Resumen al Capítulo II del Segundo Tratado del Gobierno Civil
John Locke
CAPITULO II
DEL ESTADO DE NATURALEZA
Las ideas principales relacionadas con este capítulo son las siguientes:
Según Locke, para entender la naturaleza del poder político y deducirlo de lo que fue su origen se debe considerar cuál era el Estado en que los hombres se encontraban por naturaleza, es decir, antes de que existiera la sociedad y los gobiernos políticos. Es evidente que Locke, como buen empirista, parte del principio de que todo saber ( tambien el que intenta averigüar el orígen de la sociedad humana ) debe partir de la observación y de la experiencia y no de tesis a priori. Por ello, según él, toda teoría política y social debería partir del análisis del hombre en su estado primitivo, es decir, en estado de naturaleza.
El estado de naturaleza tendría, según Locke, las características siguientes: A) es un estado de PLENA LIBERTAD para que cada uno ordene sus acciones y disponga de sus posesiones. Los límites en el uso de esa plena libertad viene impuesta por la ley natural - moral que no depende de ningún tipo de convenciòn humana. B) Es un estado de PLENA IGUALDAD. Esto implica que todos los miembros del estado de naturaleza tienen las mismas ventajas y los mismos derechos. Con el objeto de fundamentar esta tesis acude a la autoridad de Hooker que tambien apoyaba la idea de la igualdad de los hombres en estado de naturaleza.
El estado de naturaleza, aunque es un estado de libertad, no significa que sea un ESTADO DE LICENCIA O LIBERTINAJE. En este contexto el hombre en estado de naturaleza no tendría libertad para destruirse a sí mismo ( su Hacedor le exige que conserve su vida hasta que Él decida lo contrario ) ni para destruir a los demás ( excepto que una razón poderosa lo requiera ) ya que todos los hombres están dotados de las mismas facultades y participan de una naturaleza común por lo que no sería correcto destruir, sin más, la vida del prójimo.
El estado de naturaleza no es un estado de licencia o libertinaje pues existe una LEY NATURAL MORAL que gobierna y obliga a todos. Tal ley natural enseña a la humanidad que dado que los hombres son todos iguales e independientes ninguno debe dañar a otro en lo que atañe a su vida, salud, libertad o posesiones.
Con el objeto de que los hombres se abstenga de dañarse unos a otros, además de la existencia de la ley natural - moral, existen diferentes MEDIOS para poner en práctica esa ley: cada uno de los miembros de la comunidad en estado de naturaleza tiene el derecho de castigar a los transgresores de dicha ley ya que no existe superioridad ni jurisdicción de unos sobre otros.
Ahora bien, el poder de ejecutar la ley NO ES ABSOLUTO ni arbitrario. Esto quiere decir que cuando un criminal cae en manos de un hombre en estado de naturaleza no puede hacer con él lo que le venga en gana sino unicamente castigarlo según los dictados de la recta razón, asignándole penas que sea proporcionales al delito cometido, con el objetivo de que repare el daño cometido y que no vuelva a repetir su acción. En definitiva, según Locke, la aplicación de la ley en el estado de naturaleza persiguiría lo siguiente: a) Llevar a cabo un castigo proporcional al delito cometido. b) Disuadir al transgresor y Disuadir a otros para que no hagan lo mismo.
Locke manifiesta comprender que su teoría sobre el estado de naturaleza puede resultar EXTRAÑA a algunos hombres. Para responder que no es tan extaña como puede parecer a primera vista, Locke, pide a esos hombres que se pregunten en que basan los monarcas actuales su derecho para castigar a súbditos extranjeros. Es evidente, señala Locke, que tales reyes no tienen autoridad legal sobre ellos pues no son de su país. Sin embargo, si cometen un delito no dudarán en castigarlo. ¿En que fundamentan su derecho y su autoridad para llevar a cabo tal castigo? Es evidente que en virtud de la ley de la naturaleza, según la cual, cada hombre tiene poder de castigar las ofensas que se comenten en contra de ella.
En definitiva, del estado de naturaleza, se derivan dos tipos de derechos: a) castigar el crimen con el objeto de impedir que vuelva a cometerse. b) dar reparación al injuriado. Estos dos tipos de derechos naturales son el fundamento que permite a un MAGISTRADO llevar a cabo sus funciones. En este sentido, Locke, afirma que tal magistrado podría, en aquellos casos en que el bien público lo exija, pasar por alto la ejecución castigo por un delito cometido. Sin embargo, en el segundo caso - dar satisfacción al injuriado - nunca podrá perdonar la satisfacción al que se le ha hecho daño. En este caso, es el injuriado quien tiene el derecho de exigir, en su propio nombre, la reparación y es él solo quien puede perdonarle. Por ello, tendría el poder de apropiarse de los bienes o del servicio del opresor y esto debido al derecho de autoconservación tanto de la vida propia como de la comunidad. Tambien podría decidir matar a un asesino para así protegerse a sí mismo y a los miembros de una comunidad. Locke afirma que Cain es un buen ejemplo de todo esto. Él estaba convencido de que, por matar a su hermano, cualquier hombre podría acabar con su vida ya que, despues de cometer el crimen gritó: Cualquiera que me encuentre me matará. Así de claro, afirma Locke, estaba escrito este precepto en el corazón de los hombres.
Pero no solo los crímenes y delitos mayores pueden ser castigados por el hombre en estado de naturaleza. Tambien podrían castigar otros INFRINGIMIENTOS MENORES. ¿En qué consistiría tal castigo? Según Locke cada transgresión sería castigada según el grado y la proporción suficientes para que el ofensor saliera perdiendo y para darle así un motivo de que se arrepienta y se disuada de volver a hacer lo mismo.
Locke analiza tambien las OBJECCIONES
que se le podrían hacer a la teoría que establece que, en el estado de
naturaleza, cada hombre tiene el poder de hacer que se ejecute la ley
natural.
La principal objección establecería que no es razonable afirmar que
los hombres pueden ser jueces de su propia causa, ya que, por una parte,
el amor propio les llevará a juzgar a favor de sí mismos y de sus amigos;
y, por otra, sus pasiones y sus deseos de venganza les llevarán
irremisiblemente a ir demasiado lejos en sus castigos.
La respuesta de Locke es clara: comienza aceptando, sin reservas, que
el gobierno civil ha de ser el remedio en contra de los
inconvenientes del estado de naturaleza. Entre tales inconvenientes,
Locke, resalta aquellos en donde uno, que se revela por cometer injusticias,
pueda ser, al mismo tiempo, juez de su propia causa ya que tendría
tal derecho al ser miembro de un estado de naturaleza. Pues
bien, señala Locke, pasando al ataque, estos incovenientes evidentes
resulta que son los que están presentes - y aún más desarrollados - en
los regímenes polìticos de las monarquías absolutas: en ellos un
solo hombre, con mando sobre la multitud, tiene la libertad de hacer con sus
súbditos lo que le parezca sin que, por ello, se pueda cuestionar su
autoridad. Su actuación es aún peor que el hombre más vengativo e injusto
que pudiera existir en un estado de naturaleza ya que allí, al menos, los
individuos siempre podrían rebelarse contra una clara injusticia del
prójimo, y, además, cuando llevan a cabo una determinada acción saben que
son responsables ante el resto de la humanidad, algo que brilla por su
ausencia en una monarquía absoluta.
Locke se pregunta tambien acerca de la EXISTENCIA
REAL del hombre en estado de naturaleza. Sobre esta cuestión
más que dar una respuesta clara prefiere preguntar de nuevo sobre la validez
del absolutismo, afirmando que todos los monarcas y príncipes de Europa
viven en estado de naturaleza ya que este no finaliza con un pacto -
contrato cualquiera sino con aquel en el que todos se ponen de acuerdo
para renunciar a sus derechos y formar una sociedad democrática. Por otro
lado, al hablar de existencia histórica del estado de derecho, parece que
Locke tenía en mente el modo de vida de los indios de la America de su
tiempo. Por último, vuelve a acudir a la autoridad de Hooker para
justificar su teoría sobre la existencia del hombre en estado de naturaleza
y añadiendo a lo que Hooker dice que todos los hombres se hallan en estado
de naturaleza hasta que, por su propio consentimiento, se hacen a sí
mismos miembros de una sociedad política.