Introducción Ecce homo
(Reacciones encontradas)
Este escrito de Nietzsche, la más original introducción a su
vida y a su obra que pudiera pensarse, ha sido y continuará siendo un libro
desconcertante e incluso enigmático. Para unos representa la cumbre más alta en la
historia universal de la autobiografta; es, según ellos, un libro sincero, honesto,
desgarrado, un libro que fascina por la claridad que lanza sobre un alma, sobre la
historia de un alma; constituye un acto de valentía sin igual, mediante el que alguien
dice por fin: Ecce homo; sí, aquí tenéis al hombre, podéis mirarlo; pero no
olvidéís que bajo su humana figura se esconde un dios... Aquí estoy yo, el
primer espíritu del siglo, olvidados despreciadopor todos vosotros; soy un desconocido, a
pesar de mi grandeza; incluso camino rápidamente hacia la cruz: hacia la demencia, que
pronto me arrastrará a sus tinieblas. Mas a pesar de vuestro olvido y vuestro desprecio,
«yo soy un destino», soy el heraldo de una nueva época, «sobre mí pesa una
responsabilidad indecible.. Pues yo llevo sobre mis espaldas el destino de la
humanidad». Yo me opongo a todos vosotros, soy un osado que se ha atrevido a descubrirla
«mentira de milenios» y vengo a anunciaros una edad trágica. «habrá guerras
como no las ha habido nunca».
Para otros, en cambio, este escrito es también una cumbre; pero una cumbre de
petulancia, de desmedido orgullo, una impudicia, algo que no puede leerse sin sentir
repugnancia a cada frase, a cada palabra. El señor Nietzsche,piensan éstos, quiere
decirnos quién es él, para que no lo confundamos con otros. Muy bien, estamos dispuestos
a escucharle. Pero ¿por qué habla tan alto, por qué nos atruena los oídos con sus
gritos, con sus exclamaciones, con sus insultos? ¿Qué nos importan a nosotros sus
pequeñeces, sus tonterías? ¿Es tan decisivo que sepamos que el alcohol le sienta mal y
que «un vaso de vino o de cerveza al día basta para hacer de mi (su) vida un valle de
lágrimas»? ¿A qué viene decirnos que en climas calurosos «el té es desaconsejable
como primera bebida del día y se debe comenzar una hora antes con una taza de chocolate
espeso y desgrasado»? El señor Níetzsche cree que sus antecesores fueron aristócratas
polacos; por nuestra parte, puede creerlo. Pero ¿por qué lo repite tantas veces? Y ¿por
qué lanza tanto cieno sobre Alemania y los alemanes? ¿Está resentido el señor
Nietzsche, él, que tanto habla de resentimiento? Basta, basta; dejemos el libro;
perdonemos, en realidad sólo ha podido ser escrito por un «loco», o, seamos más
benignos, por alguien que se encontraba «al borde de la locura».
Estas son, en esquema, las dos opuestas reacciones que este libro singular ha provocado y
seguirá provocando siempre. Pero si por un momento se aparta la vista del contenido para
fijarla en algunos aspectos formales, nadie podrá negar que esta obra constituye un unicun:
algo excepcional. En primer término, porque representa una oportunidad irreemplazable
el que un filósofo famoso, a quien se le atribuyen tantas influencias, se avenga a
narrarnos una por una la génesis de sus obras, las intenciones que las mueven, el clima
en que nacieron, los influjos recibidos. En segundo lugar, porque si, aparte del largo
capítulo dedicado a sus obras, los otros cuatro se titulan «Por qué soy yo tan sabio»,
«Por qué soy yo tan inteligente», «Por qué escribo yo libros tan buenos», «Por qué
soy yo un destino», algo así ha de constituir necesariamente un caso de genialidad,
aunque sea una genialidad patológica. En tercer término, porque literariamente este
libro, aun con sus caídas, profundas a veces, está escrito en una prosa magnífica,
llena de combinaciones sorprendentes, en un lenguaje transparente y musical, digno de uno
de los más grandes escritores alemanes. No es, desde luego, la «"Sinfonía
Júpiter' de las letras germanas», como ampulosamente ha dicho un norteamericano; pero
sí es algo que nadie leerá sin ser conmovido, tocado, zarandeado, irritado, para acabar
sintiendo una intensa curiosidad de conocer las obras de un filósofo capaz de escribir
semejante autobiografía. En este sentido, como ya se ha dicho, ninguna introducción más
original que ésta al hombre Nietzsche, a la obra Nietzsche, sobre todo porque no
es una de esas «introducciones» que dejan simplemente a la puerta; por el contrario,
Nietzsche aferra al lector con supoderosa garra lo mete hasta lo más hondo de su ser. El
texto que el lector va a encontrar pronto ante sí tiene, sin embargo, una curiosa y
complicada historia; conviene contarla, aunque sea con brevedad.
Introducción a Ecce Homo
(Historia de un texto)
Nietzsche mismo nos dice que el día en que cumplía cuarenta y cuatro años, el
15 de octubre de 1888, decidió «contarse su vida a sí mismo». Desde ese momento hasta
mediados de noviembre, en que envió el manuscrito a la imprenta, Nietzsche trabaja con
intensidad en la composición de esta obra. Varios son los títulos que anota, para luego
escoger el definitivo. Helos aquí;
a) In media vita. Anotaciones de un agradecido. Por F N.
b) Ecce homo. Anotaciones de un hombre múltiple.
1. Habla el psicólogo.
2. Habla el filósofo.
3. Habla el poeta.
4. Habla el amante de la música.
5. Habla el escritor.
6. Habla el educador.
c) Fridericus Nietzsche, de vita sua. Traducido al alemán.
d) El espejo. Ensayo de una autovaloración.
e) En trato con los antiguos. Apéndice: Ecce homo.
Cada uno de ellos es un título sugestivo y nos ofrece un
escorzo brevísimo de la autoimagen de Nietzsche. Éste escoge por fin el título Ecce
homo, con su resonancia evangélica. Sin duda le complacía recordar a Pilatos en el
momento en que, presentando al pueblo a un Jesús azotado y escarnecido, dijo: Ecce
homo, ahí tenéis al hombre.
Una vez elegido definitivamente el título, Nietzsche duda entre varios subtítulos:
a) Ecce homo, un regalo a mis amigos.
b) Ecce homo, o un problema para psicólogos. Por qué yo soy algo más.
c) Ecce homo. Cómo se llega a ser el que se es.
La elección se inclina por el último, reminiscencia de la
famosa frase de Píndaro: «Llega a ser el que eres» (Píticas, 11, 72), que
tantas veces había Nietzsche citado indirectamente en sus obras anteriores.
Desde el momento en que envía el manuscrito a la imprenta Nietzsche continúa mandando
nuevas modificaciones y adiciones, así como corrigiendo pruebas, hasta el 29 de diciembre
en que envía los últimos cambios, entre ellos el importante § 3 de «Por qué soy yo
tan sabio», del que luego se hablará. El 3 de enero de 1889 Nietzsche se desploma
psíquicamente y es internado en un sanatorio. Inmediatamente después Peter Gast, su
inseparable amigo y amanuense, va a Leipzig para ver los textos de su amigo que se
encuentran en manos del editor de éste. En aquel momento Nietzsche es un hombre que acaba
de caer en la locura, a quien sólo su madre cuida y por cuya suerte literaria no se
preocupan de verdad más que dos personas: Franz Overbeck, el catedrático de Basilea, y
Peter Gast. Éste se lleva consigo el manuscrito de Ecce homo y decide sacar una
copia en limpio. Pero asustado por lo explosívo del texto, que él lee entonces por vez
prímera, decide «eliminar» algunos pasajes, «reelaborar» otros, en fin, «castrarlo»
para una eventual publicación, según él mismo dice en sus cartas a Overbeck (todas las
expresiones entrecomilladas son del propio Peter Gast). Sin embargo, con el manuscrito no
se encontraba el aludido § 3 de «Por qué soy yo tan sabio», ya que Nietzsche lo había
mandado en folio aparte y había quedado en casa del editor.
Introducción a Ecce Homo
(Historia de un folio)
Poco después la hermana de Nietzsche, posterior creadora del «Archivo
Nietzsche» y contumaz falsificadora de textos de su hermano, sobre todo de cartas, tuvo
conocimiento de que existía un folio lleno de insultos contra ella y contra su madre
folio que se encontraba en manos del editor (en ese mismo folio, como luego se ha visto,
venían además algunas importantes correcciones de otros pasajes). Por mediación de
Peter Gast consiguió rescatarlo. Al mandárselo, el 9 defebrero de 1892, éste le
escribe, entre otras cosas, que «es preciso destruirlos, cosa que la hermana hizo sin
duda, pues ha desaparecido. Pero... Peter Gast había hecho, él mismo, una copia
de ese folio, la cual no ha sido descubierta hasta julio de 1969, cuando hace ya mucho
tiempo que todos los protagonistas de esta historia han desaparecido. El descubrimiento
fue llevado a cabo en Weimar por G. Colliy M. Montinari, editores de la nueva edición de
las Obras de Nietzsche, actualmente en curso de realización, a quienes tanto debe
la investigación nietzscheana. Por aquella época, 1892, nadie pensaba ciertamente en
editar Ecce homo. Si Nietzsche dice en esta obra: « Yo no soy un hombre, soy
dinamita», sin duda se creía que no se podía hacerla explotar entregándola al
público. Por ello el manuscrito de Ecce homo quedó en manos de Elisabeth
Förster- Nietzsche, hasta que en 1908, veinte años después de haber sido escrito por
Nietzsche y ocho después de su muerte, se tomó la decisión depublicarlo.
La edición fue llevada a cabo por el profesor de Leipzig Raoul Richter, quien se basó en
el manuscrito original pero con algunas «censuras» y, desde luego, sin el discutido § 3
de «Por qué soy yo tan sabío», que fue imposible arrancar a la hermana. Sin duda ésta
ya no lo tenía. En su lugar hubo que poner el anterior, esto es, el «tachado» por
Nietzsche mediante su último envío, el cual ha venido pasando hasta este momento como el
verdaderamente querído por Nietzsche. El texto de Ecce homo quedó fijado desde
entonce sy en las innumerables ediciones de esta obra que se han sucedido al correr de los
años ha permanecido idéntico. Incluso la revolucionaria edición de K. Schlechta (1
956), que tantas falsificaciones descubrió y reveló, realizadas por la hermana, se
limita simplemente a reproducir el texto «canónico». Ahora bien, éste era una mezcla
de tres elementos: a) un capítulo «tachado» por Nietzsche mismo, b) unos pasajes
«censurados» por Peter Gast y por la familia de Nietzsche (tales pasajes, naturalmente,
aparecían allí por su ausencia), y c) el resto, lo querido por Nietzsche (a
excepción de le eliminado por Peter Gast y por la familia de Nietzsche, que se
desconoce).
Introducción a Ecce Homo
(Pureza actual del texto)
EL descubrimiento realizado por G. Colli y M.Montinari ha permitido conocer el texto
de Nietzsche tal como éste quiso que fuera. En esta edición aparece publicado por vez
primera en España el texto «puro» del Ecce homo. Es decir, un texto sin
ninguna «interpolación» y sin ninguna «censura». Aunque los textos «censurados» no
eran de extremada importancía, excepto uno y constituían más bien una consecuencia de
la vulgaridad intelectual de la hermana de Nietzsche y de quienes la rodeaban, resultaba
imperdonable que una de las obras más originales y atrayentes de un filósofo como
Nietzsche continuase falsificada. El lector va a enfrentarse inmediatamente a esa obra en
su puridad. L apuntuación de Nietzsche, tan extraña a veces, pero siempre tan expresiva,
se ha conservado íntegra. Y el nerviosismo del estilo nietzscheano, que alcanza su cumbre
en esta pequeña obra y que más de una vez torturará al lector, no constituye, para
decirlo con palabras de Nietzsche, más que un «anzuelo».
El traductor ha puesto numerosas notas, no como comentario, sino como aclaración. Tales
notas van constituyendoya una especie de «tradición» que se transmite de unos editores
a otros. Asimismo ha subrayado, con independencia, y aun críticamente, ciertos aspectos
de esta obra. Se declara deudor, sin embargo, de los citados G. Colliy M. Montinari, que
de manera tan sistemática están procediendo en su edición, esperemos que definitiva, de
la obra de unfilósofo que se atrevió a afirmar, sin mentir.- Ecce homo