LIBRO IV ENSAYO SOBRE EL ENTENDIMIENTO HUMANO
CAPÍTULO V
Acerca de la verdad en general
{Resumen - Comentario}
Las principales ideas a destacar en relación con este capítulo son las siguientes:
Locke define la verdad como la unión o separación de los signos, según que las cosas significadas por ellos estén o no de acuerdo entre sí.
Existen dos clases de signos: las IDEAS y las PALABRAS.
La unión o separación de los signos da lugar a la aparición de las PROPOSICIONES. Ello implica que, según Locke, la verdad está íntimamente relacionada con las proposiciones.
Las proposiciones pueden ser de dos clases. MENTALES y VERBALES. En las mentales las ideas se unen o separan en nuestro entendimiento, sin que empleemos palabras, según la mente percibe acuerdo o desacuerdo al juzgarlas. Por su parte las verbales son signos de nuestras ideas mentales y que unimos o separamos, mediante palabras, a través de frases afirmativas o negativas. Por todo ello, según Locke, cuando las ideas están de acuerdo con los signos que representan surge la verdad y, de lo contrario, se produce falsedad.
Para poder forjarnos una idea clara de verdad es necesario considerar la VERDAD DEL PENSAMIENTO y la VERDAD DE LAS PALABRAS, aunque la resulta muy difícil tratarlas por separado ya que toda proposición mental necesita exponerse de algún modo y, para ello, es necesario el lenguaje. Además, solemos utilizar palabras, en lugar de ideas, para poder hacer entender nuestros pensamientos y razonamientos; sobre todo cuando tenemos ideas complejas que queremos desarrollar y explicar.
Cuando la mente supone el acuerdo entre ideas coloca tácitamente al lado una especie de proposición afirmativa, a través de la cual muestra tan acuerdo. En caso contrario, colocaría una proposición negativa que mostraría desacuerdo. Por ejemplo, cuando la mente establece un acuerdo que muestra la relación existente entre algo que tiene tres lados y la existencia de un triángulo, estaría, al mismo tiempo, afirmando la verdad de tal acuerdo. Por el contrario, al establecer un desacuerdo entre la igualdad existente entre un triángulo y un círculo, se estarían negando la verdad de tal acuerdo. Pues bien, cuando las ideas se unen mentalmente y aparece acuerdo entre ellas, estamos ante una verdad mental. Por su parte, cuando, a través de las palabras, afirmamos el acuerdo que hemos establecido mentalmente, entonces estamos ante una verdad verbal.
Locke afirma también que la verdad verbal es de dos clases: VERBAL y FRÍVOLA. REAL o INSTRUCTIVA.
Locke analiza también una OBJECIÓN que podría hacerse a su
concepción de la verdad, entendida como unión o desunión de ideas que
expresan a través de la utilización de signos. Y es que si la verdad es
esencialmente un cuestión mental, entonces sería tan verdadero afirmar,
por ejemplo, que
todos los centauros son animales como que todos los caballos son
animales. Y
es que en ambas proposiciones las palabras han sido juntadas según el
acuerdo en nuestra mente de las ideas, y el acuerdo de la idea de animal con
la idea de centauro es tan claro y evidente para la mente como acuerdo entre
la idea de animal y la de caballo. Por todo ello - objetan algunos - las dos
proposiciones (tanto a nivel mental como verbal) sería igualmente ciertas.
La respuesta de Locke a esta objeción es clara: la verdad descansa en el acuerdo o
desacuerdo entre ideas y en la expresión verbal que nos muestra tal acuerdo o
desacuerdo. Por lo tanto, si alguien tiene una idea que muestra la de acuerdo
entre animal y centauro, es evidente que estaríamos ante alguien que posee una idea que no es clara y distinta y
que, por tanto, debería reconsiderar. Por el contrario, si alguien tiene
una idea clara y precisa de lo que es un animal y de lo que es un centauro,
en ningún caso debería su mente debería mostrar un acuerdo entre ambas.
Por último, Locke, además de la verdad, entendida como
algo mental y verbal, existen otras DOS CLASES de verdad: la
verdad moral
que consiste en un hablar de cosas según la persuasión de nuestras mentes,
aunque tal proposición no esté de acuerdo con la realidad de las cosas; y
la verdad metafísica que no muestra otra cosa que la realidad de las cosas a la
cual le hemos puesto un nombre. {Texto 5a}