TEXTO 5A

Me parece que la verdad, en la acepción correcta de la palabra, no significa otra cosa que la unión o separación de los signos, según que las cosas significadas por ellos estén o no de acuerdo entre sí. Y lo que la unión o separación de los signos significa aquí es lo que llamamos, por otro nombre, proposición. De manera que la verdad pertenece propiamente sólo a las proposiciones, las cuales son de dos clases: mentales y verbales; del mismo modo que hay dos clases de signos habitualmente empleados, a saber: las ideas y las palabras.....Por todo ello, para forjarnos una noción clara de la verdad resulta extremadamente necesario considerar la verdad del pensamiento y la verdad de las palabras, distinguiendo la una de la otra. Sin embargo, es muy difícil tratar de ellas por separado, ya que resulta inevitable, en el examen de las proposiciones mentales, hacer uso de palabras.... además resulta difícil el tratar las proposiciones mentales y verbales por separado ya que la mayor parte de los hombres, si no todos, utilizan palabras en lugar de ideas en sus pensamientos y razonamientos, al menos cuando el sujeto de sus meditaciones contiene ideas complejas.....Pero para volver a la consideración de la verdad, digo que es preciso que diferenciemos las dos clases de proposiciones que somos capaces de hacer: Primero, las mentales, en las que las ideas se unen o se separan en nuestro entendimiento, sin que empleemos las palabras, según que la mente perciba el acuerdo o desacuerdo o lo juzgue. Segundo, proposiciones verbales que son palabras, signos de nuestras ideas, unidas o separadas en frases afirmativas o negativas. Por esta manera de afirmar o negar, estos signos, formados por sonidos, son, por así decirlo, unidos o separados el uno del otro. De tal manera que una proposición consiste en unir o en separar signos, y que la verdad consiste en unir o en separar aquellos signos, según que las cosas que signifiquen estén o no de acuerdo.....En definitiva, cuando las ideas quedan unidas o separadas en la mente, según que las cosas que significan estén de acuerdo o no, esto es a lo que yo llamo una «verdad mental». Pero la «verdad de las palabras» es algo más: consiste en afirmar o negar unas palabras las unas de las otras, según que las ideas que significan estén o no de acuerdo. Y esta verdad es de dos clases: o meramente verbal y frívola, de la cual trataré más adelante, o real e instructiva, que es el objeto de ese conocimiento real del que ya hemos hablado.....Pero aquí se puede originar de nuevo la misma duda sobre la verdad que apareció con respecto al conocimiento....Porque como estas ideas y otras semejantes las podemos tener en nuestras cabezas, y pueden tener ahí su acuerdo o desacuerdo, lo mismo que las ideas de los seres reales, de la misma manera resulta posible establecer proposiciones verdaderas sobre ellas. Y será una proposición en todo tan verdadera el decir que todos los centauros son animales como el afirmar que todos los hombres son animales, y la certidumbre de la una será tan grande como la de la otra. Pues en ambas proposiciones las palabras han sido juntadas según el acuerdo en nuestra mente de las ideas, y el acuerdo de la idea de animal con el de la idea de centauro es tan claro y evidente para la mente como el acuerdo de la idea de animal con la de hombre;...A todo esto responde que la verdad real es sobre las ideas que están de acuerdo con las cosas......La verdad es la expresión en palabras del acuerdo o desacuerdo de las ideas, tal como es. La falsedad es el resultado en palabras del acuerdo o desacuerdo de las ideas, de una forma diferente de como es.....Además de la verdad tomada en el sentido estricto que acaba de mencionarse, hay otras clases de verdad: 1. La verdad moral, que es un hablar de cosas según la persuasión de nuestras propias mentes, aunque la proposición a que nos referimos no esté de acuerdo con la realidad de las cosas. 2. La verdad metafísica, que no es sino la existencia real de las cosas, según las ideas a las que hemos anexado sus nombres.
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