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ECCE HOMO
(Cómo se llega a ser lo que se es)

INTRODUCCIÓN
Reacciones
Historia de un texto
Historia de un folio
Texto puro

Ecce Homo
Prólogo
1 - 2 - 3 - 4 - 5
Por qué soy yo tan sabio
1 - 2 - 3- 4 - 5- 6 -7- 8
Por qué soy yo tan inteligente
1-2-3-4-5-6-7-8- 9-10
Por qué escribo yo libros tan buenos
1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6
El nacimiento de la tragedia
1 . 2 - 3 - 4
Las intempestivas
1- 2- 3
Humano, demasiado humano
1- 2 - 3- 4 - 5 - 6
Aurora
1 - 2
La Gaya ciencia
1
Asi habló Zaratustra
1- 2- 3- 4- 5- 6- 7- 8
Más allá del bien y del mal
1 - 2
Genealogía de la moral
1
Crepúsculo de los ídolos
1- 2- 3
El caso Wagner
1- 2 - 3 - 4
Por qué soy yo un destino
1- 2- 3- 4- 5- 6- 7- 8- 9

OTRAS OBRAS
Nacimiento tragedia
Así habló Zarathustra
Más allá del bien y del mal
Genealogía de la moral
El anticristo

OTRAS SECCIONES
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Filosofía Nietsche
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Nietzsche
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Como preveo que dentro de poco tendré que dirigirme a la humanidad presentándole la más grave exigencia que jamás se le ha hecho, me parece indispensable decir quién soy yo. En el fondo sería lícito saberlo ya: pues no he dejado de «dar testimonios de mí. Mas la desproporción entre la grandeza de mi tarea y la pequeñez de mis contemporáneos se ha puesto de manifiesto en el hecho de que ni me han oído ni tampoco me han visto siquiera. Yo vivo de mi propio crédito; ¿acaso es un mero prejuicio que yo vivo?... Me basta hablar con cualquier «persona culta» de las que en verano vienen a la Alta Engadina para convencerme de que yo no vivo... En estas circunstancias existe un deber contra el cual se rebelan en el fondo mis hábitos y aun más el orgullo de mis instintos, a saber, el deber de decir.- ¡Escuchadme!,  pues yo soy tal y tal. ¡Sobre todo, no me confundáis con otros!
Por ejemplo, yo no soy en modo alguno un espantajo, un monstruo de moral, - yo soy incluso una naturaleza antitética de esa especie de hombres venerada hasta ahora como virtuosa. Dicho entre nosotros, a mí me parece que justo esto forma parte de mi orgullo. Yo soy un discípulo del filósofo Dioniso, preferiría ser un sátiro antes que un santo. Pero léase este escrito. Tal vez haya conseguido expresar esa antítesis de un modo jovial y afable, tal vez no tenga este escrito otro sentido que ése. La última cosa que yo pretendería sería «mejorar» a la humanidad. Yo no establezco ídolos nuevos, los viejos van a aprender lo que significa tener pies de barro. Derribar ídolos («ídolos» es mi palabra para decir «ideales») - eso sí forma ya parte de mi oficio. A la realidad se la ha despojado de su valor, de su sentido, de su veracidad en la medida en que se ha fingido mentirosamente un mundo ideal ....... Quien sabe respirar el aire de mis escritos sabe que es un aire de alturas, un aire fuerte. Es preciso estar hecho para ese aire, de lo contrario se corre el no pequeño peligro de resfriarse en él. El hielo está cerca, la soledad es inmensa - ¡mas qué tranquilas yacen todas las cosas en la luz!, ¡con qué libertad se respira!, ¡cuántas cosas sentimos debajo de nosotros! - La filosofía, tal como yo la he entendido y vivido hasta ahora, es vida voluntaria en el hielo y en las altas montañas - búsqueda de todo lo problemático y extraño que hay en el existir, de todo lo proscrito hasta ahora por la moral. Una prolongada experiencia, proporcionada por ese caminar en lo prohibido, me ha enseñado a contemplar las causas a partir de las cuales se ha moralizado e idealizado hasta ahora, de un modo muy distinto a como tal vez se desea: se me han puesto al descubierto la historia oculta de los filósofos, la psicología de sus grandes nombres..... Yo no refuto los ideales, ante ellos, simplemente, me pongo los guantes ... Nitimur in votitum [nos lanzamos hacia lo prohibido]: bajo este signo vencerá un día mi filosofia, pues hasta ahora lo único que se ha prohibido siempre, por principio, ha sido la verdad.-

Friedrich Nietzsche
(Texto presente en el Prólogo a Ecce homo)

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Nietzsche nos dice que el día en que cumplía cuarenta y cuatro años, el 15 de octubre de 1888, decidió «contarse su vida a sí mismo». Desde ese momento hasta mediados de noviembre, en que envió el manuscrito a la imprenta, Nietzsche trabaja con intensidad en la composición de esta obra. Varios son los títulos que anota, para luego escoger el definitivo.... Éscoge por fin el título Ecce homo, con su resonancia evangélica. Sin duda le complacía recordar a Pilatos en el momento en que, presentando al pueblo a un Jesús azotado y escarnecido, dijo: Ecce homo, ahí tenéis al hombre.
Una vez elegido definitivamente el título, Nietzsche duda entre varios subtítulos:

a) Ecce homo, un regalo a mis amigos.
b) Ecce homo, o un problema para psicólogos. Por qué yo soy algo más.
c) Ecce homo. Cómo se llega a ser el que se es.
La elección se inclina por el último, reminiscencia de la famosa frase de Píndaro: «Llega a ser el que eres» (Píticas, 11, 72), que tantas veces había Nietzsche citado indirectamente en sus obras anteriores.
(Andrés Sanchez Pascual)