LIBRO III DE LA REPÚBLICA
COMENTARIO1
(386a-392c)
386ª-392c: En los inicios del libro III Sócrates y Adimanto siguen analizando el tema de la educación de los guardines y las cuestiones que éstos deberían o no deberían aprender. Siguiendo, por tanto, esta linea de investigación, Sócrates, propone prescindir de aquellos pasajes míticos en los que se habla acerca del Hades como algo terrible pues eso haría que los guerreros temieran la muerte y se comportaran de modo servil en el campo de batalla. En este contexto Sócrates proponer tachar versos homéricos del tipo siguiente: la lóbrega casa tremenda incluso en los dioses espanto produce, o aquel que dice cual murciélagos dentro de un antro asombroso que, si alguno se cae de su piedra, revuelan y gritan aglomerándose llenos de espanto, tal ellas entonces exhalando quejidos marchaban en grupo. Propone tambien Sócrates suprimir en la enseñanza de los guardianes todos los nombres terribles y espantosos relacionados con el Hades: Cocito, Estige,Espíritus.
{Ver texto1a}
TEXTO1A
(386a-387d)
-Bien --concluí-. Tales son, según parece, las cosas relativas a
los dioses que pueden o no escuchar desde su niñez
los que deban honrar más tarde a la divinidad y a sus progenitores y tener en no pequeño
aprecio sus mutuas relaciones de amistad.
-Sí --dijo---, y creo acertadas nuestras normas.
-Ahora bien, ¿qué hacer para que sean valientes? ¿No les diremos acaso cosas tales que
les induzcan a no temer en absoluto a la muerte? ¿O
piensas tal vez que puede ser valeroso quien sienta en su ánimo ese temor?
-¡No, por Zeus ----exclamó.
-¿Pues qué? Quien crea que existe el Hades y que es
terrible, ¿podrá no temer a la muerte y preferirla en las batallas a la derrota y
servidumbre?
-En modo alguno.
-Me parece, pues, necesario que vigilemos también a los que se dedican a contar esta
clase de fábulas y que les roguemos que no denigren tan sin consideración todo lo del
Hades, sino que lo alaben, pues lo que dicen actualmente ni es verdad ni beneficia a los
que han de necesitar valor el día de mañana.
-Es necesario, sí -asintió.
-Borraremos, pues --dije yo-, empezando por los versos siguientes, todos los similares a
ellos:
«Yo más querría ser siervo en el campo de cualquier labrador sin caudal y de corta despensa
que reinar sobre todos los muertos que allá fenecieron»
O bien -.
«Y a inmortales y humanos la lóbrega casa tremenda se mostrara que incluso en los dioses espanto
produce»
O bien:
«¡Ay de mí! Por lo visto en el Hades perduran el alma y la imagen por más que privadas de mente
se encuentren».
O esto otro:
«... conservar la
razón, rodeado de sombras errantes»
O bien:
«Y el alma sus miembros dejó y se fue al Hades volando y llorando su sino y la fuerza y
hombría perdidas»
O aquello otro de
«Y el alma chiflando se fue bajo tierra lo mismo que el humo».
Y lo de
«Cual murciélagos
dentro de un antro asombroso que, si alguno se cae de su piedra, revuelan y gritan y
aglomérense llenos de espanto, tal ellas entonces exhalando quejidos marchaban en grupo
... » .
Estos versos y todos los que se les asemejan, rogaremos a Homero y los demás poetas que
no se enfaden si los tachamos, no por considerarlos prosaicos o desagradables para los
oídos de los más, sino pensando que, cuanto mayor sea su valor literario, tanto menos
pueden escucharlos los niños o adultos que deban ser libres y temer más la esclavitud
que la muerte.
-Efectivamente.
-Además habremos de suprimir también todos los nombres
terribles y espantosos que se relacionan con estos temas: «el
Cocito», «la Estige», «los de abajo», «los
espíritus» y todas las palabras de este tipo que hacen estremecerse a cuantos las oyen.
Lo cual será quizá, excelente en otro aspecto, pero nosotros tememos, por lo que toca a
los guardianes, que, influidos por temores de esa índole, se nos hagan más sensibles y
blandos de lo que sería menester.
-Bien podemos temerlo -asintió. -¿Los suprimimos entonces?
-Sí.
-¿Y habrá que narrar y componer según normas enteramente opuestas?
-Es evidente que sí.
Presentación
Comentario1
TEXTO2A
(387d-388e)
-¿Tacharemos también los
gemidos y sollozos en boca de hombres bien reputados?Pero mucho más encarecidamente todavía les suplicaremos que no
representen a los dioses gimiendo y diciendo: «¡Ay de mí,
desdichada! ¡Ay de mí, triste madre de un héroe! »
Y si no respeta a los dioses, al menos que no tenga la osadía de atribuir al más grande
de ellos un lenguaje tan indigno como éste:
«¡Ay, ay! Veo cómo persiguen en torno al recinto a un
hombre a quien amo y se aflige mi espíritu en ello»
O bien:
«¡Ay, ay de mí, Sarpedón,
a quien amo entre todos, es destino que ante el Meneciada Patroclo sucumba!»
Porque, querido Adimanto, si nuestros jóvenes oyesen en serio tales
manifestaciones, en lugar de tomarlas a broma como cosas indignas, sería difícil que
ninguno las considerase impropias de sí mismo, hombre al fin y al cabo, o que se
reportara si le venía la idea de decir o hacer algo semejante; al contrario, ante el más
pequeño contratiempo se entregaría a largos trenos y lamentaciones sin sentir la menor
vergüenza ni demostrar ninguna entereza.
-Gran verdad, la que dices -asintió.
-Pues bien, eso no debe ocurrir, según nos manifestaba el razonamiento hace un instante;
y hay que obedecerle mientras no venga quien nos convenza con otro mejor.
-En efecto, no debe ocurrir.
Presentación
Comentario1
TEXTO3A
(388e-390c)
-Pero tampoco tienen que ser gente dada a la
risa. Porque casi siempre que uno se entrega a un violento ataque de hilaridad, sigue a éste una reacción también violenta.
TEXTO4A
(390c-392c)
¿O el espectáculo de
Zeus, a quien la pasión amorosa le hace olvidar súbitamente cuantos proyectos ha tramado, velando él solo mientras dormían todos los demás dioses y hombres, y se excita de tal modo al contemplar a Hera, que no tiene ni paciencia para entrar en su aposento, sino que quiere yacer con ella allí mismo, en tierra, diciéndole que jamás se ha hallado poseído por un tal deseo, ni cuando se unieron la primera vez «sin saberlo sus padres queridos»? ¿O el episodio en que Hefesto encadena a Afrodita y a Ares por motivos semejantes?.
LIBRO III REPÚBLICA
COMENTARIO2
(392c-398a)
TEXTO1b
(392c-393b)
-Hasta aquí, pues, lo relativo a los temas. Ahora hay que examinar,
creo yo, lo que toca a la forma de desarrollarlos, y así tendremos perfectamente
estudiado lo que hay que decir y cómo hay que decirlo.
-No entiendo qué quieres decir con eso -replicó entonces Adimanto.
-Pues hay que entenderlo -respondí-. Quizá lo que voy a decir te ayudará a ello. ¿No
es una narración de cosas pasadas, presentes o futuras todo lo que cuentan los fabulistas
y poetas?
-¿Qué otra cosa puede ser? --dijo.
-¿Y esto no lo pueden realizar por narración simple,
por narración imitativa o por mezcla de uno y otro
sistema.
-Este punto también necesito que me lo aclares más --dijo.
-¡Pues si que soy un maestro ridículo y oscuro!
--exclamé. Tendré, pues, que proceder como los que no saben explicarse: en vez de hablar
en términos generales, tomaré una parte de la cuestión e intentaré mostrarte, con
aplicación a ella, lo que quiero decir. Dime, vamos a ver. ¿Tú te sabrás, claro está,
los primeros versos de la Ilíada, en los cuales dice el
poeta que Crises solicitó de Agamenón la devolución de
su hija y el otro se irritó y aquél, en vista de que no lo conseguía, pidió al dios
que enviara males a los aqueos?
-Sí que los conozco.
-Entonces sabrás también que hasta unos determinados versos,
y a la íntegra tropa rogó y sobre todo a ambos hijos de Atreo, los ordenadores de pueblos»
habla el propio poeta, que no intenta siquiera
inducirnos a pensar que sea otro y no él quien habla. Pero a partir de los versos
siguientes habla como si él fuese Crises y procura por todos los medios que creamos que
quien pronuncia las palabras no es Homero, sino el anciano sacerdote. Y poco más o menos
de la misma manera ha hecho las restantes narraciones de lo ocurrido en llión e Ítaca y la Odisea entera.
-Exacto ---dijo.
-Pues bien, ¿no es narración tanto lo que presenta en los distintos parlamentos como lo
intercalado entre ellos?
-¿Cómo no ha de serio?
-Y cuando nos ofrezca un parlamento en que habla por boca de otro,
¿no diremos que entonces acomoda todo lo posible su modo de hablar al de aquel de quien
nos ha advertido de antemano que va a tomar la palabra?
-Claro que lo diremos.
-Ahora bien, el asimilarse uno mismo a otro en habla o aspecto, ¿no es imitar a aquel al
cual se asimila uno?
-¿Qué otra cosa va a ser?
-Por consiguiente, en un caso como éste tanto el poeta de que hablamos como los demás
desarrollan su narración por medio de la imitación.
-En efecto.
-En cambio, si el poeta no se ocultase detrás de nadie,
toda obra poética y narrativa se desarrollaría sin ayuda de imitación. Para que no me
digas que esto tampoco lo entiendes, voy a explicarte cómo puede ser así. Si Homero,
después de haber dicho que llegó Crises, llevando consigo el rescate de su hija, en
calidad de suplicante de los aqueos y en particular de los reyes, continuase hablando como
tal Homero, no como si se hubiese transformado en Crises, te darás perfecta cuenta de que
en tal caso no habría imitación, sino narración simple expresada aproximadamente en
estos términos -hablaré en prosa, pues no soy poeta-: «Llegó
el sacerdote e hizo votos para que los dioses le concedieran a los griegos el regresar
indemnes despues de haber tomado Troya y rogó tambien que,
en consideración al dios, el sacerdote e hizo votos para que los dioses concedieran a los
griegos el regresar indemnes después de haber torna- do Troya y rogó también que, en
consideración al dios,le devolvieran su hija a cambio del rescate. Ante estas sus
palabras, los demás asintieron respetuosamente, pero Agamenón se enfureció y le ordenó
que se marchase en seguida para no volver más, no fuera que no le sirviesen de nada el
cetro y las ínfulas del dios. Dijo que, antes de que le fuese devuelta su hija,
envejecería ésta en Argos acompañada del propio
Agamenón. Mandéle, en fin, que se retirase sin provocarle si quería volver sano y salvo
a su casa. El anciano sintió temor al oírle y marchó en silencio; pero, una vez lejos
del campamento, dirigió una larga súplica a Apolo, invocándole por todos sus apelativos
divinos, y le rogó que, si alguna vez le había sido agradable con fundaciones de templos
o sacrificios de víctimas en honor del dios, lo recordase ahora y, a cambio de ello,
pagasen los aqueos sus lágrimas con los dardos divinos».
He aquí, amigo mío -terminé--, cómo se desarrolla una narración simple, no imitativa.
-Ya me doy cuenta----dijo.
Comentario2
Presentación
Pues bien, date cuenta igualmente -agregué- de que hay un tipo de
narración opuesto al citado, el que se da cuando se
entresaca lo intercalado por el poeta entre los parlamentos y se deja únicamente la
alternación de éstos.
-También esto lo comprendo ---dijo-. Tal cosa ocurre en la tragedia.
-Muy justa apreciación --dije-. Creo que ya te he hecho ver suficientemente claro lo que
antes no podía lograr que entendieras: que hay una especie de ficciones poéticas que se
desarrollan enteramente por imitación; en este apartado entran la tragedia, como tú dices, y la comedia. Otra clase de ellas emplea la narración hecha por
el propio poeta; procedimiento que puede encontrarse particularmente en los ditirambos. Y, finalmente, una tercera reúne ambos sistemas y se encuentra en las epopeyas
y otras poesías. ¿Me entiendes?
-Ahora comprendo- dijo- lo que querías decir entonces.
-Recuerda también que antes de esto decíamos haber hablado ya de lo que se debe decir,
pero todavía no de cómo hay que hacerlo.
-Ya me acuerdo.
-Pues lo que yo quería decir era precisamente que resultaba necesario llegar a un acuerdo
acerca de si dejaremos que los poetas nos hagan las narraciones imitando o bien les
impondremos que imiten unas veces sí, pero otras no -y en ese caso cuándo deberán o no
hacerlo-,o, en fin,les prohibiremos en absoluto que imiten, -Sospecho ---dijo-- que vas a
investigar si debemos admitir o no la tragedia y la
comedia en la ciudad.
-Tal vez --dije yo---, o quizá cosas más importantes todavía que éstas. Por mi parte,
no lo sé todavía; adondequiera que la argumentación nos arrastre como el viento, allí
habremos de ir.
-Tienes razón --dijo.
-Pues bien, considera, Adimanto, lo siguiente. ¿Deben ser imitadores
nuestros guardianes o no? ¿No depende la respuesta de nuestras palabras anteriores,
según las cuales cada uno puede practicar bien un solo oficio, pero no muchos, y si
intenta dedicarse a más de uno no llegará a ser tenido en cuenta en ninguno aunque ponga
mano en muchos?
-¿Cómo no va a depender?
-¿No puede decirse lo mismo de la imitación, que no puede ser capaz la misma persona de
imitar muchas cosas tan bien como una sola?
-No.
-Pues mucho menos podrá simultanear la práctica de un oficio respetable con la
imitación profesional de muchas cosas distintas cuando ni siquiera dos géneros de
imitación que parecen hallarse tan próximos entre sí como la comedia y la tragedia es
posible que los practiquen bien al mismo tiempo las mismas personas . ¿No llamabas hace
un momento imitaciones a estos dos géneros?
-Sí, por cierto. Y tienes razón: no pueden ser los mismos.
-Tampoco se puede ser rapsodo y actor a la vez.
-Es verdad.
-Ni siquiera simultanean los actores la comedia con la tragedia. Y todos éstos son
géneros de imitación, ¿no?
-Lo son.
-Es más; creo, Adimanto, que son todavía menores las piezas en que están fragmentadas
las aptitudes humanas, de tal manera que nadie es capaz de imitar bien muchos caracteres
distintos, como tampoco de hacer bien aquellas mismas cosas de las cuales las imitaciones
no son más que reproducción.
-Muy cierto --dijo.
-Ahora bien, si mantenemos el principio que hemos empezado por establecer, según el cual
es preciso que nuestros guardianes queden exentos de la práctica de cualquier otro oficio
y que, siendo artesanos muy eficaces de la libertad del
Estado, no se dediquen a ninguna otra cosa que no tienda a este fin, no será posible que
ellos hagan ní imiten nada distinto. Pero, si han de imitar, que empiecen desde niños a
practicar con modelos dignos de ellos, imitando
caracteres valerosos, sensatos, piadosos, magnánimos y otros semejantes; pero las
acciones innobles no deben ni cometerlas ni emplear su habilídad en remedarlas, como
tampoco ninguna otra cosa vergonzosa, no sea que empiecen por imitar y terminen por serio
en realidad. ¿No has observado que, cuando se practica durante mucho tiempo y desde la
niñez, la imitación se infiltra en el cuerpo, en la
voz, en el modo de ser, y transforma el carácter alterando su naturaleza?
-En efecto --dijo.
-Luego no permitiremos -seguí- que aquellos por quienes decimos interesarnos y que
aspiramos a que sean hombres de bien imiten, siendo varones, a mujeres jóvenes o viejas
que insultan a sus maridos o, ensoberbecidas, desafían
a los dioses, engreídas en su felicidad, o bien caen en el infortunio y se entregan a
llantos y lamentaciones. Y mucho menos todavía les permitiremos que imiten a enfermas,
enamoradas o parturientas.
-En modo alguno - dijo.
-Ni a siervas o siervos que desempeñen los menesteres que les son propios.
-Tampoco eso.
-Ni tampoco, creo yo, a hombres viles, cobardes o que reúnan, en fin, cualidades opuestas
a las que antes enumerábamos: hombres que se insultan y burlan unos de otros, profieren
obscenidades, embriagados o no, y cometen toda clase de faltas con que las gentes de esa
ralea pueden ofender de palabra u obra a sí mismos o a sus prójimos. Creo, además, que
tampoco se les debe acostumbrar a que acomoden su lenguaje o proceder al de los dementes. Pues, aunque es necesario conocer cuándo está
loco o es malo un hombre o una mujer, no se debe hacer ni imitar nada de lo que ellos
hacen.
-Muy cierto -dijo.
-¿Pues qué? --continué-. ¿Podrán imitar a los herreros u otros artesanos, a los
galeotes de una nave y los cómitres que les dan el ritmo o alguna otra cosa semejante?
-¿Cómo han de hacerlo ---dijo-, si no les es lícito ni aun prestar la menor atención a
ninguno de estos menesteres?
-¿Y qué? ¿Podrán tal vez imitar el relíncho del caballo, el mugido del toro, el sonar
de un río, el estrépito del mar, los truenos u otros
ruidos similares?
-¡Pero si les hemos prohibido --exclamó- que enloquezcan o imiten a los locos!
-Entonces --dije-, si comprendo bien lo que quieres decir, hay una forma de dicción y narración propia para que la emplee,
cuando tenga que decir algo, el verdadero hombre de bien; y otra £orina muy distinta de
la primera a la que siempre recurre y con arreglo a la cual se expresa aquella persona
cuyo modo de ser y educación son opuestos a los del hombre de bien.
-¿Mas cómo son -preguntó- esas formas?
-A mí me parece ---expliqué- que, cuando una persona como es debido llegue, en el curso
de la narración, a un pasaje en que hable o actúe un hombre de bien, estará dispuesto a
referirlo como si él mismo fuera ese hombre y no le dará vergüenza alguna el practicar
tal imitación si el imitado es una buena persona que obra irreprochable y cuerdamente;
pero lo hará con menos gusto y frecuencia si ha de imitar a alguien que padece los
efectos de la enfermedad, el amor, la embriaguez o cualquier otra circunstancia parecida.
Ahora bien, cuando aparezca un personaje indigno del narrador, éste se resistirá a
imitar seriamente a quien vale menos que él y, o no lo hará sino de pasada, en el caso
de que el personaje haya de llevar a cabo alguna buena acción, o se negará a hacerlo por
vergüenza, ya que, además de que carece de experiencia para imitar a personas de esa
índole, rechaza la idea de amoldarse y adaptarse al patrón de gentes más bajas que él
a quienes desprecia de todo corazón; esto siempre que no se trate de un mero pasatiempo.
-Es natural --,dijo.
Comentario2
Presentación
-Empleará, pues, el tipo de narración que estudiábamos hace poco
con referencia a los poemas de Homero y su dicción participará de ambos procedimientos, imitativo y narrativo; pero la
imitación constituirá una pequeña parte con respecto a los largos trozos de narración.
¿Vale lo que digo?
-Vale ---dijo-; he ahí el tipo de dicción que es fuerza que emplee un narrador como
ése.
-En cambio ---continué-, cuanto menos valga el hombre que no sea así, tanto más se
inclinará a contarlo todo y no considerar nada como indigno de su persona, de modo que no
habrá cosa que no se arroje a imitar seriamente y en presencia de muchos; por ejemplo,
imitará, como antes decíamos, truenos, bramar de vientos y resonar de granizos,
chirridos de ejes y poleas, trompetas, flautas, siringas, sones de toda clase de
instrumentos y hasta voces de perros, ovejas y pájaros.
¿No se convertirá, pues, su dicción en una simple imitación de ruidos y gestos que
contenga, todo lo más, una pequeña parte narrativa?
-Es forzoso también -convino- que así suceda. -Pues ahí tienes -concluí- las dos clases de dicción de que hablaba.
-En efecto, así son ---dijo él.
-Ahora bien, la primera de las dos clases presenta pocas
variaciones: una vez se ha dado al discurso la armonía y ritmo que le cuadran, el que
quiera declamar bien no tiene casi más que ceñirse a la invariable y única armonía
-pues las variaciones son escasas- siguiendo igualmente un ritmo casi uniforme.
-Efectivamente --dijo-, así es.
-Mas ¿qué diremos de la otra clase? ¿No ocurre todo lo
contrario, que, por reunir en sí variaciones de las más diversas especies, necesita,
para ser empleada con propiedad, de toda clase de armonías y ritmos? -Tampoco ocurre
así, en efecto.
-¿No es cierto que todos los poetas o narradores se atienen al primero de estos dos
géneros de dicción o bien al segundo o, en fin, mezclan ambos procedimientos en uno
diferente?
-Es forzoso -dijo.
-¿Qué haremos, pues? -pregunté---. ¿Aceptaremos
en la ciudad todos estos géneros o bien uno u otro de los dos puros o tal vez el mixto?
-Si ha de vencer mi criterio --dijo-, la imitación pura de lo bueno.
-Sin embargo, Adimanto, también resulta agradable el mixto;
pero el que más agrada con mucho, tanto a los niños como a sus ayos y a la multitud en
general s, es el género opuesto al que tú eliges.
-En efecto, es el que más gusta.
-No obstante, me parece ---dije- que vas a negar que pueda adaptarse a nuestra ciudad,
basándote en que entre nosotros no existen hombres que puedan actuar como dos ni como
muchos, ya que cada cual se dedica a una sola cosa.
-En efecto, no se puede adaptar.
-¿No será ésta la razón por la cual esta ciudad será la única en que se encuentren
zapateros que sean sólo zapateros y no pilotos además de zapateros, y labriegos que
únicamente sean labriegos y no jueces amén de labriegos, y soldados que no sean más que
soldados y no negociantes y soldados al mismo tiempo, y así sucesivamente?
-Es verdad --dijo.
-Parece, pues, que, si un hombre capacitado por su inteligencia para adoptar cualquier
forma e imitar todas las cosas, llegara a nuestra ciudad
con intención de exhibirse con sus poemas, caeríamos de rodillas ante él como ante un
ser divino, admirable y seductor, pero, indicándole que ni existen entre nosotros hombres
como él ni está permitido que existan, lo reexpediríamos con destino a otra ciudad, no
sin haber vertido mirra sobre su cabeza y coronado ésta de lana; y, por lo que a nosotros
toca, nos contentaríamos, por nuestro bien, con escuchar a otro poeta o fabulista más
austero, aunque menos agradable, que no nos imitara más que lo que dicen los hombres de
bien ni se saliera en su lenguaje de aquellas normas que establecimos en un principio,
cuando comenzamos a educar a nuestros soldados-.
-Efectivamente --dijo-, así lo haríamos si se nos diese oportunidad.
-Pues bien --continué----; ahora parece, querido amigo, que hemos terminado por completo
con aquella parte de la música relacionada con los discursos y mitos. Ya se ha hablado de
lo que hay que decir y de cómo hay que decirlo.
-Así lo creo yo también --dijo.
Comentario2
Presentación
LIBRO III REPÚBLICA
COMENTARIO III
(398c-399e)
398c-399e
Al llegar a este punto Sócrates afirma haber terminado por
completo con aquella parte relacionada sobre lo que se ha de enseñar en la ciudad y
acerca de cómo se ha de decirlo. Se trataría de analizar ahora lo que se refiere al
carácter del canto y de la música.
En primer lugar Sócrates del tema de las melodías. Afirma que ésta se compone
de tres elementos: letra, armonía y ritmo. Afirma que la armonía y el ritmo
deben acomodarse a la letra y ,a partir de ahí, señala que sobre la base de lo
establecido anteriormente acerca de debían desterrarse de la lectura de los guardianes
los pasajes llenos de trenos y de lamentos; ahora, en relación con las melodías
musicales, deberían desterrarse de la ciudad las armonías lastimeras como son
eran las del tipo de lidia mixta y lidia tensa. Tambien deberían
prohibirse aquellas que incitaran a la embriaguez, la molicie y la pereza como eran las
variedades de la armonía jonia y lidia, a las que califica de laxas. Unicamente deberían
permitirse, por tanto, aquellas melodías que fueran capaz de imitar la voz y los acentos
de un héroe que, en acción de guerra, sufre un revés o una herida, y, sin embargo, aún
en tales circunstancias se defiende firme y valientemente contra su mala fortuna; o
aquellas en las que se imite una acción de advertencia a amonestación amigable y
pacificadora. Estas dos armonías, la violenta y la pacífica son las
que deberían ser objeto de escucha y estudio por parte de los guardianes.
Por lo que se refiere a los instrumentos musicales, Sócrates propone hacer
desaparecer de la ciudad las flautas y los flautistas por ser un instrumento de sones
distintos. Unicamente se admitirán la cítara y la lira como instrumentos útiles para la
ciudad; en el campo, los pastores podrían emplear una especie de zampoña. Señala como
preferibles los instrumentos apolineos antes que los de Marsias. Con ello la
ciudad de lujo sufriría un proceso de purificación.
TEXTO1C
(398c-399e)
-Después de esto -seguí- nos queda aún lo referente al carácter del canto y
melodía, ¿no?
LIBRO III REPÚBLICA
COMENTARIO4
(399e-403c)
399e-403c
A continuación Sócrates propone tratar acerca de los ritmos
musicales con el objeto de averiguar cuáles son los ritmos propios de una vida
ordenada y valerosa. Adimanto afirma conocer tres tipos de ritmos pero
señala que le es imposible saber a qué clase de vida refleja cada uno de ellos.
Sócrates cita que Damón y señala que el conocimiento de sus teorías podría
ayudar a los guardianes a diferenciar los metros que sirven para expresar vileza,
desmesura,demencia u otros defectos semejantes y qué ritmos deberán quedar reservados
para las cualidades opuestas.
TEXTO1D
(399e-401a)
-¡Ea, pues! -dije-. ¡Purifiquemos también lo que nos queda! A continuación de las armonías hemos de tratar de lo referente a los ritmos, no para buscar en ellos complejidad ni gran diversidad de elementos
rítmicos, sino para averiguar cuáles son los ritmos propios de una vida ordenada y valerosa; y, averiguado esto, haremos que sean forzosamente el pie y la melodía los que se adapten al lenguaje de un hombre de tales condiciones y no el lenguaje a los otros dos. En cuanto a cuáles sean estos ritmos, es cosa tuya el designarlos, como hiciste con las armonías.
TEXTO2D
(401a-402d)
-Pues pueden hallarlas fácilmente, creo yo, en la pintura o en cualquiera de las artes
similares o bien en la tejeduría, el arte de recamar, el de construir casas o fabricar toda suerte de utensilios y también en la disposición natural de los cuerpos vivos y de las plantas; porque en todo lo que he citado caben la gracia y la carencia de ella. Ahora bien, la falta de gracia, ritmo o armonía están íntimamente ligadas con la maldad en palabras y modo de ser y, en cambio, las cualidades contrarias son hermanas y reflejos del carácter opuesto, que es el sensato y bondadoso.
TEXTO3D
(402d-403c)
-Entonces el
músico amará a las personas que se parezcan lo más posible a la que he descrito. En cambio, no amará a la persona inarmónica.
LIBRO III REPÚBLICA
COMENTARIO5
(403e-412c)
TEXTO1E
(403c-405d)
-Bien; después de la música hay que educar a los muchachos en la
gimnástica.
-¿Cómo no?
-Es necesario, pues, que también en este aspecto reciban desde niños una educación
cuidadosa a lo largo de toda su vida. Mi opinión acerca de la gimnástica es la
siguiente; pero considera tú también el asunto. Yo no creo que, por el hecho de estar
bien constituido, un cuerpo sea capaz de infundir bondad al alma con sus excelencias, sino
al contrario, que es el alma buena la que puede dotar al cuerpo de todas las perfecciones
posibles por medio de sus virtudes. ¿Y tú qué opinas de ello?
-Lo que tú -respondió.
-Entonces, ¿no sería lo mejor que, después de haber dedicado al alma los cuidados
necesarios, la dejásemos encargada de precisar los detalles de la educación corporal
limitándonos nosotros a señalar las líneas generales para no habernos de extender en
largos discursos?
-Exacto.
-Pues bien, con respecto a la embriaguez dijimos que habían de renunciar a ella.
Porque de nadie es menos propio, creo yo, que de un guardián el embriagarse y no saber ni
en qué lugar de la tierra se halla.
-Sería ridículo --dijo- que el guardián necesitara de un guardián.
-¿Y acerca de la alimentación? Nuestros hombres deben ser atletas que luchen en el más
grande certamen . ¿No es así?
-Sí.
-Entonces ¿les resultará conveniente el régimen de vida que observan estos atletas?
-Tal vez.
-Sin embargo --objeté-, se trata de un régimen apto para producir somnolencia y hacer la salud precaria. ¿No has
observado que estos atletas se pasan la vida durmiendo y, a poco que se aparten de las
normas que les han fijado, sufren grandes y violentas enfermedades?
-Sí, lo he observado.
-Es necesario, pues --dije-, un régimen de vida más flexible para nuestros atletas
guerreros, ya que tienen por fuerza que estar, como los canes, siempre en vela, tener
sumamente aguzados vista y oído y, aunque cambien muchas veces de aguas y alimentos o
padezcan soles y temporales en sus campañas, su salud no debe sufrir quebranto alguno.
-Así me parece a mí.
-¿No será, pues, la mejor gimnástica hermana de la música de que hace poco
hablábamos?
-¿A qué te refieres?
-A una gimnástica sencilla y equilibrada, sobre todo si la han de practicar soldados.
-¿Pues cómo será ésta?
-Hasta en Homero -aclaré-- pueden hallarse ejemplos de ella. Ya sabes que, cuando comen
los héroes en campaña, el poeta no les sirve pescados
a pesar de que están a orillas del mar, en el Helesponto,
ni carne guisada, sino únicamente asada, que es la que mejor pueden procurarse los
soldados. Porque, por regla general, es más fácil en todas partes encender un fuego que
ir acá y allá con las ollas por delante.
-Mucho más.
-Tampoco, que yo recuerde, hace Homero mención jamás de las golosinas. ¿No es algo
sabido por todos los atletas que, para que un cuerpo esté en buenas condiciones, hay que
abstenerse de toda esta clase de manjares?
-Lo saben muy bien -asintió-; y, en efecto, se abstienen de ellos.
-No creo, pues, que apruebes, amigo mío, la cocina siracusana
ni la variedad de guisos que se comen en Sicilia, si es que te parece que esto está bien.
-Me temo que no.
-También censurarás, por consiguiente, que tengan una amiguita corintia los hombres que
deben mantener sus cuerpos en forma.
-Claro que lo censuro.
-¿Y las supuestas delicias de la pastelería ática?
-Por fuerza.
-Creo, pues, que haríamos bien poniendo en parangón todo
ese género de vida y alimentos con las melodías y cantos compuestos con arreglo a toda
clase de armonías y ritmos.
-¿Cómo no?
-¿No vimos que la variedad engendraba allí licencia y aquí enfermedad y, en cambio, la
simplicidad en la música infundía a las almas templanza, y en la gimnástica, salud a
los cuerpos?
-Nada más cierto --dijo.
-Y cuando en una ciudad prevalecen licencia y enfermedad, ¿no se abren entonces multitud
de tribunales y dispensarios y adquieren enorme importancia la
leguleyería y medicina, puesto que hasta muchos hombres libres se interesan con todo celo
por ellas?
-¿Cómo no va a ocurrir así?
-¿Podrá, pues, haber un mejor testimonio de la mala y viciosa educación de una ciudad
que el hecho de que no ya la gente baja y artesana, sino incluso quienes se precian de
haberse educado como personas libres, necesiten de hábiles médicos y jueces? ¿Y no te
parece una vergüenza y un claro indicio de ineducación el verse obligado, por falta de
justicia en sí mismo, a recurrir a la ajena, convirtiendo así a los demás en señores y
jueces de quien acude a ellos?
-No hay vergüenza mayor --convino.
-¿Pero no crees -seguí interrogando- que hay otra situación más vergonzosa aún que la
citada, la del que no sólo pasa la mayor parte de su vida demandando y siendo demandado
ante los tribunales, sino que incluso es inducido por su mal gusto a jactarse de esta
misma circunstancia, y hace alarde de su habilidad para delinquir y su capacidad para dar
toda clase de rodeos, recorrer todos los caminos y escapar doblándose como el mimbre con
tal de no sufrir su castigo, y eso en asuntos de poca o ninguna monta, sin comprender
cuánto mejor y más decoroso es disponer la vida de cada uno de manera que no se necesite
para nada de la intervención de un juez somnoliento?
--Cierto -asintió.
Comentario5
Presentación
TEXTO2E
(405d-408c)
-¿Y el necesitar de la
medicina --seguí -- cuando no obligue a ello una herida o el ataque de alguna enfermedad epidémica, sino el estar, por efecto de la molície o de un régimen de vida como el descrito, llenos, tal que pantanos, de humores o flatos, obligando a los ingeniosos Asclepíadas a poner a las enfermedades nombres como «flatulencias» o «catarros» eso no te parece vergonzoso?«le chuparon la sangre y vertieron remedios calmantes» ,
pero no le prescribieron lo que había de beber o comer a continuación, como
tampoco en el caso de Eurípilo, por considerar que, tratándose de hombres que, hasta que
recibieron sus heridas, habían estado sanos y llevado una vida ordenada, bastarían las
medicinas para sanarlos, aunque se diese la circunstancia de que en el mismo momento se
hallasen bebiendo una mixtura como aquélla; pero de las personas constitucionalmente
enfermizas o de costumbres desarregladas pensaban que, como la prolongación de su vida no
había de reportar ventaja alguna a sí mismos ni a sus prójimos, no debía aplicarse a
estos seres el arte médico ni era posible atenderles aunque fuesen más ricos que el
mismo Midas.
-¡Muy inteligentes los hijos de Aselepio -exclamó---, a juzgar por lo que dices!
--Como tenían que ser -respondí-. Sin embargo, los
trágicos y Píndaro cuentan, apartándose de nuestras normas, que Asclepio, hijo de
Apolo, fue inducido por dinero a sanar a un hombre rico que estaba ya muriéndose, lo que
le costó ser fulminado. Pero nosotros, de acuerdo con lo antes dicho, no les creeremos
ambas afirmaciones. «Si era hijo de dios» objetaremos «no pudo ser codicioso. Y
si lo era, no sería hijo de ningún dios».
Comentario5
Presentación
-Muy bien está eso --dijo-. Pero ¿qué me dices de esto
otro, Sócrates? ¿No es preciso que haya en la ciudad buenos médicos? Y éstos serán, me figuro yo,
aquellos por cuyas manos hayan pasado más personas sanas y enfermas, del mismo modo que
también son buenos jueces los que han tratado con más hombres de los más distintos
modos de ser.
-En efecto ---convine-, e incluso muy buenos. Pero ¿sabes a quiénes tengo por tales?
-¡Si tú me lo dices! -respondió.
-Voy a intentarlo --dije-. Aunque tú has unido en la pregunta dos cuestiones diferentes.
-¿Cómo? -preguntó.
-Los médicos más hábiles -respondí- serán
aquellos que, además de tener bien aprendida su profesión, hayan estado desde niños en
contacto con la mayor cantidad posible de cuerpos mal dotados físicamente, y, no gozando
ellos de muy robusta constitución, hayan sufrido personalmente toda clase de
enfermedades. Porque no es con el cuerpo, creo yo, con lo que cuidan de los cuerpos -pues
en ese caso no sería admisible que ellos estuviesen o cayesen jamás enfermos-, sino con
el alma, que, si es o se hace mala, no se hallará en condiciones de cuidar bien de nada.
-Exactamente -asintió.
-En cambio, amigo mío, el juez gobierna las almas por
medio del alma, a la cual no podemos exigir que se haya formado desde la niñez en el
trato y familiaridad con otras almas malas ni que haya recorrido personalmente
toda la escala de las acciones criminales solamente con el fin de que, basada en su propia
experiencia, pueda conjeturar con sagacidad en lo tocante a los delitos de los demás como
el médico con respecto a las enfermedades corpóreas. Al contrario, es preciso que se
haya mantenido pura y alejada de todo ser vicioso durante su juventud si se quiere qué su
propia honradez la capacite para juzgar con criterio sano acerca de lo que es justo.
Razón por la cual las buenas personas parecen simples cuando jóvenes y se dejan engañar
fácilmente por los malos; es porque no tienen en sí mismos ningún modelo que les
permita identificar a los seres perversos.
-En efecto --dijo-; eso es exactamente lo que les suele pasar.
-Por eso -seguí- el buen juez no debe ser joven, sino un anciano que, no por tenerla arraigada en su alma como algo
propio, sino por haberla observado durante largo tiempo como cosa ajena en almas también
ajenas, haya aprendido tardíamente lo que es la injusticia y llegado a conocer bien, por
medio del estudio, pero no de la experiencia personal, de qué clase de mal se trata.
-¡Qué noble parece ser ese juez! -exclamó.
-¡Y qué bueno! -contestó-, que es lo que tú me preguntabas. Porque quien tiene el alma
buena es bueno. En cambio, aquel otro hombre habilidoso
y suspicaz que ha cometido mil fechorías y se tiene a sí mismo por ladino e inteligente,
en el comercio con sus iguales se muestra hábil y cauto, ya que le basta para ello con
mirar a los modelos que guarda en su interior. Mas cuando, por el contrario, se pone en
relación con gentes mejores y de más edad que él, entonces se comporta
estúpidamente, con su desconfianza extemporánea e incapacidad para comprender a los
caracteres rectos, propia de quien no tiene en sí mismo ningún modelo de esa especie, y
únicamente porque se encuentra más veces con los malos que con los buenos es por lo que
tanto él como los de más lo tienen más bien por inteligente que por necio.
-Sí ---dijo--, así sucede.
-Pues bien --- continué-, no debemos buscar el juez bueno y sabio en esa persona, sino en
la anteriormente descrita. Pues la maldad jamás podrá
conocerse al mismo tiempo a sí misma y a la virtud y, en cambio, la virtud innata llegará, con los años y auxiliada por
la educación, a adquirir un conocimiento simultáneo de sí misma y de la maldad. En mi
opinión será, pues, sabio el hombre virtuoso, pero no el
malo.
-Lo mismo opino ---dijo.
-¿No tendrás, pues, que establecer en la ciudad, junto con esa judicatura, un cuerpo
médico de individuos como aquellos de que hablábamos, que cuiden de tus ciudadanos
que tengan bien constituidos cuerpo y alma, pero, en cuanto a los demás, dejen morir a aquellos cuya deficiencia radique en sus cuerpos o condenen a muerte ellos mismos a los que tengan un alma
naturalmente mala e incorregible?
-Ciertamente -aprobó--, ésa es la mejor solución,
tanto para los propios individuos como para la ciudad en general.
Comentario5
Presentación
TEXTO4E
(410a-412c)
-Por lo que toca a tus
jóvenes -continué,-, es evídente que podrán no tener que recurrir a la justicia si practican aquella música sencilla de la que decíamos que engendraba templanza.
TEXTO1F
(412e-414c)
-Pues ya tenemos ahí las normas generales
de la instrucción y educación. En efecto, ¿para qué entretenernos con las danzas de
nuestra gente, las cacerías con perros o sin ellos o los concursos gimnásticos e
hípicos? Porque resulta casi de todo punto evidente la necesidad de que todo esto se
ajuste a las normas de nuestro plan y no será difícil acomodarlo a ellas.
-No --dijo-, probablemente no será difícil.
-Bien -concluí-. Y después de esto, ¿qué tenemos que definir?
-¿No hablaremos de cuáles de los ciudadanos han de gobernar o ser gobernados?
-¿Por qué no?
-¿Es, pues, evidente que los gobernantes deben ser más viejos y más jóvenes los
gobernados?
-Evidente.
-¿Y que tienen que gobernar los mejores de entre ellos?
-También.
-¿Los mejores labradores no son los mejor dotados para la agricultura?
-Sí.
-Entonces, puesto que los jefes han de ser los mejores de entre los guardianes, ¿no
deberán ser también los más aptos para guardar una ciudad?
-Sí.
-¿No se requerirán, pues, para esta misión personas sensatas, influyentes y que se
preocupen además por la comunidad?
-Así es.
-Ahora bien, cada cual suele preocuparse más que por nada por aquello que es objeto de su
amor. -Forzosamente.
-Y lo que uno más ama es aquello para lo cual se tiene por conveniente lo que lo es para
uno mismo y lo que, si prospera, cree el amante prosperar él también, y si no, lo
contrario.
-Cierto --,dijo.
-Habrá, pues, que elegir entre todos los guardianes a los
hombres que, examinada su conducta a lo largo de toda su vida, nos parezcan más
inclinados a ocuparse con todo celo en lo que juzguen útil para la ciudad y que se
nieguen en absoluto a realizar aquello que no lo sea.
-Ciertamente, son los más apropiados ---dijo.
-Creo, pues, que es menester vigilarles en todas las edades de su vida para comprobar si
se mantienen siempre en esta convicción y no hay seducción ni violencia capaz de
hacerles olvidar y echar por la borda su idea de que es necesario hacer lo que más
conveniente resulte para la ciudad.
-Pero ¿qué quieres decir con «echar por la borda»? -preguntó.
-Voy a explicártelo --,contesté-. A mí me parece que una opinión puede salir de
nuestro espíritu con nuestro asenso o sin él; con él,
cuando, siendo falsa, sale uno de su engaño, y sin él, siempre que se trate de una
opinión verdadera.
-El primer caso --dijo- lo comprendo bien, pero el segundo necesito que me lo aclares.
-¿Pues qué? ¿No piensas tú también -seguí preguntando- que los hombres son privados
de las cosas buenas involuntaríamente y de las malas voluntariamente? ¿Y no es malo el
ser engañado con respecto a la verdad y bueno el hallarse en posesión de ella? ¿O es
que no crees que pensar que las cosas son como son es poseer la verdad?
-Si ---dijo-. Dices bien y creo que es a pesar suyo como se ven privados los hombres de
las opiniones rectas.
-¿Y esto no les ocurre cuando les roban, seducen o fuerzan?
-Tampoco esto ----dijo- lo entiendo bien.
-Es que me parece que hablo en estilo trágico -aclaré-. Digo que son robados aquellos
que son disuadidos o se olvidan, porque a estos últimos les priva de su opinión, sin que
lo adviertan, el tiempo, y a los primeros, las palabras. ¿Lo comprendes ahora?
-Sí.
-En cuanto a los forzados, me refiero a aquellos a
quienes les hace cambiar de opinión un dolor o una pena.
-También esto lo entiendo -dijo-. Bien hablas.
-Y, por último, tú mismo podrías decir, creo yo, que los seducidos
son quienes cambian de criterio atraídos por el placer e influidos por algún temor.
-Parece, pues ---dijo-, que seduce todo cuanto engaña.
-Pues bien, como decía hace un momento, hay que investigar quiénes son los mejores
guardianes de la convicción, que en ellos reside, de que hay que hacer en todo momento
aquello que crean más ventajoso para la república. Hay que vigilarlos, por tanto, desde
su niñez, encargándoles las tareas en que con más facilidad esté uno expuesto a
olvidar ese principio o dejarse engañar, y luego elegiremos al que tenga memoria y sea
más difícil de embaucar y desecharemos al que no. ¿No te parece?
-Sí.
-Y habrá también que imponerles trabajos, dolores y pruebas
en que podamos observarles del mismo modo.
-Exacto -asintió.
-Pero ¿no será preciso -seguí- instituir una tercera
prueba de otra especie, una prueba de seducción, y-observar su conducta en ella? Lo
mismo que se lleva a los potros adonde hay ruidos y barullo con el fin de comprobar si son
espantadizos, igualmente hay que enfrentar a nuestros hombres, cuando son jóvenes, con
cosas que provoquen temor y luego introducirlos en los placeres. Con ello los probaremos
mucho mejor que al oro con el fuego y comprobaremos si el examinado se muestra
incorruptible y decente en todas las situaciones, buen guardián de sí mismo y de la
música que ha aprendido, y si se comporta siempre con arreglo a las leyes del ritmo y la
armonía; si es, en fin, como debe ser el hombre más útil tanto para sí mismo como para
la ciudad. Y al que, examinado una y otra vez, de niño, de muchacho y en su edad viril,
salga airoso de la prueba, hay que instaurarlo como
gobernante y guardián de la ciudad, concederle en vida dignidades y, una vez difunto,
honrar sus despojos con los más solemnes funerales y su memoria con monumentos; pero al
que no sea así hay que desecharlo, Tal me parece, Glaucón -concluí-, que debe ser el
sistema de selección y designación de gobernantes y guardianes; esto hablando en líneas
generales y prescindiendo de pormenores.
-También yo --,dijo- opino lo mismo.
-¿Y no tendríamos realmente toda la razón si llamásemos a éstos guardianes perfectos, encargados de que los
enemigos de fuera no puedan y los amigos de dentro no quieran hacer mal, y que, en cambio,
a los jóvenes a quienes hace poco llamábamos guardianes les calificásemos de auxiliares y ejecutores de las decisiones de los jefes?
-Eso creo ---dijo.
Comentario6
Presentación
-¿Cómo nos las arreglaríamos ahora - seguí - para
inventar una noble mentira de aquellas beneficiosas
de que antes hablábamos y convencer con ella ante todo a los mismos jefes y si no a los
restantes ciudadanos?
-¿A qué te refieres? -preguntó.
-No se trata de nada nuevo -dije-, sino de un caso fenicio,
ocurrido ya muchas veces en otros tiempos, según narran los poetas y han hecho creer a la
gente, pero que nunca pasó en nuestros días ni pienso que pueda pasar; es algo que
requiere grandes dotes de persuasión para hacerlo creíble.
-Me parece --dijo- que no te atreves a relatarlo.
-Ya verás cuando lo cuente -repliqué- cómo tengo razones para no atreverme.
-Habla ---dijo- y no temas.
-Voy, pues, a hablar, aunque no sé cómo ni con qué palabras osaré hacerlo, ni cómo he
de intentar persuadir, ante todo a los mismos gobernantes y a los estrategos, y luego a la
ciudad entera, de modo que crean que toda esa educación e instrucción que les dábamos
no era sino algo que experimentaban y recibían en sueños; que en realidad permanecieron
durante todo el tiempo bajo tierra, moldeándose y creciendo allá dentro de sus cuerpos
mientras se fabricaban sus armas y demás enseres; y que, una vez que todo estuvo
perfectamente acabado, la tierra, su madre, los sacó a la luz, por lo cual deben ahora
preocuparse de la ciudad en que moran como de quien es su madre y nodriza y defenderla si
alguien marcha contra ella y tener a los restantes ciudadanos por hermanos suyos, hijos de
la misma tierra.
-No te faltaban razones --dijo- para vacilar tanto antes de contar tu mentira.
-Era muy natural -hice notar-. Pero escucha ahora el resto del mito,
«Sois, pues, hermanos todos cuantos habitáis en la ciudad
-les diremos siguiendo con la fábula-; pero, al formaros los dioses, hicieron entrar oro
en la composición de cuantos de vosotros están capacitados para mandar, por lo cual
valen más que ninguno; plata, en la de los auxiliares, y bronce y hierro, en la de los
labradores y demás artesanos'. Como todos procedéis del mismo origen, aunque
generalmente ocurra que cada clase de ciudadanos engendre hijos semejantes a ellos, puede
darse el caso de que nazca un hijo de plata de un padre de oro o un hijo de oro de un
padre de plata o que se produzca cualquier otra combinación semejante entre las demás
clases. Pues bien, el primero y principal mandato que tiene impuesto la divinidad sobre
los magistrados ordena que, de todas las cosas en que deben comportarse como buenos
guardianes, no haya ninguna a que dediquen mayor atención que a las combinaciones de
metales de que están compuestas las almas de los niños.Y si uno de éstos, aunque sea su
propio hijo, tiene en la suya parte de bronce o hierro, el gobernante debe estimar su
naturaleza en lo que realmente vale y relegarle,sin la más mínima conmiseración, a la
clase de los artesanos y labradores. O al contrario, si nace de éstos un vástago que
contenga oro o plata, debe apreciar también su valor y educarlo como guardián en el
primer caso o como auxiliar en el segundo, pues, según un oráculo, la ciudad perecerá
cuando la guarde el guardián de hierro o el de bronce».
He aquí la fábula. ¿Puedes sugerirme algún procedimiento para que se la crean?
-Ninguno -respondió--, al menos por lo que toca a esta primera generación. Pero sí
podrían llegar a admitir- la sus hijos, los sucesores de éstos y los demás hombres del
futuro.
-Pues bien bastaría esto sólo para que se cuidasen mejor de la ciudad y de sus
conciudadanos; pues me parece que me doy cuenta de lo que quieres decir.
Comentario6
Presentación
LIBRO III REPÚBLICA
COMENTARIO7
(415d-419a)
415d-419ª
Despues de tratar sobre la selección de los guardianes
perfectos y de los auxiliares Sócrates plantea la necesidad de analizar cual
debería ser la educación a recibir por parte de los auxiliares, pues con la
mera selección no estaría claro todavía si, por ejemplo, los auxiliares abusarían de
su poder convirtiéndose en tiranos. En este contexto propone el regimen de vida y
habitación siguiente: ninguno poseerá casa propia ni tampoco ninguna
habitación ni despensa donde no pueda entrar todo el que quiera. En cuanto a víveres,
recibirán de los demás ciudadanos, como retribución por sus servicios, los alimentos
neceasarios para unos guerreros fuertes y valientes. Vivirán en común
asistiendo regularmente a comidas colectivas. Por lo que respeta al oro y a la plata
se les dirá que ya tienen bastante con el que los dioses pusieron en sus almas; serán,
por tanto, los ùnicos ciudadanos a los que no se les permite tocar el oro ni la plata.
Tampoco podrán tener propiedades ya que si adquieren tierras propias acabarán
por convertirse en odiosos déspotas. {Ver
texto1g}
Presentación
TEXTO1G
(415d-419a)
NO ESCUCHAR EN LA NIÑEZ
Sócrates se está refiriendo a todos aquellos relatos sobre los
dioses que deberían ser suprimidos en la educación de los niños y jovenes
destinados a ser los guardianes perfectos de su ciudad ideal recién fundada. El
contenido de las leyes que recogen esta prohibición se encuentra en el libro
II de la República.
Comentario1
NO TEMER A LA MUERTE
Sócrates continúa tratando acerca de la educación que deberían de
recibir los guardianes perfectos de su ciudad ideal. Ahora, y con el objeto de
que tales guardianes sean valientes, tratará de aquellos relatos fabulosos que tratan
mal, según Sócrates, el tema del otro mundo y del temor a la muerte.
Por ello, propondrá tambien suprimir, como más adelante se puede observar, muchos
pasajes de los poetas tradicionales que tratan sobre estos temas.
EL HADES
Hades, en la mitología griega, dios de los muertos. Era hijo del titán Cronos y de la titánide Rea y
hermano de Zeus y Poseidón. Cuando los tres hermanos se repartieron el universo después
de haber derrocado a su padre, Cronos, a Hades le fue concedido el mundo subterráneo.
Allí, con su reina, Perséfone, a quien había raptado en el mundo superior,
rigió el reino de los muertos. Aunque era un dios feroz y despiadado, al que no aplacaba
ni plegaria ni sacrificio, no era maligno. En la mitología romana, se le conocía
también como Plutón, señor de los ricos, porque se creía que tanto
las cosechas como los metales preciosos provenían de su reino bajo la tierra.
El mundo subterráneo suele ser llamado Hades. Estaba dividido en dos regiones: Erebo,
donde los muertos entran en cuanto mueren, y Tártaro, la región más profunda, donde se
había encerrado a los titanes. Era un lugar oscuro y funesto, habitado por formas y
sombras incorpóreas y custodiado por Cerbero, el perro de tres cabezas y cola de dragón.
Siniestros ríos separaban el mundo subterráneo del mundo superior, y el anciano barquero
Caronte conducía a las almas de los muertos a través de estas aguas.
En alguna parte, en medio de la oscuridad del mundo inferior, estaba situado el palacio de
Hades. Se representaba como un sitio de muchas puertas, oscuro y tenebroso, repleto de
espectros, situado en medio de campos sombríos y de un paisaje aterrador. En posteriores
leyendas se describe el mundo subterráneo como el lugar donde los buenos son
recompensados y los malos castigados.
MEJOR LABRADOR VIVO QUE HEROE MUERTO
Ver Homero, Od. XI 489-491. Allí la sombra de Aquiles le
relata estas palabras a Ulises. De tales palabras se podría deducir claramente,
según Sócrates, un temor claro a morir y al estar en el otro mundo. Por ello el pasaje
no debería relatarse a los jovenes guardianes ya que les transmite un mal ejemplo por
parte de un heroe, como Aquiles.
CASA TREMENDA
Este pasaje pertenece a la Ilíada XX 64-65.
Tambien debería ser prohibida la lectura de pasajes de este tipo pues en ellos se muestra
el otro mundo como un lugar terrible que produce espanto.
PERDURACIÓN DEL ALMA SIN MENTE
Ver Ilíada XXIII 103-104. Estas palabras las
pronuncia Aquiles cuando la sombra de Patroclo
elude su abrazo. En este pasaje se estaría mostrando tambien de modo muy negativo, según
Sócrates, la vida en el otro mundo ya que, Aquiles, se lamenta, y ve como
un castigo terrible que le acompañará durante toda la eternidad, el poder percibir la
realidad y sus imágenes, pero, al mismo tiempo, sin tener capacidad mental, por
ejemplo, de recordar y reconocer al otro, como sucede, en este caso, con su
amante Patroclo.
RAZÓN Y SOMBRAS ERRANTES
Ver Od. X 495. Estas palabras pertenecen a
Tiresias, el adivino, el cual conserva, aun en el otro mundo, alguna de las las
facultades que había tenido en vida. Platón altera de todos modos el
ALMAS QUE LLORAN SU DESTINO
Ver Ilíada XVI 856-857. Es el alma de
Patroclo la que muestra el Hades como un lugar horrible en dónde las almas
lloran su sino.
ALMAS BAJO TIERRA COMO EL HUMO
Ver Ilíada XXIII 100-101. Habla nuevamente
el alma del amante de Aquiles, Patroclo.
ALMAS CUAL MURCIELAGOS QUEJUMBROSOS
Ver Odisea XXIV 6-9. En esta expresión se
describe como las almas de los procos marchan al Hades siguiendo a
Hermes. Por ello se describe el espanto que las almas sienten al vivir en el otro
mundo, ya que compara los quejidos de las almas con los chillidos de los
muerciélagos dentro de una antro asombroso.
NOMBRES TERRIBLES
La etimología popular relacionaba los nombres del río
Cocito y la laguna Estige con los verbos que significan
respectivamente «gemir» y «odiar».
EL COCITO
Rio siniestro que separaba el
mundo subterráneo del mundo superior. Allí el anciano barquero Caronte
conducía a las almas de los muertos a través de sus aguas.
EL RIO ÉSTIGE
Estigia, Laguna o
Éstige, Río, en la mitología griega, río que sirve de entrada al otro mundo. También
se le denomina Éstige y conduce a la laguna Estigia. Se suele describir como el río
fronterizo por donde el anciano barquero Caronte transportaba a
las almas de los muertos. Se personificaba a Estigia como una hija del titán Océano y,
además, como guardiana de los juramentos sagrados que vinculaban a los dioses.El río
actual, cuyo nombre moderno es Mavronéri, se encuentra en el nordeste de Arcadia, Grecia. Cae desde un acantilado de 183 m y corre por un escabroso desfiladero.
Los antiguos griegos creían que sus aguas estaban envenenadas, y el río estaba asociado
con el submundo desde la época de Homero.
Texto2a
Comentario1
GEMIDOS Y SOLLOZOS
A partir de ahora, Sócrates, propone suprimir en la
educación de los guardianes perfectos aquellos relatos en dónde se muestre a
heroes y dioses manifestando debilidad y lametándose con gemidos y sollozos.
Esta actitud, según Sócrates, sería muy poco ejemplar para jovenes que se
supone que tienen que gobernar o defender con toda prudencia,
fogosidad y valor la ciudad recien fundada.
Texto2a
Comentario1
PERDIDA DE UN HIJO
Sócrates parece estar haciendo referencia a Pericles
el cual parece que se comportó muy valientemente al recibir la noticia de la muerte de
sus dos hijos. ( Ver Plutarco
Cons. Apoll. 128 e-f)
Texto2a
Comentario1
HOMERO
Homero, nombre
traidicionalmente asignado al famoso autor de la Iliada y la Odisea, las dos
grandes epopeyas de la antigüedad en Grecia. Nada se sabe de su persona, y de hecho
algunos ponen en duda que estas dos epopeyas sean obra del mismo autor. Sin embargo, los
datos lingüísticos e históricos de que disponemos permiten suponer que los poemas
fueron escritos en los asentamientos griegos de la costa oeste de Asia Menor, hacia el
siglo IX a.C.
La Iliada
Las dos epopeyas narran hechos
legendarios que supuestamente ocurrieron muchos siglos antes de la época en que fueron
escritas. La Iliada se sitúa en el último año de la guerra de Troya,
que constituye el telón de fondo de su trama. Narra la historia de la cólera del
héroe griego Aquiles. Insultado por su comandante en jefe, Agamenón, el joven guerrero Aquiles se retira de la batalla, abandonando
a su suerte a sus compatriotas griegos, que sufren terribles derrotas a manos de los
troyanos. Aquiles rechaza todos los intentos de reconciliación por parte de los griegos,
aunque finalmente cede en cierto modo al permitir a su compañero Patroclo ponerse a la cabeza de sus tropas. Patroclo muere en el combate, y
Aquiles, presa de furia y rencor, dirige su odio hacia los troyanos, a cuyo líder, Héctor (hijo del rey Príamo), derrota en combate singular. El poema concluye
cuando Aquiles entrega el cadáver de Héctor a Príamo, para que éste lo entierre,
reconociendo así cierta afinidad con el rey troyano, puesto que ambos deben enfrentarse a
la tragedia de la muerte y el luto.
La Odisea
La Odisea narra el regreso
del héroe griego Odiseo (Ulises en la tradición latina) de la guerra de
Troya. En las escenas iniciales se relata el desorden en que ha quedado sumida la casa de
Odiseo tras su larga ausencia. Un grupo de pretendientes de su esposa Penélope está acabando con sus propiedades. A continuación, la historia se
centra en el propio héroe. El relato abarca sus diez años de viajes, en el curso de los
cuales se enfrenta a diversos peligros, como el gigante devorador de hombres, Polifemo, y a amenazas tan sutiles como la que representa la diosa Calipso, que le promete la inmortalidad si renuncia a volver a casa. La segunda
mitad del poema comienza con la llegada de Odiseo a su isla natal, Ítaca. Aquí, haciendo
gala de una sangre fría y una paciencia infinitas, pone a prueba la lealtad de sus
sirvientes, trama y lleva a efecto una sangrienta venganza contra los pretendientes de
Penélope, y se reúne de nuevo con su hijo, su esposa y su anciano padre.
Texto2a
Comentario1
POLVO NEGRUZCO
Ver Iliada XVIII 23-24. Aquí se reproduce
la misma situación de desesperación de Aquiles ante la pérdida de su amante Patroclo.
Texto2a
Comentario1
DESDICHADA TETIS
SOBRE LA RISA
PASIÓN DIVINA
El episodio de Zeus y Hera ocurre en Ilíada
XIV 294 y sigs. El pasaje en que Zeus vela mientras los demás duermen se
encuentra, por el contrario, en Ilíada II 1-4.
Texto4a
Comentario1
PADRES QUERIDOS
Ver Ilíada XIV 294-296. De todos modos las palabras
entrecomilladas "sin saberlo sus padres queridos" no son
proferidas por Zeus, sino por el narrador.
Texto4a
Comentario1
EPISODIO DE HEFESTO
En Od. VIII 266 y sigs. Demódoco
canta el adulterio de Afrodita y Ares y la venganza de Hefesto, el
marido burlado.
Texto4a
Comentario1
HEFESTO
Hefesto, en la mitología griega, dios del fuego y de la metalurgia, hijo del dios Zeus y de la diosa Hera o, en algunos relatos, sólo hijo de Hera. A
diferencia de los demás dioses, Hefesto era cojo y desgarbado. Poco después de nacer lo
echaron del Olimpo: según algunas leyendas, lo echó la misma Hera, quien lo rechazaba
por su deformidad; según otras, fue Zeus, porque Hefesto se había aliado con Hera contra
él. En la mayoría de las leyendas, sin embargo, volvió a ser honrado en el Olimpo y se
casó con Afrodita, diosa del amor, o con Áglae, una de las tres gracias. Era el artesano de los dioses y les fabricaba armaduras, armas y joyas.
Se creía que su taller estaba bajo el monte Etna, volcán
siciliano. A menudo se identifica a Hefesto con el dios romano del fuego, Vulcano. La Fragua de Vulcano es el cuadro en el que Velázquez da
su visión sobre los dioses transformándolos en campesinos o artesanos humanos.
Texto4a
Comentario1
AFRODITA
Afrodita, en la mitología griega, diosa del amor y la belleza, equivalente a la Venus romana.
En la Ilíada de Homero aparece como la hija de Zeus y Dione, una de sus consortes,
pero en leyendas posteriores se la describe brotando de la espuma del mar y su nombre
puede traducirse como 'nacida de la espuma'. En la leyenda homérica, Afrodita es la mujer
de Hefesto, el feo y cojo dios del fuego. Entre sus amantes figura Ares, dios de la
guerra, que en la mitología posterior aparece como su marido. Ella era la rival de
Perséfone, reina del mundo subterráneo, por el amor del hermoso joven griego Adonis.
Tal vez la leyenda más famosa sobre Afrodita está relacionada con la guerra de Troya. Eris, la diosa de la discordia, la única diosa no invitada a la boda
del rey Peleo y de la nereida Tetis, arrojó resentida a la sala del banquete una manzana
de oro destinada "a la más hermosa". Cuando Zeus se negó a elegir entre Hera,
Atenea y Afrodita, las tres diosas que aspiraban a la manzana, ellas le pidieron a Paris,
príncipe de Troya, que diese su fallo. Todas intentaron sobornarlo: Hera le ofreció ser
un poderoso gobernante; Atenea, que alcanzaría una gran fama militar, y Afrodita, que
obtendría a la mujer más hermosa del mundo. Paris seleccionó a Afrodita como la más
bella, y como recompensa eligió a Helena de Troya, la mujer del rey griego Menelao. El
rapto de Helena por Paris condujo a la guerra de Troya.
Probablemente de origen oriental, en las primitivas creencias religiosas griegas se
identificaba a Afrodita con la fenicia Astarté y era conocida como Afrodita Urania, reina
de los cielos, y como Afrodita Pandemos, diosa del pueblo.
Texto4a
Comentario1
ARES
Ares, en la mitología griega, dios de la guerra e hijo de Zeus, rey de los dioses, y de su esposa
Hera. Los romanos lo identificaban con Marte, también un dios de la guerra. Agresivo y
sanguinario, Ares personificaba la brutal naturaleza de la guerra, y era impopular tanto
para los dioses como para los seres humanos. Entre las deidades asociadas con Ares estaban
su consorte, Afrodita, diosa del amor, y deidades menores como Deimo
(temor) y Fobo (terror), que lo acompañaban en batalla. Aunque feroz y belicoso, Ares no
era invencible, ni siquiera frente a los mortales.
El culto de Ares, que se creía originario de Tracia, no estaba muy difundido en la
antigua Grecia y, donde existía, carecía de significación social o moral. Ares era una
deidad ancestral deTebas y tenía un templo en Atenas, al pie del Areópago
o colina de Ares.
Texto4a
Comentario1
CALLA CORAZÓN
Palabras pronunciadas por Ulises en Od. XX 17-18.
Texto4a
Comentario1
PERSUASIÓN MEDIANTE DONES
Verso atribuido a Hesíodo. Tambien aparece en. Eurípides,
Medea. 964.
Texto4a
Comentario1
FENICE, PRECEPTOR DE AQUILES
Platón refiere aquí lo que,acerca del preceptor de
Aquiles, se cuenta en Ilíada IX 515 y sigs.
Texto4a
Comentario1
AGAMENÓN
Agamenón, en la mitología griega, rey de Micenas y jefe de las fuerzas griegas en la guerra de Troya. Era hijo de Atreo y padeció la maldició lanzada sobre su casa. Cuando
los griegos se reunieron en Áulide para su viaje a Troya, se vieron obligados a
retroceder por los vientos adversos. Para calmar los vientos, Agamenón sacrificó a su
hija Ifigenia a la diosa Ártemis. Su disputa con Aquiles sobre la princesa cautiva
Briseida y las consecuencias de esa cólera forman buena parte del argumento de la Ilíada
de Homero. Después de un sitio de diez años, cayó Troya y Agamenón
volvió victorioso a Micenas. Con él fue la princesa troyana Casandra, que le había sido
concedida por el ejército griego triunfante.
Clitemnestra, mujer de Agamenón, lo recibió con expresiones de amor, pero
mientras él estaba en el baño, ella le tendió una trampa. Egisto, el amante de ella,
golpeó a Agamenón con una espada y, mientras estaba inconsciente por el golpe,
Clitemnestra lo decapitó con un hacha. Su muerte fue vengada siete años más tarde por
su hijo Orestes. La historia de la muerte de Agamenón es contada en la primera pieza de
la trilogía Orestíada, del poeta griego antiguo Esquilo.
Texto4a
Comentario1
DONES POR EL RESCATE
Ver Ilíada XIX 278 y sigs. De todos modos en Ilíada
147 y sigs. Aquiles se muestra indiferente con respecto a los posibles dones
de Agamenón. Por su parte en Ilíada XXIV 560 y sigs Aquiles dice
que pensaba devolver a Príamo sin rescate el cadáver de Héctor.
Texto4a
Comentario1
APOLO
Apolo (mitología), en
la mitología griega, hijo del dios Zeus y de Leto, hija de
un titán. Era también llamado Délico, de Delos, la isla de su nacimiento, y Pitio, por
haber matado a Pitón, la legendaria serpiente que guardaba un santuario
en las montañas del Parnaso. En la leyenda homérica, Apolo era sobre todo el dios de la
profecía. Su oráculo más importante estaba en Delfos, el sitio de su victoria sobre
Pitón. Solía otorgar el don de la profecía a aquellos mortales a los que amaba, como a
la princesa troyana Casandra.
Apolo era un músico dotado, que deleitaba a los dioses tocando la lira. Era también un
arquero diestro y un atleta veloz, acreditado por haber sido el primer vencedor en los
juegos olímpicos. Su hermana gemela, Ártemis, era la guardiana de las muchachas,
mientras que Apolo protegía de modo especial a los muchachos. También era el dios de la
agricultura y de la ganadería, de la luz y de la verdad, y enseñó a los humanos el arte
de la medicina.
Algunos relatos pintan a Apolo como despiadado y cruel. Según la Ilíada de Homero, Apolo respondió a las oraciones del sacerdote Crises para obtener la
liberación de su hija del general griego Agamenón arrojando flechas ardientes y cargadas
de pestilencia en el ejército griego. También raptó y violó a la joven princesa
ateniense Creusa, a quien abandonó junto con el hijo nacido de su unión. Tal vez a causa
de su belleza física, Apolo era representado en la iconografía artística antigua con
mayor frecuencia que cualquier otra deidad.
Texto4a
Comentario1
APOLO FLECHERO
Ver Ilíada XXII 15, 20.
Texto4a
Comentario1
EL RIO ESPERQUEO
Ver Ilíada XXI 130-132, 212-226, 233 y sigs. El
río es el Escamandro.
Texto4a
Comentario1
OFRENDA DE CABELLERA
Aquiles había ofrecido su cabellera al Esperqueo
en el caso de que regresara sano y salvo a Grecia; pero como él sabía muy bien
que tal cosa no sucedería, la ofreció, de nuevo a la sombra de Patroclo.
Texto4a
Comentario1
ARRASTRE DE HECTOR
Ver Ilíada XXIV 14 y sigs.
Texto4a
Comentario1
MATANZA SOBRE LA PIRA
Ver Iliada XXIII 175 y sigs.
Texto4a
Comentario1
DIOSA MADRE DE AQUILES
Se refiere a la diosa Tetis. En en la mitología
griega era hija de las divinidades
marinas Nereo y Doris, y la más famosa de las nereidas. La
pretendieron Zeus, el dios supremo, y también Poseidón, dios del mar, quienes le
comunicaron la profecía de que daría a luz un hijo que sería más poderoso que su
padre. Fue entregada a Peleo, gobernador de los mirmidones, quien era considerado el más
digno entre los mortales. De esta unión, Tetis concibió al héroe Aquiles.
Texto4a
Comentario1
PELEO
Peleo, en la mitología griega, rey de los mirmidones de Tesalia, hijo de Eaco, rey de Egina. Tomó parte
en la caza del jabalí de Calidón y en el viaje de los argonautas en busca del vellocino
de oro, pero es especialmente famoso por su matrimonio con Tetis, una de
las nereidas, quien estaba destinada a engendrar un hijo más poderoso que su
padre. Aunque Zeus, padre de los dioses, amaba a Tetis, deseaba que se casara con un
mortal para que no se cumpliera con él la profecía. Ayudado por los dioses, Peleo se
quedó esperando a Tetis en la orilla y, a pesar de sus transformaciones en fuego, agua y
varios animales salvajes, él consiguió sostenerla hasta que recuperó su forma original.
Todos los dioses esperaban la boda, con excepción de Eris, diosa de la discordia y la
contienda quien, furiosa por ser excluida, arrojó en la reunión una manzana de oro que
decía "para la más hermosa". La adjudicación de la manzana a Afrodita, diosa
del amor, por parte del príncipe troyano Paris condujo a la guerra de Troya.
Tetis y Peleo eran los padres del héroe y guerrero griego Aquiles.
Finalmente, Peleo y Tetis fueron a vivir entre las nereidas. Peleo sobrevivió tanto a su
hijo como a su nieto Neoptolemo.
Texto4a
Comentario1
PELEO DESCENDIENTE DE ZEUS
El padre de Peleo, Éaco, era hijo de Zeus.
Texto4a
Comentario1
TESEO
Teseo, en la mitología griega, el mayor héroe ateniense, hijo de Egeo, rey de Atenas, o de
Poseidón, dios del mar, y de Etra, hija de Piteo, rey de Trecén. A los 16 años, Teseo,
que se había educado en Trecén, fue a Atenas a reclamar a Egeo como su padre. El joven
decidió hacer el azaroso viaje por tierra, despejar el camino de bandidos y monstruos e
infligir el mismo tipo de muerte que ellos habían dado a sus víctimas. Entre los
villanos a los que mató estaban Escirón, Sinis y Procrustes.
Teseo llegó a Atenas con una espada y un par de sandalias que Egeo había dejado a su
hijo en Trecén. Medea, la mujer de Egeo, intentó envenenarlo, pero en cuanto Egeo
reconoció las prendas familiares, proclamó a Teseo su hijo y heredero y desterró a
Medea. Sus primeras aventuras incluyen el encuentro con el Minotauro, un
monstruo mitad hombre, mitad toro, que estaba encerrado en un laberinto del palacio de
Minos, rey de Creta. Con la ayuda de Ariadna, la hija de Minos, Teseo mató al Minotauro y
escapó del laberinto. A su vuelta a Atenas, sin embargo, olvidó izar una vela blanca que
representaba su victoria sobre el Minotauro. Egeo, al ver una vela negra, creyó a su hijo
muerto y se arrojó desde una altura rocosa al mar, que desde entonces se conoce como mar
Egeo.
Como rey de Atenas, Teseo fue sabio y generoso, pero mantuvo su gusto por el peligro y la
aventura. Raptó a la amazona Hipólita, quien le dio un hijo, Hipólito. Tomó parte en
la caza del jabalí de Calidón y en la búsqueda de los Argonautas del vellocino de oro. Fue un devoto amigo de Piritoo, rey de los lapitas, a quien
acompañó a los infiernos para rescatar a la diosa Perséfone. El dios Hades hizo prisioneros a ambos hombres por su irreflexiva acción, pero Hércules consiguió rescatar a Teseo.
De vuelta en Atenas, encontró su reino sumido en el caos, agitado por rebeliones y por la
corrupción. Incapaz de restablecer la autoridad, envió a sus hijos fuera y zarpó hacia
la isla de Esciros, donde Licomedes, rey de la isla, lo mató arrojándolo al mar desde un
acantilado. El oráculo de Delfos encargó a los atenienses que recogieran los huesos de
Teseo y los devolvieran a Atenas. Así lo hicieron y le rindieron grandes honores
construyéndole una tumba al pobre y desamparado hombre que les había ofrecido su
amistad.
Texto4a
Comentario1
POSIDÓN
Posidón, en la mitología griega, dios del mar, hijo del titán Cronos y la titánide Rea, y hermano de Zeus y Hades. Poseidón era marido de Anfitrite, una de las
nereidas, con quien tuvo un hijo, Tritón. Poseidón, sin embargo, tuvo otros numerosos
amores, especialmente con ninfas de los manantiales y las fuentes, y fue padre de varios
hijos famosos por su salvajismo y crueldad, entre ellos el gigante Orión y el cíclope Polifemo. Poseidón y la górgona Medusa fueron los padres
de Pegaso, el famoso caballo alado.
Poseidón desempeña un papel importante en numerosos mitos y leyendas griegos. Disputó
sin éxito con Atenea, diosa de la sabiduría, por el control de Atenas. Cuando Apolo,
dios del sol, y él decidieron ayudar a Laomedonte, rey de Troya, a construir la muralla
de la ciudad, éste se negó a pagarles el salario convenido. La venganza de Poseidón
contra Troya no tuvo límites. Envió un terrible monstruo marino a que devastara la
tierra y, durante la guerra de Troya, se puso de lado de los griegos.
El arte representa a Poseidón como una figura barbada y majestuosa que sostiene un
tridente y a menudo aparece acompañado por un delfín, o bien montado en un carro tirado
por briosos seres marinos. Cada dos años, los Juegos Ístmicos, en los que había
carreras de caballos y de carros, se celebraban en su honor en Corinto. Los romanos
identificaban a Poseidón con su dios del mar, Neptuno.
Texto4a
Comentario1
TREMENDOS SECUESTROS
Pirítoo ayuda a Teseo en el primer rapto
de Helena; y Teseo a Pirítoo cuando éste intentó secuestrar a Perséfone.
Sófocles y Eurípides escribieron sendas obras llamadas Teseo.
Texto4a
Comentario1
VENAS Y SANGRE DIVINA
Esta expresión aparece en Esquilo, fr 162 R
de la Niobe. Tambien en Critón 121a.
Texto4a
Comentario1
GENEROS ESTUDIADOS
Sócrates resume los temas estudiados hasta ahora en
relación con la educación de los guardianes perfectos en su ciudad recien fundada.
Señala que hasta ahora se han ocupado de como se debería hablar a tales guardianes sobre
los dioses, los demones y los heroes, asi como de las cosas de ultratumba.
Texto4a
Comentario1
SOBRE EL GENERO DE LOS HOMBRES
Socrates señala que falta por tratar acerca de los pasajes
que hablan sobre los hombres. Confiesa que aquí se encuentran en un atolladero
pues si no saben todavía que es la justicia resulta dificil cuestionar las
afirmaciones presentes en muchos pasajes de la mitología acerca de que existen hombre
malos pero que son felices mientras que otros que son justos son totalmente
desafortunados, asi como que trae cuenta el ser malo con tal de que ello pase inadvertido,
y que la justicia es un bien para el prójimo, pero la ruina para quien la practica.
Texto4a
Comentario1
NARRACIÓN SIMPLE
Sócrates y Adimanto continúan analizando el
tipo de educación a recibir por parte de los guardianes perfectos. Despues de
haber descubierto las narraciones que deberían ser objeto de censura en la educación de
tales guardianes, se trataría, ahora, de estudiar la forma de como llevar a
cabo en la práctica el estudio de las narraciones que se deberían escuchar. En este
contexto, Sócrates, comienza estableciendo una diferencia entre narraciones simples,
narraciones imitativas y narraciones en donde se mezcla lo simple y los
imitativo (epopeyas) . Señala que las narraciones simples son aquellas
en donde quien narra es el propio poeta sin preocuparse por inducirnos a pensar que sea
otro y no él quien habla.
Texto1b
Comentario2
NARRACIÓN POR IMITACIÓN
Se ha observado que la Palabra mímesis va ganando
en significado a o largo de la República. Al principio sólo designa el
estilo dramático en oposición al narrativo (392 d- 394 d); luego
adquiere carácter ético y se emplea en lo referente a costumbres y modos de ser
(394 e, 395 c); y, por último, la palabra tiene valor
metafísico en la parte dedicada a ella del libro X.
Texto1b
Comentario2
MAESTRO RÍDICULO
Rasgo socrático de fina cortesía. En lugar de atribuir
incomprensión al discípulo, dice haberse mostrado él torpe como maestro.
Texto1b
Comentario2
LA ILÍADA
La Iliada se sitúa en
el último año de la guerra de Troya, que constituye el telón de fondo de su trama.
Narra la historia de la cólera del héroe griego Aquiles. Insultado por
su comandante en jefe, Agamenón, el joven guerrero Aquiles se retira de la batalla,
abandonando a su suerte a sus compatriotas griegos, que sufren terribles derrotas a manos
de los troyanos. Aquiles rechaza todos los intentos de reconciliación por parte de los
griegos, aunque finalmente cede en cierto modo al permitir a su compañero Patroclo ponerse a la cabeza de sus tropas. Patroclo muere en el combate, y
Aquiles, presa de furia y rencor, dirige su odio hacia los troyanos, a cuyo líder, Héctor (hijo del rey Príamo), derrota en combate singular. El poema concluye
cuando Aquiles entrega el cadáver de Héctor a Príamo, para que éste lo entierre,
reconociendo así cierta afinidad con el rey troyano, puesto que ambos deben enfrentarse a
la tragedia de la muerte y el luto.
Texto1b
Comentario2
VERSOS DE LA ILÍADA
Ver Ilíada I 15-16.
Texto1b
Comentario2
ATREO
Atreo, en la mitología griega, hijo de Pélope. Cuando el rey de Micenas murió
sin heredero, los notables del reino eligieron a Atreo como su nuevo rey. El hermano de
Atreo, Tiestes, un rival para el trono, sedujo a Aérope, mujer de Atreo y
madre de Agamenón y Menelao. Para vengarse,
Atreo mató a dos hijos de Tiestes y se los sirvió cocidos en un caldero a su padre en un
banquete. Cuando Tiestes terminó de comerse el repugnante alimento, Atreo ordenó que
trajeran una bandeja con las cabezas sanguinolentas de los niños. Tiestes lanzó entonces
una maldición contra su hermano. Después Atreo se casó con Pelopia, hija de Tiestes,
sin saber su verdadera identidad. Su hijo Egisto mató a Atreo
por orden de Tiestes.
Texto1b
Comentario2
HABLA EL PROPIO POETA
Estamos, en este caso, ante una narracion de tipo simple.
Texto1b
Comentario2
ILIÓN
Troya (antigua Ilión),
ciudad famosa de la leyenda griega, en el extremo noroeste de Asia Menor, en la actual
Turquía. El legendario fundador de la ciudad fue Ilus, hijo de Tros, de quien se deriva
el nombre de Troya. El hijo y sucesor de Ilus fue Laomedón, que fue asesinado por el
héroe Hércules, cuando éste capturó la ciudad. Durante el reinado del hijo de
Laomedón, Príamo, tuvo lugar la conocida guerra de Troya, que
provocó la captura y destrucción de la ciudad.
Texto1b
Comentario2
ARGOS
Argos, ciudad del
centro de Grecia, en la región del Peloponeso, cerca de Corinto. El origen de Argos se
remonta a la edad del bronce, por lo que es considerada la ciudad más antigua de Grecia.
En la época de Homero, según la leyenda, fue gobernada por el guerrero Diomedes. Durante
el reinado de Fidón (siglo VII a.C.), Argos fue la ciudad-estado más poderosa del
Peloponeso. Durante el siglo V a.C., su desastroso y prolongado enfrentamiento con Esparta
hizo que su poder e influencia disminuyeran. En el 229 a.C. se integró en la Liga Aquea,
y en el año 146 a.C. pasó a depender de Roma. Argos formó parte del Imperio bizantino
durante la baja edad media. El Imperio turco retuvo la ciudad entre 1460 y 1830. A
comienzos de la década de 1820, cuando Grecia luchaba por su independencia, la ciudad
albergó, durante una pequeña temporada, a la Asamblea Nacional (parlamento) griega;
posteriormente, fue saqueada por el ejército turco en 1825. Hoy en día la ciudad es un
importante nudo ferroviario, y en ella se encuentran las ruinas de un templo dedicado a la
diosa griega Hera. Población (1981), 20.702 habitantes.
Texto1b
Comentario2
TIPO OPUESTO DE NARRACIÓN
Sócrates se refiere aquí a la narración simple, citada
anteriormente, como algo opuesto a la narración imitativa que ahora va
analizar. En la narración imitativa, se procura por todos los
medios que creamos que quien interviene en los pasajes redactados no es el propio poeta
sino el personaje mismo al que se hace referencia. En este sentido,al asimilarse uno mismo
a otro se está imitando a aquel al cual se asimila uno.
Texto2b
Comentario2
LA TRAGEDIA
Según Sócrates existe una especie de narraciones
poéticas que se desarrollan enteramente por imitación: la tragedia y la
comedia. Pues bien Sócrates y Adimanto se proponen analizar si debería
admitirse o no la tragedia y la comedia en la ciudad como elementos educativos
para la vida de los guardianes.
Los primeros datos documentados de
literatura dramática son del siglo VI a.C., y la primera obra crítica sobre la
literatura y el teatro la Poética (330 a.C.) de Aristóteles. Aristóteles sostenía que la tragedia griega se desarrolló a partir del ditirambo,
himnos corales en honor del dios Dionisio que no solamente lo alababan sino que a menudo
contaban una historia. Según la leyenda,Thespis, el líder de
un coro del siglo VI a.C. creó el drama al asumir el papel del personaje principal en una
historia de un ditirambo: él hablaba y el coro respondía. Desde ese hecho sólo había
que dar un pequeño paso para que se incorporaran otros actores y personajes, y la
evolución del drama como forma independiente, según Aristóteles.
La tragedia griega floreció en el siglo V a.C. con autores como Esquilo, Sófocles y Eurípides. Las obras son solemnes, escritas en verso, y
estructuradas en escenas (episodios) entre personajes (nunca hay más de tres personajes
hablando en una escena) e intervenciones del coro en forma de canción (odas). Las
historias están basadas en su mayoría en mitos o antiguos relatos, aunque el objetivo no
fuera simplemente volver a contar esas historias (sobre las que los poetas se tomaban
frecuentes libertades), sino hacer consideraciones sobre el carácter de los personajes,
el papel de la humanidad en el mundo y las consecuencias de las acciones individuales. Por
lo general, eran obras de poca acción y los hechos se relataban a través de diálogos y
canciones del coro.
Las obras se representaban en festivales en honor de Dionisio; estos
festivales incluían el Gran Dionisíaco de Atenas, en primavera; el Dionisíaco Rural, en
invierno; y la Lenaea, también en invierno tras el Rural. Se seleccionaban las obras de
tres poetas para su representación. Aparte de tres obras trágicas (una trilogía), cada
poeta tenía que presentar una sátira, una farsa, a menudo atrevida parodia sobre los
dioses y sus mitos.
Texto2b
Comentario2
LA COMEDIA
Según Sócrates existe una especie de narraciones
poéticas que se desarrollan enteramente por imitación: la tragedia y la comedia.
Pues bien Sócrates y Adimanto se proponen analizar si debería admitirse o no la
tragedia y la comedia en la ciudad como elementos educativos para la vida de los
guardianes. La comedia comenzó a
desarrollarse en Atenas hacia la mitad del siglo V a.C. Las comedias más antiguas que se
conservan son las de Aristófanes.
Aristófanes (c. 445
a.C.-380 a.C.) es considerado como uno de los más grandes autores de comedias de la
historia de la literatura. Sus obras se han representado a lo largo de los siglos y su
ingenio, comicidad y lenguaje poético le han asegurado una popularidad duradera.
Aristófanes escribió 44 obras de teatro, de las que nos han llegado 11. Representó sus
tres primeras obras bajo seudónimo. Una de ellas, Los acamenses (425 a.C.), era un
alegato para terminar la guerra con Esparta. Los caballeros (424 a.C.), la primera
de las obras de Aristófanes representada con su nombre, es una devastadora sátira sobre
el político y militar ateniense Cleón,
campeón de las fuerzas democráticas y jefe del partido belicista. Las nubes (423
a.C.) es una sátira sobre el filósofo griego Sócrates,
cuyos penetrantes análisis de los valores establecidos Aristófanes consideraba enemigos
de los intereses del Estado. En Las avispas (422 a.C.) Aristófanes satiriza los
tribunales de justicia de su tiempo, y en La paz (421 a.C.) vuelve a insistir en la
conveniencia de que finalice la guerra entre Atenas y Esparta. En Los pájaros (414
a.C.) ridiculiza el gusto de los atenienses por los litigios. Lisístrata (411
a.C.), otra sátira sobre la guerra en la que las mujeres luchan por la paz practicando el
celibato, es su obra más famosa. Las tesmoforiazusas (411 a.C.) y Las ranas
(405 a.C.) incluyen ataques contra Eurípides.
La asamblea de las mujeres (392 a.C.) es una sátira sobre la idea de la propiedad
comunal, y en Pluto (388 a.C.) hace una reducción al absurdo del concepto de
redistribución de la riqueza en Atenas. Estas obras, básicamente caprichos, estaban
escritas en una forma menos cuidada que las tragedias, e incluían escenas dialogadas,
extensas arengas corales y gran cantidad de música y danza.
Texto2b
Comentario2
DITIRAMBOS
Aristóteles sostenía que la tragedia griega se desarrolló a
partir del ditirambo, himnos corales en honor del dios Dionisio
que no solamente lo alababan sino que a menudo contaban una historia. Según la leyenda,Thespis, el líder de un coro del siglo VI a.C. creó el drama al asumir el papel
del personaje principal en una historia de un ditirambo: él hablaba y el coro respondía.
Thespis (mediados del siglo VI a.C.), poeta griego que, según la tradición, fue
el inventor de la tragedia. Nacido en Ática, escribió obras de teatro y fue el primer ganador
de un premio a la mejor tragedia convocado por el teatro de Dionisio, alrededor del año
534 a.C. También fue al parecer el primer dramaturgo que introdujo un actor,
independiente del coro, que recitaba monólogos y participaba en diálogos con el
principal miembro del coro. El nacimiento del teatro se sitúa normalmente a partir de
esta innovación. Tespis introdujo asimismo el uso de pigmentos y máscaras para disfrazar
a los intérpretes. El término tespiano (actor), se deriva de su nombre.
Texto2b
Comentario2
TERCER TIPO DE NARRACIÓN
El tercer tipo de narración al que se refiere aquí
Sócrates es aquel que mezcla la narración simple y la narración imitativa y
que se encuentra presente, sobre todo, en las epopeyas.
La Epopeya es un género
poético que se caracteriza por la majestuosidad de su tono y su estilo. Relata sucesos
legendarios o históricos de importancia nacional o universal. Por lo general se centra en
un individuo, lo que confiere unidad a la composición. A menudo introduce la presencia de
fuerzas sobrenaturales que configuran la acción, y son frecuentes en ella las
descripciones de batallas y otras modalidades de combate físico. Las principales
características del género son la invocación de las musas, la afirmación formal del
tema, la participación de un gran número de personajes y la abundancia de parlamentos en
un lenguaje elevado. En ocasiones ofrece detalles de la vida cotidiana, pero siempre como
telón de fondo de la historia y en el mismo tono elevado del resto del poema.
Los griegos distinguieron entre poesía épica y poesía lírica, dos
géneros claramente diferenciados tanto por su naturaleza como por sus modos de difusión.
La poesía lírica expresa ante todo emociones personales y estaba hecha para ser cantada,
mientras que la poesía épica se recitaba.
Los poemas épicos no son historias más o menos divertidas de héroes reales o
legendarios; compendian y expresan el carácter o los ideales de todo un pueblo en un
periodo significativo o crucial de su historia. Los más antiguos exponentes del género
en Grecia eran la Ilíada y la Odisea, del poeta griego Homero.
Texto2b
Comentario2
ADMISIÓN DE LA TRAGEDIA Y LA COMEDIA
Dado que estos dos géneros se definen por realizar
narraciones esencialmente imitativas, no es de extrañar que Socrates se plantee
la necesidad de investigar si los géneros de la tragedia y de la comedia
deberían estar presentes en la ciudad. Nótese que Platón, aquí, no unicamente
está intentando analizar si los guardianes deben ser o no imitadores, sino si
debería prohibirse o no a los poetas el escribir tragedias y comedias. Como veremos,
más adelante, Platón, no se atreverá a suprimir totalmente tales géneros de su ciudad
recién fundada.
Texto2b
Comentario2
GUARDIANES IMITADORES
Para responder a la cuestión de si los guardianes
perfectos deberían utilizar del arte de la narración imitatativa, Sócrates,
comienza recordando que según el principio de la especialización, establecido
anteriormente, cada uno debería practicar unicamente el oficio para el que este
naturalmente dotado. En este contexto, por tanto, los guardianes no
deberían dedicarse ni al oficio de la composición de tragedias ni al de la comedia como
actores.
Texto2b
Comentario2
LIBERTAD DEL ESTADO
Sócrates afirma que los guardianes de su ciudad
ideal son los artesanos más eficaces de la libertad del Estado. Conviene
entender con claridad que Platón cuando habla de la libertad no tiene como
paradigma de la misma a un Estado democrático al cual considerará en los
libros VIII-IX de la Republica como una forma de Estado injusto. La libertad
a la que Platón se refiere en este momento es al hecho de que, según él, los
guardianes, en tanto en cuanto son capaces, por su prudencia y por su valor, de lograr
convivencia interna dentro de la ciudad y convivencia externa con otras ciudades y
pueblos, están siendo artífices esenciales de la libertad. La libertad para Platón, por
tanto, tiene mucho más que ver con la seguridad y con la armonía que con
el ejercicio de unos derechos de participación.
Texto2b
Comentario2
MODELOS A IMITAR
Sócrates no se atreve a hacer desaparecer de su ciudad
ideal los géneros imitativos de la tragedia y de la comedia.
De todos modos, por lo que se refiere al uso pedagógico de tales géneros, por
parte de los guardianes, Sócrates afirma que debería procurarse siempre lo siguiente:
cuando en el curso de la narración de un pasaje lo que se esté describiendo es la
actuación de un hombre de bien, no habría problema en que el que narra imite
(como si fuera el mismo) al personaje en cuestión. Si por el contrario lo que se narra es
la vida de alguien que padece los efectos del amor o de la embriaguez, entonces
el que narra debería guardar distancias con él y realizar una narración simple. Cuando
aparezca un personaje indigno, el narrador deberá negarse en todo momento a
identificarse con él.
Texto2b
Comentario2
IMITACIÓN INFILTRADA
Plutarco en Vita Sol. XXIX 6-7 cuenta que
Solón preguntó a Tespis si no le daba vergüenza mentir de aquel modo
ante tantas personas.Y como Tespis contestara que se trataba de una simple
diversión, el sabio, dando, enojado, con el bastón en el suelo, profetizó que muy
pronto aquella diversión se habría impuesto en los tratos comerciales.
Thespis (mediados del siglo VI
a.C.), poeta griego que, según la tradición, fue el inventor de la tragedia. Nacido en Ática, escribió obras de teatro y fue el primer ganador de un premio a la
mejor tragedia convocado por el teatro de Dionisio, alrededor del año 534 a.C. También
fue al parecer el primer dramaturgo que introdujo un actor, independiente del coro, que
recitaba monólogos y participaba en diálogos con el principal miembro del coro. El
nacimiento del teatro se sitúa normalmente a partir de esta innovación. Tespis introdujo
asimismo el uso de pigmentos y máscaras para disfrazar a los intérpretes. El término
tespiano (actor), se deriva de su nombre.
Texto2b
Comentario2
IMITACIÓN E INSULTOS
Escenas de mujeres insultando a sus esposos debían de ser
frecuentes en las comedias; en la Níobe de Esquilo, la protagonista es castigada
por haber osado rivalizar, en punto a fecundidad, con la diosa Leto; Eurípides tuvo el
atrevimiento de presentar en escena el nacimiento de Télefo, hijo de Auge.
Texto2b
Comentario2
IMITACIÓN Y DEMENCIA
Ver Las Euménides de Esquilo, Ayante de
Sófocles, Heracles y Orestes de Eurípides.
Texto2b
Comentario2
IMITACIÓN Y TRUENOS
Los griegos empleaban ya máquinas esénicas para producir
determinados efectos: se citan, por ejemplo, las destinadas a imitar truenos y
relámpagos.
Texto2b
Comentario2
DICCIÓN PROPIA
La conclusión a la que Sócrates y Adimanto
llegan en su análisis del papel de las narraciones imitativas en la eduación de
los guardianes es la siguiente:
DOS CLASES DE DICCIÓN
Las dos clases de dicción, a las que se refiere Sócrates, son
la narrativa y la imitativa.
Texto3b
Comentario2
PRIMERA CLASE DE DICCIÓN
En la dicción narrativa el
ritmo es casi uniforme
Texto3b
Comentario2
OTRA CLASE DE DICCIÓN
En la dicción imitativa es
necesaria la existencia de toda clase de armonías y ritmos.
Texto3b
Comentario2
GENEROS ACEPTADOS EN LA
CIUDAD
Sócrates se pregunta acerca
de cual de las clases de dicción debería aceptarse en al ciudad recién fundada: la
narrativa, la imitativa o un mezcla de ámbas. Como puede verse, Adimanto,
responde que aquella represente una imitación pura de lo bueno.
Texto3b
Comentario2
LIDIA MIXTA
En tiempos de Platón se
distinguían siete armonías: lidia mixta; lidia (con la que hay que
identificar, al parecer, la lidia tensa de Platón); frigia; doria; lidia laxa; jonia laxa
(debió de haber una jonia tensa, pero no se sabe nada de ella); e hipodoria o locria, no
citada esta última por Platón. De las seis restantes, las dos primeras, cuya final
melódica es una mediante, son condenadas por excesivamente lastimeras; las dos últimas,
terminadas en tónica, lo son por demasiado «muelles y convivales» u orgiásticas;
quedan, pues, la frígia y la doria, de caracter severamente educativo, cuya terminación
melódica recae sobre una dominante.
ARMONÍAS LAXAS
En tiempos de Platón se
distinguían siete armonías: lidia mixta; lidia (con la que hay que
identificar, al parecer, la lidia tensa de Platón); frigia; doria; lidia laxa; jonia laxa
(debió de haber una jonia tensa, pero no se sabe nada de ella); e hipodoria o locria, no
citada esta última por Platón. De las seis restantes, las dos primeras, cuya final
melódica es una mediante, son condenadas por excesivamente lastimeras; las dos últimas,
terminadas en tónica, lo son por demasiado «muelles y convivales» u orgiásticas;
quedan, pues, la frígia y la doria, de caracter severamente educativo, cuya terminación
melódica recae sobre una dominante.
ARMONÍA DORIA
En tiempos de Platón se
distinguían siete armonías: lidia mixta; lidia (con la que hay que
identificar, al parecer, la lidia tensa de Platón); frigia; doria; lidia laxa; jonia laxa
(debió de haber una jonia tensa, pero no se sabe nada de ella); e hipodoria o locria, no
citada esta última por Platón. De las seis restantes, las dos primeras, cuya final
melódica es una mediante, son condenadas por excesivamente lastimeras; las dos últimas,
terminadas en tónica, lo son por demasiado «muelles y convivales» u orgiásticas;
quedan, pues, la frígia y la doria, de caracter severamente educativo, cuya terminación
melódica recae sobre una dominante
ARMONÍA FRIGIA
En tiempos de Platón se
distinguían siete armonías: lidia mixta; lidia (con la que hay que
identificar, al parecer, la lidia tensa de Platón); frigia; doria; lidia laxa; jonia laxa
(debió de haber una jonia tensa, pero no se sabe nada de ella); e hipodoria o locria, no
citada esta última por Platón. De las seis restantes, las dos primeras, cuya final
melódica es una mediante, son condenadas por excesivamente lastimeras; las dos últimas,
terminadas en tónica, lo son por demasiado «muelles y convivales» u orgiásticas;
quedan, pues, la frígia y la doria, de caracter severamente educativo, cuya terminación
melódica recae sobre una dominante.
SOLO DOS ARMONÍAS
Unicamente deberían permitirse, por tanto, aquellas
melodías que fueran capaz de imitar la voz y los acentos de un héroe que, en acción de
guerra, sufre un revés o una herida, y, sin embargo, aún en tales circunstancias se
defiende firme y valientemente contra su mala fortuna; o aquellas en las que se imite una
acción de advertencia a amonestación amigable y pacificadora. Estas dos armonías, la
violenta y la pacífica son las que deberían ser objeto de escucha y
estudio por parte de los guardianes.
SONES DISTINTOS
Literalmente «rnás cuerdas
distintas», aunque es evidente que «cuerda» sustituye metafóricamente a «son». A
continuación llama «panarmónícos» (como más arriba «poliamónicos») a aquellos
instrurnentos que, por su gran perfección y complejidad, resultaban aptos para la música
panarmónica.
INSTRUMENTOS APOLINEOS
Es conocidísimo el mito de
Apolo y el sátiro Marsias, que, derrotado con su flauta por la cítara del dios en
competición juzgada por las Musas, fue desolladodo por aquél. Apolo era considerado como
ínventor de la cítara, pero la lira más bien era atribuída a Hermes, y la siringa a
Pan. La flauta fue primeramente tenida por un invento de Atenea, pero, al perder su
importancia en Atenas como instrumento de la clase elevada, se creó la leyenda de que
Marsias cogió la flauta que había arrojado la diosa, cansada de su propio invento.
MARSIAS
Marsias, en la mitología griega, uno de los sátiros. Encontró la flauta que Atenea, la
diosa de la sabiduría, inventara y que después abandonaría porque al tocarla se
hinchaban sus mejillas y se deformaban sus rasgos. Marsias llegó a ser un músico tan
eximio que desafió a Apolo, dios de la música, a una competición, cuya
ganador tendría derecho a castigar al perdedor. Las musas otorgaron la
victoria a Apolo, quien tocaba la lira. El dios desolló a continuación a Marsias, de
cuya sangre brotó un río.
!POR EL CAN!
Es éste un pintoresco juramento
eufemístico que Sócrates parece que repetía ya que que puede encontrarse también en Apol.
21 e.
PURIFICACIÓN CIUDAD DE
LUJO
Sócrates se
refiere aquí a lo tratado en 372e.
ELEMENTOS RÍTMICOS
Es sumamente complicada la
cuestión de los ritmos. Suele llamarse básis, «base», a una dipodia o
combinación de dos pies con un solo ictus principal; pero aquí parece que
Sócrates emplea la palabra como sinónimo de «pie».
TRES TIPOS RITMICOS
Los tres tipos rítmicos o éíde
parecen ser los llamados géne por Arístides Quíntiliano, 1 34: tó íson, en
que las dos partes del pie están en relación de 2/2 (p. ej., el espondeo, dáctilo y
anapesto); tó hemiólion, en que la proporción es 3/2 (crético, baqueo); tó
diplásion, de proporción 2/1 (yambo, troqueo). A éstos hay que agregar el génos
epítriton (3/4), si se considera los epítritos como pies independientes.
DAMÓN
Sócrates, que en este punto
finge una gran ignorancia (si quizá natural en él, extraña en Platón, que gozó de una
esmerada educación musical), remite a Darnón, músico ateniense, consejero de Pericles,
que estudió la influencia moral de los modos, ritmos y metros.
CANTIDADES LARGAS O BREVES
El enoplio no es precisamente
un pie, sino un ritmo anapéstico propio de la marcha; más especialmente se aplica el
nombre a un verso igual en su forma al prosodíaco cataléctico (v - uu - uu -). El
dáctilo es el conocido pie épico (- vv), El heroico debe de ser el ritmo dactílico, que
comprende dáctilos y espondes. Lo que sigue es algo confuso: parece que Damón, en sus
explicaciones orales, escribía «arriba» la arsis o tiempo débil y «abajo» la tesis o
tiempo fuerte (P. e¡., - v v). «Igualando la sílaba de arriba y la de abajo» quiere
decir, pues, «demostrando que una y otra son iguales (en el génos íson;»; y
«haciéndolo terminar ya en breve, ya en larga» significará «incluyendo en el ritmo
dáctilos (- v v) y espondeos (- -)». El yambo (u -) y el troqueo (- u) son los pies bien
conocidos.
VIVACIDAD
La vivacidad
(agogé) es el «tempo». Una larga era teóricamente dos veces mayor que una
breve, pero esto no tenía más que un valor relativo; era posible, pues, cantar más o
menos de prisa los distintos pies.
ARMONÍA EN EL ALMA
Es evidente que Platón que no
concibe la educación musical para uso y disfrute de los sentidos. Si la música
educa en el ritmo y en la armonía, esta educación debería introducirse en lo
más recóndito del alma con el objeto de dotar a sus guardianes perfectos de un
elemento que les permita controlar sus pasiones.
EDUCADA EN ESTE ASPECTO
Es decir, «en la
música».
FORMAS ESENCIALES
Sócrates está señalando, ya
aquí, que el conocimiento de las ideas o formas esenciales de las cosas
- en este caso habla de de la virtudes - es algo imprescindible en la educación de los
guardianes perfectos. Más adelante será esta cuestión un tema central de
reflexión en la República.
AMOR DEL MÚSICO
La educación músical produciría un tipo de hombre que poseería
los rasgos descritos anteriormente, es decir, sería alguien que es capaz de distinguir
la belleza de la fealdad en las imágenes artístícas que pueblan la ciudad; alguien
que posee ritmo y armonía en lo más recóndito de su alma; y alguien que está
ya preparado para reconocer las formas esenciales de las cosas. Un sujeto con educación
musical amará tambien, según Platón, a las personas que presenten estos mismos
rasgos.
Texto3d
Comentario4
EL VERDADERO AMOR
La posesión de un alma rítmica y armoniosa educada musicalmente,
sería capaz, según Sócrates, de distinguir lo autenticamente bello, y, por ello,
despreciaría la desmesura y la incontinencia. Es en este contexto en dónde Sócrates
comienza a hablar de lo que denomina como verdadero amor. Quizas, por primera vez
en Grecia, al menos de una forma muy clara, y sobre las bases de una educación musical
que debería ayudar a producir almas armoniosas y bellas, Sócrates, establece una
diferencia clara entre amor y sexo. El último se identifica con la
locura y la incontinencia, mientras que el segundo estaría muy relacionado con la
educación y la guía que el amante (erastés) debía ejercer sobre el amado
(paidiká). Notar que como buen griego, Sócrates, al hablar del verdadero amor,
no se refiere tanto al que existe entre hombre y la mujer como al existente
entre el amante y el amado.
PROMULGACIÓN DE UNA LEY
En el contexto de la concepción platónica sobre el
verdadero amor, Sócrates, propone la promulgación de una ley que afecte a la
desmesura y desarmonía en relación con el amor carnal entre los amantes. Sería
esta una ley que prohiba que el amante bese al amado, esté con él o lo toque.
El amante debe ser como un hijo para el amado. De lo contrario habrá de sufrir que se
moteje de ineducado y grosero.
EL AMANTE
El amante, erastés, que es mayor en edad, debe
amar al más joven, paidiká, como a un hijo, de manera que entre ellos se produzca
el tókos en kalói característico del noble amor platónico.
TOQUETEOS ENTRE AMANTE Y AMADO
Estos deberían consistir en caricias totalmente inocentes,
como aquellas de que hace objeto Sócrates a Fedón en el consnovedor pasaje de Phaed.
89 b.
FIN DEL ESTUDIO SOBRE LA MUSICA
Al llegar a este punto, Sócrates afirma
haber finalizado la conversación sobre el papel de la música en la educación
de los guardianes y en la marcha de la ciudad. A continuación le toca el lugar a la Gimnasia.
LA GIMNÁSTICA
A partir de ahora Sócrates y Adimanto pasan a
analizar el papel de la Gimnasia y de la dieta alimenticia en la
educación de los jovenes guardianes.En relación con la misma Sócrates comienza
estableciendo que el verdadero fín de la gimnasia y de la dieta no debería ser, como
puede parecer a primera vista, el cuidado del cuerpo sino del alma, puesto que es
ésta la que dota al cuerpo de todas sus perfecciones.
Texto1e
Comentario5
SOMNOLENCIA
Sócrates rechaza, como modelo a seguir en la educación
gimnástica de los guerreros de su ciudad ideal, el regimen de vida que
observaban los atletas de su época, entre otras cosas, porque, además de una
alimentación inadecuada, se pasaban la mayor parte del día durmiendo. ¿Cómo podrían
servir de ejemplo para unos guardianes que, como canes, deberían estar siempre en vela y
dispuestos para el combate?. Sobre la somnolencia de los ginmastas,
se dice que un campeón mundial de boxeo de la época dormía dieciséis horas diarias.
Otros ataques contra el género de vida de los atletas profesionales se puede ver en
Aristóteles. Pol. 1338 b 9 y sigs. y Eurípides, fr. 282 N.
Texto1e
Comentario5
PESCADO DIETA INADECUADA
Sócrates cita a Homero y la creencia de que el pescado no
era un alimento adecuado en la dieta de un un atleta. Ver lo que dice el cómico Eubulo,
fr. 118 K.-A.
Texto1e
Comentario5
HELESPONTO
La pesca era muy abundante por aquellas regiones: Ver
Ilíada. IX 360.
Texto1e
Comentario5
COCINA SIRACUSANA
Platón se refiere a la glotonería de los siracusanos. Ver
tambien Epist. VII 326 b.
Texto1e
Comentario5
PARANGÓN ENTRE GIMNASIA Y MÚSICA
Sócrates pone aquí en relación la salud corporal
de los guerreros con lo dicho anteriormente acerca de la simplicidad de la música.
Así señala que del mismo modo que la música infunde en las almas templanza,
una alimentación sencilla ayuda tambien a la desarrollo equilibrado del cuerpo.
Señala tambien que si los guardianes no observaran estrictamente los principios de la
sencillez en su dieta alimenticia no sería de extrañar que nos encontraramos con una ciudad
enferma de alma y de cuerpo y, consiguientemente necesitada de
médicos (sanadores de los cuerpo) y de jueces (sanadores de los males del
alma)
Texto1e
Comentario5
TRIBUNALES
Sócrates afirma aquí que si los guardianes no
observaran estrictamente los principios de la sencillez en su dieta alimenticia para su
educación gimnástica no sería de extrañar que nos encontraramos con una ciudad
enferma de alma y de cuerpo que, consiguientemente necesitaría de (sanadores
de los males del alma), es decir, de Jueces y Tribunales en dónde curar esas
heridas.
Texto1e
Comentario5
DISPENSARIOS MEDICOS
Sócrates afirma aquí que si los guardianes no
observaran estrictamente los principios de la sencillez en su dieta alimenticia para su
educación gimnástica no sería de extrañar que nos encontraramos con una ciudad enferma
de alma y de cuerpo que, consiguientemente necesitaría de médicos (sanadores de
los cuerpo).
Texto1e
Comentario5
MEDICINA
A partir de ahora, Sócrates, inicia una sere de reflexiones
relacionas con la naturaleza de la medicina y de cual debería ser su auténtica
función en el cuidado corporal de sus guardianes perfectos, en particular, y en los
hombres en general.
Texto2e
Comentario5
ASCLEPÌADAS
Los Asclepíadas eran los miembros de
una escuela de medicina que actuaba en Cirene, Rodas, Cos y Cnido. Su nombre significa «hijos
de Asclepio».
CATARROS
Katárrous es palabra usada por Hipocrátes
para designar un flujo de humores internos.
ASCLEPIO
Asclepio, es, en la mitología griega, el dios de la
medicina. Era hijo del dios Apolo y de Corónide, una hermosa muchacha de Tesalia. Disgustado
porque Corónide le era infiel, Apolo la mató y entregó a su pequeño hijo al centauro
Quirón para que lo criara. Asclepio aprendió todo lo que Quirón sabía sobre el arte de
la medicina y pronto se convirtió en un gran físico. Como cometió el imperdonable
pecado de dar vida a los muertos, el dios Zeus lo castigó con un rayo. Durante cientos de
años después de su muerte, los enfermos visitaron los numerosos templos construidos en
su honor. Allí ofrecían sacrificios y elevaban plegarias a Asclepio quien, según
creían, se les aparecía en sueños y les prescribía remedios para su enfermedad.
HIJOS DE ASCLEPIO
Entre los hijos de Asclepio estaba Podalirio, único
médico, con su hermano, del ejército griego (Ver Ilíada. XI 833).
VINO DE PRAMMO
El vino de Pramno, al que en principio se suponía
procedente de la región montañosa de la isla de Ícaros llamada así, era muy
espeso y fuerte según Ateneo.
QUESO
El autor del tratado hipocrático De morb. IV 5, 1
considera el queso como inflamativo (phlegmatódes).
EURIPILO
Platón se confunde
aquí, pues la poción de referencia no fue dada a Eurípilo, sino al propio Macaón,
hijo de Aselepio, por Hecamede, esclava de Néstor (Ver Ilíada XI 624); así lo
cuenta él núsmo en Io 538 b-r.
PATROCLO CUIDA A EURIPILO
Es a Eurípilo a quien cuida Patroclo (Ver
Iliada XI 844 y sigs.; cf. XV 393-4), administrándole una raíz pulverizada.
TERAPEUTICAS PEDAGOGICAS
La terapéutica «pedagógica» es aquella en
que se sigue paso a paso el curso de la enfermedad del mismo modo que la educación de un
niño. Platón la encomia, desde el punto de vista científico, en Timeo 89c. La
misma idea de Platón ha sido repetida por Rousseau (je ne sais point
apprendre a vivre á qui ne songe qu'á s'empecher de mourir) y por Rochefoucauld
(c'est une ennuyeuse maladie que de conserver sa santé par un trop grand régime).
HERÓDICO DE MEGARA
Sobre Heródico de Mégara, ciudadano más tarde
de Selimbria, cf. Prot. 316 e, Phaedr. 227 d y Aristót. Rhet. 1361 b 4 y
sigs. (no se le confunda con el hermano de Gorgias, citado en el diálogo de este nombre,
448 b). ).
OCUPACION Y CIUDAD BIEN REGIDA
LIBRE DE PREOCUPACIONES
Esta concepción que describe Sócrates nos da una pista
interesante de la posición de los griegos de la época sobre la vida y la muerte.
Ésta última lo que puede representar realmente es liberar al hombre de una
carga y de preocupaciones en esta vida pero sin esperar (como sucede con el cristianismo)
una mejor vida en el más allá. Ante una prescripción médica que ponga trabas a la
realización de tareas propias, el griego con toda naturalidad y racionalidad
manda a paseo al médico y se pone a hacer su vida corriente, y, o se cura y vive en lo
sucesivo atendiendo a sus cosas, o bien,si su cuerpo no puede soportar el mal, se muere y
queda con ello libre de preocupaciones. En un apotegma lacónico recogido por
Plutarco (Apophtb. Lac. 231 a) se dice que «el mejor médico es el que no
pudre a los enfermos, sino que los entierra cuanto antes».
REGLAS DE LA MEDICINA
Es tambien curiosa la regla que Sócrates aplica a la
medicina: quien no es capaz de vivir desempeñando las funciones que le son
propias; en el caso de enfermar, no debe recibir cuidados por ser una persona inutil tanto
para el mismo como para la sociedad. Unicamente aquellos que tienen cuerpos sanos
por naturaleza se les debe prescribir algún tipo de medicación con el objeto de superar
la enfermedad.
Cuando se sitúa muchas veces a Platón con un antecesor del cristianismo se
olvida hacer referencia a concepciones como las presentes aquí al hablar sobre las reglas
de la medicina y que nos demuestran claramente que Platón es, ante todo, un hombre de
mentalidad griega y racional y muy poco mediatizada por concepciones que son propias de un
pensar judeo-cristiano.
REMEDIOS CALMANTES
Ver Ilíada IV. 218-219. Aquí, el sujeto es
Macaón solo. De todos modos Platón acomoda el pasaje a su texto de modo que forme un
hexámetro.
MIDAS
Midas, en la mitología griega, rey de Frigia, en Asia Menor. Por la hospitalidad que le había
brindado al sátiro Sileno, Dioniso, el dios del vino, ofreció concederle todo lo que
deseara. El rey pidió que todo lo que tocara se convirtiera en oro, pero pronto lamentó
su elección porque hasta la comida y el agua se transformaban en ese metal. Para
liberarse del encantamiento, Midas recibió el consejo de Dioniso de bañarse en el río
Pactolo. Se decía que después se descubrió que las arenas del río contenían oro.
Midas fue también uno de los jueces en una disputa musical entre los dioses Apolo y Pan. Cuando Midas prefirió la flauta de Pan a la lira
de Apolo, éste transformó las orejas de Midas en otras de asno. Midas era capaz de
ocultar sus orejas a todos menos a su barbero, quien escondió el secreto en un agujero
hecho en la tierra. Cuando el viento soplaba, las cañas que crecían sobre el agujero
repetían la historia.
LOS TRAGICOS
Ver lo que dice Esquilo en Agam. 1022 y sigs.;
Eurípides, en Alc. 3 y sigs.; Píndaro, en P. III 55 y sigs.
BUENOS MÉDICOS
Notar la diferencia que Sócrates establece entre buenos médicos
y médicos habilidosos. Los primeros serían aquellos que poseen una gran
experiencia en el trato con los enfermos.
Texto3e
Comentario5
BUENOS JUECES
En relación con los jueces, Sócrates, solamente acepta la
existencia de los buenos jueces y rechaza, como puede verse más adelante, a los jueces
habilidosos.
MEDICOS HABILIDOSOS
Los médicos habilidosos serían, según Sócrates, aquellos
que ademas de ser buenos, es decir, de tener una amplia experiencia en su
profesión, han sufrido personalmente en sus carnes toda clase de
enfermedades.Ello les hará comprender mejor animicamente la naturaleza de tales
enfermedades.
LOS JUECES
Sócrates afirma que los jueces son quienes gobiernan las almas
por medio del alma. Cuanto más experiencia tengan en este tipo de gobierno
mejores jueces serán. Ahora bien, Sócrates, rechaza a los jueces habilidosos,
es decir, jueces que hayan experimentada en sí mismos la enfermedad del alma. En este
sentido, se diferencian de los médicos habilidosos. Mientras éstos son necesarios en la
ciudad, los jueces habilidosos sobran en la misma pues eso significaría que han
experimentado en sí mismos la maldad.
JUECES ANCIANOS
Sócrates defiende la posición tradicional griega de que los jueces
debían ser principalmente ancianos y con experiencia en el trato de almas
ajenas. Esa experiencia les permitiría saber -sin necesidad de experimentarla- lo que es
el mal de la injusticia y poder asi castigarla.
HOMBRES HABILIDOSOS
Sócrates identifica aquí a lo que denomina hombre habilidoso con el
comerciante hábil en el trato de los negocios pero con un alma que no es buena
porque el modelo que le ayuda a triunfar en los mismos no es tampoco bueno. En ningún
momento, según Sócrates, debería buscarse entre este linaje a los jueces que deberían
ejercer en su ciudad ideal.
LA MALDAD
Sócrates parece identidicar el hombre habilidoso, citado
anteriormente, con la representación de la maldad y a ésta con con un tipo de ignorancia.
Y es que, según Sócrates, la maldad imposibilita que para conocerse a sí
misma y a su contrario, es decir, a la virtud.
VIRTUD INNATA
Sócrates parece hablar de la existencia en el hombre de una virtud
innata que puede desarrollarse mediante la educación y el aprendizaje. Este
desarrollo mediante el aprendizaje, contrariamente a la maldad que es pura ignorancia,
puede permitir un conocimiento tanto de la virtud en sí misma como de su contrario,
es decir, la maldad.
EL HOMBRE SABIO
Se nos manifiesta aquí claramente el rasgo intelectualista y
moral del pensamiento platónico. El sabio es identificable con el hombre virtuoso;
el ignorante lo es con el hombre de naturaleza mala.
JUDICATURA Y CUERPO MEDICO
Lo que Sócrates afirma en este breve pasaje es digno de un
análisis pormenorizado. Es evidente que de todo lo dicho, habría que deducir que en su
ciudad ideal debería existir un cuerpo médico formado por buenos y habilidosos
médicos. Tambien debería existir una judicatura formada unicamente por buenos
jueces. Ahora bien lo que merece la pena analizar muy detenidamente es el cometido
que Sócrates atribuye a tanto al ámbito de la judicatura como médica. Tal cometido
se puede ver más adelante.
CUERPO MÉDICO Y JUDICATURA
Lo que Sócrates afirma en este breve pasaje es digno de un análisis
pormenorizado. Es evidente que de todo lo dicho, habría que deducir que en su ciudad
ideal debería existir un cuerpo médico formado por buenos y habilidosos
médicos. Tambien debería existir una judicatura formada unicamente por buenos
jueces. Ahora bien lo que merece la pena analizar muy detenidamente es el cometido
que Sócrates atribuye a tanto al ámbito de la judicatura como médica.
Tal cometido se puede ver más adelante.
DEJAR MORIR
Este parece ser unos de los cometidos que Sócrates atribuye a los
buenos y habilidosos médicos que debían existir en su ciudad ideal: cuidar de
los ciudadanos que tengan bien constituidos su cuerpo y su alma. A los que no lo
tengan habría que dejarlos morir y no realizar ningún tipo de cuidado sobre sus
cuerpos.
CONDENAR A MUERTE
Este parece ser uno de los cometidos que Sócrates atribuye a los buenos
jueces que deberían existir en su ciudad ideal: condenar a muerte a todos
aquellos que tengan un alma naturalmente mala e incorregible.
LA MEJOR SOLUCIÓN
El discípulo de Sócrates reconoce que lo dicho por el maestro,
sobre el cometido de la judicatura y el cuerpo médico en su ciudad ideal, es la mejor
solución. Conviene notar que este concepto de solución volverá a
repertirse muchas veces tristemente en la historia de la humanidad. Al escucharla en boca
del joven discípulo uno tiende a pensar si la racionalidad no está, en este
caso, supeditata a la política y, por tanto, poder afirmar que el discurso
racional socrático (¿platónico?) no es tan puro como puede parecer a
primera vista.
JOVENES
Estos jovenes a los que se refiere Sócrates son los guardianes
perfectos.
Texto4e
Comentario5
RECURRIR A LA JUSTICIA
Anteriormente Sócrates ha establecido que la justicia
tenía su razón de ser, dentro de su ciudad recien fundada, porque podría hacer frente a
aquellos que estaban enfermos del alma. Es evidente que los guardianes
perfectos, si reciben una correcta educación, basada en la música tal como
se ha establecido anteriormente, lograrían un alma templada haciendo innecesario
que tuvieran que recurrir para nada a la judicatura.
CULTIVO DE LA GIMNASIA
Es evidente tambien, según Sócrates, que si los guardianes
perfectos reciben una correcta educación basada en la gimnasia, ello haría
casi innecesario que tuvieran que acudir a la medicina y a los médicos.
Esto no quiere decir que Sócrates esté afirmando aquí que la enfermedad corporal
no podría hacer aparición entre los guardianes perfectos; ésta podría aparecer
(por ejemplo, bajo la forma de una herida en combate). Pues bien, incluso aquí la labor
del médico debería consistir en dejar que el enfermo evolucione según su
naturaleza ya que un cuerpo sano, educado en la gimnasia, podría sanar casí por sí
mismo con los mínimos cuidadados y siempre,claro está que la herida no fuera fatal.
Platón no está defendiendo la inmortalidad para sus guardianes perfectos.
Texto4e
Comentario5
ELEMENTO FOGOSO
El elemento fogoso del que aqui habla Sócrates estaría
intimamente relacionado con lo que más adelante denominará como alma irascible.
Texto4e
Comentario5
CUIDADO DEL ALMA
Es evidente que, según Sócrates, una educación basada en la
música y en la gimnasia no implica que persigan cosas diferentes: la gimnasia
el cuidado del cuerpo y la música el cuidado del alma. Ambas persiguen lo mismo:
el cuidado del alma.
BRUTALIDAD
Una educación basada exclusivamente en la gimnasia, sin
tocar para nada a la música, embrutece a los hombres. En este contexto no está de más
escuchar los que dice Ramón y Cajal sobre este tema: «El ejercicio físico en los hombres de estudio debe ser moderado y breve, sin
llegar jamás a la fase del cansancio... Los deportes violen tos cuotídianos disminuyen
rápidamente la aptitud para el trabajo intelectual. Llegada la noche, el cerebro,
fatigado por las descargas motrices --que parecen absorber energías de todo el
encéfalo-, cae sobre los libros con la inercia de un pisapapeles...Estos procesos
explican por qué casi todos los jóvenes sobresalientes en los deportes y en la gimnasia
(hay excepciones) son poco habladores y poseen pobre y rudo intelecto.
(Ramón y Cajal, Recuerdos de mi vida).
AMBAS CUALIDADES
Anteriormente se había establecido que el guardian
perfecto debería combinar en si la fogosidad y la fiereza en
contra de los enemigos de la ciudad, con la amabilidad y la ternura para con los
habitantes de la propia ciudad.
ARMONIZACIÓN
De nuevo aparece aquí la idea de armonía como
base necesaria para la educación de los guardianes perfectos. La fogosidad y
la ternura deberían armonizarse lo más posible a través de la educación
musical que tendería al desarrollo de la segunda y la gimnasia que
tendería a desarrollar la primera.
FEBLE GUERRERO
Así se le llama a Menelao en Ilíada XVII 588; el
propio Platón recuerda el mismo pasaje en el Banquete 174 c.
Un feble guerrero es un sujeto desarmonizado. En este caso porque la blandura
de la educación musical se a impuesto sobre la fogosidad de la educación
gimnástica.
TRATO CON LAS MUSAS
Una educación en dónde no esté presente la educación
músical ni el trato con las Musas produce tambien un sujeto inarmónico
en dónde prima la brutalidad y la fuerza de la parte fogosa de su alma.
Las Musas, en la mitología griega, eran nueve diosas, hijas del dios Zeus y Mnemosine, la diosa de la
memoria. Las musas presidían las Artes y las Ciencias y se creía que inspiraban a los
artistas, especialmente a poetas, filósofos y músicos. Calíope era la musa de la
Poesía épica, Clío la de la Historia, Euterpe de la Poesía lírica, Melpómene de la
Tragedia, Terpsícore de la Música y la Danza, Erato de la
Poesía amorosa, Polimnia de la Poesía sagrada, Urania de la Astronomía y Talía de la
Comedia.
Se decía que eran las compañeras de las Gracias y de Apolo, el
dios de la música. Ellas se sentaban junto al trono de Zeus, rey de los dioses, y
cantaban su grandeza, el origen del mundo y sus habitantes, así como las gloriosas
hazañas de los héroes. Se las veneraba en toda la antigua Grecia, especialmente en el
Helicón, Beocia, y en Pieria, Macedonia.
DIVINIDAD OTORGADORA
Sócrates quiere dar un respaldo religioso a su
discurso racional: es la divinidad quien ha otorgado a los hombres las artes de la
música y de la gimnasia. Ambás deben armonizarse con el fín de lograr un sujeto
fogoso y filósofo a la vez.
PROPORCIONALIDAD
Según Sócrates si los jovenes, destinados a defender y
gobernar la ciudad, saben combinar en su justa proporción una educación musical
y gimnástica, es cuando podrá decirse con total seguridad que estamos antes unos perfectos
guardianes.
NORMAS GENERALES
Estas normas generales se refieren a lo tratado anteriormente sobre
la educación musical y gimnástica de los jovenes guerreros.
Texto1f
Comentario6
NUEVAS DEFINICIONES
A paritir de ahora, Sócrates, plantea la necesidad de definir
claramente cuales deberían ser lo rasgos que deberían poseer los ciudadanos
encargados de gobernar la ciudad. Comienza destacando los siguientes:
OBJETO DE SU AMOR
El amor como deseo (eros) es aplicado aplicado en
este caso a lo que es conveniente tanto para la ciudad como para uno
mismo. De este modo - como sucede entre amante y amado - prosperan tanto la
ciudad como el individuo. Pues bien, los llamados a gobernar la ciudad debían
mantener con ella la misma relación existente entre un amante y su amado.
Texto1f
Comentario6
ELECCIÓN ENTRE LOS GUARDIANES
Sócrates propone a continuación hacer una selección entre los
guardianes con el objeto de descubrir entre ellos a los mejores dotados para el gobierno
de la ciudad.
Texto1f
Comentario6
CON ASENSO O SIN EL
En relación con la necesidad de realizar una selección entre
los guardianes, con el objeto de averigüar quienes de ellos destacan por sus
cualidades para gobernar la ciudad, Sócrates, hace referencia a la necesidad de
vigilar a tales guardianes desde niños con el objeto de observar si se mantienen firmes
en sus convicciones o si, por el contrario, se dejan seducir echando por la
borda sus enseñanzas.
En este contexto, Sócrates, afirma que nuestro espíritu puede asentir ante una
opinión de dos modos: o bien dándole nuestro asentimiento o bien sin
dárselo. No interviene nuestro asentimiento cuando la verdad objetiva
se impone como tal y es así al margen de lo que nosotros pensamos; interviene nuestro
asentimiento cuando descubrimos que, por ejemplo, estábamos engañados ante álgo y,
saliendo de nuestro engaño, asentimos ante la nueva verdad que se nos muestra. Más
adelante, Sócrates, pondrá en relación todo lo que acaba de decir con las pruebas
de selección a las que deberían ser sometidos los guerreros de la ciudad.
Texto1f
Comentario6
POSEER LA VERDAD
La verdad consiste, en este caso, en pensar que las
cosas son como son. Esto implica que la verdad es una realidad objetiva al
margen de que nos guste o no. No tiene sentido, afirmar que no nos gusta la verdad de que,
por ejemplo, el triangúlo tenga tres lados. Estamos una verdad no subjetiva.
Pues bien, en este pasaje, Sócrates, está situando en este contexto el ámbito de la
verdad. Texto1f
Comentario6
LOS FORZADOS
Son aquellos que dan su asentimiento no a la verdad
objetiva sino a algo que descubren cuando algun suceso (un dolor o una pena)
les hace descubrir la verdad de algo. La verdad, en este caso, se les impone por
fuerza.
Texto1f
Comentario6
LOS SEDUCIDOS
Son aquellos que dan su asentimiento no a la verdad objetiva
sino que cambian de criterio y dan su asentimiento porque han sido seducidos por
algún placer o por algún temor. Se corresponde con la prueba de la goeteía
de la que se habla más adelante.
Texto1f
Comentario6
PRUEBAS
En el contexto de la selección a realizar entre los
guardianes para descubrir a los mejores gobernantes de la ciudad, Sócrates, habla
realmente de tres clases de pruebas: de klopé, para ver si el educando se
olvida o se deja robar la opinión, es decir, se deja engañar, v. gr., por sofistas y
demagogos. De bía para ver si resiste a la violencia. Y de goeteía para
ver si se deja encantar por el placer o asustar por el miedo.
Texto1f
Comentario6
TERCERA PRUEBA
Se refiere a la prueba de la goeteía, es decir,
aquella que va destinada a ver si el educando se deja encantar por el placer o asustar por
el miedo.
Texto1f
Comentario6
INSTAURARLO COMO GOBERNANTE-GUARDIAN
Notar que Sócrates afirma que aquel - o aquellos- que
supere las pruebas debería ser instaurado como gobernante y guardián
de la ciudad. Estamos, por tanto, ante la figura de lo que es realmente el guardian
perfecto. Como veremos, más adelante, los que no superen la prueba serán los
denominados auxiliares. Más adelante todavía de entre los guardianes perfectos,
Sócrates, propondrá hacer una seleción -basada sobre todo en el saber- de dónde
saldrán los denominados regentes-filósofos.
Texto1f
Comentario6
GUARDIANES PERFECTOS
Los guardianes perfectos son, por lo tanto,
aquellos que superan las pruebas que anteriormente se han descrito. De ellos saldrán los guerreros
y los regentes filósofos.
Texto1f
Comentario6
AUXILIARES
Denomina así Platón a aquellos que no superan las pruebas
descritas anteriormente. De aquí en adelante el término epíkouroi (auxiliares) se usa
sólo para los auxiliares: Phylakes sigue siendo vocablo general aplicado
indistintamente a árchontes y epíkouroi.
Texto1f
Comentario6
MENTIRAS BENEFICIOSAS
No olvidar que anteriormente Sócrates había establecido
que la mentira podía ser algo necesario siempre que se tratase, a través de
ella, de salvaguardar los intereses de la comunidad. Ver 389 b.
EL CASO FENICIO
Es decir, una historia semejante a la del fenicio Cadmo,
que sembró en Tebas los dientes del dragón, de donde brotaron los Spartoí.
EL MITO DE LAS RAZAS DE ORO,PLATA Y BRONCE
El pasaje, en dónde se relata este mito, está inspirado
en Hesíodo, Op. 109-201, como reconoce el propio Platón en 546 e.
El mito lo utiliza Platón para fundamentar su tesis de que en una ciudad justa
cada linaje o grupo social debería realizar las funciones específicas para las
que, por naturaleza, estaban destinados. Intentando dar tambien al mito un caracter
religioso se establece que todos los humanos, aún proveniendo de un mismo origen (la
tierra), no todos están formados por el mismo material sino que los dioses
hicieron entrar oro en la composición de aquellos que estaban destinados a
mandar; plata en los auxiliares, y bronce y hierro en los labradores y
demás artesanos.
CRIANZA DEL GANADO
Sócrates utiliza ahora el simil del pastor, al que le
resultaría humillante que la crianza dada a sus perros les llevarán a atacar a sus
mismos rebaños, con la posibilidad de que una mala crianza o una mala
educación llevara a los auxiliares a abusar de su poder en contra de los
habitantes de su propia ciudad.
Texto1g
Comentario7
AUXILIARES
Son los epíkouroi. Denomina así Platón
a aquellos que no fueron capaces de superar las pruebas realizadas en la selección de los
guardianes perfectos. A partir de ahora los auxiliares se convierten en
servidores y ayudantes de tales guardianes. Pero a Platón parece preocuparle la
educación de quienes han fallado una vez. Por eso tratará a continuación de cual
debería ser su duro regimen de vida.
Texto1g
Comentario7
BUENA EDUCACIÓN
Se refiere a la educación que deberían de recibir los auxiliares.
Tal educación debería ir encaminada a apaciguar (parece que la música y la
gimnasia no habían llegado) la parte fogosa de su alma haciendo de ellos
ciudadanos mansos consigo mismos y con aquellos a quienes guardan.
Texto1g
Comentario7
REGIMEN DE VIDA DE LOS AUXILIARES
Sócrates describe claramente cuál debería ser el regimen
de vida (sin duda copiado posteriormente por los monjes medievales) de los
auxiliares:
COMIDAS EN COMÚN
Las comidas en común y la prohibición de los metales
preciosos son rasgos tomados de la constitución espartana.
Texto1g