Tratado de la naturaleza
humana
Primera parte: Del entendimiento
Acerca de la creencia
Apuntes
La reflexiones anteriores sobre la idea de conexión
necesaria conducen a Hume, de un modo natural, a tener que analizar la PROBLEMÁTICA
DE LA CREENCIA, como un mecanismo esencial en el psiquismo
humano: y es que la conexión necesaria al depender para su formación, tanto de
la repetición como de la costumbre, hace realmente que nuestra certeza sobre la
misma tenga más un validez interna que objetiva o de experiencia externa.
Consiste realmente más en algo en lo que confiamos que algo que podamos
demostrar científicamente.
Ahora bien, para Hume la CREENCIA no
es una cuestión de fe, es decir, una tendencia a creer lo
que no vemos. La creencia es una determinada idea vivaz
relacionada o asociada a una impresión presente. Por ejemplo, la impresión
interna de la costumbre de haber observado, en multitud de casos, cosas
parecidas que se comportan como causa y efecto, lleva a la mente a CREAR
UNA IDEA FUERTE Y VIVAZ que le conduce, no solamente a
entender o concebir lo señalado, sino también a CREER
en lo entendido o concebido. Creencia y Fe no coinciden, por tanto, en Hume.
Las principales ideas de Hume acerca de la Creencia son las siguientes:
- No es lo mismo el conocimiento de un objeto que
nuestra creencia en él. La diferencia
reside esencialmente en el
diferente MODO de aprehender el
objeto en un caso y en el otro. La creencia añade
algo nuevo a la mera concepción del objeto. (Ver ejemplos que pone Hume en
relación con la persona que aventura proposiciones con las que no está de
acuerdo, por ejemplo, que Cesar murió en la cama ........)
- En las relaciones de ideas es imposible la
no-creencia en algo. Aquí, nos es imposible
concebir algo que se oponga a una demostración .En las cuestiones de
hecho, sin embargo, como lo contrario siempre es posible, podemos
tener presente la creencia o la no-creencia. Pues bien, se
pregunta Hume: ¿en qué consiste la diferencia entre
creencia e incredulidad en una cuestión de hecho?
- La creencia no hace otra cosa, frente a la incredulidad,
que VARIAR el modo como
concebimos un objeto. Ello implica que, la creencia, proporciona a nuestras
ideas una fuerza y vivacidad adicionales. Por ello, una opinión o
creencia es, como ya señalamos al principio, una idea vivaz
relacionada o asociada con una impresión presente.
- De todos modos, la creencia es algo más que una idea;
es un determinado modo de formar una idea. Para explicar en que consiste
realmente este MODO DIFERENTE de
concebir una idea, Hume, acude al sentimiento de cada uno: aquellas ideas a
las que prestamos asentimiento y que sentimos de modo diferente a las ideas
de la fantasía o la ficción; he ahí, lo que Hume entiende
por modo de la creencia.
- Y es que Hume diferencia claramente entre ficción
y creencia. Y ello por lo siguiente: en la creencia está
presente un sentimiento o sensación que no depende de nuestra voluntad y
que no podemos manipular a nuestro antojo, y que, de alguna manera, nos
obliga a dar asentimiento ante algo. Ello no sucede con la ficción
imaginativa que domina las ideas y las une o mezcla de todas las formas
posibles, pero nunca puede alcanzar el sentir de la creencia.
- La creencia se refiere siempre a cuestiones de
hecho y deriva principalmente de algún objeto presente a la memoria o a los
sentidos y de una conjunción habitual. En definitiva, es la COSTUMBRE
la causa esencial del origen de la creencia.
Además, esta creencia llega a sobrepasar a la memoria y la sentidos,
ampliando la misma hacia cuestiones del futuro ( ver ejemplos de trozo de
madera al fuego y de la espada que apunta a su pecho. ) A su vez, la
costumbre es producida por numerosas impresiones y conjunciones pasadas.
- Hume habla también de la SEMEJANZA
y de la CONTIGÜIDAD
como causas de la creencia. Su posición, sin embargo, hay que explicarla y
matizarla. Es cierto, señala Hume, que si vemos el retrato de alguien que
se parece a un amigo, su imagen es más fuerte
y vivaz que si tal retrato no se le parece o si tal retrato no existe y
hacemos trabajar únicamente a la imaginación. En este sentido, por tanto,
parece evidente que la semejanza AVIVA
las ideas. Del mismo modo, cuando alguien se acerca a un lugar conocido sus
imágenes sobre el mismo se avivan más que cuando estamos en uno
desconocido. Por todo ello, parece que la contigüidad aviva
también las ideas. Ahora bien, ¿son realmente tales ideas causas de la
creencia? La respuesta de Hume es clara: únicamente la causa y el efecto
originan el modo de la creencia. De todos modos, señala también, que dado
que la semejanza y la contigüidad ayudan a avivar nuestras ideas, también
tienen su efecto en el surgimiento de la creencia, aunque de un modo
inferior a la causalidad.
Presentación