Supongamos que no se ha hecho la distinción, establecida como necesaria en
nuestra crítica, entre cosas en cuanto objeto de la experiencia y esas mismas cosas en
cuanto cosas en sí.En este caso habría que aplicar a todas las cosas, ....el principio
de causalidad. En consecuencia,no podríamos,sin incurrir en una evidente contradicción,
decir de un mismo ser,por ejemplo del alma humana, que su voluntad es libre y que, a la
vez, esa voluntad se halla sometida a la necesidad natural, es decir que no es libre.Y es
que habríamos empleado en ambas proposiciones la palabra alma en el mismo
sentido,a saber, como cosa en general (como cosa en sí misma). La crítica nos enseña a
tomar el objeto en dos sentidos, a saber, como fenómeno y como cosa en sí....Si eso es
así, si se considera la voluntad en su fenómeno (acciones visibles)....no es libre;
pero, por otra parte si se considera como como cosa en sí misma y no sometida a leyes, es
decir, como libre, no se da contradicción alguna.
(Kant. Prólogo 2ª edición Crítica de la razón pura)