Para entender mejor la naturaleza,
el modo y el alcance de nuestro conocimiento, ha de observarse
cuidadosamente una circunstancia respecto a las ideas que tenemos, y es
que algunas de ellas son simples y algunas son complejas.
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Las ideas simples, siendo cada una
en sí misma no compuesta, no contienen nada en sí, sino una apariencia o
concepción uniforme en la mente, que no puede ser distinguida en ideas
diferentes.....La frialdad y la dureza, que un hombre siente en un pedazo
de hielo, son, en la mente, ideas tan distintas como el aroma y la
blancura de un lirio, o como el sabor del azúcar y el aroma de una rosa. |
Estas ideas simples, los materiales
de todo nuestro conocimiento, le son sugeridas y proporcionadas a la mente
por sólo esas dos vías arriba mencionadas, a saber: sensación y reflexión.
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Una vez que el entendimiento
está provisto de esas ideas simples tiene el poder de repetirlas,
compararlas y unirlas en una variedad casi infinita, de tal manera que
puede formar a su gusto nuevas ideas complejas. Empero, el más elevado
ingenio o el entendimiento más amplio, cualquiera que sea la agilidad o
variedad de su pensamiento, no tiene el poder de inventar o idear en la
mente ninguna idea simple nueva que no proceda de las vías antes
mencionadas....Y yo quisiera que alguien tratase de imaginar un sabor jamás
probado por su paladar, o de formarse la idea de un aroma nunca antes
olido; y cuando pueda hacer esto, yo concluiré también que un ciego
tiene ideas de los colores, y que un sordo tiene nociones distintas y
verdaderas de los sonidos. |
No es posible
para nadie imaginarse otras cualidades en los cuerpos, como quiera que
estén constituidos, de las cuales se pueda tener noticia, fuera de
sonidos, gustos, olores y cualidades visibles y tangibles. Y si la
humanidad hubiese sido dotada de tan sólo cuatro sentidos, entonces, las
cualidades que son el objeto del quinto sentido estarían tan alejadas de
nuestra noticia, de nuestra imaginación y de nuestra concepción, como
pueden estarlo ahora las que pudieran pertenecer a un sexto, séptimo u
octavo sentidos, y de los cuales no podría decirse, sin gran presunción,
si algunas otras criaturas no los tienen en alguna otra parte de este
dilatado y maravilloso universo....Quizá en otras mansiones del universo
puede haber otros y distintos seres inteligentes, de cuyas facultades
tiene tan poco conocimiento o sospecha, como pueda tenerlo una polilla
encerrada en la gaveta de un armario, de los sentidos o entendimiento de
un hombre.
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