Sócrates y su Ciudad
- Sócrates ciudadano de Atenas
- Atenas en la infancia de Sócrates
- Atenas en la juventud de Sócrates
- Atenas en la madurez de Sócrates
Indice
SÓCRATES CIUDADANO ATENIENSE
Aunque es evidente que Sócrates se dejó penetrar por la ciencia Jónica, rompedora con lo tradicional y defensora de la libertad y el desligamiento, tambien es cierto que nunca aceptó de buen el estar desvinculado de sus raices atenienses. Siempre se sintió, por encima de todo, ligado al suelo y al culto de la ciudad madre, Atenas.
El mismo nos cuenta que nació en una ciudad que tenía más de diez mil casas. Calculando por el número de soldados de Atenas se llega a la conclusión que el número de habitantes en su ciudad sería de unos 200.000 habitantes aparte los esclavos.
De algún modo, su ciudad fue, para Sócrates, el ideal de su vida y puede afirmarse que su muerte se producirá, precisamente, por defender ante sus mismos conciudadanos, una ciudad que estaba siendo traicionada y esquilmada en sus raices, por sus propios hijos.
Por sentirse y ser un ateniense, Sócrates se atreverá a señalar los límites y decidirse a no llevarlos a cabo, a pararse en el camino de la disolución; en una palabra, si se nos permite una paradoja, tuvo el valor de ser cobarde. Vió que era necesario, en plena carrera racional de Jonios y Sofistas, imponer el freno y la contención, defender el respeto a la tradición y a la interioridad. ¡Nada de traspasar los límites de la ciudad y de la religión! Como instrumento de lucha: la Filosofía
Sócrates y su ciudad
ATENAS EN LA INFANCIA DE SÓCRATES
Los años de la infancia de Sócrates supieron de las grandes victorias de Cimón, que sacaba las más gloriosas consecuencias a las
guerras médicas y engrandecía Europa a costa de Asia.La gran victoria de Eurimedonte, que fue lograda a la vez por mar y por tierra, ocurrió (466) cuando Sócrates era demasiado niño para que pudiera vivirla.
Sócrates, en su infancia, oyó hablar de Cimón, de sus campañas de la liberación de las ciudades griegas de Asia de las garras de tirano persa.
Oyó de boca de su padre hablar de batallas heroicas y de un ideal generoso que brotaba de los éxitos de Maratón y Salamina de Chipre (en donde caería muerto Cimón) la cual Sócrates, aunque no en directo, pudo ya analizar con 20 años de edad (499).
Los recuerdos de las hazañas de Cimón en contra de los Persas, dejaron en Sócrates un recuerdo imborrable. Quizá en la simpatía que Sócrates siempre sintió hacia Esparta, en una orientación más bien tradicional y alejada de novedades, en su crítica moderada de las instituciones democráticas y en su respeto por la vieja moral y la religión tradicional, hay que ver la influencia de la política de Cimón
Sócrates y su ciudad
ATENAS EN LA JUVENTUD DE SÓCRATES
La época de la Juventud de Sócrates es la de la Atenas de Pericles. Sócrates tiene 27 años cuando el nuevo astro político hace su entrada en todo su esplendor. Atenas se siente original y envidiada en su constitiución, modelo de los demás y no imitadora. Son los tiempos equilibrados en que del poder participan todos los ciudadanos, y de la manera más independiente de las condiciones económicas de cada uno, pues con una multitud de sueldos, que en concepto de indemnización por los jornales perdidos, se reparten entre los ciudadanos por ser jueces y por asistir a las asambleas, con un tremendo gravamen para el tesoro del Estado, se consigue que los ciudadanos, lo mismo pobres que ricos, intervengan en las tareas políticas.
Atenas vivió aquellos años de Pericles en un respeto escrupuloso a las leyes de la equidad, que garantizaban al ciudadano de injusticia. Del mismo modo, el Estado se ocupó de mantener en boga lo tradicional (procesiones, representaciones teatrales, elevación del nivel artístico)
Pero con Pericles, se inician tambien los deseos de Imperialismo en el pueblo ateniense.........
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ATENAS EN LA MADUREZ DE SÓCRATES
Sócrates, un ciudadano a la antigua, no vió con buenos ojos la marcha hacia la democracia imperialista, iniciada con Pericles y acentuada, aún más, con sus sucesores.
Precisamente por ir en contra de una plebe que se desligaba cada vez más de la ciudad, que racionalizaba progresivamente las venerandas instituciones heredadas, por oponerse tambien a quienes en nombre de las nuevas ideas querían reforma el Estado - y de eso hubo mucho en las revoluciones a que los desastres de las
guerras del Peloponeso condujeron a partir de la catástrofe de Sicilia - , se encontró solo y comenzó a ser individualista.
La ruptura del lazo del hombre con la ciudad se consumó en los años centrales de la vida de Sócrates, años todavía oscuros para nosotros.
Sócrates se fue quedando sólo (el caso de las Arguinusas es claro en este sentido) en una ciudad cada vez más individualista. Pero, curiosamente, fué la aparición del individualismo la que dejó sólo a Sócrates, quien deseoso de seguir fiel a la comunidad sin desprenderse del lazo que funde al individuo con ella, resultó el más individualizado de todos, el más firmemente contrapuesto a las gentes que coincidían gregariamente en el mismo afán de distinción y dispersión. Cuando las gentes perdían el respeto a lo divino y lo humano, y la vida humana misma no merecía respeto ninguno, ni el acogerse a la protección de los dioses servía para nada, la guerra y la necesidad que ella engendra fue maestra de crueldad e impiedad. El vulgo mismo se ha hecho sofista, dirá Platón. Lo vulgar hubiese sido proclamarse como todos, libre y desligado.
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