Meditaciones Metafísicas |
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ACERCA DE LAS IDEAS Unos pensamientos son como
imágenes de las cosas, que
son los únicos a los que conviene el nombre de idea, como cuando pienso
un hombre una químera, el cielo, un ángel o Dios. Otros
tienen además
otras formas, como cuando deseo, temo, afirmo, niego; entonces aprehendo
siempre alguna cosa como sujeto de mi reflexión.... Unos se llaman
voluntades o afectos y los otros juicios........En lo que se refiere a las
ideas, si se consideran en sí mismas y no las refiero a alguna otra
cosa, no pueden ser propiamente falsas.....Por lo tanto nos restan
solamente los juicios..........El principal error de ellos consiste en juzgar
las ideas que existen en mí iguales o parecidas a las cosas que existen
fuera de mí; puesto que si considerase tan solo a las ideas como
maneras de mi pensamiento y no las refiriése a otras cosas, no podría
ofrecer ocasión para errar..... Pues bien, de estas ideas, unas son innatas, otras
adventicias y otras hechas por
mí; puesto que la
facultad de aprehender lo que son las cosas, qué es la verdad y qué es
el pensamiento, no parece provenir de otro lugar que no sea mi propia
naturaleza; en cuanto al hecho de oir un estrépito, ver el sol, sentir
el fuego, ya he indicado que procede de ciertas cosas colocadas fuera de
mí; y finalmente las sirenas, los hipógrifos y cosas parecidas son
creadas por mí....Pues bien, he de examinar, en relación a las ideas
tomadas de las cosas que existen fuera de mí, qué causa me mueve a
juzgarlas parecidas a esas cosas..... Páreceme enseñarmelo la
naturaleza ya que experimento que no dependen de mi voluntad.....se
presentan sin mi consentimiento, ya que, quiera o no, siento el calor y
por lo tanto considero que aquel sentido o idea de calor, procede de una
cosa que no soy yo, es decir, del calor del fuego junto al que estoy
sentado. Y no hay nada más razonable que juzgar que es esa cosa la que
me envía su semejanza.... Cuando digo que he sido enseñado así por
naturaleza, quiero decir tan sólo que algún ímpetu espontaneo me
impulsa a creerlo y no que alguna luz natural me muestre que ello es
verdadero.... La ideas que me son mostradas por la luz natural (por
ejemplo, del hecho de que dude, se deduzca que existo) de ningún modo
pueden ser dudosas, dado que no puede haber ninguna otra facultad a la
que confíe tanto como a esta luz....pero en lo que se refiere a los
ímpetus naturales, ya he observado con frecuencia que he sido
arrastrado por ellos a la peor parte cuando se trataba de elegir el
bien..........Pues bien, aunque estas ideas (adventicias) no dependan de mi
voluntad, no por ello es seguro que procedan de cosas colocadas fuera de
mí...quizás hay en mí alguna facultad, que no me es conocida todavía
claramente, creadora de estas ideas......Pero, aunque procedieran de
cosas ajenas a mí, no por ello se sigue que hayan de ser parecidas a
ellas. Muy al contrario....como, por ejemplo, existen en mi mente dos
ideas de sol, una adquirida por medio de los sentidos, que según creo,
debe incluirse entre las ideas adventicias, en la que se me aparece muy
pequeño, y otra tomada del estudio astronómico, es decir, de ciertas
nociones que me son innatas o formadas por mí de cualquier otro
modo...El cálculo demuestra que es precisamente la más lejana a la
realidad aquella que parece proceder más directamente del sol mismo; lo
que demuestra que yo, guiado por un ciego impulso, he creido existen
cosas diferentes a mí que me enviaban sus imágenes... Por otro lado,
es manifiesto que debe haber al menos igual realidad en una causa
eficiente que en el efecto de dicha causa. Porque, ¿de dónde podría
tomar su realidad el efecto a no ser de la causa? ¿Y de qué modo la
causa puede otorgarla al efecto, a no ser que la poseea?....De aquí se
deduce que....lo menos perfecto no puede crear a lo más perfecto. Pero
todo lo dicho no solamente se aplica a los efectos cuya realidad es
actual, sino tambien a las ideas....... Es decir, una piedra, por
ejemplo,que no existía antes, no puede empezar a existir si no es
producida por alguna cosa en la que exista todo aquello de lo que está
compuesta la piedra....Por otra parte, no puede existir en mí la idea
de calor o de una piedra a no ser que haya sido introducida en mí por
una causa en la que exista al menos la misma capacidad de juicio que
existe en mi....porque si suponemos que existe algo en la idea que no se
encuentra en la causa, entonces esto lo posee de la nada. |
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PENSAMIENTOS
Con el descubrimiento del Cógito, ergo sum, Descartes, concibe de
modo claro y distinto que es un substancia pensante, es decir, un ser que
tiene pensamientos o ideas. Ahora bien, si Descartes finalizará aquí su
investigación desembocaría en una especie de solipsismo al tener que
reconocer que unicamente está seguro de que piensa pero que sobre los objetos
de tal pensamiento sigue la duda. No se puede olvidar que, a estas alturas de su
3ª Meditación, la duda sobre la certeza de las cosas
corporeas e, incluso, de las verdades matemáticas siguen estando
presente. Como Descartes es consciente de ello, decide seguir sus reflexiones
con el objeto de averigüar algo acerca de la certeza de las cosas que no
son pensamientos. Lo que sucede es que, para llevar a cabo tal investigación,
tiene que partir necesariamente del pensamiento como tal ya que éste es
la única realidad con certeza apodíctica. Del pensamiento debe abrirse
a las cosas. De ahí que Descartes inicie la 3ª Meditación analizando
la naturaleza de los pensamientos o ideas.
3ª Meditación
IMAGENES DE LAS COSAS
OTROS PENSAMIENTOS
LOS JUICIOS
ERROR DE LOS JUICIOS Creer que las ideas son parecidas a las cosas que
representan Pensar que las cosas son la causa de las ideas que
representan, es decir, que las ideas,como imágenes de las cosas, proceden
de tales cosas.
IDEAS INNATAS
IDEAS ADVENTICIAS IDEAS FACTICIAS EXAMEN DE IDEAS ADVENTICIAS IDEAS PARECIDAS A LAS COSAS LA NATURALEZA LUZ NATURAL PROCEDENCIA IDEAS IDEAS Y COSAS NO SE PARECEN IGUAL REALIDAD EN CAUSA Y EFECTO CONCLUSIÓN IDEA DE DIOS IDEA DE COSAS CORPOREAS IDEA DE LOS ÁNGELES IDEA DE HOMBRES PARECIDOS A MÍ ¿QUE SUCEDE CON LA IDEA DE DIOS?
Descartes hace referencia a dos clases de pensamientos o ideas.
Unos son como imágenes de las cosas, es decir, son los pensamientos que
reflejan aspectos de la vida exterior o interior del sujeto. Cuando, despues de
ver el sol, pienso en él lo represento, es decir, pienso en él a través de
una imagen situada en mi interior. Descartes denomina a estas imágenes de las
cosas como Juicios.
3ª Meditación
Otra clase de ideas son las que Descartes denomina como Modos de
Pensamiento. Estas ideas o pensamientos son distintos de las imágenes pues no
representan a ningún tipo de objeto sino que aquí el pensamiento es
considerado como una facultad que nos permite pensar, desear, afirmar o
negar. Además esos Modos de Pensamiento no pueden ser verdaderos
ni falsos ya que lo es verdadero o falso no es el pensamiento en sí sino
los objetos que tal pensamiento considera. Descartes denomina a los modos
de pensamiento como voluntades o afectos.
3ª Meditación
A partir de ahora, Descartes, excluye de su investigación los modos de
pensamientos, ya que éstos no son ni verdaderos ni falsos, y se centra en
el estudio de aquellas ideas o pensamientos que son imágenes de
las cosas (Juicios) y que si pueden ser verdaderos o falsos.
3ª Meditación
A partir de ahora, Descartes, inicia el análisis de lo que él
considera com el principal error de las ideas o pensamientos como
imágenes de las cosas, (juicios) y que consiste en dos cuestiones:
3ª Meditación
De entre los pensamientos o ideas como imágenes de las
cosas, Descartes, habla de las ideas innatas. Tales ideas no son aquellas
con las que uno nace sino ideas que nos permiten aprehender lo que son
las cosas, la verdad y el pensamiento.
3ª Meditación
Otra clase de ideas, como imagen de las cosas, se
corresponde con las ideas adventicias, es decir, aquellas ideas que
provienen del exterior, como, por ejemplo, oir un estrépito, ver el
sol o sentir el fuego.
3ª Meditación
Son aquellas ideas que representan cosas inventadas
por uno mismo, como, por ejemplo, una sirena o un hipógrifo.
3ª Meditación
A partir de ahora, Descartes, deja de lado las ideas innatas y las
ideas facticias y se centra en el examen de las ideas adventicias, es decir, de
aquellas ideas tomadas de las cosas existentes fuera de mí.
3ª Meditación
Tal como queda señalado anteriormente, y, en relación con las ideas
adventicias, Descartes, descubre que parece existir una tendencia a dar por
hecho que, entre las cosas y las ideas que representan a tales cosas, existe un
parecido. ¿Pero es realmente así?
3ª Meditación
En el análisis sobre el parecido entre cosas e ideas, Descartes,
establece una diferencia entre naturaleza y luz natural. Define a la
naturaleza como impetu, tendencia o creencia. Esta tendencia natural es la que
nos lleva a creer que, como las ideas que tenemos sobre las cosas suceden al margen de nuestra
voluntad, entre la idea y la cosa existe un claro parecido.
3ª Meditación
Descartes identifica la luz natural con la razón y la contrapone
a todo aquello en lo que creemos por naturaleza. Ello implica, por tanto,
que puede ser que creamos algo por naturaleza y que, sin embargo, se nos
revele como totalmente falso cuando, tal creencia, es sometido al tribunal de la
luz natural.
3ª Meditación
En la 3ª Meditación, Descartes, no analiza unicamente si
existe parecido entre las cosas y las ideas sino tambien si las ideas proceden
de las cosas. Y es que por naturaleza tambien tendemos a creer que las ideas que
tenemos sobre las cosas tienen su causa en estas mismas cosas. Lo que sucede es
que la luz natural nos puede mostrar que tal creencia, basada en la naturaleza, no
se corresponde con la verdad.
3ª Meditación
Descartes, sobre la base de la luz natural, analiza ahora si es cierto
que existe un parecido entre las cosas y las ideas. Para ello se sirve del
ejemplo del sol. Tenemos dos ideas que representan al sol. Una de ellas la
recibimos a través de los sentidos y procede de la cosa; la otra la recibimos
a través del estudio astronómico y el cálculo. ¿Cuál de estas dos
ideas se parece más a lo que realmente es el sol? La respuesta es clara: la que
recibimos del mismo sol, como cosa u objeto que vemos, es la que más se aleja
del sol verdadero. Es la idea que no procede de la visión del sol, la que más se
parece a lo que el sol realmente es.
3ª Meditación
Descartes establece, casi como un axioma, el
principio que establece que debe haber, al menos, igual realidad en una causa y
su efecto. La utilización de este principio le sirve para analizar la
cuestión, planteada anteriormente, acerca de si las cosas son la causa de las
ideas, es decir, si es cierto que las ideas proceden de las cosas. Sobre la base
de este principio es evidente que la respuesta tiene que ser negativa. Si una
cosa es la causa de que exista en mi la idea que la refleja, es evidente que tal
cosa, como causa, debería tener, al menos, la misma realidad que el
efecto (idea). Ahora bien, la idea es una realidad inmaterial. Ello implica, por
tanto, que si una piedra es la causa de que exista en mí su idea, y yo soy una
substancia pensante e inmaterial, entonces la piedra debería ser tambien una
substancia pensante y inmaterial, algo que resulta absurdo defender.
3ª Meditación
Despues de haber señalado como la luz natural nos muestra que no está
nada claro que exista parecido entre cosas e ideas; y que tampoco es
evidente que las ideas procedan de las cosas, Descartes, intenta sacar
las consecuencias de todo ello. Una de esas consecuencias es la de
intentar averigüar de dónde proceden las ideas que existen en su mente.
Por lo establecido hasta ahora, según la luz natural, las cosas no
parecen ser la causa de las ideas. Ahora bien, si no son las cosas la causa de
las ideas, entonces parece que tal causa es uno mismo. Pero si es uno mismo, entonces
unicamente estamos seguros de la existencia del Yo, con lo que desembocamos de
nuevo en el solipsismo y la negación de la certeza de las cosas
materiales. Ante este dilema, Descartes, cree necesario y esencial intentar descubrir algún
tipo de idea, de la cual uno mismo no fuera la causa, ya que nos
permitiría poder defender la existencia de una realidad, diferente a uno
mismo, y que fuera la causa de tal idea.
3ª Meditación
De entre la ideas, que Descartes dice tener, una de ellas
representa a Dios. ¿Podría ser uno mismo la causa de que exista en él tal
idea?
3ª Meditación
Otra de las ideas que dice tener Descartes se refiere a las cosas
corporeas. ¿Podría ser uno mismo la causa de tal idea? Su respuesta es
afirmativa. Es cierto, argumenta, que las cosas son algo material y yo soy una
substancia pensante e inmaterial, lo que parece invalidar que uno mismo pueda
ser la causa de tal idea (por supuesto tampoco la cosa podría ser causa de la
idea, tal como hemos visto anteriormente). De todos modos, dado que tanto uno
mismo como la realidad material son substancias, no
resultaría absurdo pensar que uno mismo, en cuanto substancia, pudiera ser la causa de otra realidad que tambien lo es.
3ª Meditación
Descartes afirma que uno mismo podría ser la causa de que en él
existiera la idea de los ángeles. ¿Cómo es esto posible, en el caso de
los ángeles, y no es posible -como veremos- con la idea de Dios? Descartes
señala que uno mismo podría crear la idea de ángel ya que concibe al ángel
-al modo tomista- como algo inmaterial, formal e inmortal, pero, al mismo
creado, como algo finito, es decir, creado. Pues bien, si uno se analiza a sí
mismo se encuentra que como substancia pensante es tambien algo inmaterial.
Pero, además, afirma Descartes, tambien tengo en mí la idea de algo puramente
inmaterial como es Dios. ¿Por qué no pensar que a partir de la idea que tengo
de mi mismo, como cosa pensante e inmaterial, y de la idea que tengo de Dios
podría crear la idea de otra entidad (ángel) aunque no hubiera ángeles en el
mundo?
3ª Meditación
Del mismo modo uno mismo podría ser la causa de la idea de otros
hombres. Descartes quiere señalar con esto que, a partir de la idea que
tiene de sí mismo, no sería absurdo que pudiera crear la idea de otros
hombres que se parecieran a él, incluso aunque no existiera hombre alguno
en el mundo.
3ª Meditación
A esta altura de la 3ª meditación, Descartes, parece haber mostrado que uno
mismo podría ser la causa de que existan en él ideas que se
refieren a las cosas corporeas, a los ángeles y a otros hombres
parecidos a él. Ahora bien, además de estas ideas, tengo en mí -dice
Descartes, una idea que representa a una substancia infinita, independiente,
omnisciente y omnipotente. ¿Podría ser yo mismo la causa de esa
idea?..........