TEXTO 12A

Ha sido una opinión común recibida entre los hombres de letras que...el camino más fácil para las escuelas ha sido establecer desde el principio una o más proposiciones generales....Estas doctrinas, establecidas así como los fundamentos de toda ciencia, fueron denominadas principios, como los puntos de partida de los cuales debíamos arrancar.... Pero si cualquiera considera esto atentamente, podrá encontrar (según imagino) que el gran desarrollo y la certidumbre del conocimiento real que los hombres alcanzaron en aquellas ciencias no se deben a la influencia de esos principios,....sino que tienen su origen en las ideas claras, distintas y completas en que se ocuparon sus pensamientos.... Me gustaría que se considerara la manera en que un niño, o cualquier otra persona, puede tener más certidumbre de que su cuerpo es mayor que su dedo meñique, después de haber dado a su cuerpo el nombre de «todo» y a su dedo meñique el nombre de «parte», que la que tenía antes....Pues el que no conoce con certeza que un fragmento de materia unido a otro fragmento es mayor que cualquiera de ellos por separado, nunca será capaz de saberlo mediante la ayuda de esos dos términos relativos, todo y parte, por muchas máximas que se quieran formar con ello.......Lo que aquí me propongo es averiguar si el camino más corto hacia el conocimiento es empezar por las máximas generales y construir sobre ellas las demás, tomando unos principios que han sido establecidos en otras ciencias como verdades incuestionables...Veamos, en el caso de admitir aquel principio de algunos filósofos antiguos que establecía que todo es materia, sin que existiera otra cosa, las consecuencias a que nos llevaría, según los escritos de algunos que lo han revisado en nuestros días, la admisión de este principio como cierto e indubitable. Acéptese, con Polemón, que el mundo es Dios; o, con los estoicos, que es el éter o el sol; o con Anaxímenes, que es el aire. ¡Qué teología, qué religión y qué culto sería preciso que tuviéramos! Nada puede ser tan peligroso como el tomar unos principios de esa clase sin cuestionarlos o examinarlos; especialmente si tales principios conciernen a la moral, que tanta influencia tiene en la vida de los hombres y que establece la línea de todas sus acciones. ¿Quién no esperará otra clase de vida en Aristipo, que situaba la felicidad en los placeres corporales, distinta de la de Antístenes, que hacía de la virtud el principio de la felicidad?.... El conocimiento de la certeza de esos principios, así como el de todas las otras verdades, tan sólo dependen de la percepción que tenemos del acuerdo o desacuerdo de nuestras ideas, la manera de progresar en nuestro conocimiento no es, estoy seguro, la de recibir a ciegas, y comulgar con unos principios recibidos con una fe implícita; sino que me parece que consiste en adquirir y fijar en nuestras mentes ideas claras, distintas y completas hasta donde eso se puede realizar, y anexarles unos nombres adecuados e invariables....Así pues, si queremos proceder como aconseja la razón, debemos adaptar nuestros métodos de investigación a la naturaleza de las ideas que examinemos...Esto me ha dado la confianza para avanzar más en aquella conjetura que ya sugerí, es decir, que la moralidad es tan capaz de demostración como los principios matemáticos....No niego que un hombre, habituado a los experimentos racionales y regulares, sea capaz de penetrar más en la naturaleza de los cuerpos, y de vislumbrar con mayor verdad sus propiedades desconocidas, que uno para el que le son extrañas; y, sin embargo, esto no es, según ya afirmé, más que un juicio y una opinión, no un conocimiento y una certidumbre....lo que me hace sospechar que la filosofía natural no es capaz de convertirse en ciencia.... Podemos tener experiencias,.... a partir de las que podemos extraer ventajas de convivencia y salud,... pero más allá de esto, mucho me temo que no vayan nuestras inteligencias y que no sean capaces de avanzar, según me imagino, nuestras facultades.... A partir de aquí, parece obvio concluir que, puesto que nuestras facultades no están hechas para penetrar en las constituciones internas y en las esencias reales de los cuerpos y que, sin embargo, pueden descubrirnos claramente el ser de un Dios, y el conocimiento de nosotros mismos.... Pero con independencia de que la filosofía sea o no capaz de la certidumbre, las vías para alcanzar el conocimiento, según me parece son, en definitiva, las dos siguientes: Primero, adquirir y establecer en nuestras mentes ideas determinadas de aquellas cosas de las que tenemos nombres generales....Segundo,.... encontrar aquellas ideas intermedias que pueden mostrarnos el acuerdo o la repugnancia de otras ideas, que no pueden ser comparadas de manera inmediata.
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