TEXTO 20A

Como el conocimiento no proviene solamente de la verdad visible y cierta, el error no es una falta de nuestro conocimiento, sino un juicio de nuestro juicio que da su asentimiento a lo que no es verdadero.
Pero si el asentimiento está fundado en lo verosímil, si el objeto propio y el motivo de nuestro asentimiento es la probabilidad, y esa probabilidad consiste en lo que ya se ha dicho en los capítulos anteriores, me gustaría preguntar cómo los hombres llegan a dar su asentimiento en contra de la probabilidad. Porque nada hay más común que la diversidad de opiniones; nada más obvio que un hombre tenga dudas absolutas en algo que a otro s6lo le parece medianamente dudoso, y que un tercero cree a pies juntillas.
Las razones de esto, aunque pueden ser muy variadas, supongo que se podrían reducir a estas cuatro:

  1. Carencia de pruebas.

  2. Falta de habilidad para usarlas.

  3. Falta de voluntad para verlas.

  4. Medidas equivocadas de la probabilidad.
    Comentario

































































































TEXTO 20B

Por «carencia de pruebas» no sólo entiendo la falta de aquellas pruebas que no están en ninguna parte y que, por tanto, se pueden obtener, sino también la falta de aquellas pruebas que ya existen, o que se pueden descubrir. De esta manera los hombres carecen de pruebas cuando no tienen el deseo o la oportunidad de realizar por ellos mismos experimentos y observaciones que les lleven a probar alguna proposición, o cuando no tienen la oportunidad de investigar y recoger los testimonios de los demás; y éste es el estado en que se encuentra la mayor parte del género humano, ya que están entregados al trabajo y atados a la necesidad que les impone su condición de tener que gastar sus vidas solamente en procurarse los medios de subsistir....Como la mayor parte de los hombres tienen bastante que hacer para proporcionarse las formas de vida, no se encuentran en condiciones de preocuparse por las investigaciones sabias y laboriosas..... Estos están tan lejos, e incluso más, de la libertad y de las oportunidades de una investigación correcta que.... se encuentran reducidos a la estrechez del pensamiento, y esclavizados en aquella parte en la que el hombre debiera ser más libre: su entendimiento. Este es generalmente el caso de todos los que viven en lugares en los que no se tiene la preocupación de propagar la verdad sin el conocimiento; donde los hombres están obligados al azar, a profesar la religión existente en su país y, por tanto, a seguir ciertas opiniones, de la misma manera en que los ignorantes compran las recetas de los embaucadores, sin saber como han sido hechas, o el resultado que tendrán, y sin tener otro problema que el de creer que producirán una curación inmediata.
Comentario

































































































TEXTO 20C

Aquellas que carecen de habilidad para usar estas evidencias que tienen sobre la probabilidad, quienes no pueden seguir una serie de consecuencias en su mente ni estimar exactamente el distinto peso de testimonios contrarios y de pruebas opuestas....pueden fácilmente sentirse inclinados a otorgar su asentimiento a proposiciones que no son probables.....Si una diferencia semejante en los intelectos de los hombres tiene su origen en algún defecto de los órganos del cuerpo particularmente adaptados para pensar, o en la falta de uso de aquellas facultades que producen la atrofia o, como algunos piensan, en las diferencias naturales que hay en las mismas almas de los hombres, en alguna de estas causas, digo, o en todas juntas, es algo que no me interesa examinar aquí. Una cosa tan sólo es evidente: que hay una diferencia de grados en los entendimientos de los hombres, en sus aprehensiones y raciocinios, y que esta diferencia es de tal envergadura que se puede afirmar, sin que suponga una injuria para el género humano, que existe tan gran distancia entre algunos hombres y otros en este respecto, como la que hay entre algunos hombres y ciertas bestias.
Comentario

































































































TEXTO 20D

Hay otra clase de gente que carecen de pruebas no porque no estén a su alcance, sino porque no quieren usarlas; y son aquellos que aunque disponen de riquezas y de tiempo libre suficiente, no carecen de medios adecuados ni de otros auxilios; sin embargo, nunca sacan ningún partido de ellos. Su constante persecución del placer, su dedicación cotidiana de los negocios, desvía hacia otra parte los pensamientos de algunos hombres; la pereza, la indolencia en general, o bien la aversión particular hacia los libros, hada el estudio y la meditación mantienen a otros alejados de todo pensamiento serio..... Gastan todos sus ingresos en las necesidades de su cuerpo, y no dediquen nada a procurar los medios y auxilios que desarrollen sus conocimientos: aquellos que se esfuerzan para llevar siempre unos trajes limpios y lujosos, y que se sentirían muy desgraciados por vestir otros de tela común, o por llevar un abrigo raído y que, sin embargo, permiten sin ningún sufrimiento que su mente aparezca recubierto de una librea usada, llena de remiendos y desgarrada.
Comentario

































































































TEXTO 20E

Aún hay una última clase de personas las cuales, aunque tengan a la vista las probabilidades reales de forma totalmente evidente, no se dejan convencer, ni ceden ante las razones manifiestas, sino que o emejein, suspenden su asentimiento, o lo dan a la opinión menos probable. A este peligro se exponen aquellos que admiten las medidas equivocadas de la probabilidad, que son:

  1. Proposiciones que no son seguras en sí mismas y evidentes, sino falsas y dudosas, que son tenidas por principios.
  2. Hipótesis recibidas.
  3. Pasiones o inclinaciones predominantes
  4. Autoridad.

El primer y más firme fundamento de probabilidad es la conformidad que una cosa tiene con nuestro conocimiento, especialmente con esa parte de nuestro conocimiento que hemos abrazado y que seguimos considerando como principios. ... Nada hay más normal que el que los niños reciban en sus mentes proposiciones (especialmente sobre materias de religión) que proceden de sus padres, de sus nodrizas o de los que viven con ellos, las cuales una vez que han sido introducidas en sus entendimientos vírgenes y saltos de prejuicios, y una vez que se han instalado allí, paso a paso, y se fijan de una manera tan firme (lo mismo si son verdaderas que si son falsas) que, a consecuencia del prolongado hábito y de la educación, ya no resulta posible sacarías de allí. Porque los hombres, cuando ya han crecido, y al reflexionar sobre sus opiniones, advirtiendo que las de esta clase son tan antiguas como sus mentes, como sus memorias, puesto que no pudieron darse cuenta cuando se introdujeron allí, ni por qué medios las adquirieron, fácilmente tienden a reverenciarlas como si se tratara de asuntos sagrados...La gran obstinación que se advierte en los hombres cuando creen firmemente opiniones muy contrarias, aunque en muchas ocasiones igualmente absurdas, entre las varias religiones que existen en la humanidad, constituyen una prueba evidente de que son una consecuencia inevitable de esta manera de razonar a partir de principios tradicionales recibidos. De tal manera que los hombres prefieren desconfiar de sus propios ojos, renunciar a la evidencia de sus sentidos y contradecir a su propia experiencia, antes de admitir una cosa que no esté de acuerdo con estas sagradas creencias..... Junto a éstos hay otros hombres cuyo entendimiento están vaciados en un molde para amoldarse solamente a una hipótesis recibidas. La diferencia entre éstos y los anteriores consiste en que aquellos admiten las cuestiones de hecho... Estos no manifiestan un total desafío a sus sentidos, como los anteriores, ya que pueden escuchar más atentamente su información, pero de ninguna manera admiten sus indicaciones en la explicación de las cosas, ni se dejan llevar por unas probabilidades.... ¿No sería, acaso, insoportable para un docto profesor ver destruido, a manos de un recién llegado y en un momento, toda la autoridad que ha acumulado en cuarenta años?... ¿Puede alguien esperar que éste llegue a confesar que todo lo que ha estado enseñando a sus alumnos desde hacía treinta años eran errores y equívocos y que les venció a un precio muy elevado palabras huecas e ignorancia?...... Las probabilidades que están en contra de los apetitos de los hombres y las pasiones predominantes corren la misma suerte.....Dígase a un hombre que está apasionadamente enamorado, que su amada le es infiel; tráigasela un batallón de testigos sobre la infidelidad de la amante, y apuesto diez contra uno que con tres palabras amables de ella se invalidarán todos los testimonios. Quod volumus facile credimus (lo que se amolda a nuestros deseos, lo creemos fácilmente)...... La cuarta y última medida errónea de probabilidad que voy a señalar, y que mantiene en la ignorancia o en el error a más personas que todas las otras juntas, es aquella que ya mencioné en el capítulo anterior; me refiero a aquella que consiste en ceder nuestro asentimiento ante opiniones comúnmente recibidas, bien de nuestros amigos o camaradas, bien en nuestro vecindario o en nuestro país... Pues este criterio goza del apoyo de la venerable antigüedad.
Comentario