TEXTO14A

Hay otra clase de distancia o longitud, cuya idea no extraemos de las partes permanentes del espacio, sino de las partes perpetuamente fugaces y perecederas de la sucesión. Esto es lo que llamamos duración, cuyos modos simples son sus diversas longitudes por las que tenemos ideas distintas, tales corno las horas, los días, los años, etc., el tiempo y la eternidad..No sin razón la duración, el tiempo y la eternidad se tienen por algo muy abstruso en su naturaleza. Sin embargo, aunque parezca que están muy alejados de nuestra comprensión, si los examinamos correctamente hasta llegar a sus orígenes, no dudo que una de estas fuentes de todo nuestro conocimiento, es decir, la sensación y la reflexión, podrá aportarnos unas ideas tan claras y distintas como muchas otras de las que se piensa que son mucho menos oscuras; y podremos ver que la idea misma de eternidad se deriva del mismo origen común al resto de nuestras ideas.
Comentario





























































TEXTO14B

Para comprender correctamente el tiempo y la eternidad, debemos considerar con atención cuales la idea que tenemos de la duración y cómo llegamos a obtenerla. Resulta evidente para cualquiera que observe lo que ocurre en su propia mente que hay una cadena de ideas que constantemente suceden las unas a las otras en su entendimiento, en tanto permanece despierto. La reflexión sobre estas apariencias de las distintas ideas que se suceden en nuestra mente es lo que nos proporciona la idea de sucesión; y la distancia entre partes cualesquiera de esa sucesión, o entre la apariencia de cualesquiera dos ideas en nuestras mentes, es lo que llamamos duración. Porque mientras pensamos, o mientras recibimos sucesivamente distintas ideas en nuestras mentes, sabemos que existimos; y, de esta manera, llamarnos a la existencia, o a la continuación de la existencia de nosotros mismos, o de cualquier otra cosa, conmensurable con la sucesión de cualesquiera ideas en nuestra mente, es a lo que llamamos, digo, la duración de nosotros mismos, o la de cualquier otra cosa que coexiste con nuestro pensamiento.
Comentario





























































TEXTO14C

Y creo que ésta es la razón por la que los movimientos muy lentos, aunque sean constantes, no son percibidos por nosotros; porque en su desplazamiento desde una parte sensible hasta otra, el cambio de distancia se realiza de una manera tan lenta que no produce en nosotros ninguna idea nueva..Y como de esta manera no se provoca el encadenamiento constante de nuevas ideas que suceden inmediatamente a las anteriores en nuestra mente, no tenemos ninguna percepción del movimiento, ya que éste consiste en una sucesión constante, y no podemos percibir esa sucesión sin una sucesión constante de las ideas que tienen en él su origen....Por el contrario, las cosas que se mueven con la rapidez suficiente como para no afectar a los sentidos de manera distinta con varias distancias distinguibles de su movimiento, de tal manera que no causan ningún encadenamiento de ideas en la mente, tampoco son percibidas.... Que pase una bala de cañón a través de una habitación, y que arrastre en su camino cualquier miembro o parte material de un hombre, resulta tan claro como lo pueda ser cualquier demostración que la bala debió atravesar los dos lados de la habitación; asimismo es evidente que debió tocar primero una parte de la carne humana, y después la otra, con lo que hay una sucesión. Y, sin embargo, creo que nadie que haya sentido el dolor de un disparo semejante, o que haya escuchado el impacto contra las dos paredes separadas, podría percibir ninguna sucesión ni en el dolor ni en el sonido de un impacto tan rápido. Esta porción de duración, en la que no percibimos ninguna sucesión, es al que denominamos instante, y es la que ocupa el tiempo durante el cual sólo hay en nuestras mentes unas ideas sin la sucesión de otras; de manera que no percibimos, por ello, ninguna clase de sucesión.... Esto sucede también cuando el movimiento es tan lento que no aporta a los sentidos una cadena constante de ideas frescas de una manera tan rápida que la mente sea capaz de recibirlas como ideas nuevas.... lo cual se evidencia en las manecillas de los relojes y en las sombras de los relojes de sol, lo mismo que en otros movimientos constantes pero lentos, en los que aun- que percibimos, después de ciertos intervalos, que ha habido movimiento por el cambio de la distancia, sin embargo no percibimos el movimiento mismo.
Comentario





























































TEXTO14D

Muestra suficientemente que la noticia que tenemos de las ideas de nuestras mentes, que aparecen allí una después de otra, es lo que nos da la idea de sucesión y duración, sin las cuales no tendríamos ninguna de tales ideas en absoluto. Por tanto, no es el movimiento, sino el encadenamiento constante de ideas en nuestras mentes, mientras estamos despiertos, lo que nos hace llegar a la idea de duración, de la cual el movimiento no nos da ninguna percepción sino en cuanto provoca en nuestras mentes una sucesión constante de ideas, según ya he demostrado; y nosotros tenemos una idea tan clara de la sucesión y de la duración, por el encadenamiento de otras ideas que se suceden en nuestras mentes sin la idea de movimiento alguno, como por el encadenamiento de ideas causadas por un cambio sensible e ininterrumpido de la distancia que existe entre dos cuerpos, el cual lo adquirimos a partir del movimiento; por tanto, tendríamos la idea de la duración incluso aunque no tuviéramos el sentido de movimiento.
Comentario





























































TEXTO14E

Habiendo obtenido así la idea de duración, lo que la mente debe hacer a continuación es conseguir alguna medida de esta duración común, por la que pueda juzgar sus diferentes longitudes y considerar los distintos órdenes en los que existen las cosas diferentes, sin lo cual una gran parte de nuestro conocimiento resultaría confusa, y una gran parte de la historia se mostraría totalmente inútil. Esta consideración de la duración, determinada por ciertos períodos, y enmarcada por ciertas medidas o épocas, es a lo que pienso que podemos llamar tiempo con mayor propiedad.... Los giros diurnos y anuales del sol, puesto que han sido, desde el principio de la naturaleza, constantes, regulares y universalmente observables por toda la humanidad...Y, sin embargo, cualquier aparición constante y periódica, o cualquier alteración de ideas que tuviera lugar en espacios equidistantes de duración, si es observable de manera constante y universal, podría haber servido para distinguir los intervalos de tiempo tan perfectamente como aquellos que se han venido utilizando....Porque si las heladas, o el florecer de las plantas se sucedieran en períodos equidistantes en todas las partes de la tierra, podrían servir tan adecuadamente a los hombres para medir sus años como los movimientos solares...De esta manera, vemos que los. ciegos de nacimiento computan con bastante exactitud el tiempo por años, sin que puedan distinguir unos giros por unos movimientos que no pueden percibir. Entonces, preguntaría si un ciego, que distingue sus años o por el calor del verano, o por el frío del invierno; por el olor de cualquier flor en la primavera o por el sabor de cualquier fruta en el otoño, no tendrá una medida mejor del tiempo que los romanos antes de la reforma del calendario llevada a cabo por julio César, o que muchos otros pueblos, cuyos años, aunque pretendían adecuarse a los movimientos del sol.
Comentario





























































TEXTO14F

Una cosa me parece extraña, y es que mientras todos los hombres manifiestamente han medido el tiempo por el movimiento de los cuerpos grandes y visibles del mundo, sin embargo, el tiempo ha sido definido como «la medida del movimientos, en tanto que resulta obvio para cualquiera que reflexione solamente un poco sobre ello que para medir el movimiento es tan necesario tener en cuenta tanto el espacio como el tiempo; y quienes se detengan un poco más en su análisis podrán encontrar también que el volumen de la cosa que se mueve necesariamente debe ser tenido en cuenta por cualquiera que desee hacer una estimación o medida del movimiento si quiere juzgar correctamente sobre él.
Comentario





























































TEXTO14G

Así, pues, por los mismos medios y a partir de los mismos orígenes por los que tenemos la idea del tiempo, tenemos también esa idea que denominamos eternidad; porque, habiendo adquirido las ideas de sucesión y de duración, mediante la reflexión sobre el encadenamiento de nuestras propias ideas, causado en nosotros por las apariencias naturales de aquellas ideas que constantemente llegan por sí solas a nuestros pensamientos despiertos, o bien causados por los objetos externos que afectan de manera sucesiva a nuestros sentidos, y teniendo, a partir de los giros del sol, las ideas de ciertas longitudes de duración, podemos añadir en nuestros pensamientos longitudes de duración, tantas veces como lo deseemos, y aplicarlas, una vez añadidas, a las duraciones pasadas o venideras. Y esto lo podemos hacer sin restricciones ni límites, y proceder in infinitum.
Comentario





























































TEXTO14H

De esta manera, pienso que resulta evidente que adquirimos las ideas de la duración y de sus medidas a partir de estas dos fuentes de todo conocimiento que hemos mencionado anteriormente, es decir, de la reflexión y de la sensación.
Porque, en primer lugar, mediante la observación de lo que ocurre en nuestras mentes cuando nuestras ideas aparecen y desaparecen en una cadena constante, llegamos a la idea de sucesión.
En segundo lugar, mediante la observación de una distancia en las partes de esta sucesión, adquirimos la idea de duración.
En tercer lugar, mediante la observación de ciertas apariencias en determinados períodos regulares y al parecer equidistantes, conseguimos las ideas de ciertas
longitudes o medidas de la duración, como son los minutos, las horas, los días, los años, etc.
En cuarto lugar, siendo capaces de repetir en nuestras mentes aquellas medidas de tiempo, o aquellas ideas de una longitud determinada de duración cuantas veces queramos, podemos llegar a imaginar la duración donde realmente nada perdura o existe; y, de esta manera, podemos imaginar el mañana, el año próximo o incluso dentro de siete años.
En quinto lugar, porque somos capaces de repetir ideas de cualquier longitud de tiempo, como un minuto, un año o una edad, tantas veces como lo deseemos en nuestros propios pensamientos, y de añadirlas las unas a las otras, sin poder llegar jamás al final de semejante adición, más cerca de lo que podemos llegar al término de la serie de los números, la cual siempre se puede seguir ampliando, llegamos a la idea de eternidad, como la duración eterna y futura de nuestras almas, así como a la eternidad de ese ser infinito, que debe haber existido siempre de manera necesaria.
En sexto lugar, considerando cualquier parte de la duración infinita, en cuanto establecida por medidas periódicas, llegamos a la idea de lo que llamamos tiempo en general.

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