Al ser generales, los nombres de los modos mixtos significan,
según se ha mostrado, clases o especies de cosas, cada una de las cuales posee
su esencia particular. Las esencias de esas especies, como también se ha
mostrado, no son sino ideas abstractas en la mente, a las que los nombres se añaden.
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La primera particularidad que observo es que las ideas
abstractas, o, si se prefiere, las esencias de las varias especies de los modos
mixtos, son elaboradas por el entendimiento, en lo que se diferencian de las ideas simples, en las que la mente no tiene poder para
hacer ninguna de ellas, sino que únicamente recibe aquellas
que le son presentadas por la existencia real de las cosas que operan sobre
ella.
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Esas esencias de las especies de los modos mixtos no sólo
son hechas por la mente, sino que las hace de una manera muy arbitraria, sin
modelos o referencia de ninguna existencia real. En esto difieren de las
sustancias, que conllevan el supuesto de algún ser real, del que se han derivado y
respetado al que se conforman. Pero en sus ideas complejas de los modos mixtos, la mente tiene libertad para no seguir exactamente la existencia de las
cosas. Une y retiene ciertas colecciones, como un conjunto de ideas
específicas distintas, en tanto que otras, que ocurren con igual frecuencia
en la naturaleza, y que son llanamente sugeridas por las cosas exteriores, son
pasadas por alto, sin nombres o especificaciones particulares. Ni la mente,
tanto en las de los modos mixtos como en las ideas complejas de las sustancias,
las examina por la existencia real de las cosas, ni las verifica de acuerdo con
modelos existentes en la naturaleza que contengan una composición peculiar
semejante. Pues, para saber si la idea de adulterio o incesto son correctas,
¿tendría un hombre que buscar entre las distintas cosas existentes? ¿O bien
es verdad porque alguien ha sido testigo de una acción semejante? En absoluto;
aquí es suficiente con que los hombres hayan juntado una colección tal
en una sola idea compleja, convertida en arquetipo e idea específica, con
independencia de que dicha acción se haya realizado in rerum natura o
no. |
Para entender esto de manera correcta, debemos
considerar en qué consiste ese hacer ideas complejas, y que no se trata de hacer ideas nuevas, sino que
consiste
en reunir algunas ideas que ya estaban en la mente. En esto la mente hace tres
cosas: primero, escoge un cierto número; segundo, las da una conexión y las
convierte en una sola idea; tercero, las ata por medio de un nombre. Si
examinamos la manera en que la mente procede con respecto a este asunto, y qué
libertades se toma, fácilmente podremos observar cómo estas esencias de las
especies de los modos mixtos son obra de la mente, y, en consecuencia, que las
especies mismas son resultado de los ¡hombres. |
Para ver con cuánta arbitrariedad son hechas esas esencias
de los modos mixtos por la mente, bastará con echar una ojeada a alguno de
ellos. Un pequeño examen será suficiente para mostrarnos que es la mente la
que reúne diversas ideas independientes en una sola idea compleja; y, mediante
el nombre común que les da, las convierte en esencias de una cierta especie,
sin que se regulen por ninguna conexión que tengan en la naturaleza. Pues
¿qué mayor conexión en la naturaleza puede tener la idea de un hombre que
la idea de una oveja con la de matar para que en un caso se convierta en una
especie particular de acción, designado por la palabra asesinato, y en el otro
no? o ¿qué vínculo existe en la naturaleza entre la idea de la relación de
un padre con la de matar, mayor que con la de un hijo o vecino, para que
aquéllas se combinen en una idea compleja, y por eso en la esencia de una
especie distinta, el parricidio, en tanto que las otras no constituyen una
especie distinta? Pero aunque la acción de matar a un padre o a una madre se ha
hecho una especie distinta de la acción de matar al hijo o a la hija, sin
embargo, en otros casos, el hijo y la hija se toman con la misma consideración
que el padre y la madre, y todos quedan comprendidos en la misma especie, como
en el caso del incesto. De esta manera, la mente reúne, en los modos mixtos, de
una manera arbitraria, aquellas ideas que le parece conveniente en ideas
complejas, mientras que otras, que tienen la misma unión en la naturaleza, se
dejan sueltas y nunca se las combina en una sola idea, pues no existe ninguna
necesidad de darles un solo nombre. |
Los modos mixtos
dependen de la mente y ella las forja con gran libertad, sin embargo, no se
forman por azar, ni se combinan, sin ninguna razón, sus componentes. Aunque
estas ideas complejas no son siempre copia de la naturaleza, son, sin embargo,
siempre adecuadas a los fines para los que se hacen las ideas abstractas, y
aunque sean combinaciones hechas de ideas que están bastante sueltas, y que en
sí mismas tengan tan poca conexión como otras a las que la mente nunca les da
una conexión que las combine dentro de una idea, sin embargo, siempre se forman por las conveniencias de la
comunicación, que es el fin principal del lenguaje. El uso del lenguaje estriba
en significar con facilidad y rapidez concepciones generales por medio de
sonidos breves; en cuyas concepciones pueden existir no solamente una
abundancia de particulares, sino también una gran variedad de ideas
independientes reunidas en una sola idea compleja. Por tanto, en la formación
de las especies de los modos mixtos, los hombres se han fijado únicamente en
aquellas combinaciones que han tenido ocasión de mencionar uno a otro. Estas
las han combinado en ideas complejas distintas, y les han dado nombres; mientras
que las otras, que tienen en la naturaleza una unión igualmente estrecha, las
han dejado abandonadas e inadvertidas. Pues por no pasar de las acciones
humanas, si los hombres desearan formar ideas abstractas distintas con todas
las variaciones que se pueden observar en ellas, su número debería ser
infinito, y la memoria quedaría confundida ante tal abundancia, al tiempo que
inútilmente sobrecargada. Es suficiente con que los hombres hagan y nombren
tantas de estas ideas complejas de los modos mixtos cuantas descubran que tienen
ocasión de nombrar, en el transcurso ordinario de sus asuntos. Si se unen a
la idea de matar la de padre o madre, y de esa manera se forma una especie
distinta a la de matar a un hijo o al vecino, es por la diferencia existente en
la atrocidad del crimen, y el castigo que debe imponerse a quien asesina a su
padre o a su madre difiere del que debe imponerse al asesino de su hijo o vecino; y por ello se encuentran en la necesidad de mencionarlo por medio de un
nombre distinto, que es el fin que se persigue al hacerse esa combinación
distinta. Pero aunque las ideas de madre e hija sean tratadas de manera tan
diferente, con relación a la idea de matar, de manera que una se le junta para
formar así una idea abstracta distinta, mediante un nombre, y para formar así
una especie distinta, en tanto que no ocurre lo mismo con la otra idea, sin embargo, consideradas esas dos ideas respecto al
conocer carnal, quedan ambas comprendidas bajo el nombre de
incesto. |
Conforme a lo que se ha dicho en lo que se refiere a las
esencias de las especies de los modos mixtos, que más bien son criaturas del
entendimiento que productos de la naturaleza, conforme a ello, digo, encontramos que sus nombres conducen nuestros
pensamientos a la mente y no más
allá. Cuando hablamos de justicia o de gratitud, no nos forjamos nada imaginable de ninguna cosa existente, que podríamos
concebir, sino que nuestros
pensamientos terminan en las ideas abstractas de esas virtudes, y no más allá,
como cuando hablamos de un caballo o del hierro, cuyas ideas específicas no
consideramos como únicamente en la mente, sino como en las cosas mismas, las
cuales aportan los modelos originales de esas ideas. Sin embargo, en los modos
mixtos, al menos en una parte considerable de ellos, que son los seres morales,
consideramos los modelos originales como estando en la mente, y a ellos nos
referimos para distinguirlos de los seres particulares con nombres. Y pienso que
de aquí se deriva el que se dé a las esencias de los modos mixtos el nombre más particular de nociones, como si, por
un derecho peculiar, pertenecieran al entendimiento. |
Otra cosa que podemos observar a partir de lo que ya se ha
dicho es que los nombres de los modos mixtos significan siempre (cuando
tienen una significación determinada) la esencia real de sus especies. Pues, como esas ideas abstractas son
obra de la mente, y no son referidas a la existencia real de las cosas, no se supone
nada más que ese nombre signifique, sino únicamente aquélla idea compleja que
la mente misma ha formado, que es todo lo que se desea expresar por aquél; y es
de esto de lo que dependen todas las propiedades de la especie, y de donde
únicamente dimanan. De esta manera es como la esencia real y nominal son la
misma en este caso.
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