Aunque en la parte anterior he
mencionado a menudo las ideas simples, que son los verdaderos materiales
de todo nuestro conocimiento, sin embargo, como las consideré más bien
según las vías por las que llegan a
la mente, que en cuanto distintas de las otras ideas más complejas, quizá
no sea inadecuado echarles de nuevo una ojeada bajo esta consideración, y
examinar estas modificaciones diferentes de la misma idea, la cual o bien
encuentra la mente en las cosas existentes, o bien es capaz de producir en
sí misma sin la ayuda de ningún objeto extrínseco, o de una sujeción
extraña. Estas modificaciones de cualquier idea simple (que, como ya se
dijo, llamo modos simples) son ideas tan perfectamente diferentes y
distintas en la mente como lo son aquellas que muestran una gran distancia
o contrariedad, Porque la idea de dos es tan distinta de la de uno, como
lo es la idea de azul de la de color, o como lo son una y otra de la idea
de un número cualquiera; y, sin embargo, aquélla no está formada sino a
partir de la idea simple de una unidad repetida; y las repeticiones de
esta clase de ideas son las que producen, al unirse, esos distintos modos
simples de una docena, un grosor, un millón.
|
Voy a empezar con la idea simple de
espacio...Este espacio, considerado únicamente como la longitud entre dos
cuerpos, sin tener en cuenta en absoluto lo que existe entre ellos,
es lo que se llama distancia; si se la considera en longitud, anchura y
profundidad, pienso que se la puede llamar capacidad (el término extensión
se aplica usualmente al espacio considerado de cualquier forma)....Cada
distancia diferente es una modificación diferente del espacio... El poder
de repetir o de duplicar cualquier idea de una distancia que tenemos, y el
de añadirla a la idea anterior tantas veces como lo deseamos, sin que
nunca podamos llegar a detenernos o a hacer una pausa, aunque las
ampliemos cuanto queramos, es lo que nos da la idea de inmensidad...Existe
otra modificación de esta idea que no es sino la relación que tienen
entre sí las partes de la determinación de la extensión o del espacio
circunscrito....A través de ella llegamos a tener esa idea que llamamos
forma y que se presenta ante la mente con una variedad infinita...
Al igual que en el espacio simple consideramos la relación de distancia
existente entre dos cuerpos o puntos cualesquiera, de la misma manera en
nuestra idea de lugar consideramos la relación de distancia existente
entre una cosa y dos o más puntos que se consideran tienen la misma
distancia entre sí y que igualmente se considera que están en reposo.
Porque, cuando comprobamos que algo está a la misma distancia hoy de la
que estaba ayer con respecto a otros dos o más puntos, y que no ha
cambiado la distancia existente entre ellos desde entonces, y cuando
comparamos esta distancia con esos puntos, entonces afirmamos que esa cosa
ha conservado su mismo lugar; pero si ha alterado de manera sensible su
distancia con alguno de esos puntos, afirmamos que ha cambiado de lugar. |
Hay algunos que quisieran
convencernos de que el cuerpo y la extensión son la misma cosa;...pero
decir, «cuerpos» significa pensar en algo que es sólido y extenso,
cuyas partes son separables y movibles de diferentes maneras; y «extensión»
solamente el espacio que está entre los extremos de estas partes
coherentes y sólidas, y que está ocupado por ellas, digo que en este
caso ellos confunden ideas muy diferentes entre sí.... pues espacio y
solidez son ideas tan distintas como pensamiento y extensión, y tan
totalmente separables en la mente la una de la otra. Así pues resulta
evidente que cuerpo y extensión son dos ideas distintas, ya que, en
primer lugar, la extensión no incluye la solidez, ni la resistencia al
movimiento de un cuerpo, como sucede con el cuerpo mismo. En segundo
lugar, las partes del espacio puro son inseparables las unas de las otras,
de manera que la continuidad no se puede separar, ni real ni mentalmente...
En tercer lugar, las partes del espacio puro son inmóviles, lo cual se
deduce de su inseparabilidad, ya que el movimiento no es sino el cambio de
distancia entre dos cosas cualesquiera.
|
Más aún, quienes aseguran la
imposibilidad de que exista el espacio sin materia, no sólo hacen
infinitos a los cuerpos, sino que
también niegan el poder de Dios de aniquilar cualquier parte de materia...
El que admita, entonces, que Dios puede, durante semejante descanso
general, aniquilar este libro o el cuerpo del que lo lee, deberá
necesariamente admitir la posibilidad del vacío. Porque resulta evidente
que el espacio que había estado ocupado por las partes de un cuerpo
aniquilado seguirá existiendo, y será un espacio sin cuerpo.... Porque
el vacío, independientemente de que afirmemos o neguemos su existencia,
significa espacio sin cuerpo, y su existencia nadie la puede negar como
posible, a no ser aquellos que quieran hacer infinita a la materia, y
quitar a Dios el poder de aniquilar cualquier partícula de ella. Pero
para no llegar tan lejos como los últimos límites del cuerpo en el
universo, y para no remitirnos a la omnipotencia de Dios para encontrar el
vacío, me parece que el movimiento de los cuerpos que caen bajo nuestro
campo visual y que están cerca de nosotros lo evidencia suficientemente...
Pero como la cuestión aquí estriba en saber si la idea de espacio o de
extensión es la misma que la idea de cuerpo, no es necesario probar la
existencia real del vacío, sino la de la idea del mismo; la cual es una
idea que los hombres evidentemente tienen, desde el momento en que
inquieren y disputan sobre si existe o no el vacío. Porque si ellos no
tuvieran la idea de espacio sin cuerpos, no podrían cuestionarse su
existencia. |
Es verdad que la idea de extensión
se une tan inseparablemente a todas las cualidades visibles, y más aún a
las sensibles, que no podemos ver ningún objeto exterior, o sentir muy
pocos, sin tener también las impresiones de extensión. Esta presteza de
la extensión en la unión de las ideas de una manera tan constante,
pienso que ha sido la ocasión de que algunos hayan hecho consistir la
total esencia del cuerpo en la extensión; lo cual no debe extrañarnos
demasiado, porque algunos hombres se han llenado tanto sus mentes, por
medio de la vista y del tacto, con la idea de extensión (pues estos
sentidos son los más utilizados), y están, como
si dijéramos, tan poseídos de esa idea, que llegaron a negar la
existencia de todo lo que no tuviera extensión. No voy a argumentar ahora
en contra de unos hombres que toman la medida y la posibilidad de todos
los seres solamente de sus estrechas y groseras imaginaciones; pero como
aquí solamente me dirijo a aquellos que concluyen que la esencia del
cuerpo es la extensión, porque dicen que no pueden imaginar ninguna
cualidad sensible de ningún cuerpo sin la extensión, les pediré que
consideren que, si hubieran reflexionado sobre sus ideas de gustos y
olores como lo han hecho sobre las de vista y tacto, es decir, que si
hubieran examinado sus ideas de hambre y sed, y de algunas otras
molestias, habrían encontrado que ellas no incluyen ninguna idea de
extensión, la cual no es sino una afección del cuerpo descubrible, como
todas las demás, por nuestros sentidos, que no poseen la suficiente
agudeza como para asomarse a las esencias puras de las cosas.
|