La Ilustración

... desde cómo se hace una aguja hasta cómo se funde un cañón...


Hilde había empezado a leer el capítulo sobre el Renacimiento cuando de pronto oyó la puerta de abajo. Miro el reloj. Eran las cuatro.

La madre subió la escalera corriendo y abrió la puerta.

-¿No has estado en la iglesia?

-Si, sí.

-Pero... ¿con qué ropa?

-Con la que llevo ahora.

-¿En camisón?

-Mmm... he estado en la Iglesia de María.

-¿La Iglesia de María?

-Es una vieja iglesia de la Edad Media.

-¡Hilde!

Dejó la carpeta y miró a su madre.

-Me olvidé de la hora, mamá. Lo siento, pero estoy leyendo algo apasionante, ¿sabes?.

La madre no pudo sino sonreír.

-Es un libro mágico, -añadió Hilde.

-Bueno, bueno. Y una vez más: felicidades, Hilde.

-¡No sé si soporto ya más felicitaciones!

-Pero yo no... Bueno, me voy a acostar un rato, y luego haré una cena estupenda. He comprado fresones.

-Yo seguiré leyendo.

La madre desapareció y Hilde siguió leyendo.

Sofía acompañó a Hermes a través de la ciudad. En el portal de Alberto encontró una nueva postal del Líbano fechada el 15.6. De pronto entendió el sistema de las fechas.Las postales fechadas antes del 15 de junio eran copias, de postales que Hilde ya habia recibido.Las que llevaban la fecha de hoy sólo le llegaban mediante la carpeta de anillas.

Querida Hilde. Sofía está llegando a casa del profesor de filosofía. Ella pronto cumplirá quince años, pero tú ya los cumpliste ayer. ¿ O es hoy Hildecita? Si es hoy, será muy adentrado el día...

Hilde leyó cómo Alberto explicaba a Sofía el Renacimiento y la nueva ciencia, los racionalistas del siglo XVII y el empirismo británico. Reaccionó varias veces al encontrarse con nuevas postales y felicitaciones que su padre había pegado a las narraciones. Había conseguido que esos comunicados se cayesen de cuadernos, apareciesen en el interior de un platano y se metieran dentro de un ordenador. Sin costarle el más mínimo esfuerzo conseguía que Alberto tuviera lapsus al hablar y llamara Hilde a Sofía. El colmo era que hubiera hecho hablar a Hermes: ¡Felicidades, Hilde!»

Hilde estaba de acuerdo con Alberto en que se estaba pasando al compararse a sí mismo con Dios y con la providencia divina. ¿Pero con quien estaba realmente de acuerdo en ese caso? ¿No era su padre el que había puesto esas palabras de reproche, o de reproche hacia él mismo, en boca de Alberto? Llegó a pensar que la comparación con Dios no era tan mala a pesar de todo. Su padre era más o menos un dios omnipotente para el mundo de Sofía.

Cuando Alberto estaba a punto de empezar a hablar de Berkeley, Hilde estaba tan expectante como lo habia estado Sofía. ¿Qué pasaría ahora? Desde hacía tiempo se veía venir que algo muy especial iba a suceder cuando llegaran a este filósofo que había negado la existencia de un mundo material fuera de la conciencia del hombre. Pues Hilde ya habia consultado la enciclopedia.

Empezó con que estaban delante de la ventana viendo que el padre de Hilde había enviado un avión con una cinta donde ponía Felicidades» y que surcaba el aire. Al mismo tiempo empezaron a aparecer nubes negras en la lejanía».

«Ser o no ser» no es, pues, toda la cuestión. Otra cuestión es qué somos. ¿Somos personas reales? ¿Nuestro mundo está compuesto por cosas verdaderas, o estamos rodeados de conciencia?

No era de extrañar que Sofía comenzara a morderse las uñas. Hilde nunca había tenido ese vicio, pero en ese momento no se sentía muy valiente ella tampoco.

Y resultó que: "...para nosotros esa voluntad o espíritu" que causa "todo en todo" también podría ser el padre de Hilde.

-¿Quieres decir que ha sido como una especie de Dios para nosotros?

-Sin modestia, sí. ¡Pero debería darle vergüenza!

-¿Y qué pasa con Hilde?

-Ella es un ángel, Sofía.

-¿Un ángel?

-Hilde es aquella a la que se dirige el «espíritu».

Con esto, Sofía se marchó corriendo de casa de Alberto y salió a la tormenta. ¿Podria haber sido la misma tormenta que había llegado a Bjerkely unas horas despues de que Sofia cruzara la ciudad corriendo?

Mañana es mi cumpleaños, pensó. ¿No resultaba demasiado penoso tener que reconocer que la vida es un sueño justo el día antes de cumplir quince años?

Era como soñar que te tocaban diez millones en la lotería y de repente, justo antes del gran sorteo, darte cuenta de que todo había sido un sueño.

Sofía cruzó corriendo el campo de deportes mojado. De repente se dio cuenta de que una persona venía corriendo hacia ella. Era su madre. Los rayos reventaron el cielo repetidamente.

Cuando se encontraron las dos, la madre la abrazó.

-¿Qué es lo que nos está sucediendo, mi pequeña?

-No lo sé -contestó Sofía llorando-. Es como una pesadilla.

Hilde notó que sus ojos estaban húmedos. "Ser o no ser, ésa es la cuestión."

Tiró la carpeta sobre la cama y se levantó para pasearse por la habitación. Al final se puso delante del espejo de latón, y allí se quedo de pie hasta que su madre vino para avisarla de que estaba preparada la cena.Cuando llamó a la puerta, Hilde no tenia idea de cuánto tiempo había estado así, de pie. Pero estaba segura, estaba totalmente segura de que el reflejo del espejo le había guiñado los ojos.

Durante la cena intentó ser una homenajeada agradecida. Pero estaba pensando constantemente en Alberto y Sofia.Qué les pasaría ahora que sabían que el padre de Hilde era el que decidía todo?

Aunque... saber saber... en realidad no sabian nada. ¿No era más bien que papá hacía como si supieran? Pero de todos modos el problema seguía siendo el mismo: ahora que Sofia y Alberto lo sabían, todo, habian llevado en cierta manera al final del camino.

Estuvo a punto de atragantarse con un trozo grande de patata, cuando de pronto se dio cuenta de que ese planteamiento a lo mejor era tambien aplicable a su propio mundo.

Los hombres habían llegado cada vez más lejos en la comprensión de las leyes de la naturaleza.¿La Historia podía simplemente seguir y seguir incluso después de que las últimas piezas de los puzzles de la filosofía y de la ciencia se hubiesen colocado? ¿O los hombres se estaban acercando al fin de la Historia? ¿No había una conexión entre el desarrollo del pensamiento y de la ciencia, por un lado, y el efecto invernadero y selvas tropicales quemadas, por el otro? Quizás no fuera, al fin y al cabo, ninguna tontería llamar «pecado original, a la necesidad del hombre de saber.

Esta pregunta era tan grande y tan aterradora que Hilde intentó olvidarse de ella. Ademas seguramente entendería más al seguir leyendo el regalo de cumpleaños de papá.

Cuando se terminaron el helado con fresas italianas, dijo la madre:

-Ahora haremos exactamente lo que más te apetezca.

-Sé que suena un poco raro, pero sólo tengo ganas de seguir leyendo el regalo de papá.

-Sí, pero no debes permitir que te deje completamente aturdida.

-No te preocupes.

Hilde se acordó de cómo Sofia había hablado con su madre. ¿A lo mejor papá había metido algo de la madre de Hilde en esa otra madre? Decidió no hablar de conejos blancos que se sacan del sombrero de copa del universo, al menos no hoy.

-Por cierto... -dijo al levantarse de la mesa.

-¿Sí?

-No encuentro mi cruz de oro.

La madre la miró con cara de misterio.

-La encontré junto al muelle hace muchas semanas.

Debiste de perderla allí, ¡despistada!

-¿Se lo has contado a papá?

-No me acuerdo; pues, sí, supongo.

-¿Entonces dónde está?

Su madre fue a buscarla en su propio joyero. Hilde oyó un grito de sospresa desde el dormitorio: pronto volvió al salón.

-¿Sabes...?, en este momento no la encuentro.

-Lo suponia.

Abrazó a su madre y subió a la buhardilla de nuevo. Por fin pudo seguir leyendo sobre Sofía y Alberto. Se tumbó en la cama con la pesada carpeta sobre las rodillas.

Sofía se despertó cuando su madre entró en su cuarto con una bandeja llena de regalos. En una botella vacía había metido una bandera.

-¡Felicidades, Sofía!

Sofía se restregó los ojos para despertarse. Intentó acordarse de todo lo que había pasado el día anterior. Pero todo eran simplemente piezas sueltas de un rompecabezas. Una de las piezas era Alberto, otras eran Hilde y el mayor. Una era Berkeley, otra era Bjerkely. La pieza más negra era la tremenda tormenta. Casi le había dado una especie de ataque de nervios. Su madre le había dado un masaje y la había metido en la cama con una taza de leche caliente con miel. Se había dormido instantáneamente.

-Creo que estoy viva -balbució. -Claro que estás viva. Y hoy cumples quince años.

-¿Estás completamente segura?

-Completamente segura. ¿No iba a saber una madre el día en que nació su única hija? El 15 de junio de 1975..., a la una y media, Sofía. Fue el momento más feliz de mi vida.

-¿Estás segura de que no es todo un sueño?

-Pero al menos es un buen sueño despertarse con panecillos y Fanta y regalos de cumpleaños.

Dejó la bandeja con los regalos sobre una silla y salió un momento de la habitación. Cuando volvió trajo otra bandeja, esta vez con panecillos y Fanta. La puso en el extremo de la cama de Sofía.

Y fue como todos los cumpleaños. Desenvolvieron los paquetes mientras recordaban tiempos pasados, hasta el parto hacía quince años. Su madre le regaló una raqueta de tenis.

Nunca había jugado al tenis, pero había una pista al aire libre muy cerca de su casa. Su padre le había enviado un mini-televisor con radio incorporada. La pantalla no era mayor que una fotografía normal. Y había otras cosas de tías y de amigos de la familia.

Al cabo de un rato, su madre dijo:

-¿Te parece que debo tomarme el día libre hoy?

-No, ¿por qué?

-Es que ayer estabas muy desconcertada. Si esto sigue así creo que tendremos que pedir hora a un psicólogo.

-Te lo puedes ahorrar.

-¿Sólo fue la tormenta, o también fue ese Alberto?

-¿Y tú, qué «¿Qué nos está pasando, hija mía?», dijiste.

-Me preocupaba que últimamente estuvieras vagando por la ciudad para encontrarte con extraños. Quizás sea culpa mía...

-Nadie tiene la culpa de que yo haga un pequeño cursillo de filosofía en mi tiempo libre. Vete al trabajo, mamá. Tenemos una reunión en el colegio hoy a las diez.

Sólo para que nos den las notas y para tomar algo.

-¿Sabes ya las notas?

-Sólo sé que tendré más sobresalientes que la última vez.

Al poco rato de marcharse la madre, sonó el teléfono.

-Sofía Amundsen.

-Soy Alberto.

-Ah...

-El mayor estuvo derrochando dinamita ayer.

-No entiendo lo que quieres decir.

-Por los truenos, Sofía.

-No sé qué pensar.

-Esa es la mayor virtud del filósofo. Estoy orgulloso de cuánto has aprendido en tan poco tiempo.

-Tengo miedo de que nada sea real.

-Se llama angustia existencial y suele ser simplemente una transición a un nuevo conocimiento.

-Creo que necesito una pausa en el curso.

-¿Hay muchas ranas en tu jardín estos días?

Sofía tuvo que reírse. Alberto prosiguió.

-Creo que deberíamos seguir trabajando. Por cierto, Felicidades.Tenemos que acabar completamente el curso antes de San Juan. Es nuestra última esperanza.

-¿Nuestra última esperanza de qué?

-¿Estás cómodamente sentada? Vamos a necesitar un poco de tiempo, ¿sabes?

-Estoy cómoda.

-¿Te acuerdas de Descartes?

-«Pienso, luego existo.»

-Por el momento estamos completamente vacíos en nuestra duda metódica. Quizás resulte que somos pensamiento, y eso es algo muy distinto a pensar uno mismo.Tenemos buenas razones para creer que pertenecemos a la imaginación del padre de Hilde y de ese modo constituimos una especie de entretenimiento en el cumpleaños de la hija del mayor en Lillesand. ¿Me sigues?

-Sí...

-Pero en esto también va incorporada una contradicción.Si somos fruto de la imaginación de alguien, no tenemos derecho a «creer» nada en absoluto. En ese caso, toda esta conversación telefónica es pura imaginación.

-Y entonces no tenemos libre albedrío.

Es el mayor el que planifica todo lo que decimos y hacemos. De modo que simplemente podemos colgar.

-No, ahora estás simplificando demasiado.

-¡Explícate!

-¿Dirías que una persona planifica todo aquello con lo que sueña? Puede que el padre de Hilde esté al tanto de todo lo que hacemos, y que intentar escapar de su omnisciencia resulte tan difícil como intentar escapar de la propia sombra. Pero puede ser, y por eso he empezado a elaborar un plan, que el mayor no haya decidido de antemano lo que va a pasar. Puede ser que no lo decida hasta el mismo momento, es decir, hasta el momento de la creación. Puede que justo en ese momento tengamos iniciativa propia para dirigir nuestros hechos y nuestros movimientos.

Una iniciativa así estará compuesta de impulsos tremendamente débiles comparados con los del mayor.Poca resistencia podremos poner contra fuertes situaciones exteriores tales como perros que hablan, aviones de hélice con cintas de felicitación, recados en plátanos y truenos encargados de antemano. Pero no debemos excluir que tengamos una pequeñísima y débil voluntad propia.

-¿Cómo puede ser posible eso?

-El mayor es evidentemente omnisciente en nuestro pequeño mundo, pero no significa que sea omnipotente. Al menos debemos intentar vivir nuestras vidas como si no lo fuera.

-Creo que entiendo lo que quieres decir.

-El truco sería poder lograr hacer algo completamente por nuestra cuenta, me refiero a algo que el mayor ni siquiera fuera capaz de descubrir.

-¿Cómo va a ser eso posible si no existimos?

-¿Quién ha dicho que no existimos? La cuestión no es si existimos sino qué somos y quién somos. Aunque resultara que solamente somos impulsos en la compleja mente del mayor, eso no nos quita nuestra poca existencia.

-¿Y tampoco nuestro libre albedrío?

-Estoy en ello, Sofía.

-Pero el padre de Hilde también sabrá que tú «estás en ello».

-Decididamente. Pero no conoce el plan en sí. Intento encontrar un punto «arquimédico».

-¿Un punto «arquimédico»?

- Arquímedes era un científico helenístico. «Dame un punto fijo», dijo, «y yo moveré el mundo». Un punto así es lo que tenemos que buscar para podernos salir del universo interno del mayor.

-Sería una verdadera hazaña.

-Pero no nos vamos a poder escapar antes de haber terminado del todo el curso de filosofía. Hasta entonces nos tendrá bien cogidos. Al parecer ha decidido que yo debo guiarte a través de los siglos hasta nuestra propia época. Pero nos quedan pocos días antes de que coja el avión de vuelta en Oriente Medio. Si no hemos logrado librarnos de su pegajosa imaginación antes de que llegue a Bjerkely,entonces estaremos perdidos.

-Me das miedo...

-Primero tendré que darte la primera información indispensable sobre la Ilustración francesa. Luego tendremos que mirar a grandes rasgos la Filosofía de Kant, antes de acercarnos al Romanticismo. Y para nosotros dos, Hegel será una pieza importante. Y con él tampoco podemos evitar describir el indignado ajuste de cuentas de Kierkegaard a la filosofía hegeliana. También tendremos que decir algunas palabras sobre Marx, Darwin y Freud. Y si nos da tiempo a hacer unos comentarios concluyentes sobre Sartre y el existencialismo, el plan podrá ponerse en marcha.

-Eso es mucho para sólo una semana.

-Por eso tenemos que empezar ahora mismo. ¿Puedes venir ahora?

-Tengo que ir al colegio. Nos van a dar las notas y vamos a tomar algo.

- Déjalo. Si somos pura conciencia sólo es pura imaginación el que dulces y coca-colas y cosas así sepan a algo en absoluto.

-Pero las notas...

-Sofía, o vives en un universo maravilloso en un planeta minúsculo en una de los millones de galaxias, o constituyes algunos impulsos electromagnéticos en la conciencia del mayor. Y tú hablas de notas». ¡Debería darte vergüenza!

-Lo siento.

-Pero bueno, pásate por el colegio antes de vernos.Podría tener mala influencia sobre Hilde el que tú hicieras novillos el último día de colegio. Ella seguramente va al colegio aunque sea su cumpleaños, porque es un ángel.

-Entonces iré justo después del colegio.

-Podemos vernos en la Cabaña del Mayor.

-¿En la Cabaña del Mayor?

-Clic.

Hilde puso la carpeta de anillas sobre las rodillas. Con eso último su padre lograba que le remordiera un poco la conciencia por haber hecho novillos el último dia del colegio. ¡El granuja!

Se quedó un instante meditando en qué clase de plan podía tramar Alberto. Se sintó tentada a mirar la última hoja de la carpeta, pero no, eso sería hacer trampa. Más valía darse prisa y seguir leyendo.

No obstante, estaba convencida de que Alberto sí tenía razón en un punto. Una cosa era que el padre tuviera una especie de control sobre lo que les sucedía a Sofía y Alberto.Pero seguro que no sabía lo que les iba a suceder mientras estaba escribiendo. A lo mejor escribía alguna cosa a toda prisa, algo que no descubriría hasta mucho más tarde. Precisamente en este espacio estaba la relativa libertad de Sofia y Alberto.

De nuevo Hilde tuvo la sensación de que Sofía y Alberto eran personas reales. Aunque el mar esté en calma total, no significa que no esté sucediendo algo en la profundidad, pensó.

¿Pero por qué lo pensó?

Por lo menos no era un pensamiento que se movía en la superficie.

En el colegio todo el mundo felicitó a Sofía.

En cuanto hubo escuchado los últimos «feliz verano» del profesor, Sofía se fue corriendo a casa. Jorunn intentó retenerla, pero Sofía le dijo que tenía cosas que hacer.

En el buzón encontró  dos postales del Líbano.

En ambas postales ponía «HAPPY BIRTHDAY - 15 YEARS ». Eran de esas tarjetas que se compran para los cumpleaños. Una de las dos iba dirigida a «Hilde Moller Knag c/o Sofía Amundsen...». Pero la otra tarjeta era para la propia Sofía. Ambas llevaban el matasellos del Batallón de las Naciones Unidas del l5 de junio. Sofía leyó primero la tarjeta dirigida a ella:

Querida Sofía Amundsen. Hoy también tú te mereces una felicitación. Felicidades, Sofía.
Y gracias por todo lo que has hecho por Hilde hasta ahora.
Atentamente, Mayor Albert Knag.

Sofía no sabía muy bien cómo reaccionar al ver que el padre de Hilde le había enviado una postal también a ella. De alguna manera, le pareció un bonito detalle.

En la tarjeta para Hilde ponía:

Mi pequeña Hilde. No sé ni en qué día estamos ni qué hora será en Lillesand. No importa mucho. Si te conozco bien, no es demasiado tarde para mandar desde aquí una última o al menos penúltima felicitación. ¡Pero tampoco debes quedarte hasta muy tarde! Alberto pronto te hablará sobre las ideas de la Ilustración francesa. Se centrará en los siete puntos siguientes:

  1. Rebelión contra las autoridades
  2. Racionalismo
  3. La idea de «ilustrar»
  4. Optimismo cultural
  5. Vuelta a la naturalera
  6. Cristianismo humanizado
  7. Derechos humanos

Era evidente que seguía teniéndolos bajo control.

Sofía abrió la puerta con la llave y dejó el boletín de las notas con todos los sobresalientes sobre la mesa de la cocina. A continuación se metió por el seto y se fue corriendo al bosque. De nuevo tuvo que cruzar el pequeño lago a remo. Alberto estaba sentado en los escalones de la cabaña cuando ella llegó. Le hizo señas para que se sentara a su lado.

Hacía bueno, pero de la pequeña laguna subía una humeda y fresca corriente. Era como si el tiempo no se hubiese recuperado aún después de la tormenta.

-Vayamos al grano -dijo Alberto-. Después de Hume el siguiente gran sistematizador fue el alemán Kant. Pero también Francia produjo muchos pensadores importantes en el siglo XVIII. Podemos decir que el centro de gravedad filosófico de Europa se encontraba en Inglaterra en la primera mitad del siglo XVIII, en Francia a mediados del mismo siglo y en Alemania hacia finales.

-Un desplazamiento del oeste al este, por así decirlo.

-Exactamente. Mencionaré brevemente algunas ideas que fueron comunes en muchos de los filósofos franceses de la Ilustración, como Montesquieu, Voltaire, Rousseau y muchos otros. Me he concentrado en siete puntos.

-Ya lo sabía. Sofía le alcanzó la postal del padre de Hilde. Alberto suspiró profudanmente.

-Podría haberse ahorrado esto... Una primera frase clave es, como ya sabes, rebelión contra las autoridades».Varios de los filósofos franceses de la Ilustración visitaron Inglaterra, país que, en muchos aspectos, era más liberal que su propia patria. Quedaron fascinados por las ciencias naturales inglesas, particularmente por Newton y su física universal. Pero también fueron inspirados por la filosofía británica, muy especialmente por Locke y su filosofía política.

De vuelta a su patria, Francia, comenzaron a atacar a las viejas autoridades. Pensaban que era muy importante adoptar una postura escéptica ante todas las verdades heredadas, y que el propio individuo tenía que buscar las respuestas a las preguntas.En este punto estaban influenciados por Descartes.

-Porque él había construido todo desde la base.

-Exacto. La rebelión contra las viejas autoridades se dirigía en parte contra el poder de la Iglesia, del rey y de la nobleza. En el siglo XVII estas instituciones eran mucho más poderosas en Francia que en Inglaterra.

-Y vino la Revolución.

-Sí, en 1789. Pero las nuevas ideas llegaron mucho antes. La siguiente palabra clave es «racionalismo».

-Yo creía que el racionalismo murió con Hume.

-El mismo Hume no murió hasta 1776, aproximadamente veinte años después que Montesquieu y sólo dos años antes que Voltaire y Rousseau, que murieron en 1778 los dos. Pero los tres habían estado en Inglaterra y conocían bien la filosofía de Locke. Tal vez recuerdes que Locke no fue un empirista muy consecuente, porque opinaba, por ejemplo, que tanto la fe en Dios como ciertas normas morales, son inherentes a la razón del hombre. Este punto es también el núcleo de la filosofía francesa de la Ilustración.

-Dijiste además que los franceses siempre han sido un poco más racionalistas que los británicos.

-Y esa diferencia tiene sus raíces en la Edad Media. Cuando los ingleses hablan de «sentido común», los franceses suelen hablar de «evidencia». La expresión inglesa tiene que ver con la «experiencia común», y la francesa con «lo evidente», es decir con la razón.

-Entiendo.

-Al igual que los humanistas de la Antigüedad, como Sócrates y los estoicos, la mayor parte de los filósofos de la Ilustración tenía una fe inquebrantable en la razón del hombre. Esto era tan destacable que muchos llaman a la época francesa de la Ilustración simplemente «Racionalismo». Las nuevas ciencias naturales habían demostrado que la naturaleza estaba organizada racionalmente. Los filósofos de la Ilustración consideraron su cometido construir una base también para la moral, la religión y la ética, de acuerdo con la razón inalterable de las personas. Esto fue precisamente lo que condujo a la propia idea de «Ilustración». Ese fue el punto número tres.

Ahora hacía falta «ilustrar» a las grandes capas del pueblo, porque ésta era la condición previa para una sociedad mejor. Se pensaba que la miseria y la opresión se debían a la ignorancia y a la superstición. Por lo tanto, había que tomarse muy en serio la educación de los niños y del pueblo en general. No es una casualidad que la pedagogía como ciencia tenga sus raíces en la Ilustración.

-Entonces el sistema escolar data de la Edad Media y la pedagogía de la Ilustración.

-Pues sí, así es. La obra más representativa de la Ilustración es una gran enciclopedia. Me refiero a la Enciclopedia, que salió en 28 tomos entre 1751 y 1772, con aportaciones de todos los grandes filósofos de la Ilustración. «Aquí está todo», se decía, «desde cómo se hace una aguja hasta cómo se funde un cañón».

-El siguiente punto es «optimismo cultural».

-Podrías hacerme el favor de no mirar esa postal mientras estoy hablando.

-Perdona.

-En cuanto se difundieran la razón y los conocimientos, la humanidad haría grandes progresos, pensaron los filósofos de la Ilustración. Era simplemente cuestión de tiempo que la sinrazón y la ignorancia cedieran ante una humanidad «ilustrada». Esta idea ha sido predominante en Europa Occidental hasta hace un par de décadas. Hoy en día ya no estamos tan convencidos de que todo desarrollo, sea para bien. Pero incluso esta crítica contra la «civilización, fue planteada por los filósofos ilustrados franceses.

-Quizás deberíamos haberlos escuchado.

-Algunos de ellos se convirtieron en defensores de «una vuelta a la naturaleza». Para los filósofos de la época,la «naturaleza» significaba casi lo mismo que la «razón.Porque la razón humana proviene de la naturaleza, al contrario que la Iglesia y la civilización. Señalaron que los «pueblos naturales» a menudo eran más sanos y más felices que los europeos, debido a que no estaban «civilizados.

Rousseau fue quien lanzó la consigna: «Tenemos que volver a la naturaleza». Porque la naturaleza es buena, y el hombre es bueno «por naturaleza».

El mal está en la sociedad. Rousseau pensaba también que el niño debe vivir en su estado «natural» de inocencia mientras pueda. Podríamos decir que la idea de valorar la infancia en sí data de la Ilustración. Hasta entonces la infancia había sido considerada más bien como una preparación a la vida de adulto. Pero somos seres humanos, y vivimos nuestras vidas en la Tierra también mientras somos niños.

-Ya lo creo.

-Hubo que convertir la religión en algo natural.

-¿Qué querían decir con eso?

-Había que colocar la religión en concordancia con la razón natural de los hombres. Muchos lucharon por lo que podemos llamar «concepto humanizado del cristianismo», lo cual constituye el punto seis de nuestra lista. Evidentemente había varios materialistas tan consecuentes que no creían en ningún Dios, y que por lo tanto tomaron una postura atea. Pero la mayoría de los filósofos de la Ilustración pensó que era irracional concebir un mundo sin Dios. Para eso el mundo estaba organizado demasiado racionalmente. El mismo punto de vista había sido adoptado por Newton, por ejemplo. Asimismo se consideraba razonable creer en la inmortalidad del alma. Como para Descartes, la cuestión de si el hombre tiene un alma inmortal se convirtió más en una cuestión de razón que de fe.

-Eso me resulta un poco extraño. Para mí es un típico ejemplo de aquello que uno sólo puede creer y no saber.

-Pero tú tampoco vives en el siglo XVIII. Según los filósofos de la Ilustración había que eliminar del cristianismo todos aquellos dogmas irracionales que se habían añadido a la sencilla predicación de Jesús en el curso de la historia de la Iglesia.

-Entonces lo comprendo.

-Muchos también defendieron algo que se llama  deísmo.

-¡Explícate!

- «Deísmo» viene de una idea que dice que Dios creó el mundo alguna vez hace muchísimo tiempo, pero que desde entonces no ha aparecido ante el mundo. De esta forma Dios queda reducido a un «ser superior» que sólo se da a conocer ante los hombres mediante la naturaleza y sus leyes, es decir, no se revela de ninguna manera «sobrenatural».

Un tal «Dios filosófico» lo encontramos también en Aristóteles, para quien Dios era la «causa primera» o «primer motor» del universo.

-Entonces sólo nos queda un punto, y se refiere a derechos humanos».

-Sí, que tal vez sea lo más importante. En general podemos decir que la filosofía de la Ilustración francesa tenía una orientación más práctica que la inglesa.

-¿Fueron consecuentes con su filosofía y actuaron de acuerdo con ella?

-Sí, los filósofos de la Ilustración francesa no se contentaron con tener puntos de vista teóricos sobre el lugar del hombre en la sociedad. Lucharon activamente a favor de lo que llamaron los «derechos naturales» de los ciudadanos. En primer lugar se trataba de la lucha contra la censura, y, por tanto, a favor de la libertad de imprenta. Había que garantizar el derecho del individuo a pensar libremente y a expresar sus ideas referentes a la religión, la moral y la ética. Además se luchó en contra de la esclavitud de los negros y a favor de un trato más humano a los delincuentes.

-Creo que estoy de acuerdo con casi todo esto.

-El principio de la «inviolabilidad del individuo» fue finalmente incorporado a la «Declaración de los Derechos Humanos», que fue aprobada por la Asamblea Nacional Francesa en 1789. Esta declaración de derechos humanos constituiría una importante base para nuestra propia Constitución de 1814.

-Pero todavía hay mucha gente que tiene que luchar por estos derechos.

-Sí, desgraciadamente. Pero los filósofos de la Ilustración querían afirmar ciertos derechos que todos los seres humanos tenemos simplemente en virtud de haber nacido seres humanos. Eso era lo que querían decir con «derechos naturales». Aún hoy en día se habla de un «derecho natural» que a menudo puede contrastar con las leyes de un determinado país. Todavía hay individuos, o grupos enteros de la población, que reivindican este «derecho natural» para rebelarse contra la falta de derecho, la falta de libertad y la represión.

-¿Y qué pasó con los derechos de la mujer?

-La revolución de 1789 confirmó una serie de derechos que serían válidos para todos los «ciudadanos». Pero «ciudadano» era más bien considerado el hombre. Y no obstante vemos precisamente en la revolución francesa los primeros ejemplos de la lucha de la mujer.

-Ya era hora.

-Ya en 1787 el filósofo ilustrado Condorcet publicó un escrito sobre los derechos de la mujer. Pensaba que las mujeres tenían los mismos «derechos naturales» que los hombres.

Durante la revolución de 1789 las mujeres participaron activamente en la lucha contra la vieja sociedad feudal. Eran las mujeres, por ejemplo, las que iban al frente en las manifestaciones que al final obligaron al rey a marcharse del palacio de Versalles. En París se formaron grupos de mujeres. Aparte de la demanda de los mismos derechos políticos que los hombres, también pedían cambios en las leyes del matrimonio y en la condición social de la mujer.

-¿Obtuvieron esos derechos?

-No. Como tantas veces más tarde, la cuestión de los derechos de la mujer surgió en relación con una revolución. Pero en cuanto las cosas se tranquilizaron dentro de un nuevo orden, se volvió a instaurar la vieja sociedad machista.

-Típico.

-Una de las que más lucharon a favor de los derechos de la mujer durante la revolución francesa fue Olympe de Gouges.

En 1791, es decir dos años después de la revolución, hizo pública una declaración sobre los derechos de la mujer. Ya que la declaración sobre los «derechos de los ciudadanos» no contenía ningún artículo sobre los «derechos naturales» de las mujeres, Olympe de Gouges exigió para las mujeres los mismos derechos que regían para los hombres.

-¿Cómo le fue?

-Fue ejecutada en 1793.

Y se prohibió toda clase de actividad política a la mujer.

-¡Qué asco!

-Hasta el siglo XIX, no se puso verdaderamente en marcha la lucha de la mujer, tanto en Francia como en el resto de Europa. Paulatinamente la lucha iba dando fruto.

En Noruega, por ejemplo, las mujeres no obtuvieron el sufragio universal hasta 1913. Y todavía existen muchos países en los que las mujeres tienen mucho por qué luchar.

-Pueden contar con mi apoyo.

Alberto se quedó sentado mirando al pequeño lago. Al fin dijo:

-Creo que esto era lo que tenía que decirte sobre la filosofía de la Ilustración.

-¿Por qué dices «creo»?

-No tengo la sensación de que vaya a salir nada más.

Mientras hablaba empezaron a suceder cosas junto al agua. En medio del lago, el agua comenzó a salir a chorros desde el fondo. Pronto se levantó algo enorme y feo sobre la superiicie.

Un monstruo marino! -exclamó Sofía.

La criatura oscura serpenteó varias veces por el agua. Luego volvió al fondo y el agua se volvió a quedar tan en calma como antes.

Alberto dijo simplemente:

-Entremos en la cabaña.

Se levantaron y entraron en la casita.

Sofía se puso delante de los cuadros de Berkeley y Bjerkely. Señaló la pintura de Bjerkely y dijo:

-Creo que Hilde vive dentro de este cuadro.

Entre los dos cuadros también había colgado un bordado en el que ponía  «LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD».

Sofía se dirigió a Alberto:

-¿Lo has colgado tú aquí?

El se limitó a decir que no con la cabeza, con un gesto desolador.

En ese momento Sofía descubrió un sobre en la repisa de la chimenea. Para Hilde y Sofía», ponía en el sobre.Sofía entendió en seguida de quién era la carta, pero el que ya contara también con ella, constituía una novedad.

Abrió el sobre y leyó en voz alta:

Queridas ambas. El profesor de filosofía de Sofía también debería haber subrayado la importancia que tuvo la filosofía francesa de la Ilustración para los ideales y principios sobre los que se basan las Naciones Unidas. Hace doscientos años el lema «Libertad, igualdad y fraternidad» contribuyó a unir a la burguesía francesa. Hoy estas mismas palabras deberían unir al mundo entero. La humanidad es una sola familia. Nuestros descendientes son nuestros propios hijos y nietos. ¿Qué clase de mundo van a heredar de nosotros?

La madre de Hilde llamó por la escalera diciendo que la película empezaría en diez minutos y que había metido una pizza en el horno. Hilde se sentía completamente agotada después de todo lo que habla leído. Llevaba levantada desde las seis.

Decidió emplear el resto de la tarde en celebrar su cumpleaños en compañía de su madre. Pero antes tenía que mirar algo en la enciclopedia.

Gouges... no. ¿De Gouges? Otra vez negativo. ¿Olympe de Gouges? Tampoco. Su enciclopedia no traía ni una palabra de una mujer que había sido ejecutada por su lucha a favor de las mujeres. Era escandaloso.

¿Porque no podia ser un personaje inventado por papá?

Hilde bajó al salón a mirar en una enciclopedia más grande.

-Sólo voy a consultar una cosa -dijo a su madre, que la miraba asombrada.

Se llevó a su habitación el tomo que iba de FORV A GP. Gouges....¡Sí,ahí estaba!

escritora francesa. Durante la Revolución Francesa fue conocida por numerosos folletos sobre cuestiones sociales y una serie de obras de teatro. Fue unn de las pocas personas que durante la Revolución trabajó por que los derechos humanos rigieran también para las mujeres. Publicó en 1791 La declaración de los derechos de la mujer. Fue ejecutada en 1793 por haberse atrevido a defender a Luis XVI y atacar a Robespierre. (Bibliografía: L. Lacour; Les Origines du féminisme contemporain, 1900.)

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