Entre las ideas simples que
recibimos a partir. de la sensación y de la reflexión, el dolor y el
placer merecen una consideración muy detallada....Estas, como las demás
ideas simples, no pueden ser descritas, ni definidos sus nombres; la
manera de conocerlas, al igual que las ideas simples de los sentidos,
estriba solamente en la experiencia. Pues definirlas por la presencia del
bien o del mal no es otra cosa que hacer que las conozcamos y
reflexionemos sobre lo que sentimos en nosotros mismos con ocasión de las
distintas y variadas operaciones del bien y del mal sobre nuestras mentes,
según las distintas formas en que son aplicadas o consideradas por
nosotros....Las cosas son, por tanto, buenas o malas, solamente en
referencia al placer o al dolor. Eso que llamamos bueno es aquello que
puede provocar o aumentar el placer, o bien disminuir el dolor en
nosotros; o, también, lo que puede procurarnos o conservarnos la posesión
de cualquier otro bien, o evitarnos un mal. Y, por el contrario, llamamos
mal a lo que puede provocar o incrementar un dolor, o disminuir cualquier
placer en nosotros; o bien a lo que nos produce cualquier mal o nos priva
de un bien. Debe entenderse que por placer y dolor me refiero tanto al
cuerpo como a la mente, según la distinción que comúnmente se
establece, aunque en realidad no se trate sino de diferentes estados de la
mente, provocados unas veces por desórdenes corporales, y otras por
pensamientos de la mente.
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El placer y el dolor, y lo que los
ocasiona, es decir, el bien y el mal, son los pilares sobre los que
descansan nuestras pasiones. Y si reflexionamos y observamos cómo operan
en nosotros éstos, bajo distintas consideraciones, como son las
modificaciones o disposiciones que producen en la mente, y qué
sensaciones internas (si puedo llamarlas así) producen en nosotros,
podremos formarnos a partir de aquí ideas sobre nuestras pasiones. De
esta manera, quien quiera reflexionar sobre el pensamiento que tiene del
deleite que cualquier cosa presente o ausente puede producirle, tendrá la
idea que llamamos amor. Porque cuando un hombre declara en otoño que ama
las uvas, cuando las está comiendo, o cuando lo dice en la primavera sin
que éstas existan todavía, no hace sino afirmar que su sabor le encanta;
pero que se produzca una alteración en su salud o en su constitución que
destruya el deleite que ese sabor provocaba, y entonces no podrá afirmar
más tiempo que las ama...Por el contrario, el pensamiento de dolor que
puede producirnos cualquier cosa presente o ausente, es lo
que denominamos odio...El malestar que un hombre encuentra en sí mismo
con motivo de la ausencia de cualquier cosa cuya presencia le hace gozar y
le llevan la idea de deleite, es lo que llamamos deseo; este deseo puede
ser mayor o menor, según el malestar sea más o menos vehemente. Por lo
que, tal vez, no resulte muy útil el señalar que el principal, si no el
único acicate de la industria y de la actividad de los hombres es este
malestar. Porque cualquiera que sea el bien que se ofrece, si su ausencia
no provoca disgusto o dolor; si un hombre se encuentra contento sin él,
no existe deseo de ello, ni empeño por conseguirlo; lo único que hay es
una mera veleidad término que se emplea para significar el grado más
bajo de deseo, y que implica casi la ausencia total del mismo, en el que
la pena por la ausencia de la cosa es tan pequeña que no consigue provocar
en quien la experimenta más que un deseo muy ligero para obtenerla, pero
sin que provoque ninguna utilización vigorosa y efectiva de los medios
para obtenerlo. También cesa o disminuye. el deseo porque se piensa en la
imposibilidad de alcanzar el bien que nos proponemos.....La alegría es un
deleite de la mente provocado por la consideración de la posesión de un
bien actual o que se va a tener en un futuro....La tristeza es un estado
de malestar de la mente, provocado por el pensamiento de un bien perdido
que se pudo haber disfrutado durante más tiempo, o bien por el
sentimiento de un mal presente....La esperanza es un placer de la mente
que todo el mundo encuentra en sí mismo, a partir del pensamiento de un
gozo futuro probable de una cosa que puede provocar
un deleite....El temor es un estado de malestar de la mente por el
pensamiento de un mal futuro que nos puede suceder..... La desesperación
es el pensamiento de la imposibilidad de obtener un bien, que obra de
diferente manera en las mentes de los hombres, pues unas veces produce
malestar o dolor, y otras pereza e indolencia.....La cólera es el
malestar o descompostura de la mente, que cuando recibe una injuria abriga
el propósito de vengarse.....La envidia es un estado de malestar de la
mente, provocado por la consideración de un bien que deseamos y que
pensamos que otro ha obtenido habiéndole podido hacer nosotros antes....La
vergüenza, que es un malestar de la mente provocado por el pensamiento de
haber hecho alguna cosa que es indecente, o que lesiona
la estimación que otros tienen de nosotros, no siempre va acompañada del
rubor.
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Como estas dos últimas pasiones,
la envidia y la cólera no son simplemente causadas por el dolor y el
placer en sí mismos, sino que contienen algunas consideraciones mezcladas
sobre nosotros mismos y los demás, no se encuentran, por tanto, en todos
los hombres, porque en una parte de ellos no existe la valoración de sus
méritos o el deseo de venganza. Pero todas las demás, que realmente
terminan en dolor y placer, pienso que se encuentran en todos los hombres.
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