¿Cómo
llegamos al conocimiento de la idea de causa-efecto? Me permitiré afirmar
que el conocimiento de esta relación en ningún caso se alcanza por
razonamientos a priori, sino que surge enteramente de la
experiencia....Preséntese a un hombre muy bien dotado de razón y luces
naturales. Si este objeto le fuera enteramente nuevo, no sería capaz, ni
por el más meticuloso estudio de sus cualidades sensibles, de descubrir
cualquiera de sus causas o efectos. Adán, aún el caso de que le
concediésemos facultades racionales totalmente desarrolladas desde su
nacimiento, no habría podido inferir de la fluidez y transparencia del
agua, que le podría ahogar, o de la luz y el calor del fuego, que le
podía consumir. Ningún objeto revela por sus cualidades que aparecen a
los sentidos, ni las causas que los produjeron, ni los efectos que surgen
de él, ni puede nuestra razón, sin la asistencia de la experiencia,
sacar inferencia alguna.
|
Las
causas y efectos no pueden descubrirse por la razón, sino por la
experiencia....Si presentamos a un hombre que no tiene conocimiento de
filosofía natural, dos piezas de mármol pulido, nunca descubrirá que se
adhieren de tal forma que para separarlas es necesaria una gran fuerza
rectilínea, mientras que ofrecen poca resistencia a una presión
lateral...Tampoco nadie se imagina que la explosión de la pólvora o la
atracción de un imán podrían descubrirse por medio de argumentos a
priori...Tendemos, sin embargo, a imaginar que en los asuntos cotidianos
podríamos descubrir los efectos de algo a través de la mera operación
de la razón, sin acudir a la experiencia. Nos imaginamos que si de
improviso nos encontráramos en este mundo, podríamos desde el primer
momento inferir que una bola de billar comunica su moción a otra al
impulsarla, y que no tendríamos que esperar el suceso para pronunciarnos
con certeza acerca de él. Tal es el influjo del hábito.
|
Para comenzar debidamente debemos considerar la idea de la causalidad y ver de qué origen se deriva. Es imposible razonar con exactitud y entender perfectamente la idea acerca de la que razonamos, y es imposible entender perfectamente una idea sin seguirla hasta su origen y examinar la impresión primaria de la que surge..... Dirijamos, por consiguiente, nuestra vista a dos objetos cualesquiera de los que llamamos causa y efecto e indaguemos en todos sentidos para hallar la impresión que produce esta idea de una importancia tan prodigiosa. A primera vista percibo que no debo buscar una cualidad particular de los objetos, ya que cualquiera que sea la cualidad que elija hallo siempre algún objeto que no la posee y que, sin embargo, cae bajo la denominación de causa y efecto. De hecho no hay nada existente ni externa ni internamente que no pueda ser considerado como causa o efecto, aunque es manifiesto que no hay ninguna cualidad que corresponda universalmente a todos los seres y les conceda el derecho a esta denominación. La idea de la causalidad debe derivarse de alguna relación entre los objetos y debemos ahora intentar descubrir esta relación. Hallo, en primer lugar, que todos los objetos que se consideran como causa y efecto son contiguos y que nada puede operar en un tiempo o lugar que se halle algo separado del de su propia existencia. Aunque los objetos distantes puedan a veces parecer producirse los unos a los otros, se halla después de más detenido examen que están enlazados por una cadena de causas contiguas entre ellas y con los objetos distantes, y cuando en un caso particular no podemos descubrir esta conexión presumimos que existe. Podemos considerar, pues, la relación de CONTIGÜIDAD como esencial a la de causalidad; al menos podemos suponer que lo es, según la opinión general, hasta que hallemos una ocasión más apropiada para esclarecer esta cuestión, examinando qué objetos son o no son susceptibles de yuxtaposición y enlace. La segunda relación que haré observar como esencial para las causas y efectos no es tan universalmente reconocida, sino que se halla sometida a alguna controversia. Es esta la de la PRIORIDAD en el tiempo de la causa con respecto del efecto. Algunos pretenden que no es absolutamente necesario que una causa preceda a su efecto, sino que un objeto o acción en el primer momento de su existencia puede ejercer su cualidad productiva y dar lugar a otro objeto o acción perfectamente contemporáneo con él mismo. Pero además de que la experiencia en muchos casos parece contradecir esta opinión, podemos establecer la relación de prioridad por una inferencia o razonamiento.....Habiendo así descubierto o supuesto que las dos relaciones de contigüidad y sucesión son esenciales a las causas y efectos, hallo que me encuentro detenido y no puedo proseguir adelante, considerando un caso particular de causa y efecto. El movimiento en un cuerpo se considera, mediante el choque, como causa del movimiento en otro. Cuando consideramos estos objetos con la mayor atención, hallamos que un cuerpo se aproxima al otro y que el movimiento de uno precede al del otro, pero sin un intervalo sensible. Es en vano torturarnos con una reflexión y pensamiento ulterior sobre este asunto. No podemos ir más lejos considerando este caso particular...... ¿Debemos contentamos con estas dos relaciones de contigüidad y sucesión como aportándonos una idea completa de la causalidad? De ningún modo. Un objeto puede ser contiguo y anterior a otro sin ser considerado como su causa. Existe una CONEXIÓN NECESARIA que debe ser tenida en consideración, y esta relación es de mucha mayor importancia que ninguna de las dos antes mencionadas. Aquí de nuevo investigo el objeto en todos sentidos para descubrir la naturaleza de esta conexión necesaria y hallar la impresión o impresiones de las que esta idea puede ser derivada. Cuando dirijo mi vista a las cualidades conocidas de los objetos descubro inmediatamente que la relación de causa y efecto no depende en lo más mínimo de ellas. Cuando considero sus relaciones no puedo hallar ninguna más que las de contigüidad y sucesión, que ya he considerado como imperfectas y no satisfactorias. ¿Debe hacerme afirmar la falta de esperanza en el éxito que yo poseo aquí una idea que no va precedida de una impresión similar? Esto sería una prueba demasiado fuerte de ligereza e inconstancia, ya que el principio contrario ha sido establecido tan firmemente que no admite duda alguna, al menos hasta que hayamos examinado más plenamente la dificultad presente.
|
Por
consiguiente, sólo por experiencia podemos inferir la existencia de un
objeto de la de otro. La naturaleza de la experiencia consiste en esto:
recordamos haber tenido frecuentes ejemplos de la existencia de una
especie de objetos; recordamos también que los individuos pertenecientes
a otra especie de objetos han acompañado siempre a los primeros, y que
han existido según un orden regular de contigüidad y sucesión con
ellos. De este modo, recordamos haber visto esta especie de objetos que
denominamos llama, y haber sentido esa especie de sensación que
denominamos calor. Y, de la misma manera, recordamos mentalmente su CONJUNCIÓN
CONSTANTE en todos los casos pasados. Sin más preámbulos,
llamamos a los uno causa y a los otros efecto..... En definitiva, al
avanzar en el tema hemos descubierto sensiblemente una nueva relación
entre la causa y el efecto....Esta relación es la conjunción constante.
Contigüidad y sucesión no bastan para poder decidir si dos objetos son
causa y efecto, a menos que percibamos que esas dos relaciones se
conservan en varios casos....aunque, a decir verdad, no parece que esta
relación de conjunción constante, recién descubierta, nos haga avanzar
sino muy poco en nuestro camino...ya que aunque la repitamos al infinito,
nunca originaríamos por mera repetición de una impresión pasada un
nueva idea original, como la de conexión necesaria.
|