Discurso del Método

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Dios
Prueba Gnoseológica



 


Descartes (1596-1650)

 


 


 

Reflexionando acerca del hecho de que era un ser que dudaba, Descartes, llega a descubrir que no era del todo perfecto pues era mayor perfección conocer que dudar. ¿En dónde -se pregunta- pudo haber aprendido a pensar en un ser más perfecto que él mismo? Evidentemente, se responde, que tiene que haber alguien que puso en mí tal idea.

Para llegar a la conclusión anterior, es decir, que tuvo que ser alguien diferente a él mismo quien tuvo que poner en él la idea de un ser perfecto, Descartes, lleva a cabo el razonamiento siguiente:

  • Los pensamientos que se refieren acerca de las cosas que existen fuera de mí no es imposible suponer que pudieran proceder de mi mismo. Y si tales ideas o pensamientos son verdaderos, es posible que se deba a mi pensamiento en tanto que posee algún tipo de perfección; si no son verdaderos, entonces puede deberse a mi imperfección. Pero, sea una cosa u otra, todo podría explicarse a partir de mí mismo.
  • No puede suceder lo mismo con la idea que representa un ser más perfecto que yo mismo. En este caso tal idea no podría proceder de mí mismo pues es imposible que, de algo imperfecto, pueda surgir la idea de lo absolutamente perfecto. Por lo tanto,  como, según Descartes, la perfección no puede proceder de la imperfección, es preciso que Dios exista y sea la causa de la idea que yo tengo de la perfección. Para ampliar estas cuestiones puede consultarse la 3ª Meditación.