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ECCE HOMO
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Como preveo que dentro de poco tendré
que dirigirme a la humanidad presentándole la más grave exigencia que jamás se le ha
hecho, me parece indispensable decir quién soy yo. En el fondo sería lícito
saberlo ya: pues no he dejado de «dar testimonios de mí. Mas la desproporción entre la
grandeza de mi tarea y la pequeñez de mis contemporáneos se ha puesto de
manifiesto en el hecho de que ni me han oído ni tampoco me han visto siquiera. Yo vivo de
mi propio crédito; ¿acaso es un mero prejuicio que yo vivo?... Me basta hablar con
cualquier «persona culta» de las que en verano vienen a la Alta Engadina para
convencerme de que yo no vivo... En estas circunstancias existe un deber contra el
cual se rebelan en el fondo mis hábitos y aun más el orgullo de mis instintos, a saber,
el deber de decir.- ¡Escuchadme!, pues yo soy tal y tal. ¡Sobre todo, no me
confundáis con otros! Por ejemplo, yo no soy en modo alguno un espantajo, un monstruo de moral, - yo soy incluso una naturaleza antitética de esa especie de hombres venerada hasta ahora como virtuosa. Dicho entre nosotros, a mí me parece que justo esto forma parte de mi orgullo. Yo soy un discípulo del filósofo Dioniso, preferiría ser un sátiro antes que un santo. Pero léase este escrito. Tal vez haya conseguido expresar esa antítesis de un modo jovial y afable, tal vez no tenga este escrito otro sentido que ése. La última cosa que yo pretendería sería «mejorar» a la humanidad. Yo no establezco ídolos nuevos, los viejos van a aprender lo que significa tener pies de barro. Derribar ídolos («ídolos» es mi palabra para decir «ideales») - eso sí forma ya parte de mi oficio. A la realidad se la ha despojado de su valor, de su sentido, de su veracidad en la medida en que se ha fingido mentirosamente un mundo ideal ....... Quien sabe respirar el aire de mis escritos sabe que es un aire de alturas, un aire fuerte. Es preciso estar hecho para ese aire, de lo contrario se corre el no pequeño peligro de resfriarse en él. El hielo está cerca, la soledad es inmensa - ¡mas qué tranquilas yacen todas las cosas en la luz!, ¡con qué libertad se respira!, ¡cuántas cosas sentimos debajo de nosotros! - La filosofía, tal como yo la he entendido y vivido hasta ahora, es vida voluntaria en el hielo y en las altas montañas - búsqueda de todo lo problemático y extraño que hay en el existir, de todo lo proscrito hasta ahora por la moral. Una prolongada experiencia, proporcionada por ese caminar en lo prohibido, me ha enseñado a contemplar las causas a partir de las cuales se ha moralizado e idealizado hasta ahora, de un modo muy distinto a como tal vez se desea: se me han puesto al descubierto la historia oculta de los filósofos, la psicología de sus grandes nombres..... Yo no refuto los ideales, ante ellos, simplemente, me pongo los guantes ... Nitimur in votitum [nos lanzamos hacia lo prohibido]: bajo este signo vencerá un día mi filosofia, pues hasta ahora lo único que se ha prohibido siempre, por principio, ha sido la verdad.- Friedrich Nietzsche (Texto presente en el Prólogo a Ecce homo) |
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