ALMA COMO FORMA
Como los cuerpos físicos parecen ser en grado máximo sustancias, y todo
cuerpo que vive es un cuerpo físico, habrá que sostener necesariamente que todo
cuerpo que vive es sustancia. Y como es ente en acto, tendrá que ser sustancia
compuesta. Más como al decir «cuerpo que vive», decimos dos cosas, que es
cuerpo, y que es cuerpo de tal índole, es decir, que tiene vida) no se puede
sostener que la parte del cuerpo que posee vida y que se llama cuerpo sea el
alma. Por alma, en efecto, entendemos aquello por lo cual lo que tiene vida
vive; por lo tanto, hay que concebirla como algo que está en un sujeto,
entendiendo aquí sujeto en sentido amplio, no sólo en cuanto que se llama
sujeto algo que es ente en acto conforme a lo cual se dice que el accidente
está en un sujeto, sino también en el sentido en que a la materia prima que es
ente en potencia, se le llama sujeto. El cuerpo, en cambio, que recibe la vida)
tiene más el carácter de sujeto y materia que el de algo que está en un
sujeto.
Así que, como hay tres clases de sustancias, el compuesto, la materia y la
forma, y como el alma no es el compuesto, que es el cuerpo que tiene vida; ni la
materia, que es el cuerpo que como sujeto recibe la vida, queda, por exclusión,
que el alma es sustancia como la forma o especie de tal cuerpo, es decir, del
cuerpo físico que tiene en potencia la vida. (Tomás de Aquino)