Resumen al Capítulo XIX del Segundo Tratado del Gobierno Civil
John Locke

CAPÍTULO XIX
DE LA DISOLUCIÓN DEL GOBIERNO

Las ideas principales presentes en este capítulo son las siguientes:

  1. Locke comienza haciendo referencia a la DIFERENCIA existente entre la DISOLUCIÓN DE LA SOCIEDAD y la DISOLUCIÓN DEL GOBIERNO. Afirma que lo que crea una sociedad es al abandono desorganizado del estado de naturaleza que lleva a los hombres a formar, mediante un acuerdo, la sociedad política. Pues bien, la manera más común y casi la única, de disolver esta sociedad es a través de la intromisión de una FUERZA EXTRANJERA que llega imponerse sobre los miembros de tal comunidad. Ahora bien, cada vez que una sociedad es disuelta, es seguro que el GOBIERNO de dicha sociedad tambien lo es. Por eso los conquistadores no solo hacen desaparecer las sociedades que invaden sino tambien los gobiernos en los que tales sociedades se sustentaban. En definitiva, allí donde una sociedad ha sido disuelta, el gobierno no puede permanecer. Por consiguiente, concluye Locke, una de las causas que hace desaparecer los gobiernos es de tipo EXTERNO.
  2. Pero, además de esta causa externa, que hace que los gobiernos se disuelvan, existen tambien CAUSAS INTERNAS. La PRIMERA de esas causas internas se refiere a la descomposición del PODER LEGISLATIVO. Es evidente que el poder legislativo es aquel que realmente une a todos los miembros de la sociedad ya que se supone que ha sido establecido por la mayoría. Pues  bien, cuando tal poder se rompe o disuelve, la disolución y la muerte del gobierno se siguen de ello. ¿Cómo puede llegarse, plantea Locke, a la descomposición del poder legislativo? Es evidente que tiene que deberse al MAL USO del poder que tienen los responsables de tal poder legislativo. Lo que sucede es que para saber quienes son los que ostentan tal poder se hace necesario averigüar bajo que FORMA DE GOBIERNO sucede la disolución. Para explicar mejor todo esto, Locke, nos pide que supongamos un poder legislativo en donde CONCURREN TRES PERSONAS: A) Una persona individual, con caracter hereditario, que tiene tanto el poder ejecutivo como el poder de convocar a los otros dos estamentos. B) Una asamblea de la nobleza. C) Una asamblea popular. Es evidente que si la persona que tiene el poder ejecutivo decide arbitrariamente IMPONER SU VOLUNTAD, en vez de ajustarse a las leyes, estaría cambiando de hecho el poder legislativo, ya que, al introducir nuevas leyes y decisiones propias estaría, de hecho, erigiendo un nuevo poder ejecutivo. Del mismo modo, cuando el Príncipe impide que la LEGISLATURA SE REUNA no solamente está impidiendo tal reunión sino tambien la LIBERTAD de debatir sin coacción las medidas que deberían tomarse para el bien de la sociedad. Por lo tanto, con este tipo de acción, tambien se estaría descomponiendo el poder legislativo y, de hecho, eliminado tal poder y poniendo fin al gobierno. Del mismo modo, cuando el poder arbitrario de un Príncipe decide alterar los SISTEMAS DE ELECCIÓN, actuando en contra de los intereses de la mayoría, tambien estaría haciendo sufrir una alteración al poder legislativo y, por tanto, poniendo fin a un gobierno. Por otro lado, cuando el Príncipe  - o la legislatura que gobierna - decide entregar el pueblo a un PODER EXTRANJERO, tambien se estaría alterando el poder legislativo y, con ello, disolviendo el gobierno. Y es que uno de los fines de la vida social es el conservarse entera, libre e independiente.
    OTRA MANERA MÁS, en la que un gobierno puede disolverse, es cuando el que tiene el supremo poder ejecutivo descuida y ABANDONA EL CARGO, de tal modo que las leyes dejan de ponerse en ejecución. Y es que resulta evidente que cuando la administracón de la justicia deja de asegurar los derechos de los hombres, está tambien dejando de funcionar el gobierno sobre el que se sustenta tal administración.
    En todos estos casos, señala Locie, en los que el gobierno queda disuelto, el PUEBLO es dejado en libertad para valerse por sí mismo y para erigir un nuevo poder legislativo. Y es que la sociedad nunca puede perder el derecho de preservarse a sí misma. De todos modos, señala Locke, lo mejor sería siempre PREVENIR y actuar antes de que el mal esté hecho ya que decirle al pueblo que puede protegerse mediante la erección de un nuevo poder legislativo cuando, por ejemplo, un poder extranjero ha invadido el país, es estarle engañando pues, muy posiblemente, ya será tarde debido a que el mal no tiene cura. En definitiva, sería lo mismo que decirle que, primero se hagan esclavos, y, despues se ocupen en procurar la libertad. Jamás se está seguro de la tiranía, concluye Locke, si no se tienen los medios de PREVENIRLA.
  3. Locke señala que, en el análisis de la forma de gobierno anterior, la CAUSA de la disolución del gobierno debería ser achacada al PRINCIPE. Y es que es él quien tiene la fuerza y el poder para manipular, si quiere, a los funcionarios del Estado. Dado que el Príncipe se considera como el magistrado supremo, al que nadie puede controlar, podría aterrorizar o eliminar a todo aquel que se le oponga tildándole de enemigo del gobierno. En este contexto, por tanto, ningún MIEMBRO DE LA LEGISLATURA, ni el PUEBLO, tendrían realmente la capacidad de alterar el poder legislativo a no ser que utilizen una abierta y visible rebelión la cual suele producir efectos muy parecidos a cualquier conquista extranjera.
  4. Existe en SEGUNDO LUGAR otra manera en que los gobiernos pueden disolverse y consiste en que el PODER LEGISLATIVO o el PRINCIPE  - PODER EJECUTIVO SUPREMO - actuen contrariamente a la misión que se les ha encomendado. Cuando el PODER LEGISLATIVO actúa en contra de su misión está, de hecho, invadiendo la propiedad del súbdito e intentanto convertirse en amo y señor de las vidas, libertades y fortunas del pueblo. No se puede olvidar, señala Locke, que los hombres han entrado en sociedad con el objeto de preservar su propiedad y, por ello, elijen a alguien con el objeto de que elabore leyes que la protejan. Pues bien, cuando el legislativo deja de cumplir esta misión está de hecho destruyendo lo que cada miembro de la sociedad quiso asegurar al haber entrado en ella. Por todo ello, siempre que los legisladores tratan de arrebatar y destruir la propiedad del pueblo están poniéndose a sí mismos en estado de guerra con el pueblo, el cual, desde ese momento, queda absuelto de prestar obediencia y libre para retornar a su estado original y de establecer un nuevo cuerpo legislativo. Por su parte, cuando el PODER EJECUTIVO SUPREMO actúa contrariamente a su misión la estaría contraviniendo doblemente ya que este poder está relacionado tanto con el poder legislativo como con la ejecución de la leyes. Y esta doble falta la puede cometer el Príncipe, tanto actuando arbitrariamente como cuando intenta controlar a los candidatos y a los electores, asi como cuando amaña los sistemas de elección teniendo, con ello, asegurados los votos antes de llevar a cabo cualquier tipo de debate.
  5. Hay quienes justifican el modo de actuar anterior a partir de la creencia de que el PUEBLO ES IGNORANTE y que, al estar siempre descontento, tendrá la tendencia a establecer continuamente nuevos poderes legislativos. Locke responde a esta objección señalando que no es cierto que el pueblo tenga deseos de salir de sus viejas formas de gobierno sino que es muy tradicional en este aspecto. Locke afirma que normalmente el pueblo tiene una gran aversión a la hora de abandonar viejas constituciones y, pone como ejemplo, las revoluciones llevadas a cabo en Inglaterra, para señalar que el pueblo siempre ha sido partidario de sujetarse al viejo orden legislativo de rey, lores y comunes. Tampoco es cierto, continúa diciendo Locke, que la actitud del pueblo sea FERMENTO DE FRECUENTES REBELIONES ya que, cuando a éste se le hace sufrir, de modo continuo, abusos frecuentes, siempre acabará por rebelarse por mucho que se le diga que sus gobernantes son sagrados y descendientes del poder celestial. Además no es cierto, señala Locke, que las revoluciones populares se deban a causa de PEQUEÑOS ERRORES, ya que, incluso, los grandes errores son tolerados por el pueblo al estar predispuesto a pensar que van anejos a la fragilidad humana. Lo que sucede es que cuando tales errores se producen de MODO CONTINUO, llega un momento en que el pueblo toma conciencia de que se está en guerra contra él, por lo que no es de extrañar que se levante y trate de poner el gobierno en manos de quienes verdaderamente pueden garantizar sus fines. En definitiva, Locke, CONCLUYE lo tratado sobre esta cuestión de la actitud del pueblo, afirmando que la mejor defensa contra la rebelión es precisamente que el pueblo tenga el poder de procurarse su propia seguridad mediante el establecimiento de un nuevo poder legislativo. Y es que desde el momento en que el pueblo introduce leyes encaminadas a preservar la propiedad y la unidad mutuas, quienes usan de la fuerza para echar abajo esas leyes son los que realmente se están rebelando ( rebellare = hacer la guerra otra vez o volver a la guerra ), es decir, son los que están trayendo, de nuevo, el estado de guerra por lo que ellos serían los auténticos rebeldes. En definitiva, cuando los LEGISLADORES actúan contrariamente a su fín, son ellos, por tanto, los culpables de rebelión ya que están eliminando el poder legislativo y, consiguientemente, destruyendo la autoridad del pueblo e introduciendo un estado de guerra en contra suya.
  6. A continuación, Locke, señala que hay quienes dicen que sostener la DOCTRINA anterior no hace más que sembrar la semilla de la rebelión ya que se estaría instigando al pueblo a participar en guerras civiles y tumultos internos. Locke responde que si la doctrina que defiende, acerca de cual debería ser la actitud del pueblo, es inservivle, entonces tambien debería ser insersible que hombres honestos pudieran oponerse a los ladrones y a los piratas ya que ello podría dar lugar a desórdenes y derramamientos de sangre. Si el pueblo inocente, señala Locke, estuviera obligado a no abrir la boca y aguantar lo que le echen, simplemente, para no romper la paz, Locke, pide que se considere que clase sería una paz que reposa en la violencia y en la rapiña. En este contexto, Locke, hace referencia a la CUEVA DE POLIFEMO para señalar, de modo irónico, que, defender esa posición, sería lo mismo que si Ulises pidiese a sus compañeros tranquilidad y obediencia pasiva ante Polifemo, con el argumento de que, aúnque iban a ser devorados por él, lo importante era mantener un clima de paz por ser un ideal para el género humano.
  7. Locke critica tambien a aquellos que critican el derecho popular a la rebelión basándose en que puede ser un SUBTERFUGIO para que algunos espirítus inquietos y turbulentos se aprovechen de la situación. Locke responde, en principio, que es este un miedo infundado ya que el pueblo, siempre que el malestar no llegue a ser insufrible, está más dispuesto a sufrir que a luchar por sus derechos, por lo que no está dispuesto nunca a sublevarse sin más porque alguien se lo pida. Despues de señalar esto, Locke, no niega que la ambición causada por individuos particulares han producido grandes desordenes en las sociedades y, por ello, señala que todo el que actúa de ese modo es culpable del mayor crimen del que un hombre es capaz y que, por ello, habrá de responder por todas las desgracias, todos los derramientos de sangre y toda la rapiña y la desolación que se han cometido por su culpa.
  8. Locke critica tambien a aquellos que afirman que, aunque merezcan resistencia y castigo los súbditos y ciudadanos extranjeros que atentan contra las propiedades de un pueblo, los MAGISTRADOS, que hacen lo mismo,  no deberían ser objeto de resitencia. Esto, según Locke, sería una barbaridad ya que implicaría que aquellos que tienen mayores privilegios y ventajas tuvieran, por ello, el poder de violar esas mismas leyes que les colocaron en una situación mejor que las de sus semejantes. Locke afirma que quienquiera haga, sin derecho, uso de la fuerza se pone a sí mismo en estado de guerra contra los que aplica tal fuerza. Y en un estado así todos los acuerdos anteriores dejan de tener vigencia, todos los derechos desaparecen y cada individuo adquiere el derecho natural de defenderse a sí mismo y de resistir al agresor.
  9. Para justificar la tesis anterior, sobre el derecho a la resistencia, Locke, cita como ejemplo a BARCLAY, gran defensor del poder y de la condición sagrada de los reyes, para señalar que incluso él mismo se ve obligado a confesar que hay cosas en las que el pueblo está legitimado para resistir a su monarca. Citando uno de los capítulos de su obra ( que traduce del latín), Locke, señala que aunque en tal capítulo, Barclay, está intentando demostrar que la ley divina prohibe al pueblo toda forma de rebelión, no puede por menos que tener que admitir lo siguiente: A) La autodefensa es una parte de la ley de la naturaleza y no puede serle negada a la comunidad, aunque vaya contra el mismo rey. B) El pueblo tiene derecho de resistir y de defenderse a sí mismo de los daños recibidos; ahora bien, su resistencia debe ser pasiva sin traspasar lo límites de la reverencia y respeto debidos. C) Va contra la naturaleza el que un inferior castigue a un superior. La labor de pueblo debería ser la de prevenir el mal; pero, una vez que éste ha sido hecho, no puede tomar venganza contra el rey no quedándole otro remedio que tener paciencia.
  10. Locke aprovecha la ocasión de la cita sobre el pasaje de Barclay para analizar las DOS LIMITACIONES a las que éste hace referencia en relación con el derecho de resistencia popular: a) La resistencia debe hacerse con reverencia. b) La resistencia debe hacerse sin venganza o castigo ya que un inferior nunca puede castigar a un superior.
    Sobre la PRIMERA LIMITACIÓN, Locke, responde diciendo que resulta muy dificil entender como alguien puede ofrecer resistencia a la fuerza sin poder devolver el golpe, o lo que es lo mismo cómo puede golpearse a alguien con reverencia. Quien se opone a un asalto armado solamente empleando un escudo para parar los golpes o, sin una espada en la mano, mostrando signos de reverencia ante el agresor, con el objeto de desmoralizarlo, pronto comprobará como su resistencia desaparece de un plumazo para siempre. Locke afirma que esta manera de resistir - defendida por Barclay - es tan rídicula como aquella manera de luchar de la que habla Juvenal: ¿Acaso podemos llamar lucha a un encuentro en el que tú das los golpes y yo me limito a recibirlos? [ubi tu pulsar, ego vapulo tantum ] . Es evidente que el resultado de tal combate sería el mismo que Juvenal describe: Esta es la libertad que consigue el pobre: habiendo sido golpeado, ruega; y cuando se le lacera a puñetazos, adora, para que así se le permita volver a casa con algún diente. Locke afirma que tal será el desenlace en tal tipo de resistencia reverencial. Por lo tanto, señal, a quien se le permita resistir, tambien se le debe permitir el poder golpear. Una vez sentado esto que uno propine el estacazo con el tipo de reverencia que desee.
    En cuando a la SEGUNDA LIMITACIÓN, es decir, el que un inferior no puede golpear a un superior, Locke, señala que esto es unicamente verdad cuando el superior siga siendo tal. Pero cuando éste ha dejado de serlo por haber declarado la guerra al pueblo, entonces las dos partes ( inferior-superior ) se igualan en el conflicto cancelando, con ello, toda previa relación de reverencia, respeto y superioridad.
  11. Locke analiza tambien otro pasaje de Barclay en donde, despues de negar que sea legítimo resistir a un rey, menciona DOS CASOS en los que es el mismo rey quien, con su actuación, se DESTRONA A SI MISMO. El primero de esos casos se refiere a aquellos personajes reales como Nerón o Calígula que intentaron aniquilar el reino y el Estado. El otro hace referencia al rey que se hace dependiente de otro y somete a su poder el reino que sus antecesores le dejaron. En su respuesta, Locke, señala que aunque Barclay, campeón de la monarquía absoluta, parece defender que un rey puede dejar de serlo y, por ello, ser resistido, ha OMITIDO, sin embargo, el principio de donde se deriva el derecho a tal resistencia: no haber respetado la forma de gobierno que había sido acordada y no actuar persiguiendo los fines del gobierno, es decir, conseguir el bien público y la preservación de la propiedad. Por otro lado, Locke, señala tambien que cuando Barclay habla de PREVENCIÓN parece estar señalando que el pueblo tiene derecho a prácticar la resistencia en contra de la tiranía, aún cuando ésta no se haya materializado. Como apoyo a esta tesis, Locke, cita tambien a otros autores - nada sospechosos - como Bilson, Bracton, Fortescue y el autor de The Mirror.
  12. A continuación, Locke, decide analizar la pregunta que muchos planteaban en su época acerca de quien podría se el JUEZ de un Príncipe. Locke responde sin paliativos: el juez habrá de ser el pueblo. Y si los que plantean esa pregunta lo que están realmente señalando es que - al cuestionarse el poder real o el legislativo - ya nadie podría arrogarse el poder de juzgar, Locke, responde señalando que aunque es verdad que Dios sería realmente el único juez, lo cierto es que cada hombre, dentro de sí mismo, puede apelar a los cielos, como había hecho Jefté, e iniciar la rebelión que su conciencia le dicte.
  13. Locke finaliza este capítulo - sobre la Disolución del Gobierno - CONCLUYENDO lo siguiente: A) El poder que cada individuo dió a la sociedad no puede revertir de nuevo hacia él mientras tal sociedad funcione como tal, ya que, en este caso, el poder está en manos de la comunidad. B) Cuando la sociedad ha depositado el poder legislativo en una asamblea de hombres, tal poder tampoco puede revertir al pueblo mientras tal gobierno funcione. D) Si el pueblo ha establecido un duración en el tiempo para la legislatura - ya sea ésta una persona o una asamblea -, entonces el poder revierte al pueblo al finalizar el período de mandato. En este caso, el pueblo tiene derecho a elegir una nueva forma de gobierno. E) Cuando el poder legislativo o el ejecutivo cometen abusos y arbitrariades, entonces el poder revierte de nuevo en el pueblo que tendrá derecho a ofrecer una resistencia activa y eligir una nueva forma de gobierno.

    Capítulo XIX
    Presentación