Rincón de Sócrates
La Filosofía se había iniciado ya en el siglo anterior al de Sócrates, y en las ciudades de Jonia: en Mileto, Colofón, Efeso, Samos, unos seres desarraigados y extraños se habían lanzado a la aventura de buscar el porqué de las cosas. Era todo muy distinto en la tradicional y religiosa Atenas, no solamente en ese siglo, sino tambien en la época de la infancia y la juventud de Sócrates.
La fecha en la que tal hecho se produjo nos es conocida: fue en el arcontado de Calias, en el año 456 a d Cristo, cuando el jonio Anaxágoras comprendió que el futuro de la filosofía estaba en Atenas para mil años. Las circunstancias entonces colocaban a la ciudad resueltamente en el centro de la vida espiritual griega y Péricles era el estadista que recogía politicamente los frutos de esta plenitud, a la que sabrá tambien trazar cauces geniales.
Siempre cabrá preguntarse el porqué de la presencia de Anáxagoras en la ciudad. Este jonio, nacido en Clazómenas hacia el año 500, era justamente 30 años más viejo que Sócrates. En él se representaba el drama del apátrida y del desarraigado, tipico producto de las ciudades jonias, que se habían despeñado desde las alturas de la prosperidad y la hegemonía hasta los abismos de la sumisión al extranjero. Pero Anaxágoras tenían perfectamente asumida su situación; y así, cuando alguien le echó en cara su descuido por las cosas de la ciudad, y le dijo: ¿Es qué nada te importa la patria?,
el filósofo contestó con un gesto:¡Calla, que a mí bien me preocupa la patria,! y señalaba al cielo.
Las relaciones de Sócrates con Pericles se explican partiendo de las simpatías del político por las ideas nuevas e ilustradas. Cuando vino el choque del pueblo de Atenas con las concepciones científicas de Anaxágoras, las fuentes están concordes en señalar una especie de complicidad en Pericles, que a la primera amenaza serie de un proceso de asebeia se apresura a recomendar al sabio que ponga tierra por medio.
Era la alta sociedad la que empezaba a desligarse de la vida tradicional y comunal de la ciudad. Anaxágoras trató unicamente a la gente más refinada y elegante de Atenas. No sabemos lo bastante sobre quiénes rodeaban a Pericles; pero no eran, a buen seguro, los respetables eupátridas quienes se complacían oyendo las atrevidas opiniones de filósofo. Por otro lado, el espíritu de la ciudad protestaba contra esta situación por boca de los poetas cómicos, que eran aún hombres sin diferenciar.
Anaxágoras fué el descubridor de un principio nada material, que actuaba como creador, distinguiendo y separando en el caos inicial. Será en Atenas donde este descubrimiento llegaría a ser fecundo de verdad, y donde tenía un porvenir mejor.
Sobre la relación de Sócrates y Anaxágoras, los testimonios son absolutamente contradictorios. De todas formas, a pesar de estos testimonios, podría establecerse como muy posiblemente cierto lo siguiente:
Los Testimonios son absolutamente contradictorios:
Arquelao fué un físico ateniense que repite doctrina anaxagóricas. Son varios los testimonios (Es un testimonio capital el de Ión de Quios) que
nos afirman que Arquelao fue maestro de Sócrates.
Aristófanes que conocía bien la historia personal de Sócrates y sabía de los resortes del pueblo ateniense en contra de todo lo que sonara a novedad, se conformó con acentuar los rasgos jonios en la especulación socrática para hacer odioso al filósofo. Diríase que hay un pasado socrático que, según los amigos procuran olvidarlo, son sus enemigos los interesados en mantener vivo y presente.
La mención personal que los testimonios nos transmiten de la relación de magisterio entre Arquelao y Sócrates lo que demuestran de modo concluyente es que no llegó a existir una relación personal entre Anaxágoras y nuestro filósofo, puesto que si esta hubiera existido no había hecho ninguna falta el trato con Arquelao, ni la tradición probablemente se hubiera ocupado de tal cosa.
Razonablemente se supone que tal cosa sucedió en la campaña del 441, en la que era el poeta Sófocles uno de los estrategos. Tal dato indica un interés bastante temprano de Sócrates por la filosofía.
Todos los testimonios están acordes en acercar al geómetra Teodoro de Cirene a Sócrates y su círculo.Es Teodoro un contemporaneo de Sócrates.
En las Memorables (IV,2,10) de Jenofonte, Teodoro mantiene una clara relación con Sócrates. En Platón, es interlocutor de Sócrates en el Teeteto, y el Sofista. Concretamente en el Teeteto,(143 d) Sócrates se dirige al matemático para preguntarle por las condiciones morales de los jovenes.
Parece que Sócrates tuvo tambien algún tipo de relación con Diógenes de Apolonia, discípulo de Anaxímenes y que pasó en Atenas a ser considerado como uno de los ateos tradicionales.
Es muy poco probable que Sócrates conociera personalmente a Parménides y a Zenón. Las repetidas afirmaciones de Platón no obedecen sino al afán de elevar a lo típico e ideal una correlación que él observaba dentro del marcha de las ideas filosóficas.
El cuadro que presenta Platón en el Parménides: Parménides y su amigo Zenón en Atenas para asistir a las grandes Panateneas cuadrienales, Pármenides de 65 años, cubierto de canas y de aspecto muy venerable; Zenón, de unos 40 años, curpulento y de agradable apariencia; Zenón, leyendo sus argumentos ante Sócrates y sus amigos; las exhortaciones del viejo filósofo al joven Sócrates; todo compone un cuadro demasiado arquetípico para ser histórico. En él, lo que Platón parece persiguir es procurar acercar a su maestro a los gigantes que fundaron la filosofía.
Ya Sócrates estaba muy formado cuando podemos rastrear el comienzo del pitagorismo en Atenas. Las causas de este retraso están:
Principal
Pero la Filosofía y los nuevos filósofos estaba ahí acechando a la mentalidad tradicional y religiosa de la Grecia Continental. De su significado e importancia dan fé la multitud de testimonios referentes al surgimiento de un nuevo y raro tipo de personaje que abandonaba su hacienda, no solía casarse ni tener hijos: si los tenía y se les morían, los enterraban tranquilamente; se desterraban de su ciudad, se desligaban de ella y de las obligaciones y pasiones políticas, y levantaban los ojos al cielo para escudriñar el sol y la luna, las nubes y los elementos.
Atenas no era, en principio, un sitio atractivo para estas personas. Tampoco el resto de la Grecia continental, y todavía en los tiempos en que Sócrates era un niño, es imposible imaginar que un filósofo se trasladara a vivir a ninguna de las metrópolis griegas.Tenían que empezar a cambiar los tiempos para que un filósofo se atreviera a poner el pie en la ciudad de la diosa Atena.Ello sucederá con Anaxágoras
La filosofía comienza, por tanto, a ser una creación de las gentes de las colonias, libres por su desarraigo de muchos fantasmas de la tierra natal, y nacidos ya en una sociedad más libre y desarticulada, más disgregada y avanzada en los caminos del progreso y la disolución.
Sócrates y la Filosofía
Rincón de Sócrates
De todas formas, los testimonios dan a entender que los atenienses siempre mantuvieron a Anaxágoras como un extraño. Unicamente los círculos más elevados de Atenas, de la Atenas aristocrática de Pericles, se dejaron llevar de la influencia del filósofo.
Destaca en el pensamiento del importador a la ciudad de la filosofía jónica, su concepción del nus.
Anaxágoras, sin embargo, terminó mal su días en la Polis. Fué un motivo cosmológico el que alborotó al pueblo piadoso de Atenas contra Anaxágoras. Su concepción del sol, como un bloque que luce incandescente por el choque y la ruptura del éter, le concitó las iras supersticiosas del pueblo. El filósofo cometía una grave impiedad al atreverse a contemplar con espíritu observador y sin respeto ni temor las maravillas del mundo que sobrecogen al hombre religioso.
La salida de Anaxágoras de Atenas debió de ser hacia fines de la hegemonía de Pericles. Tal vez eran los graves sucesos de las guerra los que tenían irritado y susceptible al pueblo de Atenas. ¡Qué distinta ciudad la Atenas que Anaxágoras había hallado más de veinte años hacía y la que ahora dejaba!.
Seguramente que Anaxágoras, ya entonces con casí setenta años, y después de 20 o 30 de residencia en Atenas, no supo donde dirigirse. Tampoco debía importarle mucho. Murió en Lámpsaco poco después. No está muy claro si huyó antes del juicio o si una vez envuelto en el proceso fue absuelto gracias a la influencia que Pericles conservaba.
Sócrates y la Filosofía
Rincón de Sócrates
Anaxágoras había heredado, a través de Anaxímenes, los estudios de ciencia natural de la escuela de Mileto. Desprecia su propia sangre noble y no tiene en nada su fortuna, la cual, al marcharse, abandona a sus conciudadanos. Descuidó completamente la política, para no pensar más que en la especulación sobre los fenómenos naturales.
Aunque siempre será un misterio el conjunto de razones que hicieron de Atenas la heredera de las corrientes espirituales jonias, lo cierto es que Anaxágoras vivirá hasta 30 años (según Demetrio Falereo) en la ciudad.
Filosofía entra en Atenas
Filosofía entra en Atenas
Filosofía entra en Atenas
Filosofía entra en Atenas
Sócrates y la Filosofía
Sócrates y Anaxágoras
Arquelao parece que fue un intermediario que comunicó las selectas conferencias de Anaxágoras, dadas a los iniciados de la gente bien ateniense, al todavía oscuro y desconocido Sócrates. Y es que no es razonable pensar que en los años en los que ya no residía Anaxágoras en Atenas, fuera cuando Sócrates, ya con 40 años, y, sin duda con una personalidad filosófica ya muy delimitada, decidiera comenzar sus lecciones de física con un sabio de secundaria importancia.
Como en un ateniense que es, en Arquelao apuntan ya las cuestiones morales: las leyes, el bien, la justicia parece que preocupan a este físico, formado en la escuela de Anaxágoras. Es el genio de Atenas, la plenitud política de Atenas, la que impone a las reflexiones filosóficas de Arquelao una orientación moral. Para este ateniense, no es, como para Anaxágoras, el cielo la patria. Las cuestiones sobre la justicia y las leyes, sobre las bases mismas de la convivencia humana, van ganando la primacía.
La vagas noticias que tenemos sobre la relación entre Sócrates y Arquelao nos proporcionan un precioso dato cronológico: Sócrates en su juventud, estuvo con Arquelao en Samos.
Sin embargo, aunque Sócrates y Platón se empeñaran en olvidar esta parte de su vida, había otros que no estaban dispuestos a permitirlo: es el caso de los poetas cómicos como Aristófanes en las Nubes. Sabemos, por un lado, la importancia que Arquelao daba al papel del aire en su cosmogonía, y sabemos tambien que en las Nubes, Sócrates las primeras palabras que pronuncia en la comedia son estas:
En resumen: no puede negarse que Sócrates atravesó una étapa física, bajo la influencia de Arquelao.Hay, por lo tanto, una previa etapa de Sócrates como físico y matemático, aprendiz de filosofía y las ciencias tal como las trataban los jonios. Lo que sucede es que como buen ateniense sentía un religioso respeto por los astros, que eran para él cosas divinas, y sin duda presentía que, perdiendo el respeto a los seres divinos del firmamento, se perdía también la fé en los dioses del cielo y en los que, como un vaho, surgen del fondo de la tierra, donde están las raíces de la sangre.
Sócrates y la Filosofía
Arquelao es una personalidad como nacida para servir en esta delicada transición, en este traslado definitivo de la filosofía a Atenas. Hasta hay quien dice que si era de Mileto y no de Atenas; pero en este caso sería un jonio convertido casi ateniense, en vez de ser un ateniense jonizado.
No es inverosimil que 12 o 15 años, los de juventud de Sócrates, estén llenos por este magisterio filosófico de Arquelao. El que, más tarde, Sócrates parezca olvidarse de su maestro, no significaría otra cosa que el intento de olvidar sus relaciones con la filosofía natural, y sus intentos de comprender los problemas astronómicos, metereológicos y físicos.Además, sabemos que para Arquelao, los conceptos morales serían cosa de convención y no de naturaleza (lo mismo que para Diógenes de Apolonia, Demócrito, Hipias o Antifón) y ahí estaba para un ateniense arraigado el gran peligro de la especulación racional. En este sentido, el Sócrates maduro ya, el de los 60 años, no quería por eso acordarse de sus estudios de física jonia allá casí por los mediados de siglo, ni de su iniciación en la ética por una maestro influido por la crítica racional.
Sócrates y Arquelao
Otra fuente tardía nos dice que ya con 17 años, es decir, en el 452, Sócrates se puso en relación con Arquelao. En estas relaciones empezó la chismografía de las biografías de filósofos a mezclar relaciones homosexuales.
Sócrates y Arquelao
Sócrates y Arquelao
Sus ideas físicas se acercaban bastante a las de Arquelao, y, por consiguiente, en muchos puntos continúan las de Anaxímenes. Incluso reconoció en el aire una cualidad divina, que hizo pensar a muchos que identificaba al aire con un dios.
Es en Diógenes de Apolonia en quien hay la preocupación por las causas de las pequeñas cosas, algo que despues, malevolamente, le atribuirá Aristófanes a Sócrates: la investigación de la humedad en las cosas, la medición de los saltos de las pulgas o las causas de la búsqueda del zumbido de los mosquitos, todo esto que Aristófanes atribuye a Sócrates, no es otra cosa que una caricatura de las ideas de Diógenes de Apolonia, un físico que había llevado doctrina jónicas a Atenas y que, sin duda tuvo algún tipo de relación intelectual con Sócrates.
Sabemos que Diógenes fué perseguido en Atenas y lo que es evidente, más allá de su relación con Sócrates, es que es precursor de éste en el choque con la piedad del pueblo ateniense y en el camino hacia la cicuta.
Sócrates y la Filosofía
Ahora bien, lo que es evidente es que el eleatismo está presente en la escuela de Sócrates, independientemente de que sea histórico el contacto personal de Sócrates con Parménides y Zenón. No cabe duda que Sócrates, aún sin dejar de criticar los enigmas y palabras oscuras de los eleatas, debió percibir la gran superioridad dialéctica de los filósofos de Elea, y su manejo de la razón.
En este contexto, es de una gran sutilidad percibir como Platón en el Parménides hace que Sócrates se sienta inferior, vencido en razonamientos, por una especie de dios argumentador. Pues bien, Sócrates debió aprender la lección y lo que es evidente es que muchos aspectos de la rigurosidad de la dialéctica socrática pueden tener su base en el eleatismo, aunque con una dimensión más viva y más ciudadana.
Sócrates y la Filosofía
Sócrates y los Eleatas
El testimonio más antiguo sobre el Pitagorismo en Atenas es el del poeta cómico
Cratino. Otro de los primeros pitagóricos que vemos aparecer en Atenas es Equécrates.
Pues bien, dado que la entrada del pitagorismo en Atenas es tardía, parece que Sócrates, en su período de formación, no se enteró de las doctrinas pitagóricaas. En este sentido es curioso que unicamente exista un testimonio (Plutarco) que nos hable de Sócrates como discípulo de los pitagóricos.
Cratino ridiculiza en su comedias al pitagórico Hipón iniciando la sátira cruel con que la comedia ática atacará siempre a la filosofía, especialmente a la pitagórica. A este Hipón ya se le llama ateo lo mismo que el rumor popular a Sócrates.
Fue un discípulo de Sócrates de los últimos tiempos. No es ateniense sino que procede de Fliunte, y parece que fue maestro de Platón. Como Pitagórico lo debió considerar, el hijo de Aristón, como el más propio interlocutor de Sócrates para el Fedón.
Aunque los poetas cómicos siempre se resistieron a admitir que Sócrates hubiese abandonado su etapa jónica e iniciado una segunda navegación, tal hecho parece evidente tal como nos lo cuenta Platón en el Fedón 96 y ss.
La 2ª navegación de Sócrates comienza cuando a sus ojos fracasa la más alta filosofía jónica, la cumbre más alta a que habían llegado los filósofos naturalistas, es decir, despues de haber llegado al extremo de verdad acerca del orden celeste, era el momento de hacer bajar la filosofía del cielo.
«Yo -dice-, de joven codiciaba esa especie de sabiduría que es la ciencia natural. A mí me parecía lo más deseable conocer las causas de todo, por qué nace, es y perece, si pensamos con la sangre o con el aire o el fuego,si es el cerebro con lo que percibimos las sensaciones, por qué crecemos, y cosas por el estilo. Pero una vez oí leer en un libro de Anaxágoras que es el nus la causa y ordenador de todo, y creía haber hallado en este Anaxágoras mi mejor maestro, quien podría decirme primero si la tierra es plana y redonda, y después la causa y lo que es mejor, y por qué es así y no de otra manera lo mejor. Y en mi gran interés por saber lo bueno y lo malo leí todos los libros que pude de este Anaxágoras. Y entonces descubrí que este hombre no sacaba partido de su descubrimiento del nus, y se conformaba con presentar como causas las cosas más vulgares, los aires, los éteres, las aguas y otras cosas absurdas. Pues lo que este hombre hace, después de hablar del nus o mente mía, es limitarse a explicarme que estoy aquí sentado precisamente porque tengo un cuerpo, que está formado de huesos y nervios, y los huesos son sólidos y tienen articulaciones unos con otros, mientras que los nervios pueden estirarse y aflojarse. Pero yo siento que hay otra cosa, gracias a la cual he decidido estar aquí sentado con mis huesos y mis nervios, sin haber trasladado los huesos y nervios a Mégara o a Beocia, que es lo que me convendría, si no me retuviera la consideración de lo justo. Esto es lo que me manda permanecer aqui. Los sabios físicos descubren que el aire en remolino puede ser más firme sostén del mundo que el mismo Atlas, pero no se ocupan del bien y del deber. De esta investigación sí que hubiera sido yo discípulo; pero como nadie me la enseñaba, entonces comprendí mi «segunda navegación» en busca del fundamento y explicación del bien. ( Platón. Fedón 96 ss )