TEXTO 29A

Como la percepción de la mente se explica mejor por medio de las palabras que se relacionan a la vista, comprenderemos más fácilmente lo que se quiere decir por claridad y oscuridad en las ideas si reflexionamos sobre lo que llamamos claro y oscuro en los objetos de la vista. Puesto que la luz es aquello que nos descubre los objetos visibles, damos el nombre de oscuro a lo que no está situado en una luz suficiente para descubrir minuciosamente la figura y los colores que son observables en un objeto, y que, en una mejor iluminación, podría ser discernible. De la misma manera, nuestras ideas simples son claras cuando son tal como los objetos mismos de los que proceden, las presentan o pueden presentarlas, a una sensación o percepción bien ordeñada. Mientras la memoria pueda retenerlas de esta manera y ofrecerlas a la mente siempre que ésta tenga ocasión para considerarlas, ellas serán ideas claras. Y mientras que esas ideas carezcan de alguna exactitud original, o mientras hayan perdido su primera frescura, y estén, como si dijéramos, marchitas o empacadas por efecto de tiempo, serán oscuras. Las ideas complejas, en cuanto están formadas de ideas simples, serán claras en la medida en que las ideas de que están compuestas sean claras, y en cuanto que el número y el orden de estas ideas simples, que son los ingredientes de cualquier idea compleja, sea determinado y cierto.
Comentario





























































TEXTO 29B

Las causas de la oscuridad en las ideas simples parecen estar o en el embotamiento de los órganos o en la ligereza y transitoriedad de las impresiones que causan los objetos, o también en la debilidad de la memoria, que no puede retener las impresiones tal y como las recibe. Porque para volver una vez más a los objetos visibles, que nos pueden ayudar en la comprensión de este asunto, si los órganos o facultades de percepción, de manera semejante a la de la cera endurecida por el frío, no recibieran la impresión del sello a consecuencia de la presión, o si, al modo de la cera demasiado blanda, no mantienen la huella cuando ha sido impresa; o si, suponiendo que la cera esté en su punto adecuado, pero faltándole la presión suficiente en la aplicación del sello para dejar una impresión nítida, la impresión del sello, en cualquiera de estos casos, sería oscura. Esto, supongo, no necesita ninguna explicación para hacerlo más claro.
Comentario





























































TEXTO 29C

Al igual que una idea clara es aquélla de la que la mente tiene una percepción tan plena y evidente, como la que recibe de un objeto exterior que opera adecuadamente sobre un órgano bien dispuesto, de la misma manera una idea distinta es aquélla por la que la mente percibe la diferencia de todas las demás; y una idea confusa es aquélla que no se distingue lo suficiente de otra, de la cual debe ser diferente.
Comentario





























































TEXTO 29D

Podrá objetarse que entonces es difícil encontrar una idea confusa; porque, sea esta idea como fuere, no puede ser otra cosa que como es en la mente, y esta percepción misma la distingue suficientemente de las demás ideas, que no pueden ser otras, es decir, diferentes, sin que se perciba que es así. Ninguna idea, por tanto, puede haber que no se pueda distinguir de otra de la que debe ser diferente, a menos que se quiera que sea diferente de sí misma; porque, evidentemente, difiere de todas las demás.... Para solucionar esta dificultad, y ayudarnos a concebir correctamente qué es lo que hace que en un momento determinado las ideas sean confusas, debemos considerar que las cosas que están clasificadas bajo nombres distintos... Me parece que los defectos que habitualmente provocan esta confusión son principalmente los siguientes:
Primero, cuando cualquier idea compleja...está compuesta de un número excesivamente pequeño de ideas simples, y únicamente de las que son comunes a otras cosas, por donde las diferencias que hacen que tenga un nombre diferente quedan excluidas. De esta manera, el que tenga una idea formada solamente a partir de las ideas simples de una bestia con pintas, tendrá únicamente una idea confusa de lo que es un leopardo, porque su idea no se distinguirá suficiente de la de un lince, y de la de otras distintas clases de animales con pintas..... la costumbre de definir palabras por términos generales hace confusas e indeterminadas las ideas que con esas palabras queremos expresar.... Otro defecto que hace confusas nuestras ideas es que aun cuando las ideas particulares que forman cualquier idea basten por su número, sin embargo, están tan mezcladas que no parece fácil distinguir si ese conjunto pertenece más bien al nombre que se le da a esa
idea que a cualquier otro nombre....Nuestras ideas que son, por decirlo así, retratos de las cosas. Estos dibujos mentales, sea cual fuere la manera en que están reunidas sus partes, puede ser llamado confuso, hasta que no se clasifiquen con algún nombre ordinario....
Un tercer defecto que frecuentemente da nombre de confusas a nuestras ideas es el de que cualquiera de ellas sea incierta e indeterminada. De esta manera, podemos observar que algunos hombres, por querer emplear las palabras de un idioma sin haber aprendido su significado exacto...por ejemplo, en su idea de Iglesia, o de idolatría.
Comentario





























































TEXTO 29E

Habiendo tomado frecuentemente en nuestros labios la palabra eternidad, tendemos a pensar que poseemos una idea positiva y comprensiva de ella, lo que supone decir que no hay ni una sola parte de su duración que no esté claramente contenida en nuestra idea. Verdad es que quien así piense puede tener una idea clara de la duración, o una idea muy clara de una longitud de duración muy grande; además, puede tener una idea perfectamente clara de la comparación entre esa magnitud muy grande de duración y una mayor todavía; pero como resulta imposible que incluya en su idea cualquier duración, por muy grande que pueda ser toda la extensión junta de la duración en la que se supone que no existe final, una parte de su idea está más allá aún de los límites de esa duración muy grande y que se representa en su pensamiento, es algo muy oscuro e indeterminado..... En la materia no tenemos ninguna idea clara de la pequeñez de las partes que vaya mucho más allá de la más pequeña que se ofrezca a nuestros sentidos y, por tanto, cuando hablamos de la indivisibilidad in infinitum, aunque tengamos ideas claras de la división y de la divisibilidad, y tengamos también ideas claras de las partes que se realizan por la división de un todo, sin embargo, no tenemos sino ideas muy oscuras y confusas de los corpúsculos o cuerpos diminutos que han de ser así divididos, cuando por divisiones interiores han sido reducidos a una pequeñez que sobrepasa bastante el alcance de la percepción de cualquiera de nuestros sentidos. De manera que aquello de lo que poseemos ideas claras y distintas, es lo que significa en general o en abstracto la división y la relación existente entre el todo y las partes. Pero del volumen del cuerpo que puede dividirse de esta manera infinitamente tras ciertas progresiones, no tenemos, según parece, ninguna idea clara y distinta en absoluto, pues le preguntaría a cualquiera que, tomando el más pequeño átomo de polvo jamás visto, si tiene alguna idea empírica acaso (con excepción del número que no tiene nada que ver con la extensión) entre la diezmilésima y millonésima parte de él o si piensa que puede refinar sus ideas hasta ese punto, sin perder de vista esas dos partículas, que añada entonces diez cifras más a cada uno de estos números.....Por tanto, creo que cuando hablamos de la división in infinitum de los cuerpos nuestra idea de sus distintos volúmenes., sujeto y fundamento de la división termina después de una cierta progresión por confundirse y hasta por perderse en la oscuridad. Pues la idea que únicamente representa el tamaño tendrá que ser muy oscura y confusa si no podemos distinguirla de otra de un cuerpo que sea diez veces mayor, a no ser por el número; de manera que todo lo que podemos decir es que tenemos ideas claras y distintas de uno y de diez, pero de ninguna manera que las tenemos de semejantes extensiones. Resulta evidente, por todo lo que he dicho, que cuando hablamos de la divisibilidad infinita del cuerpo o de la extensión, nuestras únicas ideas distintas y claras son las de los números; las ideas claras y distintas de la extensión, después de cierta progresión de la división, se pierde totalmente y sobre tales partículas diminutas carecemos totalmente de ideas distintas, pues al final tenemos que regresar a la idea del número.
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