Albert Knag




















































































-Pero ella me da un poco de pena.

-¿Quién? ¿Mamá?

-No, Sofía, claro.

-Ah...

-Está completamente desconcertada, la pobrecita.




















































































Antes de dormirse (Hilde) siguió leyendo en la carpeta grande de anillas.

Sofía volvió a dejar la carta del padre de Hilde sobre la repisa de la chimenea.

-Lo de las Naciones Unidas puede ser muy importante -dijo Alberto-, pero no me gusta que se meta en mis explicaciones.




















































































Nació en 1724 en la ciudad de Königsberg, al este de Prusia.




















































































De un tapicero




















































































80 años




















































































«Filósofo profesional»




















































































  1. Por «filósofo» se entiende ante todo una persona que intenta buscar sus propias respuestas a las preguntas filosóficas.
  2. Pero un «filósofo» también pue de ser un experto en filosofía, sin que él o ella haya elaborado necesariamente una filosofía propia.




















































































Era ambas cosas




















































































Opinaba que ambos tenían algo de razón, pero también opinaba que los dos se equivocaban en algo.




















































































Kant opinaba que tanto la percepción como la razón juegan un importante papel cuando percibimos el mundo.




















































































-En principio Kant está de acuerdo con Hume y los empiristas en que todos nuestros conocimientos sobre el mundo provienen de las percepciones. Pero, y en este punto les da la mano a los racionalistas, también hay en nuestra razón importantes condiciones de como captamos el mundo a nuestro alrededor.




















































































-Hagamos mejor un pequeño ejercicio. Coge esas gafas que estan en la mesa. Muy bien. ¡Y ahora póntelas!
Sofía se puso las gafas. Todo se coloreó de rojo a su alrededor.Los colores claros se volvieron color rosa, y los colores oscuros se volvieron rojo oscuro.
-¿Qué ves?
-Veo exactamente lo mismo que antes, sólo que todo está rojo.
-Eso es porque las lentes ponen un claro límite a como puedes percibir la realidad. Todo lo que ves proviene del mundo de fuera de ti, pero el cómo lo ves también está relacionado con las lentes, ya que no puedes decir que el mundo sea rojo aunque tú lo percibas así.
-Claro que no...
-Si ahora te dieras un paseo por el bosque, o si te fueras a casa verías todo de la misma manera que lo has visto siempre. Sólo que todo lo que verías estaría rojo.
-Mientras no me quite las gafas.
-Así, Sofía, exactamente así, opinaba Kant que hay determinadas disposiciones en nuestra razón, y que estas disposiciones marcan todas nuestras percepciones.




















































































Todo lo que vemos, lo percibiremos ante todo como un fenómeno en el tiempo y en el espacio.




















































































Kant llamaba al Tiempo y al Espacio «las dos formas de sensibilidad» del hombre.




















































































Anteriores a cualquier experiencia.




















































































Las «lentes» de la razón




















































































¿Pero no son el tiempo y el espacio algo que está fuera de nosotros?

No, la idea de Kant es que el tiempo y el espacio pertenecen a la constitución humana.


















































































Tal vez puedas compararlo con lo que ocurre cuando echas agua en una jarra de cristal. El agua se adapta a la forma de la jarra. De la misma manera se adaptan las sensaciones a nuestras «formas de sensibilidad».




















































































No sólo es la conciencia la que se adapta a las cosas. Las cosas también se adaptan a la conciencia.




















































































Ahora entiendo lo que quería decir cuando decía que tanto los racionalistas como los empiristas tenían algo de razón. En cierta manera los racionalistas se habían olvidado de la importancia de la experiencia, y los empiristas habían cerrado los ojos a cómo nuestra propia razón marca nuestra percepcion del mundo.




















































































Te acordarás de que Hume había afirmado que sólo es nuestro hábito el que hace que percibamos una conexion necesaria de causas detrás de todos los procesos de la naturaleza.




















































































La ley causal rige siempre y de manera absoluta simplemente porque la razón del hombre capta todo lo que sucede como una relación causa-efecto.




















































































Nunca podremos saber del todo cómo son las cosas en sí mismas. Sólo podemos saber cómo las cosas aparecen ante nosotros.




















































































Puedes saber que aquello que veas y experimentes lo percibirás como un suceso en el tiempo y en el espacio. Además puedes estar segura de que la ley causal rige simplemente porque la llevas encima, como una parte de tu conciencia.




















































































-Entonces podemos hacer una especie de resumen. Según Kant hay dos cosas que contribuyen a cómo las personas perciben el mundo. Una son las condiciones exteriores,de las cuales no podemos saber nada hasta que las percibimos. A esto lo podemos llamar el material del conocimiento. La segunda son las condiciones internas del mismo ser humano, por ejemplo, el que todo lo percibimos como sucesos en el tiempo y en el espacio y además como procesos que siguen una ley causal inquebrantable. Esto lo podríamos llamar la forma del conocimiento.




















































































Llevaba algo rojo sobre la cabeza.




















































































Si el hombre tiene un alma inmortal, si hay un dios, si la naturaleza está formada por partículas pequeñas indivisibles o si el universo es finito o infinito.




















































































La razón




















































































La razón está en cierta manera vacía, porque no tiene ningún material de los sentidos que «tratar», no tiene ninguna experiencia en la que apoyarse.




















































































Una cualidad de la razón humana siempre será el preguntar.




















































































Podemos afirmar que el mundo ha existido siempre, ¿pero puede algo haber existido desde siempre sin que nunca haya tenido un principio? Ahora estamos obligados a asumir el punto de vista contrario. Decimos que el mundo tiene que haber surgido alguna vez y entonces tiene que haber surgido de la nada, si no, simplemente habríamos hablado de un cambio de un estado a otro. ¿Pero puede algo surgir de la nada, Sofía?

-No, las dos posibilidades resultan igualmente inconcebibles. Pero, al mismo tiempo, una tiene que ser correcta y la otra equivocada.


















































































Las dos ... ¿o ninguna?




















































































Los dos ... ¿o ninguno?




















































































Kant pensaba que la razón del ser humano no es capaz de emitir ningún juicio seguro.




















































































Rechaza las dos pruebas de la existencia de Dios. Ni la razón ni la experiencia poseen ningún fundamento seguro para poder afirmar que existe un dios.




















































































Era prácticamente necesario para la moral de los hombres suponer que tienen un alma inmortal, que hay un dios, y que el hombre tiene libre albedrío.




















































































«Postular» significa afirmar algo que no se puede probar.




















































































Con «postulado práctico», Kant se refiere a algo que hay que afirmar para la «práctica» del hombre, es decir para la moral del hombre.




















































































¿No ves que soy Caperucita Roja?




















































































Querida Hilde. Si el cerebro del ser humano fuera tan sencillo que lo pudiéramos entender, entonces seríamos tan estúpidos que tampoco lo entenderíamos.

Abrazos, papá.




















































































Es verdad. Y creo que Kant podría haber dicho algo parecido. No podemos esperar entender lo que somos.




















































































No se puede probar lo que es bueno y lo que es malo, porque del «es» no podemos deducir el «debe ser».

-Según Hume no eran ni nuestra razón ni nuestros sentidos los que decidían la diferencia entre el bien y el mal. Eran simplemente los sentimientos.


















































































La diferencia entre el bien y el mal es algo verdaderamente real.




















































































Tenemos una «razón práctica.»




















































































«Categorica», es decir, válida en todas las situaciones




















































































«Imperativo», es decir, es «preceptiva» o, en otras palabras, completamente ineludible.




















































































«Siempre debes actuar de modo que al mismo tiempo desees que la regla según la cual actúas pueda convertirse en una ley general».




















































































«Siempre debes tratar a las personas como si fueran una finalidad en sí y no sólo un medio para otra cosa».




















































































Si haces algo sólo porque piensas que es tu obligacion cumplir la ley moral, se puede hablar de un acto moral. Por eso la ética de Kant se suele denominar ética de obligación.




















































































Es la actitud lo que es decisivo para poder determinar si se trata o no de un acto moral. No son las consecuencias del acto las que son decisivas. Por ello tambien llamamos a la ética de Kant ética de intención.



















































































-Kant divide al hombre en dos, y lo hace de una manera que recuerda a Descartes y al hombre como «ser doble», porque tiene a la vez un cuerpo y una razón. Como seres con sentidos estamos totalmente expuestos a las inquebrantables leyes causales, pensaba Kant. Nosotros no decidimos lo que percibimos, las percepciones nos llegan necesariamente y nos caracterizan, lo queramos o no. Pero los seres humanos no somos únicamente seres con sentidos, sino que también somos seres con razón.
-¡Explícate!
-Como seres que percibimos pertenecemos plenamente a la naturaleza. Por lo tanto tambien estamos sometidos a la ley causal. Y en ese sentido no tenemos libre albedrío. Pero como seres de la razón formamos parte de lo que Kant llama «das Ding an sich», es decir del mundo tal como es en sí, independientemente de nuestras percepciones. Únicamente cuando cumplimos nuestra «razón práctica, que hace que podamos realizar elecciones morales, tenemos libre albedrío.


















































































Hay dos cosas que llenan su mente cada vez de más admiración y respeto, pone, y es «el cielo estrellado encima de mí y la ley moral dentro de mí».




















































































-¡Vaya! Pues que estábamos sentados allí fuera en la escalera charlando. Y entonces un «monstruo marino» comenzó a moverse en el agua.
-¿Y eso no era extraño?
-En absoluto. Luego llega Caperucita Roja y llama a la puerta. «Estoy buscando la casa de mi abuelita.» Es una vergüenza, Sofía. No es más que el teatro puesto en escena por el mayor. Igual que los comunicados dentro de plátanos y tormentas imprudentes.
-Crees...
-Pero te dije que tengo un plan. Mientras sigamos nuestra propia razón él no logrará engañarnos. Entonces somos libres de algún modo.


















































































La filosofía es lo contrario del cuento.




















































































Con un osito de peluche




















































































Me llamo Winnie Pooh




















































































Serás tú a la que llaman Alicia.




















































































No importa nada quiénes somos. Lo que importa es qué somos.




















































































Al cerdito




















































































Es una carta para la Hilde del Espejo




















































































La paz perpetua




















































































Verdadero


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Falso


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