orador, Tisias, también de Leontini. Los dos embajadores se alternaron en el podio provocando la admiración de la multitud: ¡hasta entonces los atenienses jamás habían oído a unos oradores tan fascinantes! 'Según cuenta Filostrato,' Gorgias poseía «ímpetu oratorio, audacia innovadora, movimientos inspirados, tono sublirne, frases resaltadas, comienzos inesperados, expresiones poéticas y gusto por el adorno». Lástima que en aquella época no hubiese grabadoras: habríamos entendido qué diablos quería decir Suidas cuando citó a Gorgias como «el inventor en la retórica del uso de tropos, hipálages, catacresis, hiperbatones, anadiplosis, epanalepsis y parisosis».'
Gorgias se convirtió muy pronto en un divo: se exhibía en los teatros y gritaba a la platea: «dadme un tema».' Isócrates afirma que fue el que ganó más dinero de todos los sofistas;' era tan rico que un día, para dar las gracias a Apolo, regaló al oráculo de Delfos una estatua de oro, tamaño natural, de sí mismo.' Fue invitado a Tesalia por el tirano Jasón y desde aquel día el arte de la retórica fue llamado por los tesalios «el arte de Gorgias».Parece ser que se casó ya entrado en años, pero que tuvo problemas con su mujer por su amor a una esclava. De hecho, un tal Melancio le toma el pelo diciendo: Este da consejos sobre la concordia, cuando no ha conseguido poner de acuerdo a la mujer, a la esclava y a sí mismo, y sólo sólo son tres.»
Su principal obra se titula Sobre lo que no es, o sobre la naturaleza. También son famosos los discursos entre los cuales el ya recordado Elogio de Elena. Apología de Palamedes, la Oración pítica, la olímpica y la fúnebre.
Vivió hasta los ciento ocho años. A quien le pregunaba cómo había conseguido llegar hasta esa edad, contes'taba: «Renunciando al placer.» Tal vez hubiese podido vivir más tiempo, si es verdad que se mató dejando
de comer.'-' Cuando llegó el momento fatal, no perdió la ocasión y se inventó una frase con efecto: Hea quí que el sueño empieza a entregarrne a su hermana.»"
Un día una golondrina dejó caer un excremento sobre la cabeza de Gorgias: el sofista levantó la mirada y con gesto severo reprendió al pájaro exclamando: «¡Avergüénzate, Filomela! [Filomela, un instante antes de ser asesinada por Tereo, marido de su hermana Procne, que la había seducido, fue transformada en ruiseñor.} La anécdota nos la cuenta Aristóteles, que se sirve de ella para criticar el uso impropio de la metáfora en el discurso. Gorgias de Leontini, dice el patriararca, «en este caso se equivoca dos veces: la primera cuando rnaldice a una mujer difunta y no hay que caer nunca en lo trágico y en lo cómico, y la segunda cuando finge ignorar que, quien ha hecho sus necesidades al aire libre, no ha sido la mujer de Tereo sino sólo una pobre golondrina. Aristóteles, es inútil precisarlo, no tenía sentido del humor y ni tampoco una particular simpatía por los sofistas; de hecho no se limita a criticar a Gorgias por el episodio de la golondrina, sino que incluso pone en duda su existencia como filósofo. Lo he dicho y lo repito: en aquellos tiempos, hacerse enemigo de Platón y Aristóteles (prácticamente los dos padrinos de la filosofía griega) significaba ser borrado de la lista de filósofos. Efectivamente, su opinión no sólo no se ha perdido con el transcurso de los siglos sino que ha terminado condicionándonos un poco a todos. Todavía hoy existen textos en los que se puede leer: «el nihilismo de Gorgias hay que eliminarlo de la historia de la filosofía»; o que «su discurso irónico sobre la naturaleza sólo puede encontrar sitio en la historia de la retórica»."
En cambio, nosotros, reivindicamos el contenido de Gorgias, aunque sin compartir el contenido filósofico del pensaamiento de Gorgias. Tal vez ha sido precisamente como retórico lo que ha equivocado a los historiadores. en efecto, muchos tienden a considerar a Gorgias de Leontini como un orador extraordinario, y a sus célebres discursos simples virtuosismos. Y sin embargo, son precisamente las apologías de Elena y de Palamedes las que nos sugieren un camino para entender su filosofía: en estos discursos el sofista concede un privilegio mayor a la forma, en detrimento del contenido, no da  ninguna importancia a las acciones de la mujer infiel y del traidor Ulises, y descarga toda la responsabilidad sobre la palabra como medio de persuasión. «Nada es;y
si algo fuese, no lo podría entender; y aunque llegara a entenderlo, no sería capaz de comunicárselo a los demás», asi comienza su libro Sobre lo que no es, o bien sobre la naturaleza.
Con esta premisa, Gorgias consigue negar la realidad mejor que Parrnénides, Zenón y Meliso: para éstos existía sólo el Uno, para Gorgias ni siquiera eso. Indudablemente se trata de una premisa molesta para cualquiera que profese una fe; es como si Gorgias hubiese dicho: «Señores míos, lo siento por ustedes, pero aquí la Verdad no existe, o si prefieren, no está a nuestro alcance, lo que a todos los efectos es lo mismo. La única cosa a la que os podéis agarrar es a la relativida del logos, es decir, la posibilidad de ejercer el poder a través de la palabra y del pensamiento.
Dos consideraciones sobre este personaje:
1) Nos cuesta imaginar una vida más aburrida que la de Gorgias: 108 años sin creer nunca en nada v re- nunciando al placer.
2) También, dando por descontada la imposibilidad de conocer la Verdad, nos preguntamos: ¿es más importante que exista o que se la llegue a conocer?
En nuestra opinión la Verdad existe, porque si no existiera existiría al menos el hecho de que no existe. El único camino, a través de la lógica, para llegar a la existencia de la Verdad (o de Dios) es el método de la negación positiva:
-¿Puedes decir que estás seguro de la existencia de Dios?
-No.
-¿Puede decir con seguridad que no existe?»
-Francamente no.
-Luego admites que existe algo que no conoce.
-Si.
-Entonces,hazme el favor de llamar "dios" a esa cosa que admites que no conoces.
-Y si quiero llamarla simplemente "cosa que no existe"?
-Da igual, su valor no cambia.»
Estas consideraciones nos hacen recordar un farnose relato de Borges, La biblioteca de Babel." El escritor imagina que se encuentra en una inmensa colrnena formada por habitaciones hexagonales, todas repletas de libros. En el centro de cada habitación hay un pozo, una especie de espiral de escaleras, que permite entrever, lo mismo por arriba que por abajo, una infinidad de otras habitaciones hexagonales, todas repletas de libros; y también saliendo de una de estas habitaciones se acaba siempre otra vez en una galería vertical: ¡Vamos, una pesadilla!
Los libros de la Biblioteca de Babel tienen todos el mismo espesor, 410 páginas, y son incomprensibles: brydghbdrskh ... : esto es la que se consigue leer cogiendo uno cualquiera. Después de muchas reflexiones, un viejo descubre que los libros no son otra cosa que todas las combinaciones posibles de los 25 símbolos del alfabeto y que, por lo tanto, la biblioteca tendrá que contener un número enorme de libros.
Dada la casualidad de las combinaciones, de vez en cuando aparece en algún libro una frase con sentido, del tipo de: oh tiemp tus pirámides. Pero cuando se llega a saber que la Biblioteca-Universo contiene todos los libros posibles, alguien avanza la hipótesis de que entre éstos pueda estar también el Libro de los Libros, aquel que guarda el Secreto de la Vida. Llegados a este punto, la búsqueda se vuelve espasmódico: grupos de hombres se lanzan como locos sobre los libros, cogiéndolos al azar, para después tirarlos en cuanto se dan cuenta de que son incomprensibles. Sólo Borges no se mueve: él se queda satisfecho con la noticia del Libro, v concluye diciendo: «Que el cielo exista, aunque mi sitio esté en el infierno. Que yo sea ultrajado y aniquilado, pero que por un instante, en un ser, Tu enorme Biblioteca se justifique. {Luciano de Crescenzo. Historia de la Filosofía Griega.Volumen 1}
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MICALE
En el Cabo Mycale, en el año 479 a de Cristo, se produjo la victoria naval de la flota Griega sobre una flota Pérsica.
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TIMEO
Locri es mencionado por Platón como el lugar de nacimiento y la ciudad doméstica de Timeo, el personaje principal en el Timæus . Pero no es aclarado si Timæus es una persona histórica o una creación de Platón, porque nada sabemos sobre él aparte de lo que se nos cuenta en el diálogo de Platón y las menciones que hace Cicerón , quien, por dos veces, se refiere a Timæus como uno de profesores de Platón  y como perteneciente a la filosofía pitagórica. (De Republica,  De Finibus Bonorum et Malorum, ). Por su parte, Iamblicus (siglo II D de C.), incluye a un Timæus en una lista de destacados filósofos Pitagóricos.
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DIOTIMA
Mantinea es mencionada por Platón como el lugar de nacimiento de Diotima, la sacerdotisa que aparece en el Simposio.
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BIZANCIO
Bizas fue el fundador de Bizancio.
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SYBARIS
La ciudad se fundó en el 720 a de Cristo  por colonizadores venidos desde Peloponeso y llegó a ser una ciudad muy próspera. Retuvo una reputación de lujo y vida frondosa (de aquí en adelante la palabra "sybarita" se referirá a todo aquel que lleva una vida de placer y lujo ; ver Herodotus, VI, 127). La ciudad fue destruida en el 511 por la vecina Crotona (Herodotus, V, 44-45 y VI, 21). Después de dos intentos fracasados a revivir la ciudad, la panhellenica Ciudad de los Thurios (en cuya colonización intervino Protágoras)  se creó cerca del lugar de Sybaris en el 444 por orden de Pericles.
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MESSINA
En la Odisea el estrecho de Messina  se define como el estrecho paso entre los escollos de Escila y Caribdis.
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