SOBRE LA NATURALEZA DE LOS DESEOS
Protarco
Veamos, Sócrates, lo que viene detrás.
Sócrates
Según las apariencias, nos veremos obligados a entrar en la indagación de muchas cosas para llegar al origen del placer y a todas las formas que él toma. En efecto, nos es preciso explicar antes lo que es el deseo, y cómo se forma.
Protarco
Examinémoslo, que en ello nada perderemos.
Sócrates
Por el contrario, Protarco, cuando hayamos encontrado lo que buscamos, desaparecerán nuestras dudas sobre estos objetos.
Protarco
Tu réplica es justa, pero sigamos adelante.
Sócrates
Hemos dicho que el hambre, la sed y otras muchas afecciones semejantes son especies de deseos.
Protarco
Seguramente.
Sócrates
¿Qué vemos de común en estas afecciones tan diferentes entre sí, que nos obliga a darlas el mismo nombre?
Protarco
¡Por Júpiter!, quizá no es fácil explicarlo, Sócrates; es preciso, sin embargo, decirlo.
Sócrates
Para eso tomemos el punto de partida desde aquí.
Protarco
Si quieres, dime desde dónde.
Sócrates
¿No se dice ordinariamente que se tiene sed?
Protarco
Sin duda.
Sócrates
Tener sed, ¿no es advertir un vacío?
Protarco
Seguramente.
Sócrates
La sed, ¿no es un deseo?
Protarco
Sí, de bebida.
Sócrates
¿De bebida, o de verse saciado con la bebida?
Protarco
Sí; de verse saciado, en mi opinión.
Sócrates
De manera que desea al parecer lo contrario de lo que experimenta, porque, notando el vacío de la sed, desea que cese este vacío.
Protarco
Es evidente.
Sócrates
¡Pero qué!, ¿es posible que un hombre, que se encuentra con este vacío por primera vez, llegue, sea por la sensación, sea por la memoria, a llenarlo de una cosa que no experimenta en el acto, y que no ha experimentado antes?
Protarco
¿Cómo puede suceder eso?
Sócrates
Sin embargo, todo hombre que desea, desea alguna cosa; decimos nosotros.
Protarco
Sin duda.
Sócrates
No desea lo que el experimenta, porque tiene sed; la sed es un vacío y desea llenarlo.
Protarco
Sí.
Sócrates
Es necesario que aquel que tiene sed, llegue a la repleción o la satisfaga por alguna parte de sí mismo.
Protarco
Sin duda.
Sócrates
Es imposible que sea por el cuerpo, puesto que allí está el vacío.
Protarco
Sí.
Sócrates
Resta, pues, que el alma llegue a la repleción, y esto sucede por la memoria evidentemente.
Protarco
Es claro.
Sócrates
¿Por qué otro conducto, en efecto, podría conseguirlo?
Protarco
Por ningún otro.
Sócrates
¿Comprendemos lo que resulta de todo esto?
Protarco
¿Qué?
Sócrates
Este razonamiento nos hace conocer, que no hay deseo del cuerpo.
Protarco
¿Cómo?
Sócrates
Esto nos demuestra, que el esfuerzo de todo animal se dirige siempre hacia lo contrario de aquello que el cuerpo experimenta.
Protarco
Eso es cierto.
Sócrates
Este apetito, que le arrastra hacia lo contrario de lo que experimenta, prueba que hay en él una memoria de las cosas opuestas a las afecciones de su cuerpo.
Protarco
Seguramente.
Sócrates
Esta reflexión nos hace ver que la memoria es la que lleva al animal hacia lo que él desea, y nos prueba al mismo tiempo que toda especie de apetito, todo deseo, tiene su principio en el alma, y que ella es la que manda en todo el animal.
Protarco
Muy bien.
Sócrates
La razón no permite en manera alguna que se diga, que nuestro cuerpo tiene sed, tiene hambre, ni que experimenta otra cosa semejante.
Protarco
Nada más cierto.