Además de lo que ya hemos mencionado
referente a las ideas, hay otras consideraciones que les pertenecen, con
respecto a las cosas de donde se toman, con referencia a lo que se puede
suponer que representan; de manera que pienso se pueden ordenar en la
siguiente distinción en tres partes, que son:
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Primero, nuestras ideas simples son
todas reales, todas están de acuerdo con la realidad de las cosas. No es
que todas sean la imagen o representación de lo que en efecto existe,
pues lo contrario ya lo hemos mostrado en todo menos en las cualidades
primarias de los cuerpos. Pero, aunque la blancura y la frialdad no están
más en la nieve que lo están en el dolor, sin embargo, como esas ideas
de blancura y de frialdad, de dolor, etc., son el efecto que en nosotros
produce las potencias de las cosas externas, potencias ordenadas por
nuestro Creador para que produzcan semejantes sensaciones en nosotros, se
trata de ideas que están en nosotros, por medio de las que diferenciamos
cualidades que realmente se encuentran en las cosas mismas. Porque como
estas apariencias diversas que están diseñadas para ser las señales por
las que debemos conocer y distinguir las cosas con las que tenemos relación,
nuestras ideas nos sirven lo mismo para ese propósito, constituyen rasgos
reales igualmente distintivos, bien sean únicamente efectos constantes,
bien semejanzas exactas de algo que está en las cosas mismas, ya que la
realidad consiste en esa correspondencia permanente que tiene con las
mismas constituciones de los seres reales. Pero el que respondan a estas
constituciones como a causas o modelos, no importa nada, pues basta con
que estas constituciones las produzcan de manera constante. Y así, ocurre
que todas nuestras ideas simples son reales y verdaderas.
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Aunque la mente sea totalmente
pasiva en lo que a sus ideas simples se refiere, creo que podemos afirmar,
sin embargo, que no ocurre lo mismo en sus ideas complejas. Pues al ser
estas combinaciones de ideas simples reunidas y unidas en un nombre
general, parece resultar evidente que la mente humana goza de alguna
suerte de libertad para formar esas ideas complejas..... La cuestión
entonces estriba en saber cuáles de esas combinaciones son reales y cuáles
son únicamente imaginarias....Y a esto digo que..... los modos
mixtos y las relaciones, careciendo de otra realidad que la que tienen en
la mente de los hombres, no requieren de esa clase
de ideas para ser reales, sino únicamente necesitan estar formados de tal
manera que haya una posibilidad de existencia conforme a ellos....de
manera que no pueden ser quiméricas.... Realmente, como estas ideas
poseen unos nombres del lenguaje habitual asignado... necesitan observar
una conformidad con la significación habitual del nombre asignado, para
que no se las tenga por fantásticas, como sucedería si un hombre les
diera el nombre de justicia a la idea que normalmente se denomina
libertad. Pero esta fantasía se relaciona más bien con la propiedad de
hablar que con la realidad de las ideas. Porque que un hombre se muestre
imperturbable ante un peligro y considere tranquilamente lo que debe
hacer, llevándolo a cabo con firmeza, es un modo mixto, o una idea
compleja de una acción que puede existir... a la que se le da el nombre
de valor.....Como nuestras ideas complejas de las
sustancias están formadas en referencia a cosas existentes fuera de
nosotros, pero intentan ser representaciones de las sustancias tal como
realmente son, esas ideas no son
reales sino en la medida en que son combinaciones de ideas simples
realmente unidas y que coexisten en las cosas que están fuera de
nosotros. Por el contrario, son fantásticas aquellas que están formadas
de tales colecciones de ideas simples que realmente nunca han estado
unidas, nunca se han encontrado juntas en ninguna sustancia: por ejemplo,
una criatura racional que conste de una cabeza de caballo unida a una
forma humana, o como se describe que son los centauros: o bien un cuerpo
amarillo, muy maleable, fusible y fijo, pero más ligero que el agua común;
o un cuerpo uniforme, no organizado, que conste, según los sentidos, de
partes similares, dotados de percepción y movimiento voluntarios. El que
estas sustancias y otras semejantes puedan existir o no, es algo que tal
vez nunca sabremos; pero sea como fuere, dado que estas ideas de
sustancias no se conforman a ningún modelo existente conocido, a ningún
modelo existente que nosotros conozcamos, y como consisten en una colección
de ideas que ninguna sustancia nos ha mostrado reunidas, debemos tenerlas
únicamente como ideas imaginarias; pero, además, mucho más imaginarias
son aquellas ideas complejas que contienen en sí mismas alguna
inconsistencia o contradicción en sus partes.
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