Además de las idea, simples o
complejas, que la mente tiene de las cosas como son en sí mismas, están
aquellas otras que obtiene de la comparación de las cosas entre sí. El
entendimiento, en la consideración de algo, no se limita a ese objeto
preciso, sino que puede llevar cualquier idea más allá de sí misma, o
al menos puede mirar más allá de ella para ver qué relación guarda en
conformidad con otra. Cuando la mente considera una cosa de manera que la
trae para, como si dijéramos, situarla junto a otra, y la lleva a la
vista de la otra, nos encontramos, como las mismas palabras de origen,
ante una relación y una respectividad, y las denominaciones dadas a las
cosas positivas que se refieren a esa respectividad y que sirven como
marcas para llevar a los pensamientos más allá del sujeto en sí
denominado, de manera que vaya hacia algo distinto de ese sujeto, entonces
son lo que llamamos relativas. Así, cuando la mente considera a Caius
como un ser positivo tal, no encierra nada en esa idea, sino que lo que
realmente existe en Caius; por ejemplo, cuando lo considero como un
hombre, no tengo nada en mi mente sino la idea compleja de la especie
hombre. De la misma manera, cuando digo que Caius es un hombre blanco, no
tengo sino la mera consideración de un hombre que tiene ese color blanco.
Pero cuando doy a Caius el nombre de marido, lo pongo en relación con
otra persona; y cuando le doy el nombre de más blanco, le pongo en relación
con otra cosa. En uno y otro caso, mi pensamiento se ve conducido hacia
algo que está más allá de Caius, y de ese modo son dos las cosas que se
ponen en consideración. Y puesto que cualquier idea, sea simple o
compleja, puede ser una ocasión para que la mente reúna de ese modo a
dos cosas y, como si dijéramos, las uniera en un conjunto, aunque las
siga considerando como distintas, por eso cualquiera de nuestras ideas
puede servir de fundamento para una relación. Como en el caso antes
mencionado, el contrato y la ceremonia de matrimonio con Sempronia es
ocasión para la denominación y la relación de marido; y el color
blanco es la ocasión por la que se dice que es más blanco que la piedra
caliza.
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Estas y otras relaciones,
expresadas por términos relativos que tienen otros
términos que responden a ellos con una adición recíproca, como son los
de padre e hijo, mayor y menor, causa y efecto, son muy obvios para
cualquiera, y, en efecto, cualquiera puede percibir inmediatamente su
relación. Porque padre e hijo, marido y mujer, y otros términos
correlativos semejantes, parecen pertenecer tan de cerca los unos a los
otros, y por la costumbre se responden tan mutua y prontamente en la
memoria de las personas, que con sólo referirnos a uno el pensamiento va
más allá de la cosa nombrada, y no hay nadie que no vea una relación
tan claramente indicada que pueda ponerla en duda.....Hay
otra clase de términos relativos que no se miran como si fueran
relativos, o que no se los tiene como denominaciones externas, pero que,
sin embargo, bajo la forma y la apariencia de significar algo absoluto en
el sujeto, lleva una relación tácita, aunque menos observable. Tales son
los términos que parecen positivos de viejo, grande, imperfecto, etc., de
los cuales tendré ocasión de hablar más adelante y de manera más
detallada en los capítulos siguientes. |
Por tanto, la naturaleza de la
relación consiste en la referencia o comparación de dos cosas entre sí,
de cuya comparación una o ambas cosas reciben una denominación. Y si se
aleja una de esas cosas o si una de ellas deja de existir, desaparece la
relación y también la denominación que de ella provenía, aun cuando la
otra cosa no sufra en sí misma ninguna alteración; por ejemplo, Caius,
al que hoy lo considero como padre, deja de serlo mañana, solamente por
la muerte de su hijo, y sin que él sufra en sí mismo ninguna alteración.
Más aún, basta con que la mente cambie el objeto con que compara
cualquier otra cosa para que la misma cosa sea capaz de tener
denominaciones contrarias al mismo tiempo. Por ejemplo, si se compara a
Caius con diversas personas, puede decirse de él, con verdad, que es más
viejo o más joven, más fuerte o más débil, etc. |
Todo lo que existe o puede existir,
o lo que puede ser considerado como una sola cosa, es positivo; y, por
tanto, no sólo las ideas simples y las sustancias, sino también los
modos, son seres positivos. Porque, aunque las partes de que estén
compuestos son relativas en muchos casos entre sí, el conjunto, en su
totalidad tomado y considerado como una sola cosa, y produciendo en
nosotros la idea compleja de una cosa, que está en nuestra mente como un
solo cuadro, aunque sea un mosaico de diversas partes, nos ofrece, sin
embargo, bajo un solo nombre, una sola cosa o idea positiva o absoluta. De
esta manera, un triángulo, aunque sus partes comparadas entre sí sean
relativas, sin embargo contiene, en la idea de su totalidad, una idea
positiva y absoluta. Lo mismo se puede decir de una familia, el tono,
etc., porque no puede haber relación sino entre dos cosas consideradas
como dos cosas. En una relación es preciso que siempre haya dos ideas o
cosas realmente separadas en sí mismas o consideradas como distintas,
para que entonces exista un fundamento u ocasión para su comparación.....
por ejemplo, un hombre sólo puede verse envuelto en sostener a un tiempo
todas las siguientes relaciones, y más todavía: padre, hermano, hijo,
abuelo, nieto, suegro, yerno, marido, amigo, enemigo, súbdito, general,
juez, patrón, cliente, profesor, europeo, inglés, irlandés, criado, señor,
poseedor, capitán, superior, inferior, mayor o menor, más viejo, más
joven, contemporáneo, similar, no similar, etc., hasta un número casi
infinito; puesto que un hombre es capaz de tantas relaciones como
ocasiones hay de compararlo con otras cosas, en todas las formas de
acuerdo, desacuerdo o en cualquier otro respecto. Porque, como ya he
dicho, la relación es una manera de comparar y considerar dos cosas entre
sí, y de darle a una de ellas, o a ambas, algún nombre proveniente de
esa operación, y a veces de dar incluso a la misma relación un nombre.
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Las ideas significadas por palabras
relativas muchas veces son más claras y más distintas que las ideas de
aquella sustancia a la que pertenecen. La noción que tenemos de un padre
o un hermano es en gran medida más clara y más distinta que la que
tenemos de un hombre o, si así se prefiere, la paternidad es algo de lo
cual es más fácil tener una idea clara que la humanidad; y puedo más fácilmente
concebir qué es un amigo que lo que
es Dios. Porque el conocimiento de una acción, o de una idea simple, es
con frecuencia suficiente para darme la noción de una relación; pero
para conocer a un ser sustancial es necesaria la reunión de diversas
ideas exactas. Un hombre, si compara dos cosas entre sí, difícilmente
puede pensar que no sabe qué es aquello en que las compara; de manera tal
que cuando compara dos cosas cualesquiera, no puede sino tener una idea
muy clara de la relación; por ello, se sugiere que las ideas de las
relaciones son capaces, al menos, de ser más perfectas y distintas en
nuestras mentes que las ideas de las sustancias, pues frecuentemente
resulta muy difícil conocer todas las ideas simples que realmente están
en cualquier sustancia mientras que es fácil, en la mayor parte de los
casos, conocer las ideas simples que forman cualquier relación en la que
pienso o que tiene un nombre. Por ejemplo, si comparamos a dos hombres con
un padre común, resulta muy fácil llegar a la idea de hermano aunque
carezcamos de una idea perfecta de hombre, Porque las palabras significan
términos relativos, al igual que las otras significan sólo ideas; y como
estas ideas son todas o ideas simples, o están hechas de ideas simples,
es suficiente para conocer la idea precisa significada por un término
relativo tener una concepción clara de aquello que sirve de fundamento de
la relación; lo cual puede hacerse sin tener una idea perfecta y clara de
la cosa a la que se atribuye. De esta manera, teniendo la noción de que
un ave puso un huevo del cual salió otra, tengo una idea clara de la
relación existente entre gallina y polluelo, es decir, entre las dos
causarias que están en el parque de St. James; aunque tal vez no tenga
sino una idea muy oscura e imperfecta sobre estas aves mismas. |
Habiendo dejado sentadas aquí
estas premisas que se refieren a la relación en general, procederé ahora
a mostrar, en algunos ejemplos, que
todas las ideas de relación que tenemos están formadas, como todas las
demás ideas, solamente de ideas simples, y que todas, por más sutiles
que sean, y por más alejadas que parezcan estar de la sensación,
terminan finalmente en ideas simples. Empezaré por la relación más
comprensiva, en la cual se incluyen todas las cosas que existen o que
pueden existir, y que es la relación de causa y efecto; y cómo la idea
que tenemos de esa relación se deriva de dos fuentes de nuestro
conocimiento, la sensación y la reflexión. Pero esto lo mostraré en el
próximo capítulo.
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